1/09/17

Cofradías de la Vera Cruz en la Alta Alcarria (Guadalajara). 4ª parte, procesiones


Las procesiones de Semana Santa tienen su origen en la recreación de itinerarios piadosos, que, tomando como modelo la calle de la Amargura de Jerusalén, se difundieron en Europa en el siglo XV. Este proceso tuvo lugar primero en los países del norte de Europa y luego en los del sur, donde arraigaron con mucha fuerza. No obstante, las procesiones penitenciales de Semana Santa con disciplinantes y pasos no aparecen hasta la segunda mitad del siglo XVI.

1.       1. Las procesiones de la Vera Cruz

La Vera Cruz crea el tipo de cofradía penitencial de Semana Santa. Según definió el profesor Sánchez Herrero, “venerando y contemplando el Misterio de la Pasión y Muerte del Hijo de Dios, Jesucristo, al que se le asocia su Santísima Madre, María, le rinde culto e imitación, principalmente con una austera y penitente salida procesional en la que algunos o la mayor parte de sus cofrades, se disciplinan en los días de Jueves o Viernes Santo”[1]. Decisivas para su expansión fueron las medidas puestas en marcha por las autoridades eclesiásticas toledanas que trataron de reconducir la devoción popular a la ortodoxia después de haberse localizado varios focos heréticos de alumbrados, especialmente en la comarca alcarreña. Las Constituciones Sinodales de Toledo, sancionadas por el arzobispo Juan de Tavera en 1536, impulsan de forma decidida las procesiones para promover la devoción de los fieles cristianos[2]. Ese mismo año la Vera Cruz de Toledo obtuvo del Papa Pablo III el famoso documento pontificio Vivae vocis oráculo que fue ampliamente difundido y copiado por toda la Corona.

Recreación ideal de la procesión del Jueves Santo de la Vera Cruz de Romancos haciendo estación en la ermita de la Soledad


La veneración a la Pasión y Muerte de Cristo y al dolor asociado de la Virgen por parte de las cofradías de la Vera Cruz, requería la concretización tangible de un misterio abstracto de difícil comprensión para el pueblo llano. En la corona de Castilla este proceso se materializó en Crucifijos[3], que en origen eran portados por una persona, y en Nazarenos. En la Alta Alcarria, posiblemente por la vinculación mariana con las cofradías del Rosario[4], se concretó en los conjuntos procesionales de la Soledad o las Angustias, primer y principal paso de sus cofradías.

2.       2. Nuevas procesiones: Santo Entierro y Soledad, Jesús Nazareno y Procesión “del Encuentro”

En la segunda mitad del siglo XVI aparecen nuevos tipos de cofradías de Semana Santa que vienen a completar el ciclo procesional de la pasión con sendos desfiles en la mañana y en la tarde noche del Viernes Santo. Destacan dos nuevos tipos de cofradías, las del Santo Entierro o Soledad y las de Jesús Nazareno[5]. Las primeras hacen memoria de la Muerte de Cristo y la Soledad de María. Las segundas, a Jesús camino del Calvario cargado con su cruz. Las primeras solían tener pasos relativos al Calvario, en concreto el Santo Sepulcro y un simulacro de la Soledad de María tras la muerte de Cristo. Las segundas tienen como imagen principal a Jesús con la cruz a cuestas. Aportan como novedad la presencia de “nazarenos” que, vestidos con túnica negra o morada, hacen penitencia imitando a Cristo Camino del Calvario.

Ambos tipos de cofradías nacen con un espíritu decididamente barroco que se superpone al carácter disciplinario de las de Vera Cruz. Añaden un componente didáctico y orientan el cortejo no como un ejercicio piadoso con el que poder experimentar físicamente los sufrimientos de la Pasión, sino como una recreación. En las procesiones de las cofradías de Jesús Nazareno se suelen celebrar “encuentros” entre la imagen del Nazareno y la Virgen, o bien con otras imágenes (San Juan, la Verónica, la Magdalena) que en ocasiones concluyen con la bendición del Nazareno gracias a un artilugio mecánico que permite el movimiento del brazo derecho. Las procesiones del Santo Entierro solían estar precedidas del acto del Descendimiento de Cristo con una imagen articulada que era depositada en el Santo Sepulcro.

El mudo Neyra, 1722. Convento de Santa María MAgdalena de Agustina. Medina del Campo. Cuadro que representa el Acto del Descendimiento con detalle, en el que aparecen los niños vestidos de ángles portando las "arma Christi" y los soldados.

No podemos tampoco olvidar las procesiones del encuentro en la mañana de Pascua entre Jesús Resucitado y la Virgen a la que se le retira el velo negro de luto, las cuales, abren las puertas de la Pascua y de las procesiones de Gloria, especialmente las de bendición de campos que tanto arraigo tienen en el ámbito rural.

Estos tres tipos de cofradías tienen un orden de aparición cronológico que se repite en toda Andalucía y Castilla, de forma que la Vera Cruz siempre es la más antigua, seguida del Santo Entierro-Soledad y finalizando con las de Jesús Nazareno, de forma que en una población con una sola cofradía penitencial su advocación es la Vera Cruz; si se funda una segunda es del Santo Entierro-Soledad y realiza la procesión del Viernes Santo por la tarde-noche, y si aparece una tercera es la del Nazareno, que organiza el desfile de la mañana del Viernes. En resumen, tres tipos de cofradías que se encargan de realizar sus respectivas procesiones de la noche del Jueves, mañana del Viernes y tarde-noche del Viernes.

2.1. Implantación en la Alta Alcarria

Este modelo de implantación sucesiva se dio también en la comarca de la Alta Alcarria, adaptándose a las circunstancias locales. Al igual que en otras comarcas rurales castellanas con gran número de localidades de poca población, la Vera Cruz asumió el nuevo modelo barroco. La fundación de la procesión del Viernes en Auñón por el franciscano fray Miguel de Yela en 1666 es una buena prueba documental de la implantación de la procesión del Santo Entierro y su asunción por la Vera Cruz. En la Memoria de la Fundación también se especifica que no pueden participar disciplinantes el Viernes, “porque es descomponerla y desbaratarla”[6]. Fray Miguel menciona además la procesión del Domingo de Pascua: “acompañando la mitad al Santísimo Sacramento, y la otra mitad a Nuestra Señora, vestidos con capa de luto, las cuales se quitan, cuando Nuestra Señora le quitan el manto negro”[7]. No se conoce la fundación de cofradías de Jesús Nazareno en la Alta Alcarria. En su lugar, en el amanecer del Viernes se rezaba el Vía Crucis en procesión por las calles.

Este nuevo modelo de procesión barroca, que se venía esbozando desde la segunda mitad del siglo XVI con la inclusión de nuevos pasos en la del Jueves, adquiere carta de naturaleza cuando los hermanos de luz y de sangre son sustituidos en la procesión del Viernes por una “soldadesca” y niños vestidos de ángeles que portan las arma Christi flanqueados por alumbrantes, en la línea de lo que ocurre en el proceso de barroquización de la liturgia en general, que da mucha importancia a la dramatización teatral. La procesión del Viernes se implanta, además, como una nueva forma de celebrar la Semana Santa que voluntariamente pretende solucionar los abusos de los disciplinantes, abiertamente criticados en el siglo XVII.

En localidades de mayor población como Brihuega, encontramos cofradías del Santo Entierro. En esta localidad aparece bajo la denominación “del Descendimiento y Soledad”, y sus ordenanzas fueron aprobadas por la autoridad eclesiástica toledana en 1630 (curiosamente el mismo año en que son aprobadas las reglas de la Vera Cruz en este municipio). Las cofradías de Nazarenos no llegaron a arraigar en la Alta Alcarria, sin embargo, tuvieron amplia difusión en la zona de Cuenca, la Mancha, Andalucía, el antiguo reino leonés y parte de Castilla la vieja.

2.2. Implantación en otros lugares de la provincia de Guadalajara

En otras poblaciones de la provincia de Guadalajara se observa una tendencia similar a la de la Alta Alcarria. En Sigüenza se fundó en 1636 la Cofradía del Santo Entierro encargada de realizar la ceremonia del Descendimiento de la Cruz y la posterior procesión hasta la ermita de San Lázaro[8]. En Cogolludo la primitiva Cofradía de la Vera Cruz, cuyas reglas fueron aprobadas en 1567, fue reconvertida en 1704 en Cofradía del Descendimiento. En 1778, tras la prohibición en el arzobispado de Toledo del acto del Descendimiento, pasó a denominarse Cofradía de la Soledad hasta 1951, año de su desaparición[9]. Un proceso similar al de Cogolludo experimentaron algunas cofradías que, bien por la devoción a la imagen principal, bien por la popularidad de estas nuevas procesiones del Viernes, poco a poco fueron olvidando su primitiva denominación de Vera Cruz por Soledad.

3.      3.  Esquema procesional en la Alta Alcarria

Según lo anteriormente explicado, el esquema de procesiones que se establece es el siguiente:

-          Jueves Santo Noche – Procesión “de Regla” de la Vera Cruz
-          Viernes Santo madrugada-mañana – Vía Crucis
-          Viernes Santo Tarde o noche – Procesión del Santo Entierro o de la Soledad
-          Domingo de Resurrección - Procesión del Encuentro

A continuación, profundizamos en la forma en que se desarrollan:

3.1. Traslado de pasos

La aparición de los pasos en las procesiones de la Vera Cruz trajo consigo algunas novedades. Aquellas cofradías que los custodiaban en ermitas debían celebrar un traslado de los mismos a la iglesia parroquial, desde donde partía y donde concluía la procesión penitencial del Jueves Santo. A pesar de tratarse de un acto meramente funcional, es probable que la presencia de los pasos por las calles se revistiera del boato y ceremonia propio de una procesión. Al ser una procesión de traslado, no tiene fecha fija, siendo la tarde del Domingo de Ramos la jornada más comúnmente elegida para este fin, como ocurre actualmente en Balconete, Tomellosa y Tendilla. En otras localidades, como Torija, Fuentes de la Alcarria y Valdesaz, se hace coincidir el traslado con la procesión litúrgica de Ramos. Otra opción es efectuarlo el Jueves Santo antes de la Misa, como es el caso de Romancos.

Balconete. Procesión de traslado.

3.2. Procesión de Jueves Santo

Recreación procesión del Jueves Santo de la Vera Cruz de Valdesaz.

El principal acto religioso que celebraban las antiguas cofradías de la Vera Cruz era la procesión penitencial del Jueves Santo. A él tenían la obligación de acudir todos los hermanos varones con sus túnicas de lino blanco, con cordón, y capirote[10] echado sobre la cara para ocultar el rostro. En algunos casos se especifica que la túnica debía llevar en el pecho un escudo con las Cinco Llagas[11]. Los hermanos de sangre debían ir flagelándose durante todo el recorrido, mientras que los hermanos de luz debían portar una vela o un hacha alumbrando la comitiva. En algunas cofradías, como es el caso de Tendilla[12], se especifica que los hermanos de luz debían vestir túnicas teñidas de negro para diferenciarlos de los de sangre. Era indispensable realizar la procesión penitencial en estado de gracia, es decir, previa confesión y comunión. Esta condición aparece recogida en el Vivae vocis oráculo (1536). Las mujeres, que tenían vetada la participación vistiendo túnica, podían llevar un escudo con las cinco llagas sobre el manto[13].

La procesión se realizaba de noche, después del Oficio de Tinieblas[14] y por lo general precedida de un Sermón en la iglesia. En algunas ordenanzas se especifica la hora. En Tendilla los hermanos debían congregarse a las nueve de la noche en la iglesia, desde donde iniciaban la procesión[15]. Fuera de la comarca, las ordenanzas de la Vera Cruz de Cogolludo (1567) especifican que debía salir a las once[16]

En otras localidades los hermanos no se congregaban en la iglesia, sino en un lugar determinado por el Abad y el Prioste, desde dónde organizaban el cortejo y se dirigían a la iglesia parroquial para dar inicio a la procesión[17]. En la iglesia parroquial se iniciaba el acto. Después el Sermón los hermanos de sangre comenzaban a azotarse. Antes de salir, la cofradía hacía estación ante el Santísimo en el Monumento. Inmediatamente salía la procesión de la iglesia e iniciaba su recorrido jalonado de una o varias estaciones en cruces, calvarios o ermitas. Al igual que en el resto de Castilla y Andalucía, existe una tendencia por realizar cinco estaciones, en memoria de las Cinco Llagas[18]. Estos recorridos se alejaban del casco urbano y transitaban en buena medida por caminos, en ocasiones con subidas y bajadas a algún cerro cercano donde hacer estación. Finalmente, la comitiva volvía a la iglesia parroquial. Una vez concluido el acto los hermanos de sangre eran curados de sus heridas.

Estos cortejos, en su forma, espíritu y entorno, debían ser muy parecidos a los que todavía se celebran en Bercianos de Aliste (Zamora). Las procesiones del Jueves y Viernes Santo de esta localidad parten de la iglesia parroquial y vuelven a ella, tomando como meta estacional el calvario situado a las afueras del pueblo. Al llegar a él, la comitiva lo circunda y cada hermano se humilla al pasar frente a la cruz del calvario. Con este sentido de tránsito estacional las cofradías de la Vera Cruz levantaron entre los siglos XVI y XVII ermitas con puertas geminadas o dos puertas. Es probable que la gran anchura de la puerta de algunas se deba a tal propósito, facilitando en este caso el tránsito de los pasos. Las puertas geminadas no son exclusivas de las ermitas de Pasión, existen otras bajo advocaciones de santos que también las poseen, como la de San Isidro de Jadraque, o las de San Roque de Gualda, Torronteras y Mantiel. En esta última hacía estación la Vera Cruz[19]. Ésta última advocación se encuentra estrechamente vinculada a las cofradías penitenciales[20].

Procesión del Santo Entierro, Bercianos de Aliste. Fuente: http://www.diputaciondezamora.es/index.asp?MP=8&MS=22&MN=2&TR=A&IDR=18&id=1060
Procesión de la Carrera, Villarín de Campos, (Zamora)

En relación con la función estacional de las ermitas se encuentran los anditos que permiten circundarlas. Este elemento, que suele pasar desapercibido, debió existir en aquellas construidas en terreno llano. Hoy en día solo Atanzón y Romancos los conservan en buenas condiciones y en uso. Otras ermitas, como Valdeavellano o Balconete, poseen estructuras perimetrales que posiblemente fueran empleadas para tal fin.

Los cortejos debían ser bastante sencillos. En la documentación aparecen con frecuencia las trompetas al inicio de la procesión[21]. Aunque desconocemos el uso concreto de estos instrumentos, pudieron cumplir un fin práctico, avisando de las paradas, especialmente en las estaciones. Su sonido “lastimero” y la salmodia cantada por los sacerdotes creaba una atmósfera sonora sobrecogedora que avivaba la piedad de los cofrades.

En la cabecera de la procesión, junto a los “trompeteros”, desfilaba el pendón, generalmente de color negro. Los oficiales, que dirigían la comitiva, distinguían su rango portando varas con cetros de plata[22]. Detrás del pendón, el Santo Cristo de mano era portado por un hermano flanqueado por otros iluminando con hachas. A continuación, en uno o varios tramos separados por pasos marcharían los hermanos de luz y de sangre. Aunque no se especifica en las ordenanzas el orden y disposición de los hermanos de luz y de sangre, es probable que transitaran en una fila, al igual que ocurre hoy día en Bercianos de Aliste y en otros pueblos zamoranos, para poder realizar las estaciones sin descomponer la comitiva.

Siguiendo la tendencia habitual de la mayoría de los pueblos de la Corona castellana, los pasos de la procesión del Jueves mantienen la coherencia narrativa de los hechos de la Pasión: Oración en el Huerto, Cristo atado a la columna, Cristo coronado de Espinas, Jesús con la Cruz a cuestas y la imagen de la Soledad, reservándose el Santo Sepulcro para el Viernes Santo.

El esquema mantenido actualmente en Balconete debió ser el común: la procesión se inicia en la iglesia con los pasos del “trompetero”, la Oración en el Huerto, Cristo de la Columna, Cristo coronado de espinas, Jesús caído y la Soledad. El cortejo se dirige a la ermita, donde son depositados todos menos la Soledad, que junto con el Santo Sepulcro tornan a la iglesia donde da por finalizada la procesión[23]. Se da también el caso de pueblos que repiten los mismos pasos el Jueves y Viernes Santo.

En algunas ordenanzas se especifica el recorrido y las estaciones. En Tendilla (1554) indicaban que “desde allí -la antigua iglesia parroquial- vayan todos en procesión y disciplinándose cada uno con la mayor devoción que pudiere en reverencia dela pasión de nuestro Redentor Cristo y derramamiento de su siempre gloriosísima y reverentisima sangre vayan a dar por la calle dela ropa vieja a la puerta de la villa de abajo y allí se haga una cruz que se ponga donde se haga una estación y después vayan la plaza arriba al humilladero y hermita de la madre de Dios y allí se haga otra estación y se vuelvan a la iglesia de donde salieron”[24].En Yebes (Baja Alcarria) las ordenanzas también especificaban el recorrido: partiendo de la iglesia parroquial hacían estación en la “Cruz de las Eras”, en el Calvario y en la ermita de la Soledad[25]. Desde aquí la comitiva volvía a la iglesia parroquial. En su recorrido transitaba por la calle del Perdón, cuyo nombre posiblemente aludiera al acto penitencial[26]. No es el único caso de calle cuya denominación pudo estar relacionada con el tránsito de itinerarios penitenciales. En Romancos la calle de Belén nace en el entorno de la iglesia parroquial y termina en la entrada del pueblo, cerca de donde inicia el camino del Calvario que conduce al calvario situado en la era contigua a la ermita de la Soledad.

En algunos pueblos podemos hablar de un “urbanismo procesional”: Trijueque experimentó en el siglo XVI un crecimiento urbano hacia el sur articulado por una plaza porticada desde donde partía una gran avenida recta de gran anchura (actualmente Avenida Callejuela) que conduce a la ermita de la Soledad. Lamentablemente, la Autovía A-2, levantada sobre el antiguo Camino Real de Aragón que atravesaba esta avenida, ha roto esta perspectiva.

Trijueque, vista aérea tomada en 1946. Fuente: http://guadalajaraenguerra.blogspot.com.es/2015/08/santiago-trijueque-y-los-cuatro-jinetes.html

Las procesiones de disciplinantes fueron con el tiempo acortando sus recorridos. El mayor protagonismo de los pasos, unido a un descenso de participación pudieron ser la causa. Poco a poco fueron suprimiéndose estaciones, primero las más alejadas, luego el resto, hasta perderse el sentido estacional, convirtiéndose la procesión en un sencillo recorrido circular. Es posiblemente Cifuentes el único pueblo que no ha perdido el sentido estacional de sus procesiones, incluyendo la de Resurrección: las procesiones, partiendo de la parroquia del Salvador, se dirigen hacia la Soledad. En ella los pasos entran por una puerta, se dejan algunos, y salen por la otra para continuar la comitiva hasta la parroquia. Otros pueblos conservan como meta procesional la ermita de la Soledad, donde son depositados los pasos de la Pasión y se recoge el Santo Sepulcro que es conducido en el retorno de la procesión a la iglesia parroquial. La pérdida del sentido estacional de las ermitas en ocasiones llevó aparejada la reforma de su portada. En la ermita de la Soledad de Miralrío se materializó este cambio conceptual tapiándose una de las dos puertas geminadas.

Cifuentes. Procesión del Jueves Santo dirigiéndose hacia la ermita de la Soledad.
Cifuentes. Procesión de Resurrección haciendo estación en la ermita de la Soledad.
Miralrío, ermita de la Soledad. Puertas geminadas, una de ellas tapiada.

No disponemos de datos que esclarezcan la evolución y cambio de los recorridos en las cofradías de la Alcarria, sin embargo, éstos debieron ser similares a los que experimentó la Vera Cruz de Sigüenza[27]. Gracias a las ordenanzas aprobadas en 1562, 1658 y 1726, conocemos la evolución del recorrido de la procesión del Jueves. El primitivo recorrido, de varias horas de duración, transcurría por la parte baja y alta de la Villa, haciendo estación en diversos templos. La procesión se iniciaba y terminaba en la parroquia de San Pedro de la Catedral. Las ordenanzas de 1658 recortan el recorrido debido al descenso de participación. La procesión se iniciaba en la parroquia de San Pedro de la Catedral; después de dar una vuelta por las naves del primer templo del obispado, iniciaba su recorrido callejero por la parte alta para concluir en la ermita del Humilladero, donde quedaban depositados los pasos. Finalmente, las ordenanzas de 1726 prescriben un recorrido directo hacia el Humilladero, sin ninguna estación, que es el que más o menos se ha conservado hasta nuestros días.

La disciplina física, cuya práctica ya había sido cuestionada en el siglo XVII, empieza a ser mal vista en la centuria siguiente, y es finalmente prohibida por Carlos III en 1777. En un acta de 1780 la Vera Cruz de Henche se hizo eco de esta prohibición[28]. Es probable que, parejo al abandono de la disciplina, se abandonara también la tradicional túnica y capirote blanco, siendo sustituidos en el mejor de los casos por capas de paño[29].

Al recortarse los recorridos, suprimirse las estaciones y desaparecer la disciplina y las túnicas, las procesiones del Jueves se simplifican, perdiendo poco a poco sus elementos definitorios, a la vez que las cofradías iniciaban una fase de extinción. Con su desaparición se va perdiendo el recuerdo y el sentido de la procesión del Jueves en muchos pueblos. En un segundo momento las procesiones del Jueves son suprimidas por considerarse redundantes, puesto que ya se celebraba otra el Viernes, que además concluía en la ermita donde se depositaban los pasos hasta el siguiente año.

En el programa de actos de la Semana Santa de Auñón de 1866 ya observamos que ha desaparecido la procesión del Jueves y no aparece ninguna mención a la antigua cofradía de la Vera Cruz[30]. Este proceso llega a su culminación entre las décadas de los sesenta y los ochenta del siglo XX, coincidiendo con el éxodo de la población rural a las ciudades, y su desestructuración social y religiosa.

3.3. Procesiones Viernes Santo

               Viernes por la mañana

En la mañana del Viernes Santo tiene lugar el rezo del Vía Crucis o “las Cruces” como popularmente se conoce. Este rezo es celebrado por las calles, meditando las 14 estaciones en diferentes puntos del recorrido. Antiguamente eran señalizadas las estaciones con cruces.

En esta procesión participan diferentes imágenes. En Valdesaz una persona porta el Santo Cristo. En Budia participan los pasos del Cristo atado a la columna y Jesús con la Cruz a cuestas, que, junto a la “cruz grande” integraban la procesión del Jueves. En Brihuega el Vía Crucis es rezado en la “procesión del Silencio”, la noche del Jueves; esto es debido a que el Viernes por la mañana tiene lugar la “procesión de los pasos”, antigua de la Vera Cruz que en un momento indeterminado se trasladó a la mañana de esta jornada.

Brihuega, procesión "de los Pasos". Fuente: http://www.guadaque.com/semana-santa-2011/la-banda-de-brihuega-acompana-la-procesion-del-silencio-en-la-localidad

Como ya hemos comentado antes, las cofradías de “nazarenos” no tuvieron difusión en la comarca. Sin embargo, existe una procesión del Calvario en Pastrana (Baja Alcarria) en la que participa una imagen de Jesús Nazareno: a las 4:30 del Viernes tiene lugar el Sermón de la Pasión en la antigua Colegiata y terminado éste se inicia la procesión que asciende a la ermita del Monte Calvario con los pasos de Jesús Nazareno y Nuestra Señora del Regazo (Virgen de las Angustias). Encontramos otros dos ejemplos de procesiones de Nazarenos en el Señorío de Molina: Milmarcos y Alustante. En Milmarcos se celebra la Procesión de Jesús Nazareno, imagen que ostenta el patronazgo de la localidad, el Viernes por la mañana. La Cofradía del Cristo de las Lluvias de Alustante (antiguamente conocida como de la Vera Cruz), organizó en 1681 una nueva procesión hacia el Calvario con la imagen de Jesús Nazareno que acababa de ser donada por el doctor de la Corte don Joseph Rezusta Otaduy. En ella participaban los hermanos de la cofradía como “nazarenos”, con cruces al hombro y no alumbrando o flagelándose como hacían el día anterior[31].

Pastrana, Nazareno. Fuente: http://contactecofradiacristodelacolumna.blogspot.com.es/2011_03_01_archive.html


Milmarcos, procesión de Jesús Nazareno. Fuente: http://www.verpueblos.com/castilla+la+mancha/guadalajara/milmarcos/foto/1044019/


               Oficios del Viernes Santo

En los Oficios del Viernes Santo se celebra la veneración de la Cruz. Antiguamente las rúbricas especificaban que el crucificado a venerar debía colocarse tumbado sobre las gradas del presbiterio, de forma que los fieles debían humillarse para besarlo. En Valdesaz se disponía el Santo Cristo sobre las gradas del presbiterio, y para tal ocasión era recreado un Calvario con sendos ramajes de encina u olivo atados en los laterales de la puerta de la reja.

               Viernes por la noche

Por la tarde tiene lugar la procesión que conmemora el Entierro de Cristo, popularmente conocida como procesión del Santo Entierro, de la Soledad o del Silencio. Los antiguos hermanos de sangre no tienen cabida en estos cortejos de alto contenido pedagógico integrados por niños vestidos de ángeles que portaban los atributos de la pasión y grupos de soldados gobernados por oficiales.

Antes de esta procesión se celebraba el acto del Descendimiento. Este acto, muy extendido en el siglo XVII por toda España, solía celebrarse en las iglesias principales, preparando al efecto un escenario iluminado con velas que revestía al acto de gran teatralidad. En Auñón el Descendimiento se llevaba a cabo en la ermita de la Soledad[32].

Recreación de la procesión del Santo Entierro de Auñón siguiendo la descripción dada por Fray Miguel de Yela Rebollo en 1666.
Este acto seguía un patrón bastante general: un predicador desde el púlpito guiaba la celebración, mientras el diácono y el subdiácono, subidos en escaleras, quitaban la corona de espinas, los clavos y bajaban de la cruz la imagen articulada de Cristo, que era depositada en unas andas con su urna ricamente decorada. La imagen salía en procesión bajo palio negro[33]. Al terminar ésta tenía lugar un tercer momento a modo de escenificación del Santo Entierro de Cristo, en que la imagen yacente era depositada en su hornacina, donde permanecerá durante el resto del año, como aparece descrito en la fundación de Auñón[34]. Es probable que las hornacinas a modo de sepulcros que se conservan en las ermitas de Berninches y Romancos cumplieran esa función (recordemos que en éste último había unas esculturas llorosas conocidas como “las Magdalenas”).



Este tipo de procesiones “barrocas” ha llegado a nuestros días de forma simplificada. Sin embargo, perviven algunas de sus tradiciones y elementos, como los Soldados de Cristo de Budia, actualmente agrupados como cofradía. Su vestimenta (traje negro, lanza y banda roja al pecho) es una reminiscencia de aquellos soldados descritos por fray Miguel de Yela Rebollo[35]. Esta cofradía se encarga de acompañar al Abad (el párroco) a celebrar los oficios, así como de participar en el lavatorio, velar el Santísimo y portar la Cruz grande en las procesiones. Especial protagonismo cobran en la procesión del Santo Entierro en la que, portando las andas con el brazo en alto, sacan el Santo Sepulcro de la iglesia. Hasta la procesión de la Soledad montan guardia a las puertas de la ermita.

Budia, Soldados de Cristo portando y flanqueando el paso del Santo Sepulcro. Fuente: http://www.dimedondeir.com/2010/08/los-soldados-de-cristo-en-budia-guadalajara/

En otras comarcas de la provincia de Guadalajara conocemos procesiones “barrocas” del Santo Entierro, como la que celebraba la cofradía del Descendimiento de Cogolludo, en la que también participaban niños vestidos de angelitos y soldados. En Atienza (comarca de la serranía) se celebraba el Descendimiento en un escenario montado a los pies de la iglesia de San Juan del Mercado. A este acto y a la procesión acudían niños vestidos de ángeles, como muestran varias fotografías de mediados del siglo XX[36]. No podemos tampoco olvidar a los armados de Sigüenza, el elemento más característico de sus procesiones; Ortego Gil sugiere que el origen de este colectivo está en la sustitución de los hermanos de sangre, cuya primitiva función se transformó en otra actividad que implicara esfuerzo físico como es portar los pasos[37]. Su responsabilidad como cargadores de pasos es también compartida con la otra cofradía penitencial seguntina, la del Santo Sepulcro[38].

Atienza, dos niños vestidos de angelitos junto a dos hermanos de la Vera Cruz preparados para la procesión del Silencio, año 1961. Foto: GISMERA VELASCO, Tomás: "Semana Santa en Atienza..."
Atienza, procesión del Silencio. Niños vestidos de angelitos entre el Santo Sepulcro y la Virgen de los Dolores Foto: GISMERA VELASCO, Tomás: "Semana Santa en Atienza..."




3.4. Domingo de Resurrección

Como colofón de la Semana Santa se celebran con gran regocijo las procesiones del Encuentro en la mañana del Domingo de Resurrección. Esta procesión, tradicional en muchas poblaciones españolas, consiste en la concurrencia de dos comitivas: una compuesta por mujeres que portan una imagen de la Virgen, y otra formada por los hombres portando una imagen de Cristo, o bien acompañando a Jesús Sacramentado bajo palio. Ambas comitivas parten de la iglesia y se encuentran en un lugar señalado para representar el encuentro de Jesús Resucitado con la Virgen María.

Es muy tradicional emplear imágenes del Niño Jesús, conocido en muchas poblaciones como “Niño de la Bola” para representar a Jesús Resucitado. En otras ocasiones se representa con una imagen de Jesús Resucitado y más recientemente, posiblemente después de la guerra civil, con imágenes del Corazón de Jesús, al amparo del auge de la devoción. La Virgen suele ser de Gloria vestida con un manto negro de luto que es retirado en el momento del encuentro.

Hontanares. Niño de la Bola

El encuentro se reviste de ceremonia. Los portadores de las andas suelen hacer al unísono tres genuflexiones mientras avanzan hasta juntar los palos delanteros. En algunas localidades esta ceremonia se puede celebrar con ligeras variantes. En Romancos la cruz parroquial toca los palos de las andas antes de que éstas se junten. Una vez realizado el encuentro se suele cantar el Regina Coeli y se le quita el luto a la Virgen. Las campanas voltean o repican con especial viveza. La procesión prosigue hasta la iglesia.

Romancos, procesión "del encuentro"

Hay que señalar la importancia que tienen en estas procesiones los cantos que, interpretados por un coro de mujeres, van marcando cada momento de la procesión. A día de hoy todavía son interpretados en Romancos y Budia.

Al terminar la Misa Mayor tienen lugar otras celebraciones que señalan el inicio de la Pascua, como la quema del Judas (Cifuentes) o la sentencia que precede a su destrucción (Berninches)[39]. Especial mención merece el acto que celebran en Budia los Soldados de Cristo junto al Abad en el atrio de la iglesia a la salida de Misa. El Abad, colocado en el centro de los soldados levanta la cruz mientras los soldados hacen lo propio con las lanzas, apuntando hacia ella mientras dice aquél: “Este es el triunfo de Cristo resucitado”[40].

Budia, soldados de Cristo.

Aunque la Procesión de Pascua no suele aparecer reflejada en las ordenanzas de las cofradías de la Vera Cruz, con el tiempo asumieron su organización de forma más o menos directa. En la fundación del Descendimiento y procesión del Santo Entierro de Auñón, los soldados “en la mañana de pascua salen los dichos vestidos de galán acompañando la mitad al Santísimo Sacramento y la otra mitad acompañando a Nuestra señora le quitan el manto negro[41].

Poco a poco las cofradías fueron desapareciendo, perviviendo por inercia sus celebraciones, como la Cruz de Mayo o el acompañamiento del Crucificado, pendón y varas de oficiales a los entierros. En una segunda fase se olvida por completo la vinculación de todas estas celebraciones con la extinta Cofradía.

Valdesaz, procesión de la Cruz de Mayo


4.       4.Conclusión

Desde finales del siglo XVIII las cofradías de la Vera Cruz entraron en una fase de decaimiento que acabó con su casi total desaparición. A pesar de ello han perdurado muchas de las celebraciones vinculadas a ellas. Aparte de las procesiones de Semana Santa, también son muy celebradas las fiestas de la Cruz de Mayo, como ocurre en pueblos como Valdesaz o Fuentes de la Alcarria, donde la cruz que procesiona es vestida con cintas, colchas, mantones, colgantes y escapularios.

En el mejor de los casos se han intentado refundar cofradías de Semana Santa, pero completamente desvinculadas de su pasado. En la primera década del siglo XXI se ha refundado la desaparecida cofradía de la Vera Cruz de Cifuentes, y en Valdesaz, inactiva desde la década de los setenta del siglo XX, se trató de recuperar en el año 2014.




[1] SÁNCHEZ HERRERO, José: “Las cofradías de Semana Santa de Sevilla durante la modernidad. Siglos XV a XVII”, Las cofradías de Sevilla en la modernidad. Sevilla, 1999, p. 75.
[2] PRADILLO ESTEBAN, Pedro José: “La Vera Cruz de Torrecuadradilla. Cofradías de Disciplinantes y “buena muerte” en Guadalajara”, Cuadernos de etnología de Guadalajara, 26 (1994), pp. 201-219.
[3] En Andalucía las Cofradías de la Vera Cruz rinden culto a Crucificados. Cfr. SÁNCHEZ HERRERO, José y otros: “Los cuatro tipos diferentes de cofradías de Semana Santa desde su fundación hasta la crisis de finales del siglo XVIII en Andalucía Bética y Castilla”, Primer Congreso Nacional de cofradías de Semana Santa. Zamora, 1987, pp. 259-304.
[4] PRADILLO ESTEBAN, Pedro José: “Lepanto y el Rosario. La eclosión de un culto mariano en la provincia de Guadalajara durante la modernidad”, Cuadernos de etnología de Guadalajara, 20 (1997), pp. 271-294.
[5] Ídem.
[6] CÓZAR DEL AMO, Juan Manuel del; GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: “Institución y organización de una procesión de Semana Santa por don fray Miguel de Yela Rebollo para los cofrades de la Vera Cruz de Auñón en 1666”, Cuadernos de etnología de Guadalajara, 25 (1993), p. 387
[7] Ibídem p. 384.
[8] ORTEGO GIL, Pedro: “La Cofradía del Santo Sepulcro de Sigüenza”, Cuadernos de etnología de Guadalajara, 25 (1993), pp. 9-82.
[9] PÉREZ ARRIBAS, José Luis: “La Cofradía de la Santa Vera Cruz y Sangre de Jesucristo de Cogolludo”, Cuadernos de Etnología de Guadalajara, 28 (1996), pp. 205-228.
[10] Aunque por capirote hoy se entiende un antifaz o capillo armado con un cartón cónico, en realidad era una suerte de capucha, cosida a la túnica o independiente con dos agujeros a la altura de los ojos para poder ver.
[11] En la ordenanza 2 de la Vera Cruz de Valdesaz (1625) se especifica que cada hermano ha de “sustentar una túnica de lienço con un escudo pequeño en el donde estén figuradas las cinco llagas de nuestro señor Jesuxpo”. Archivo Diocesano de Toledo(=ADT), Cofradías y Hermandades, Gu 2, expediente 3, Cabildo de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, 1625.
[12] FERNÁNDEZ SERRANO, Tomás: “Transcripción de la autorización por la que se crea en la Villa de Tendilla la Cofradía y Hermandad de la Vera Cruz. Año de 1554”, Cuadernos de Etnología de Guadalajara, 2 (1987), pp. 69-84.
[13] PÉREZ ARRIBAS, José Luis: Op. Cit. p. 210
[14] La ordenanza 3 de la Vera Cruz de Valdesaz (1625) señala que la noche del Jueves Santo, “después de aberse echo y acavado el divino oficio de las tinieblas en la dha. iglesia parroquial de el lugar se aya de haçer y se haga una procesión general”. ADT, Cofradías y Hermandades, Gu 2, expediente 3, Cabildo de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, 1625.
[15] FERNÁNDEZ SERRANO, Tomás: Op. Cit., p. 77.
[16] PÉREZ ARRIBAS, José Luis: Op. Cit. pp. 205-228. No es casual esa hora, pues se especifica que la procesión debe entrar pasadas las doce para obtener las indulgencias del Vivae vocis oráculo de Pablo III prescritas para el Viernes Santo. Fuera de la provincia también existe similar especificación. Las ordenanzas de La Peraleja (Cuenca) en el capítulo correspondiente a la disciplina dice: “ Y a la hora que el cabildo hordenare, salga la proçesión por manera que se goçe del Biernes Santo para ganar la yndulgençia”. Cfr. IBÁÑEZ MARTÍNEZ, Pedro Miguel: Orígenes de la Semana Santa de Cuenca (siglos XVI-XVII), Cuenca, 2007, p. 203
[17] ADT, Cofradías y Hermandades, Gu 2, expediente 3, Cabildo de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, 1625. La ordenanza cuatro de la Vera Cruz de Valdesaz especifica que “siendo munidos y aperçibidos para ello por orden del peostre se aian de juntar y junten en su casa o donde por el se ordenare con sus túnicas de disciplinas para que desde allí baian juntos […] a la iglesia y parroquia”
[18] Cfr. SÁNCHEZ HERRERO, José y otros: “Los cuatro tipos diferentes de cofradías de Semana Santa desde su fundación hasta la crisis de finales del siglo XVIII en Andalucía Bética y Castilla”, Primer Congreso Nacional de cofradías de Semana Santa. pp. 278. La devoción a las Cinco Llagas y a la Sangre de Cristo estaba muy arraigada en las cofradías de la Vera Cruz. Era frecuente que las cinco estaciones se efectuaran de forma que la primera y la quinta se hicieran en la iglesia de salida ante el monumento antes de salir y después de entrar. La segunda, tercera y cuarta se hacían ante otros Monumentos y si no se podía en cruces, calvarios y ermitas. La Vera Cruz de Zamora fijaba en sus ordenanzas de 1545 estación ante el Santísimo en las iglesias de San Juan de Puerta Nueva, la Magdalena y San Ildefonso (Cfr. JARAMILLO GUERREIRA, Miguel Ángel; CASQUERO FERNÁNDEZ, José Andrés: La cofradía de la Santa Vera Cruz de Zamora. Historia y patrimonio artístico. Zamora, 2009, pp. 61-63). El capítulo V de 1562 de Sigüenza ordenaba que los cofrades se juntasen en la parroquia de San Pedro de la catedral, donde oían el sermón. Una vez concluido, hacían estación en el monumento de la catedral. En su recorrido callejero realizaban estación en Santa María de los Huertos, la ermita de San Lázaro y el Convento de Santiago. En la primera y en la última hacían humillación ante el Santísimo. Al llegar a la catedral volvían a hacer estación ante el Monumento donde además besaban la cruz (Cfr. ORTEGO GIL, Pedro: Historia de la Cofradía de la Vera Cruz de Sigüenza. Guadalajara, 2009, pp. 297-298.). En pequeñas localidades con una sola iglesia se hacía estación ante el Santísimo antes de salir y al llegar, el resto se realizaba en ermitas, calvarios y cruces. Las ordenanzas de Vera Cruz de Altarejos (1568, Cuenca) ordenaban hacer estación en la ermita de San Sebastián, Santa Ana y el Calvario. En la Alcarria encontramos similar combinación: Las ordenanzas de la Vera Cruz de Yebes establecían tres estaciones, en la Cruz de la Callejuela, el Calvario y la ermita de la Soledad, desde donde volvía a la iglesia (Cfr. LÓPEZ GARCÍA, Aurelio: Op. Cit. p. 160). No siempre se efectuaban cinco estaciones: En Illana y Mantiel sólo se efectuaba una estación, en el Calvario y en la ermita de San Roque respectivamente (Ibídem, p. 162), mientras que en la Peraleja (Cuenca) efectuaban siete (IBÁÑEZ MARTÍNEZ, Pedro Miguel: Op. Cit. p. 203)
[19] GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. p. 162.
[20] El profesor Sánchez Herrero advirtió la relación de las cofradías de la Vera Cruz y los santos abogados de los apestados San Sebastián y San Roque. En Andalucía era frecuente que los tuvieran de titulares o se asentaran en ermitas originalmente bajo la advocación de éstos (Cfr. SÁNCHEZ HERRERO, José y otros: Op. Cit. p. 273). Pradillo Esteban plantea una interesante reflexión sobre la evolución desde el culto a San Roque y San Sebastián -abogados de las pestes- a la devoción a la Pasión de Cristo de las cofradías de la Vera Cruz. Esta evolución se advierte en las advocaciones de las ermitas que, consagradas mayoritariamente a estos santos en el siglo XVI, son paulatinamente sustituidas por la advocación de la Soledad de María (Cfr. PRADILLO ESTEBAN, Pedro José: “La Vera Cruz de Torrecuadradilla. Cofradías de Disciplinantes y “buena muerte” en Guadalajara”, Cuadernos de etnología de Guadalajara, 26 (1994), pp. 201-219). Esta conexión también se advierte en la provincia de Cuenca, a cuyo obispado pertenecieron Torronteras y Mantiel. La antigua cofradía de la Vera Cruz de Cuenca radicaba en la desaparecida ermita de San Roque, próxima al también desaparecido convento de San Francisco. Cfr. IBÁÑEZ MARTÍNEZ, Pedro Miguel: Orígenes de la Semana Santa de Cuenca (siglos XVI-XVII), Cuenca, 2007.
[21] En la ordenanza 4 de la Vera Cruz de Valdesaz (1625) muñidos los hermanos la noche del Jueves Santo en casa del Prioste o donde ordene, vayan juntos, con sus túnicas, llevando “delante el pendon del cabildo y trompetas y los oficiales con cetros” ADT), Cofradías y Hermandades, Gu 2, expediente 3, Cabildo de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, 1625. También hay constancia documental de trompetas en Yebes, Escariche, Henche, Tórtola de Henares y Alocén. Cfr. GARCÍA LÓPEZ, Aurelio. Op. Cit. p. 159
[22] En Valdesaz la ordenanza 8 especifica que el número de cetros eran dos y que eran portadas por los oficiales junto al pendón en la cabecera de la procesión. Muy probablemente éstos flanqueasen el pendón, del mismo modo que las imágenes son flanqueadas por blandones. ADT), Cofradías y Hermandades, Gu 2, expediente 3, Cabildo de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, 1625.
[23] En Sigüenza los pasos de la Vera Cruz eran trasladados el Domingo de Ramos a San Pedro, la parroquia de la catedral. La procesión del Jueves Santo concluía en la ermita del Humilladero, donde eran depositados hasta el año siguiente. La cofradía del Santo Sepulcro, que organizaba la procesión del Santo Entierro la noche del Viernes Santo, trasladaba sus pasos a la catedral el Jueves Santo. Este esquema, habitual en Castilla, es el que, de manera condensada, todavía se realiza en Balconete.
[24] FERNÁNDEZ SERRANO, Tomás: Op. Cit., p. 77.
[25] GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. pp. 160-161.
[26] Ibídem, p. 161.
[27] Cfr. ORTEGO GIL, Pedro: Historia de la Cofradía de la Vera Cruz de Sigüenza. Guadalajara, 2009, pp. 178-218.
[28] GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. 158.
[29] La Cofradía de la Vera Cruz de Romancos desapareció en la guerra civil. La gente mayor recuerda que sus integrantes acudían a los actos religiosos ataviados con capa de paño.
[30] Desconocemos en qué momento se establece esta única procesión de Semana Santa, que dos siglos antes celebraba dos organizadas por la Vera Cruz: el Jueves “de disciplina” con los pasos de la Pasión y el Viernes el acto del Descendimiento y procesión de Entierro instituido en 1666 por fray Miguel de Yela Rebollo.  Cfr. LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón; CÓZAR DEL AMO, Juan Manuel de: “La Pangorda de Semana Santa de Auñón”, Revista de Folklore, 393 (noviembre 2014), pp. 35-42.
[31] SANZ MARTÍNEZ, Diego: Op. Cit. p. 150.
[32] CÓZAR DEL AMO, Juan Manuel del; GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. p. 387
[33] Una de las peculiaridades de la liturgia hispana, hoy desaparecida, era la suntuosa procesión eucarísticas del Viernes Santo desde el Monumento al altar mayor. Para el efecto era normal que las parroquias poseyeran un palio de color negro, el color litúrgico de este día, que era empleado posteriormente para cubrir el paso del Santo Sepulcro en la procesión.
[34] En la ermita de la Soledad se amortajaba la imagen de Cristo y “después de arrevuelto en ella se coloca en el sepulcro, y sin cerradelo tres veces presto se cierre y se vuelve en silencio la procesión a la iglesia”. Cfr. CÓZAR DEL AMO, Juan Manuel del; GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. p. 387
[35] Cfr. Ibídem. p. 384.
[36] Cfr. GISMERA VELASCO, Tomás: “Semana Santa en Atienza, tradiciones y costumbres”, Cuadernos de etnología de Guadalajara, 42 (2010), pp. 219-244.
[37] ORTEGO GIL, Pedro: Op. Cit., p. 108
[38] Ibídem, pp. 109-110.
[39] LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón: “La sentencia del ahorcado (Berninches)”, Cuadernos de etnología de Guadalajara, 17 (1991), pp. 103-106.
[40] “La Hermandad de los Soldados de Cristo de Budia”, Cuadernos de etnología de Guadalajara, 34 (2002), pp. 179-192.
[41] CÓZAR DEL AMO, Juan Manuel del; GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. p. 384.