8/26/16

Carrozas triunfales marianas en el antiguo Arzobispado de Toledo

En el entorno de la Villa y Corte de Madrid y la sede Primada de España, Toledo, se desarrolló una interesante tipología de carroza procesional que por sus características podemos calificar de triunfal, pues pone al servicio de la devoción religiosa, en este caso mariana, un completo aparato escultórico y escenográfico. Es la expresión de mayor exaltación profesada a la imagen que ostenta el patronazgo de la villa, que recorre triunfalmente las calles de la población en su anual procesión, centro de las fiestas patronales.

Hasta el año 1885 la Villa y Corte formaba parte del gran Arzobispado de Toledo. Esta vinculación religiosa y la cercanía entre ambas fue muy fecunda a nivel artístico. En los siglos XVII y XVIII, el asentamiento de la Corte en Madrid generó un centro cultural y artístico que irradió su influencia a la sede Toledana.

Es sentimiento común en todas las hermandades enriquecer su patrimonio y festejar con esplendor las celebraciones, especialmente las procesiones. A diferencia de otros territorios eclesiásticos, como la Archidiócesis de Sevilla, en la toledana las andas llevadas a hombros no adquieren la entidad de “retablo andante”. Esto no impide que se desarrollaran otras tipologías como las carrozas, plataformas rodadas sobre las que sacar en procesión las imágenes como una alternativa a las andas. En el siglo XVII se produce un hecho que pudo influir en el devenir y desarrollo de esta tipología: la carroza ideada por el Maestro Mayor Pedro de Torres en 1600 para la portentosa custodia de Enrique de Arfe en sustitución de las andas[1]. Ésta incorporaba además un sistema mecánico que mantenía la custodia en posición vertical durante el trayecto de la procesión. La carroza evitaba además que los seglares tuvieran que ayudar a los 12 ó 16 clérigos que portaban a hombros las andas de la custodia. Emulando a la sede Primada, diferentes poblaciones del arzobispado asumieron la carroza como un elemento que otorgaba esplendor y brillantez a las procesiones. En Sevilla, de forma paralela, las hermandades penitenciales asimilaron la forma de carga interior por “costaleros” tomando de modelo las andas de carga mixta de la custodia catedralicia, convirtiéndose en la forma de carga característica de los “pasos procesionales” que a modo de retablos andantes sustituyeron a las sencillas andas.

Ilustración 1. Annibale Carraci. Triunfo de Baco y Ariadna. 1597 - 1600. Palacio Farnesio Roma.

En el siglo XVIII se produce la eclosión del modelo triunfal de la carroza procesional. Esta tipología de origen grecolatino está ampliamente justificada en la literatura y en las representaciones plásticas de dioses o generales desfilando en ricos carros tirados por animales. Sin embargo, no existe una fundamentación bíblica que justifique el triunfo o la exaltación mariana. La cultura humanista había asumido la mitología antigua y en contextos profanos era frecuente emplear temática mitológica como podemos ver en el Baco y Ariadna de Tiziano (1520-3) o en los frescos pintados por Annibale Carracci entre 1597 y 1600 para el salón grande del Palacio Farnesio de Roma cuya escena principal es un desfile triunfal de Baco y Ariadna. En el siglo XVII ya encontramos la asimilación del carro triunfal en obras religiosas. En 1625 la Archiduquesa Isabel Clara Eugenia encarga a Rubens la realización de unos cartones para una serie de tapices destinados al Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid. La escena principal de estos cartones muestra el triunfo de la Iglesia como un desfile romano, personificando a la Iglesia en una mujer entronizada en un carro dorado con piedras preciosas en sus ruedas. A través del lenguaje alegórico el genial pintor introduce el carro triunfal dentro de una compleja iconografía.

Ilustración 2. Rubens. Triunfo de la Eucaristía. 1625. Museo del Prado, Madrid. Fuente: http://www.ub.edu/poderirepresentacions/equip-investigador/

Aunque la cultura judeocristiana es ajena a las escenas de triunfo del mundo grecolatino, en la Biblia sí abundan las teofanías, algunas de las cuales podían constituir el fundamento bíblico de estos artefactos de gloria. Pasajes como la visión del trono de Yaveh del capítulo primero de Ezequiel, en el que aparecen los cuatro vivientes identificados con el tetramorfos de los evangelistas: el león de San Marcos, el hombre alado de San Mateo, el toro alado de San Lucas y el águila de San Juan. Una visión similar es descrita por San Juan en el Capítulo cuarto del Apocalipsis, con los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos junto al trono de Dios.

Aunque nosotros nos centremos en mostrar a lo largo de este artículo ejemplares marianos localizados en torno al eje Madrid – Toledo, no hay que olvidar la importancia y arraigo que esta tipología tuvo desde el siglo XVIII como sostén de las custodias de asiento catedralicias en las procesiones del Corpus, ni tampoco excluir la difusión que tuvieron en otras zonas de España, más puntual y menos extendida que la tratada en este artículo.

Los carros de triunfo son piezas realmente excepcionales: conjugan la tradición retablística con la fabricación de carruajes y la ebanistería. Son piezas de vanguardia, realizadas en el entorno de la corte, cuando no fabricadas por artistas que trabajan en ella. Este factor fue decisivo para la rápida asimilación estética de los diferentes estilos: en un primer momento el refinamiento del rococó, seguido del neoclasicismo y terminando con un estilo historicista de progenie romántica. Hasta finales del siglo XVIII la decoración y el lenguaje retórico está más o menos en consonancia con la retórica religiosa de la retablística. Sin embargo, a medida que avanza la centuria y sobre todo el siglo XIX, el carro triunfal asume un lenguaje decorativo y escenográfico mucho más teatral, más cercano la sensibilidad estética burguesa del siglo XIX.

Los carros de triunfo presentan una serie de características formales propias. La imagen mariana se sitúa sobre una peana en la parte trasera, dominando el espacio interior y delantero de la carroza poblada de numerosas figuras de ángeles situados a un nivel inferior. La delantera es ocupada por esculturas de ángeles o alegorías, en ocasiones de gran tamaño y protagonismo. Las ruedas, imitando el diseño de los carros de triunfo romanos, presentan una rica decoración y suelen encontrarse en el exterior y no ocultas en el interior.

Ilustración 3. Juan de Lobera. Carro de triunfo de la Virgen de la Concepción, 1757. Navalcarnero (Madrid). Fuente: http://www.esalgado.es/restauracion-carroza-procesional


Podemos decir que es en Navalcarnero[2] (Madrid) donde mejor se ha documentado la evolución y eclosión de las carrozas de triunfo. La Hermandad de Nuestra Señora de la Concepción, patrona de la villa de forma oficial desde 1658, contó desde el siglo XVII con una carroza procesional para salir en procesión anual el 8 de septiembre. Entre 1630 y 1678 existió una primera carroza cuyas características desconocemos. En 1679 la Hermandad encarga una nueva a Juan de Lobera, arquitecto, escultor y ensamblador. Las condiciones del contrato describen algunos elementos que nos permiten hacernos una idea del mismo. Contaba con una serie de tarjetas, ángeles y pequeños motivos escultóricos que contrastaban con frisos y fondos planos que se muestran en sintonía con las obras retablísticas del momento. Esta carroza fue sustituida por la concertada en 1757 con Juan de Lobera, “adornista” del Palacio Real de Madrid que trabajaba en el taller de carruajes y que además contaba con experiencia en el campo de la retablística.
Ilustración 4. Juan de Lobera. Carro de triunfo de la Virgen de la Concepción, 1757. Navalcarnero (Madrid). Fuente: http://www.esalgado.es/restauracion-carroza-procesional






Ilustración 5. Juan de Lobera. Carro de triunfo de la Virgen de la Concepción, 1757. Navalcarnero (Madrid). Fuente: http://www.esalgado.es/restauracion-carroza-procesional

Ilustración 6. Juan de Lobera. Carro de triunfo de la Virgen de la Concepción, 1757. Navalcarnero (Madrid). Fuente: http://www.esalgado.es/restauracion-carroza-procesional

En el contrato se estipulaba la presencia en el carro de los “animales de Ezequiel”, en referencia a los cuatro vivientes, identificados como el tetramorfos. La carroza está compuesta por una gran masa dorada de roleos y elementos decorativos que, según Blanco Mozo, se inspira en un modelo concreto del Método sucinto y compendioso en cinco simetrías y apropiadas a los cinco órdenes de arquitectura adornada con tres reglas útiles del fraile mínimo Matías de Irala (1680-1753).

En esta gran masa dorada campean numerosas esculturas de ángeles y querubines. La delantera está presidida por un ángel mancebo vestido de peregrino. En la parte inferior se encuentran los cuatro animales del tetramorfos en medio relieve sobre nubes. La parte trasera, curvada, es presidida por un sol.

Ilustración 7. Grabado de la Virgen de los Ángeles de Getafe sobre su carroza triunfal tirada por ángeles. Fuente: http://parroquiadesevillalanueva.blogspot.com.es/

Ilustración 8. Grabado de la procesión de la Virgen de los Ángeles de Getafe. Fuente: http://www.juanmalcala.es/2012/05/procesion-de-la-virgen-de-los-angeles.html

 Nuestra Señora de los Ángeles de Getafe (Madrid) cuenta con otra carroza triunfal del siglo XVIII. Fue ejecutada por Juan de Maurat en 1774. Al igual que la carroza de Navalcarnero, la masa dorada es poblada por pequeños ángeles y una alegoría de la Fe en la parte delantera bajo la que se sitúa el águila de San Juan. Los laterales y la parte trasera se decoran con relieves alusivos a la Letanía Lauretana como el sol, la luna o el pozo. Las ruedas están ocultas en el interior. Consta de una lanza de tiro que dirige las ruedas delanteras. A finales del siglo XVIII se construyó una capilla lateral en la ermita para albergarla todo el año y evitar su deterioro.

Ilustración 9. Estampa de la Virgen de los Ángeles de Getafe entronizada en su carroza triunfal. 1926. Fuente: https://hablemosdegetafe.wordpress.com/category/tradiciones/


Ilustración 10. Juan de Maurat, carroza de la Virgen de los Ángeles 1774. Getafe (Madrid). Fuente: http://www.virgendelosangelesgetafe.org/la-carroza/
La carroza de la Virgen de la Soledad de Parla (Madrid) copia el modelo creado por la de Getafe. Desconocemos si la actual carroza es original o bien una copia realizada después de la guerra civil.

Ilustración 11. Grabado de la Virgen de la Soledad de Parla en su carroza triunfal. 1894. Fuente: http://perso.wanadoo.es/webdeparla/historiadeparla.html

Ilustración 12. Traslado de la Virgen de la Soledad sobre su carroza triunfal. Fuente: http://www.elicebergdemadrid.com/noticia/37954/parla/la-virgen-de-la-soledad-abrio-el-prologo-a-las-fiestas-patronales-de-los-parlenos.html
El carro de la Virgen de la Caridad de Camarena (Toledo) es excepcional en todos los aspectos, primero por su volumen, el más largo de todos (3,5 m. aproximadamente). Su programa iconográfico y su excepcional calidad la relacionan directamente con las obras salidas de la corte. La masa dorada es acompañada por grandes figuras alegóricas, de gran tamaño en la parte delantera y en la trasera un grupo de tamaño natural compuesto por el Arcángel San Miguel matando al diablo. El trono sobre el que se asienta la imagen mariana es una copia del que labró el platero florentino Virgilio Fanelli para la Virgen del Sagrario de la Catedral de Toledo, cuya ejecución culminó en 1674[3].

Ilustración 13. Virgen de la Caridad en la procesión mariana celebrada en Toledo en 1954 en la que participaron las principales imágenes marianas toledanas. Fuente: http://www.ayto-toledo.org/archivo/exposiciones/SemanaMariana/SemanaMariana.asp
Ilustración 14. Parte trasera del carro triunfal de la Virgen de la Caridad de Camarena. Fotografía tomada en la procesión mariana celebrada en Toledo en 1954. http://www.ayto-toledo.org/archivo/exposiciones/SemanaMariana/SemanaMariana.asp

Ilustración 15. Carroza triunfal de la Virgen de la Caridad de Camarena (Toledo). Fuente: http://www.plusesmas.com/fotos-antiguas/galerias/camarena/estatuas-y-esculturas/


Ilustración 16. La Virgen de la Caridad desfilando en procesión sobre la carroza triunfal. Fuente: http://www.encastillalamancha.es/noticia/44981/Camarena+(Toledo)+celebra+por+todo+lo+alto+la+fiesta+de+su+patrona,+la+Virgen+de+la+Caridad
Las dos grandes máquinas de la Virgen de Gracia de Mascaraque (Toledo) y la Virgen de la Natividad de Pinto (Madrid) evidencian la ruptura estilística que se produjo a finales del siglo XVIII. La sobriedad y la simplicidad clasicista sustituye a la dialéctica y abigarramiento estético del barroco, de hondo calado en el sentir popular. Al igual que en las carrozas anteriores, su diseño y hechura nos conducen a la vanguardia artística de la Corte. Las conexiones con el imperante gusto academicista son evidentes. Su diseño, a grandes rasgos, recuerda al carro triunfal del grupo escultórico de Cibeles, realizado entre 1777 y 1782 por Francisco Gutiérrez Arribas, Miguel Jiménez y el francés Robert Michel bajo diseño de Ventura Rodríguez. Lo cierto es que el diseño de ambas máquinas deudor del neoclasicismo del XVIII, resulta más correcto adscribirlo al estilo imperio de los primeros años del XIX.

Ilustración 17. Grabado de la carroza de la Virgen de Gracia de Mascaraque. Publicado en BLANCO MOZO, José Luis: “Exaltación y triunfo. La carroza de Nuestra Señora de la Concepción de Navalcarnero”.
Ilustración 18. Grabado de la carroza de la Virgen de la Natividad de Pinto. Publicado en BLANCO MOZO, José Luis: “Exaltación y triunfo. La carroza de Nuestra Señora de la Concepción de Navalcarnero”.

Ambas carrozas, hoy desaparecidas, retoman la iconografía del trono de Ezequiel con los cuatro vivientes, identificados como el tetramorfos. Estos aparecen repartidos entre las cuatro esquinas. En Mascaraque cada tetramorofos es acompañado de su correspondiente evangelista. La figuración ya no campea por toda la superficie, sino que se concentra en dos puntos, en la delantera y en la trasera elevada en altura. En Mascaraque el arcángel San Miguel lanceando al diablo presidía el frente. Dos evangelistas con sus tetramorofos flanqueaban el simulacro del arcángel. En Pinto la delantera era presidida por un Cordero de Dios acompañado de dos figuras del tetramorfos. En ambos casos la imagen mariana se encontraba entronizada en la parte trasera sobre un plinto con gradas, ubicándose en los flancos los otros dos evangelistas o tetramorfos restantes. Cerraba la composición un gran sol, posiblemente realizado en metal, situado detrás de la imagen.

La carroza triunfal de la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey (Madrid) fue una de las grandes máquinas del siglo XIX. La historia de esta carroza se encuentra íntimamente ligada con los sucesos acaecidos en la Villa durante la guerra de la independencia. En 1808 las tropas francesas asaltaron la ermita de la Soledad y destruyeron la antigua imagen de la Virgen atribuida a Gaspar Becerra.

El sacerdote argandeño Marcelino Sanz Riaza, dolido por tal sacrilegio, encargó una nueva al reputado escultor José Ginés. Esta imagen fue bendecida el 24 de junio de 1810, día de San Juan Bautista, siendo trasladada esa misma tarde en procesión desde la iglesia parroquial a su ermita. Desde este momento la devoción a la Soledad aumentó tanto que desplazó del patronazgo de la villa a San Juan Bautista. Las fiestas patronales se trasladaron del 24 de junio al segundo domingo de septiembre, día en que la hermandad de la Soledad celebraba la fiesta gloriosa de su titular mariana.


Ilustración 19. Grabado del siglo XIX de la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey sobre su carroza. Fuente: http://archivo.ayto-arganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=901

En 1817, cuando estaba ya consolidado el patronazgo de la Soledad, el sacerdote Sanz Riaza encargó la construcción de una carroza de triunfo. Este mismo año también encargó la realización de un nuevo retablo mayor para la ermita y un nuevo manto negro tachonado de estrellas para que fuera lucido por la venerada imagen en su fiesta gloriosa. Dos terceras partes del total (40.000 reales) fueron sufragadas por el citado sacerdote. El encargo de la carroza se decidió por concurso al que se presentaron varios diseños, siendo finalmente el elegido el realizado por el pintor Antonio García y el escultor José Ginés. El primero había participado en la policromía del retablo, mientras que Ginés había tallado la imagen y era uno de los escultores y estuquistas más reputados del momento. Ostentó, entre otros, el cargo de primer escultor de cámara de Fernando VII en 1814 y honores de director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1817. Fue autor, entre otras obras, de la matanza de los inocentes del belén del Príncipe (hoy expuesto en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid) o de la decoración escultórica de la ermita de San Antonio de la Florida de 1795 cuyos frescos corrieron a cargo de Goya. Es uno de los grandes escultores del neoclasicismo español.

Ilustración 20. Grabado del siglo XIX de la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey sobre su carroza. Fuente: http://archivo.ayto-arganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=901

Es muy significativo el encargo de la carroza triunfal en este contexto, pues, podemos entenderlo como una respuesta de desagravio frente a la profanación acaecida en el año 1808 por las tropas francesas. No en vano, la imagen alegórica que dominaba el carro era una representación de la religión, atacada en aquel acto sacrílego. La retórica triunfalista y exaltada de la nueva carroza respalda además el cambio de patronazgo de la villa de Arganda.

Ilustración 21.Grabado del siglo XIX de la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey sobre su carroza. Fuente: http://archivo.ayto-arganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=901
Ilustración 22. Pintura del siglo XIX de la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey sobre su carroza. Fuente: http://archivo.ayto-arganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=901
La carroza, destruida durante la guerra civil, es ampliamente conocida gracias a numerosas representaciones gráficas de los siglos XIX y XX. Así era descrita por Castellano y Carlés en su libro sobre las imágenes Marianas de Arganda publicado en 1879[4]:

“La carroza es de figura oval, y la sirve de guía una estatua que representa la religión con ropaje blanco, signo de pureza de María y con la cruz de la redención en la mano. Detrás sobre una elegante peana va colocada la santa imagen de María, sirviéndola de trono un medio círculo que a decir verdad echa a perder el buen pensamiento del todo de la carroza, y sobre el cual hay dos ángeles sosteniendo una corona que representan y ofrecen a su Reina y Señora. Todo el círculo de la carroza formando una colgadura de hermoso azul celeste con realces de guardamalletas doradas de muy buen gusto que unido al vestido de guirnaldas, jarrones y floreros, hacen un aparato digno de la Señora a quien se dedica.”

La carroza sigue la estela estética marcada por las de Pinto y Mascaraque aunque con una mayor libertad formal, menos sujeta a la normativa rigurosa del academicismo clasicista de las últimas décadas del siglo XVIII. La curvatura de la trasera y el creciente protagonismo que adquiere la decoración nos permite adscribirla a un estilo cercano a la sensibilidad romántica.

Ilustración 23. Fotografía de la carroza con la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey antes de su destrucción en la guerra civil. Fuente: http://archivo.ayto-arganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=901

Ilustración 24. Fotografía actual de la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey sobre su carroza. Fuente: http://archivo.ayto-arganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=901

En el año 1940 se encargó una nueva carroza de triunfo imitando a la perdida en la guerra civil que es la que se viene usando en sus anuales fiestas septembrinas. Aunque inspirada en la antigua, suprime algunos elementos como las ruedas exteriores y el trono semicircular, que en opinión de Castellano y Carlés echaba a perder la composición de la carroza. Su ausencia permite vestir a la imagen con un manto de larga cola que cubre la trasera de la carroza. Unos candelabros guardabrisas sustituyen a los jarrones clasicistas que se situaban frente a la imagen.

La exaltación gloriosa de la Soledad de Arganda no tiene cabida en las celebraciones de Semana Santa. En estas fiestas la imagen participa en las procesiones junto a los otros “pasos” portada en andas y vestida de riguroso luto.

En la antigua villa de Vicálvaro (distrito de Madrid desde 1954), la Virgen de la Antigua contó con una interesante y teatral carroza. Suponemos que esta fue construida en el siglo XIX o en las primeras décadas del siglo XX. Fue destruida en la guerra civil y recreada en una nueva fechada en el año 1949. Lamentablemente esta última, bastante fiel a la original, ha sido sustituida hace pocos años por una realizada en los talleres alcarreños de Hermanos Martínez de Horche (Guadalajara) que no reproduce el diseño de la anterior.

Ilustración 25. Estampa de la primitiva carroza de la Virgen de la Antigua de Vicálvaro. Fuente: AA.VV. Historia de Vicálvaro. Madrid, 1987.
Ilustración 26. Fotografía de la primitiva carroza de la Virgen de la Antigua de Vicálvaro. Fuente: AA.VV. Historia de Vicálvaro. Madrid, 1987.
Esta carroza supone un nuevo planteamiento del carro triunfal, fundado en un concepto de mayor teatralidad que los carros triunfales “navegando” sobre un mar de fieles. La carroza estaba compuesta por una estructura principal en forma de nube por la que asomaban pequeñas cabecitas de querubines. En el interior de este primer cuerpo se encontraba el chasis. Sobre esta plataforma, un grupo de angelitos tiraban de un carro donde se entronizaba la imagen como si de un triunfo celestial se tratara. 

Aparte de estas carrozas existen otras de las que no hemos podido reunir tanta información y que son de difícil adscripción cronológica. Hasta la guerra civil la Virgen de la Piedad de Santa Olalla (Toledo) contó con una carroza en forma de barco. La Virgen de los Santos de Móstoles (Madrid) cuenta con una interesante carroza triunfal, la cual no sabemos si es posterior a la guerra o por el contrario es la que entronizaba a la Virgen antes de la contienda. Esta última comparte elementos comunes con la de la Virgen de la Caridad de Illescas (Toledo), como es el orbe situado a los pies de la imagen mariana, coronada en la de Móstoles por un niño Jesús y en Illescas por un ángel. 

Ilustración 27. Fotografía antigua carroza de la Virgen de la Piedad de Santa Olalla (Toledo). Fuente: http://eulaliense.blogspot.com.es/
Ilustración 28. Carroza de la Virgen de los Santos de Móstoles. Fuente: http://patronademostoles.es/
Ilustración 29. Virgen de la Caridad de Illescas en la procesión mariana celebrada en Toledo en 1954. Fuente: http://www.ayto-toledo.org/archivo/exposiciones/SemanaMariana/SemanaMariana.asp

Ilustración 30. Carroza de la Virgen de la Caridad de Illescas. Fuente: www.illescas.es

El carro de triunfo, como tipología de carroza, es una variante dentro de las estructuras de transporte procesional, con una evolución propia y paralela a otros sistemas como las andas o los tronos. No podemos considerarlos un elemento exclusivo de la idiosincrasia y tradición del antiguo arzobispado toledano, puesto que también existen por toda la geografía hispana, bien como soporte a la custodia de Asiento en la procesión del Corpus, o bien como soporte a imágenes marianas. Sin embargo, hay que recalcar la importancia y desarrollo que tuvieron en el eje Madrid-Toledo a juzgar por la cantidad y calidad de piezas que han llegado a nosotros.


A.R.

BIBLIOGRAFÍA

AA.VV.: Historia de Vicálvaro. Madrid, 1987.

AA.VV.: Vicálvaro ayer y hoy. Madrid, 1989.

BLANCO MOZO, José Luis: “Exaltación y triunfo. La carroza de Nuestra Señora de la Concepción de Navalcarnero”, en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte (U.A.M.), Vol. 18, 2015, 115-129.

CASTELLANO Y CARLÉS, Pascual: Noticias de las imágenes de la Santísima Virgen María veneradas en Arganda del Rey. Arganda del Rey, 2002.

NICOLAU CASTRO, Juan: “La maqueta del trono de la Virgen del Sagrario de la catedral de Toledo”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando”, 83, 2º semestre 1996, pp. 271-286.

RODRÍGUEZ DE GRACIA, Hilario: “El Corpus de Toledo. Una fiesta religiosa y profana en los siglos XVI Y XVII”, en Zainak. Cuadernos de Antropología-Etnografía, 26, 2004, pp. 385-410.

TORRE BRICEÑO, Jesús Antonio: “Algunos datos históricos sobre la Virgen de la Soledad patrona de Arganda del Rey”, en Anales complutenses, volumen XIII (2001), pp. 128-154.



[1] RODRÍGUEZ DE GRACIA, Hilario: “El Corpus de Toledo. Una fiesta religiosa y profana en los siglos XVI y XVII”, en Zainak. Cuadernos de Antropología-Etnografía, 26, 2004, p. 398.
[2] Véase BLANCO MOZO, José Luis: “Exaltación y triunfo. La carroza de Nuestra Señora de la Concepción de Navalcarnero”, en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte (U.A.M.), Vol. 18, 2015, 115-129.

[3] Véase: NICOLAU CASTRO, Juan: “La maqueta del trono de la Virgen del Sagrario de la catedral de Toledo”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando”, 83, 2º semestre 1996, pp. 271-286.
[4] CASTELLANO Y CARLÉS, Pascual: Noticias de las imágenes de la Santísima Virgen María veneradas en Arganda del Rey. Arganda del Rey, 2002, pp. 22-23.
[5] AA.VV.: Vicálvaro ayer y hoy. Madrid, 1989. p. 24.

8/11/16

Las andas

En el último artículo publicado hablábamos sobre la reconstrucción del paso de la Oración en el Huerto de la Vera Cruz de Valladolid, recreando un tablero cuya dimensión fuera acorde con el tamaño de las diferentes figuras y la anchura de la puerta de la Penitencial.

Este tema da pie a tratar la pervivencia de estas sencillas andas sobre las que se transportan los “pasos” de Semana Santa. Entendemos por andas la definición dada por la Real Academia de la Lengua: Tablero que, sostenido por dos varas paralelas y horizontales, sirve para conducir efigies. Esta acepción recoge la definición de andas en su estructura más esencial. Con la aparición de los grandes “pasos” de Semana Santa compuestos por grupos escultóricos, las andas se convirtieron en grandes tableros a modo de escenario (reciben el nombre específico de tableros en Valladolid o tarimas en Murcia).

Ilustración 1. Andas almacenadas en la Iglesia Parroquial de Larraga (Navarra). http://www.navarchivo.com/index.php/es/localidades/olite/larraga?page=gallery&subdir=/02%20Iglesia/07%20Otras%20dependencias

Se tiene alguna información de las andas desde finales del XVI. La documentación evidencia la simplicidad de estos artefactos que por lo general se pintaban de negro, color acorde con las celebraciones pasionistas. Sirva de ejemplo el contrato fechado en 1577 entre el pintor establecido en Guadalajara Diego López de la Parra y la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario de Yunquera (Guadalajara) en que se concierta la realización de los “pasos” de Cristo atado a la columna y un Cristo con la cruz a cuestas acompañado de Simón de Cirene y sus respectivas andas “de negro y a contento de los señores mayordomos”[1]. Esta simplicidad es común en toda España. En 1633 la Hermandad y Esclavitud del Santo Cristo de la Santísima Trinidad de Málaga concierta con José Micael la hechura del Cristo, San Juan y las andas “dadas de negro con sus horquillas y tornillos”[2].

Ilustración 2. Balconete (Guadalajara). Procesión de traslado del Domingo de Ramos, 2010.

Algunas imágenes titulares de especial significación podían ser portadas en andas de mayor adorno, incluso doradas. Son también una excepción los Sepulcros de los Cristos Yacentes; sus connotaciones eucarísticas admitían elementos propios del culto sacramental.

Ilustración 3. Sahagún (León) Urna con Cristo Yacente s. XVIII. http://www.joseluisluna.com/index.php?option=com_content&view=article&id=534&catid=28
Esta tipología de andas y tableros austeros, funcionales y con escasa decoración, se mantuvo en el tiempo por lo general en la mitad norte de España. En el sur, sin embargo, se produjo una evolución. Las imágenes empezaron a cubrirse con palios y asumir cierto tipo de manifestaciones propias de celebraciones gloriosas, poco acordes con el rigor y la contracción espiritual de la Semana Santa, motivadas por el deseo de emulación y esplendor. En las primeras décadas del siglo XVII esta circunstancia fue criticada por el Abad Alonso Sánchez Gordillo “porque aunque es así que aquella estación que Cristo Nuestro Señor hizo con la cruz fue el carro en que triunfó del demonio, no es ésta la fiesta ni el misterio glorioso que se representa allí”[3]. Desde las primeras décadas del siglo XVII se aprecia un creciente protagonismo de ensambladores, arquitectos y doradores en la realización de pasos. Este hecho llevó a la configuración a mediados del siglo XVII del paso de Cristo con canastilla ricamente tallada, policromada y dorada. Las antiguas andas son sustituidas por un nuevo modelo, el paso barroco, que, a modo de retablo andante, presenta las imágenes de Cristo, con o sin historiado, de un modo mucho más exuberante y retórico. Al igual que los retablos, las canastillas son el soporte material de un discurso iconográfico que complementa la escena del “paso”. La obra paradigmática de este periodo es la canastilla del Gran Poder, tallada en 1686 por Antonio Ruiz Gijón. Evolución similar tuvieron los pasos de la Virgen, con la adición del palio, peana, faroles, candelería y otros elementos. Tampoco hay que olvidar otros modelos de “pasos” de vírgenes dolorosas de otras zonas de Andalucía, como Écija y Antequera, cuya iconografía pasional se solapa con la devoción a la Inmaculada Concepción de la Virgen. La inclusión de altas peanas doradas, ráfagas de plata, medias lunas de plata o palios son la materialización del texto apocalíptico que inspiró la iconografía inmaculista.

Esta evolución formal de las andas en grandes andas talladas se generaliza en España desde el siglo XIX.  En Murcia las antiguas andas y tarimas son sustituidas por tronos, y en Zamora los antiguos tableros por las mesas inspiradas en los pasos sevillanos a finales del siglo XIX. En la década de los veinte del siglo pasado el trono malagueño adquiere el volumen y los elementos definitorios. Esta fase de enriquecimiento y sofisticación de tronos y andas continua a día de hoy.

Ilustración 4. Medina de Rioseco. "Paso de la Escalera". Foto: Carlos González Ximénez. http://carlosgonzalezximenez.blogspot.com.es/2012/04/hermandad-de-la-escalera-semana-santa.html

Las formas actuales de cargar poco tienen que ver con la forma primitiva. Para empezar los cargadores eran hombre pagados, cargadores del puerto o labradores, con buena condición física. En algunos casos eran los propios hermanos integrados en un colectivo propio diferente al de hermanos de sangre y de luz los que realizaban esta labor[4]. Los cargadores en ocasiones eran pocos en relación al peso y volumen de los “pasos”, lo cual les permitía trabajar con mayor comodidad en maniobras complicadas. Al carecer de patas las andas, estas eran posadas sobre horquillas. Suponemos que para no cansarse en demasía eran cargados en pequeños tramos a una velocidad más bien ligera con posos breve y continuados. Especial esmero requerían las entradas y salidas de los templos. Es conocida la existencia de ruedas bajo algunos grandes pasos que salvaban la angostura de la puerta sin recurrir a complejas maniobras. De esta forma primaria nacen todas las variantes locales de carga.

Ilustración 5. Medina de Rioseco. Salida del "paso de Longinos". Foto: Eduardo Margareto. http://www.hermandaddelaescalera.org/php/?p=1575
Vista la evolución formal de las andas y la forma de carga, analizamos ahora qué pervivencias quedan a día de hoy en ciudades donde se celebran con especial acento las procesiones de Semana Santa.

Medina de Rioseco es una de las pocas poblaciones que conservan la esencia de la antigua Semana Santa castellana urbana, de raigambre barroca, con pinceladas decimonónicas pero fiel al espíritu original. Los diferentes grupos escultóricos de pasión desfilan sobre tableros destacando por su volumen los dos “pasos grandes”, el “Longinos” (que muestra la lanzada de Cristo) y la “Escalera” (el Descendimiento). Son sencillas obras de carpintería compuestas por un bastidor de madera con pequeños banzos que sobresalen en la delantera y en la trasera lo justo para que un cargador meta el hombro y pueda poner la horquilla. Los tableros pequeños tienen tres pares de banzos, mientras que en los grandes se incluyen dos más, cinco en total. Un elemento peculiar son las argollas de los costados, a las que se agarra cada cargador al portar el tablero. En los posos sirve como asidero para equilibrar el tablero mientras reposa sobre las horquillas. En algunos pasos de figura única puede haber un pequeño suplemento que realce la figura. Los tableros admiten algunos elementos decorativos, como pequeños elementos tallados e incluso calados que ocupan un papel secundario y no distraen excesivamente de la contemplación de las imágenes.

Ilustración 6. Medina de Rioseco. "Paso del Longinios" en el corro de Santa María, recién salido de la Capilla de los "Pasos Grandes". Foto: Eduardo Margareto. http://www.hermandaddelaescalera.org/php/?p=1575

Otra peculiaridad de Medina de Rioseco es que conserva la forma antigua de cargar, con pocos cargadores en relación al volumen y peso de los pasos, por contraposición con la tendencia imperante en el resto de España de alargar los banzos para dar cabida a un mayor número de cargadores. Éstos reciben una denominación según su posición: en el palo central se sitúa el “cadena”; el situado en la delantera se encarga de dirigir el paso. En los extremos delanteros y traseros cargan los “palotes”. En los pasos grandes de cinco banzos los cargadores situados entre los “palotes” y el “cadena” reciben el nombre de “encerrados”. Solo los “palotes” y los cargadores de los costados portan horquillas para reposar el tablero en los “posos”. Los cargadores se distribuyen según su altura. Los palotes, cadenas y encerrados son los más altos, mientras que el resto cuadra el tallaje con unos tacos de madera supletorios, quedando el más bajo de todos en el eje del costado.

En Sahagún la Cofradía de Jesús Nazareno todavía conserva tableros similares a los de Medina para portar sus grandes pasos, copia de los modelos valllisoletanos. En Zamora los tableros también fueron empleados por las Hermandades penitenciales históricas (Vera Cruz, Congregación, Santo Entierro y Angustias) para portar sus pasos antes de la implantación a finales del siglo XIX de las mesas cargadas desde el interior a dos hombros.

Ilustración 7. "Paso" del Descendimiento de Sahagún. http://eldesahagun.blogspot.com.es/?view=classic
Existen numerosas fotografías de añejas procesiones de Salamanca, Toro y Tordesillas donde pueden verse los “pasos” llevados sobre tableros. En esta última contaban además con una barandilla perimetral, un elemento que antaño era frecuente en las andas procesionales de los siglos XVII y XVIII y que todavía se conserva en muchas andas de pequeñas iglesias rurales.

Ilustración 8. Salamanca, la Caída en el año 1921. Autor: Venancio Gombau  http://www.salamancacofrade.com/a/FotosAntiguas/Hermandades/00-VeraCruz.html

Ilustración 9. "Paso" del "Redopelo" de Toro. www.fotos.miarroba.es

Ilustración 10. "Paso" de los Azotes de Tordesillas llevado a hombros sobre un tablero. http://www.semanasantatordesillas.es/

En la ciudad de Murcia los “tronos” son llevados por estantes vestidos con la tradicional túnica de nazareno con enaguas almidonadas y medias de repizco. Se entiende también por estante a la horquilla enteramente de madera que lleva el portador que sostiene el trono en las paradas.

Los tronos murcianos son una evolución de las antiguas tarimas, peanas compuestas por un sencillo friso jaspeado que con la inserción de unos listones de madera por unos agujeros del frente y la trasera se convertían en andas para transportar las diferentes escenas de la pasión que Salzillo talló para la Cofradía de Jesús Nazareno. Las imágenes individuales contaban en sus peanas con agujeros para colocar dos listones y ser cargadas por cuadro personas. Hay que señalar que la asimilación del trono en detrimento de las antiguas andas y tarimas, causó una agria polémica entre los partidarios de mantener la esencia tradicional de las andas que permitía al fiel una contemplación más directa y sin distracción de los pasos y los partidarios de los nuevos tronos como marco que realzase la calidad estética de la obra salzillesca[5].

Ilustración 11. Murcia. Oración del Huerto de Salzillo sobre tarima. www.todocoleccion.net

La forma tradicional de cargar en Murcia está muy apegada a las formas antiguas. Los estantes son pocos en proporción al peso de cada paso, separados unos de otros para maniobrar mejor. La forma de andar es sencilla, sin marcar el ritmo y avanzando con ligereza en trayectos cortos.

Ilustración 12. Murcia. Santa cena. http://www.urbemurcia.com/tag/semana-santa/


En Andalucía encontramos mayor variedad de formas de carga, interior, exterior y mixta que muchas localidades mantienen vivas gracias al apego de la tradición heredada por sus padres.

En Jerez de la Frontera tres cofradías mantienen la forma tradicional de carga, antiguamente común a todas y sustituida progresivamente desde las primeras décadas del siglo XX por la carga a costal sevillana o con su variante jerezana, la“molía”. Algunas hermandades se negaron a asimilar este patrón, manteniendo como señal de identidad la vestimenta de raigambre barroca y la forma de cargar al hombro.

Los cargadores portan los pasos sobre un hombro tanto en el exterior como en el interior. Las paradas son indicadas con un llamador colocado en la delantera. En la delantera y la trasera los cargadores portan el paso en banzos de pequeña longitud.

Ilustración 13. Jerez de la Frontera. Cristo de la Expiración. Autor: Alberto Díaz. http://elhachoncofrade.blogspot.com.es/


En Antequera, uno de los focos artísticos más importante de la Andalucía barroca, se creó un tipo de trono autóctono, aunque, en lo esencial, los elementos que lo conforman son compartidos por otras localidades de la región. Los elementos definitorios del trono antequerano son la peana de carrete, de diferentes tipologías, y el palio, incluso para imágenes de Cristo, todos ellos colocados sobre un gran tablero donde cargan los "hermanacos". Existe una fotografía antigua de la salida de la Virgen del Socorro en la que se pueden ver los pequeños banzos que sobresalen en el frente y las horquillas sobre ellos. Desde entonces el trono antequerano ha evolucionado inspirándose en la grandilocuencia de los tronos malagueños (sustituyendo el esquema vertical del palio por el horizontal) y alguna pincelada sevillana (la inclusión de candelería). Las mesas de los tronos y los varales se han alargado para acoger mayor número de “hermanacos” que los porten.

Ilustración 14. Antequera. Salida Virgen del Socorro a principios del siglo XX. http://murciasemanasanta.mforos.com/

En Cádiz los pasos son cargados a un hombro desde el interior y desde el exterior. En el interior los cargadores se reparten en cuatro palos longitudinales. Los dos palos extremos se prolongan exteriormente en maniguetas desde donde cargan cuatro “horquilleros” (uno por esquina). Estos, como su nombre indica, portan una horquilla cuya única función es marcar el ritmo.

Ilustración 15. Cádiz. Ecce Homo. Horquilleros. http://www.cadizcofrade.net/



En Sevilla, la consolidación del paso barroco es paralela a la implantación del sistema de carga interior por “costaleros”. Antes de la implantación de los costaleros, en el siglo XVII, coexistieron tres sistemas de carga, el exterior, el mixto y exclusivamente interior por costaleros. Las maniguetas son la reminiscencia de los banzos que antiguamente servían para cargar a un hombro las andas. En la sala de Cabildos de la Hermandad de la Soledad de Lima (Perú), se conserva un cuadro fechado en torno a 1670 que muestra la procesión que efectuaba esta hermandad en la tarde del Viernes Santo. El cuadro es un documento en sí mismo. Esta Hermandad fue fundada por sevillanos que pertenecían a la Hermandad homónima de la capital hispalense, por aquel entonces radicada en la Casa Grande del Carmen. En este cuadro se muestran cuatro pasos (la Lanzada, el Descendimiento, Cristo Yacente y la Soledad pajo palio) que responden al patrón sevillano de paso barroco compuestos por parihuela con canastilla. En las esquinas de las parihuelas asoman maniguetas en las que cargan portadores ataviados con el hábito de la hermandad. Se supone que la carga era mixta, portando desde el interior costaleros o bien cargadores al estilo de Cádiz, a un hombro.

Ilustración 16. Lima. Procesión Viernes Santo (fragmento), 1670 ca. http://www.imgrum.net/user/jpelsous/317906342/1237090320778591401_317906342

La pervivencia de las andas y sistemas esenciales de carga son todavía visibles en zonas que no han experimentado un cambio tan radical en las celebraciones de Semana Santa como en España. En Popayán (Colombia) existe una gran tradición de procesiones penitenciales heredada de la época virreinal. Todos los pasos discurren en andas portadas por ocho cargadores en cuatro pequeños pares de banzos. En las paradas posan las andas sobre horquillas. Un elemento que enlaza con la tradición andaluza es el uso de palios fijos sobre los pasos en los que aparecen imágenes de Cristo o de la Virgen.

Ilustración 17. Popayán (Colombia). Procesión Semana Santa. http://lsemana.blogspot.com.es/


Como podemos observar, elementos que en principio cumplen una función estructural o secundaria, han adquirido una importancia clave en el desarrollo artístico y expresivo de la retórica procesional.

A.R.



[1] PRADILLO Y ESTEBAN, Pedro José: “Primeras noticias documentales de pasos de Semana Santa en Guadalajara (1553-1621)”, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Tomo 62, 1996. pp. 337-354.
[2] PÉREZ DEL CAMPO, Lorenzo: “El trono procesional malagueño. Aspectos históricos”, Semana Santa en Málaga. Tomo V: Patrimonio Artístico de las Cofradías. Málaga, 1990. pp. 43-45.
[3] RODA PEÑA, José; “El paso procesional. Talla, dorado y escultura decorativa”, Sevilla Penitente. Tomo II. Sevilla, 1995. p. 6.
[4] Entre los siglos XVII y XVIII los pasos de la Vera Cruz zamorana eran cargados por los hermanos de paso. A su vez el colectivo se dividía en dos: los de andas, encargados de portar las imágenes titulares de mayor devoción, el Nazareno, la Soledad y la Cruz; los de paso cargaban los dos conjuntos escultóricos de la Hermandad, la Oración en el Huerto y la Flagelación. JARAMILLO GUERREIRA, Miguel Ángel; CASQUERO FERNÁNDEZ, José Andrés: La Cofradía de la Santa Vera Cruz de Zamora. Historia y patrimonio artístico. Zamora, 2009. p. 46.
[5] FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, José Alberto: Estética y Retórica en la Semana Santa Murciana; El Periodo de la Restauración como Fundamento de las Procesiones Contemporáneas. Tesis Doctoral, Universidad de Murcia, Murcia, 2014. [última consulta 03/08/2016 www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/277418/TJAFS.pdf?sequence=1 ]

BIBLIOGRAFÍA

AA. VV.: Pasos restaurados. Valladolid, 2000.

AA. VV.: Semana Santa en Málaga. Tomo V: Patrimonio Artístico de las Cofradías. Málaga, 1990.

AA. VV.: Sevilla Penitente. Sevilla, 1995.

CHECA CREMADES, Fernando; MORÁN TURINA, José Miguel: El Barroco. Madrid, 2001.

FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, José Alberto: Estética y Retórica en la Semana Santa Murciana; El Periodo de la Restauración como Fundamento de las Procesiones Contemporáneas. Tesis Doctoral, Universidad de Murcia, Murcia, 2014. [última consulta 03/08/2016 www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/277418/TJAFS.pdf?sequence=1 ]

JARAMILLO GUERREIRA, Miguel Ángel; CASQUERO FERNÁNDEZ, José Andrés: La Cofradía de la Santa Vera Cruz de Zamora. Historia y patrimonio artístico. Zamora, 2009.

ORDUÑA REBOLLO, Enrique; MILLARUELO APARICIO, José: Cofradías y sociedad urbana. La Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias de Valladolid (1563-2002). Buenos Aires-Madrid, 2003.

PRADILLO Y ESTEBAN, Pedro José: “Primeras noticias documentales de pasos de Semana Santa en Guadalajara (1553-1621)”, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Tomo 62, 1996. pp. 337-354.