Introducción
El
toque de campana es una de las parcelas patrimoniales que entrañan
mayor complejidad conservativa: por un lado está el patrimonio
material, que son la torre y las campanas; por otro lado el
inmaterial, los toques, que dan sentido al los campanarios y sus
bronces. La primera labor de conservación es la documentación de
campanas, campanarios y especialmente toques, para tener registro de
ellos y preservarlos de la desaparición. Tanto las campanas como la
torre y la instalación (herramientas y elementos que permiten el
toque: yugos, poleas, tarimas) son también importantes, puesto que
su función se orienta al toque, y en cada territorio se desarrolló
una técnica y una serie de elementos tradicionales que también hay
que preservar.
Resulta
cada vez más lejano, por desgracia, aquellos momentos en que las
campanas regían el día a día de ciudades y pueblos, marcando cada
uno de los momentos de la jornada a través de los toques de
oración, señalando con viveza los domingos y fiestas y anunciando
la muerte de un vecino.
No
son instrumentos al uso: en la Edad Media se les bendecía (por el
obispo) y se les imponía un nombre en un ritual solemne, en el que
además se ungía con Crisma el bronce, reservado para la
consagración de sacerdotes, cálices y patenas. Su voz por tanto,
en virtud de esta bendición se convertía en oración, es por ello
que las campanas hayan sonado tradicionalmente en todo tipo de
circunstancias, especialmente en momentos difíciles, en los que su
actúa casi como intercesor. Por este motivo las campanas estaban
tan íntimamente ligadas con las parroquias y pueblos, siendo
conocidas generalmente con apelativos cariñosos.
La
importancia de la que antaño gozaron los bronces ha ido
progresivamente reduciéndose hasta casi desaparecer. Son cada vez
más los campanarios que tocan de manera mecánica, sustituyendo las
manos por martillos eléctricos y la capacidad creativa del
campanero por un ordenador que mueve los martillos con toques
estandarizados. Es por ello que la primera labor para preservar el
toque de campanas es registrar los toques tradicionales.
1. La torre
campanario
La
torre de San Miguel es posiblemente el monumento más famoso y
característico de la Puebla de Montalbán. Situada en la parte más
alta, servía como campanario a la desaparecida iglesia de San
Miguel, hundida en el siglo XVIII. Desde entonces sirve como
campanario a la parroquia, ubicada a unos 150 metros, en la Plaza
Mayor.
Torre de San Miguel |
Es
de planta cuadrada, de cuatro cuerpos, siendo la base de sillares.
La obra fue iniciada por el maestro Cristóbal Ortiz en 1575. El
primer cuerpo conjuga el ladrillo y los sillares almohadillados en
las esquinas y en los arcos. Los tres cuerpos restantes son de
ladrillo, con ventanas en sus cuatro frentes cada uno. El cuerpo
superior es el campanario, con sus característicos ventanales de
medio punto. Remata el conjunto con un tejado de teja a cuatro
aguas. Las proporciones de la torre son monumentales: 32 metros de
altura desde el suelo hasta el vértice del tejado y 7,60 metros
cada lado. El espesor del muro oscila entre 1,50 metros en la base
1,16 en el tercer y cuarto cuerpo.
El
primer cuerpo debió ser en origen un pórtico de entrada a la
iglesia, a la que se accedía a través de un arco de sillares
almohadillado, hoy tabicado, y donde se ubica la actual entrada y el
inicio de las escaleras. Originalmente se debía entrar a través de
una puerta tapiada que daba acceso al primer cuerpo. Desde aquí
unas escaleras perimetrales ascienden a cada uno de los pisos.
Torre de San Miguel |
A pesar de los cerramientos con redes de gallinero de todas las ventanas de la torre, las palomas campan a sus anchas por el interior de la torre, ensuciándolo todo de palomina.
Interior del campanario. Campanas principales, la "Rota" y la "Grande" |
Desde
el 2 de marzo de 1993 (DOCM nº 223 de 31 de marzo) está declarada
como Bien de Interés Cultural por el Gobierno Regional de
Castilla-la Mancha.
2. Las campanas
La
torre cuenta con un conjunto compuesto por tres campanas,
denominadas popularmente de menor a mayor “la Grande” o “Gorda”,
“la Rota o Cascá” y “la Chica” o “Golondrina”.
Nombre: María de la Soledad, “Golondrina”, “la Chica” (1) |
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Municipio: La Puebla de Montalbán (Toledo) |
Edificio: Torre campanario de San Miguel |
Localización: Campanario
|
Diámetro: 73
Altura del bronce: 60 Borde: 6
|
Fundidor: Anónimo |
Año: 1844 |
Descripción: |
Las inscripciones de la campana se
concentran en el tercio y en un cartucho situado en el medio, en
la parte interior. En el tercio el nombre de la campana: “MARIA
DE LA SOLEDAD”. En el tercio la Cruz con calvario en el exterior
y en el interior un cartucho coronado por un relieve del Calvario
(Cristo crucificado junto a la Virgen y San Juan) y en las
esquinas superiores dos santos no identificados. En el cartucho
aparece la siguiente inscripción: “AIVNTAMIENTO/ DE PUEBLA DE
MONTALBÁN OC/ TVBRE DE 1844”. En esta escueta inscripción
aparece el mes en que se fundió la campana, un dato que no suele
aparecer. Esta misma inscripción aparece en la campana de San
Jose (2). Este dato y su singular perfil nos hacen sospechar que
ambas fueran realizadas a la vez por el mismo fundidor.
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Asas: |
Siete
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Hombro: |
(cordón)
|
Tercio: |
(dos cordones)/
“MARIA DE LA
SOLEDAD”/
(dos cordones)
|
Medio: |
(00) (Cruz con
calvario)
(09) (Relieve
de Calvario)/
(en cartucho con santos no
identificados en las esquinas superiores): “AIVNTAMIENTO/ DE
PUEBLA DE MONTALBÁN OC/ TVBRE DE 1844”
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Medio pie: |
(tres cordones)
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Nombre: San José, “la rota” (2) |
Municipio: La Puebla de Montalbán (Toledo) |
Edificio: Torre campanario de San Miguel |
Localización: Campanario
|
Diámetro: 100
Altura: 70 Borde: 8
|
Fundidor: Anónimo |
Año: 1844 |
Descripción: |
Las inscripciones de la campana se
concentran en el tercio y en un cartucho situado en el medio, en
la parte interior. En el tercio el nombre de la campana:
“PATROCINIO DE SN JOSE””. En el medio
la Cruz con calvario en el exterior y en el interior un cartucho
coronado por un relieve que la palomina impide reconocer. En el
cartucho aparece la siguiente inscripción: “AIVNTAMIENTO/ DE
PUEBLA DE MONTALBÁN OC/ TVBRE DE 1844”. En esta escueta
inscripción aparece el mes en que se fundió la campana, un dato
que no suele aparecer. Esta inscripción es exactamente igual que
la campana de la Soledad (1). Este dato y su singular perfil nos
hacen sospechar que ambas fueran realizadas a la vez por el mismo
fundidor.
|
Asas: |
Siete
|
Tercio: |
(dos cordones)/
“# PATROCINIO
# DE # SN # JOSE”/
(cordón)
(cordón
grueso)
(cordón)
|
Medio: |
(00) (Cruz con
calvario)
(09) (Relieve)/
(en
cartucho con santos no identificados en las esquinas superiores):
“AIVNTAMIENTO/ DE PUEBLA DE MONTALBÁN OC/ TVBRE DE 1844”
(cordón)
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Medio pie: |
(tres cordones)
(cordón)
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Nombre: Ave María Purísima, “la Gorda” (3) |
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Municipio: La Puebla de Montalbán (Toledo) |
Edificio: Torre campanario de San Miguel |
Localización: Campanario
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Diámetro: 115
Altura: 100 Borde: 10
|
Peso aproximado: |
Fundidor: Anónimo |
Año: 1800 |
Descripción: |
Las inscripciones de la campana se
concentran en el tercio y en un cartucho situado en el medio, en
la parte interior. En el tercio el nombre de la campana: “#AVE#
#MARIA# # #PVRISIMA #SINPECADO# #CONCEVIDA# ##”. En
el medio la Cruz con calvario en el exterior y en el interior un
cartucho coronado por un relieve que la palomina impide reconocer.
En el cartucho coronado con una cruz donde aparece la siguiente
inscripción: “YZOSE SIENDO/ CURA EL DR DN/
MANL VIZENTE/ MARTIN Y MAIO/ RDOMO DN AL/
FONSO GALBEZ/ TELLEZ”, es decir: Se hizo siendo cura el doctor
don Manuel Vicente Martín y Mayordomo don Alfonso Gálbez Téllez.
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Asas: |
Siete
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Tercio: |
(dos cordones)/
“#AVE#
#MARIA# # #PVRISIMA #SINPECADO# #CONCEVIDA# ##”/
(dos cordones)
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Medio: |
(00) (Cruz con
calvario)
(09) (cartucho coronado por una
cruz): “YZOSE SIENDO/ CURA EL DR DN/ MANL
VIZENTE/ MARTIN Y MAIO/ RDOMO DN AL/ FONSO GALBEZ/
TELLEZ”
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Medio pie: |
(tres cordones)
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El
conjunto presenta una composición habitual en Castilla: dos
campanas grandes (desde el norte hasta Madrid y Guadalajara es
frecuente que estas sean romanas) y una o dos pequeñas,
generalmente campanillos o cimbalillos (esta denominación responde
a campanas que solo tienen tres asas y de menos de 120 kilos, pues a
partir de este peso las campanas cuentan con siete asas). La
diferencia de tamaño facilita la percepción sonora de cada
campana, asociándose su tamaño a una organización jerárquica en
función de la importancia del mensaje que se quiere transmitir. Al
ser dos las campanas, actúan a modo de “macho” y “hembra”,
idóneas para el repique, y destacando la grande (el “macho”) en
solitario para determinados toques de importancia. El conjunto de la
Puebla sigue esta lógica: dos campanas grandes (de 1,15 m. y 1 m.
de diámetro) y otra de menor tamaño (73 cm. de diámetro). Aunque
no forma parte de este conjunto, no debemos olvidar la existencia de
un cuarto bronce, el campanillo de la iglesia parroquial, ubicado en
una espadaña sobre la sacristía. Con su sonido se coordinaban los
toques de la torre con las celebraciones litúrgica (como el Gloria
de Navidad y Resurrección).
Aunque
no es un conjunto de una gran antigüedad (la más antigua es de
1800 -”la Gorda”- y las otras dos de 1844) resulta de notable
interés, pues en ellas se ven diferentes perfiles. La campana más
antigua presenta un perfil característico de las campanas
dieciochescas, esbeltas y de elegante traza, mientras que las otras
dos son achatadas y de gran espesor. Ambas fueron realizadas por el
mismo fundidor, salvo la advocación y algún detalle decorativo,
comparten las mismas inscripciones. La campana “Cascá”, como su
apodo indica, se encuentra rota. Una grieta vertical rompe su
sonido. Presenta también en la parte exterior el orificio de un
balazo, producido durante la guerra civil.
3. Los yugos
Los
yugos son las estructuras de maderas en las que se anclan las
campanas. Aunque puede considerarse un elemento secundario no lo es,
pues junto al badajo, permiten que la campana pueda emitir su
sonido. La hechura tradicional de los yugos es la suma de
experiencias seculares que le han conferido una tipología y unas
proporciones y elementos adecuados para el toque. En España
existían diferentes tradiciones y formas de realizar yugos, siendo
la forma toledana una de las más características, cuyas
peculiaridades son fácilmente identificables. Aunque genéricamente
los llamamos toledanos, utilizamos este gentilicio para referirnos
de una forma global a todo el territorio que antiguamente abarcaba
el arzobispado de Toledo, cuyos límites se extendían de
Extremadura a Cuenca y de Guadalajara a Jaén. Aparte de estos
territorios, este modelo tuvo también mucha difusión por
territorios de otros obispados que estaban integrados en la antigua
provincia eclesiástica toledana, como por ejemplo la diócesis
conquense.
Son
yugos achatados, con ejes acodados, que realzan además la campana y
la empotran en el brazo. Solían realizarse con tres piezas de
madera, que generalmente solía ser de olmo (ulmus minor). El
gran diámetro de sus ejemplares maduros y la dificultad de hendir
sus fibras los convertían en unas maderas adecuadas para la
fabricación de yugos siguiendo los patrones toledanos. Este tipo
de yugos suelen estar compuestos por tres piezas de madera: el
brazo, un contrapeso y el cabezal. El brazo es la pieza de mayor
tamaño, en sus extremos se encuentran insertados los ejes acodados
sobre los que se mueve el conjunto. El contrapeso va colocada sobre
el brazo. El cabezal suele ser de menor tamaño que el contrapeso va
colocado en sentido transveral, su función es sujetar los herrajes
y abarcones de hierro que anclan la campana al yugo.
Para su correcto equilibrado los yugos
cumplen una serie de proporciones:
- Altura yugo = altura campana (desde el hombro al labio).
- Altura brazo = ½ altura campana.
- Escotadura inferior del brazo= 1/4 altura campana.
- Altura extremos del brazo=1/4 altura de la campana.
- Altura contrapeso= ½ altura campana.
Junto
a las piezas de madera existen numerosas piezas de hierro. Los ejes,
acodados, permiten el movimiento de la campana. Para asegurar su
estabilidad suelen estar reforzados por unas abrazaderas. En los
frentes del brazo suelen aparecer unos herrajes, generalmente en
forma de arco, que aseguran la estabilidad de la pieza y la
refuerzan. Los tirantes y abarcones sujetan la campanas, estos se
anclan en las asas de la campana y son atornillados sobre el
cabezal, el cual atraviesan. Otro elemento metálico que no suele
faltar es la palanca de hierro, recta o curvada hacia arriba o hacia
abajo, sirve para balancear la campana sin tocar el bronce.
La
combinación de todos estos elementos dan como resultado un yugo que
en movimiento genera un tipo de ritmo muy característico, diferente
a otras tipologías, como por ejemplo la valenciana. Si bien el
volteo con yugos valencianos es más cadencioso y solemne, el de los
yugos toledanos es más “ligero”, puesto que el eje de rotación
se encuentra en la campana y no por encima de ella, de forma que los
golpes de badajo son más continuados.
Comparativa 1. A la izquierda yugo toledano, a la
derecha valenciano. En rojo el eje de rotación.
|
Los yugos de este campanario son realmente interesantes, al mismo nivel de interés que las campanas. Conservan afortunadamente todos los elementos característicos antes descritos. Cada yugo presenta una silueta diferente, más sencilla en “la Chica” y “la Gorda”, y muy elaborada en “la Cascá” (posiblemente sea anterior a la propia campana).
El
estado de conservación de los yugos es un tanto deficiente. Sin
embargo, a pesar de llevar ya bastantes años inmovilizadas,
presentan (al menos en su parte interior) un aspecto bastante
entero, sin demasiadas faltas de madera. El de “la Cascá”
conserva además restos de dos capas de pintura, una rojiza y otra
superior de color azulado. El yugo de “la Chica” es posiblemente
el que peor se conserve, su parte exterior parece algo más
deteriorada por las inclemencias del tiempo que las otras. El yugo
de “la Gorda” esta recubierto con una chapa metálica que nos
impide saber cuál es su estado real de conservación. Las partes que no
están protegidas parecen bastante enteras, sin embargo no sabemos
el efecto que ha podido tener el óxido de la chapa sobre la madera.
4. Los toques
Gracias
a Juan Ardile Vázquez y a su hija Isabel, hemos podido conocer los
toques manuales de campana. Juan ejerció durante veinte años el
oficio de campanero, siendo actualmente su hija la encargada
diariamente de tocar al Ángelus y a todas las celebraciones
religiosas, amén del resto de ocasiones en las que la requiere. La
lista de toques es la siguiente:
- Gloria: Este toque se emplea para llamar a todo tipo de Misas, tanto diarias, domingos y fiestas, así como otras celebraciones religiosas como Vía Crucis, Funciones, Novenarios, venida del Arzobispo incluso muerte de un niño menor de cinco años. Cuando se toca a Misa se hacen dos toques, uno media hora antes de empezar y el segundo unos minutos antes. Es un repique con las tres campanas.
- Vísperas: Se tocaba la tarde anterior a determinadas fiestas importantes, como el Corpus. Es un repique similar al anterior, fuerte y potente.
- Difunto: este toque “a muerto” se usa para llamar a la Misa funeral (de cuerpo presente, nueve días, Aniversario). También se tocaba cuando se salía a recoger a su casa al difunto y en la madrugada de fieles difuntos. Consiste en un toque pausado con las tres campanas.
- Campanadas, a muerto: “Las campanadas” se dan para comunicar el fallecimiento de un adulto del pueblo. Son doce campanadas con “la Gorda”, seguidas de dos o tres campanadas al unísono con las dos campanas grandes. Las dos campanadas indican que el fallecido es una mujer y las tres que es un hombre.
- Ángelus: Marcan la piadosa oración del Ángelus, las tres Avemarías del mediodía. Consta este toque de dos partes, una primera en la que se dan tres golpes con “la Chica” y una segunda consistente en un repique de “la Chica” y “la Gorda”.
- Fuego: Para avisar de un incendio se hacía un toque ligero con “la Golondrina”.
Esta
es la lista de toque tradicionales recogidos. Todos ellos han sido realizados al menos desde los últimos veinte años desde la base de la torre. Este elenco de toques
que muestra un patrón característico de los campanarios
parroquiales del antiguo arzobispado toledano y que ha llegado a
nosotros de forma bastante simplificada. Aparte de esto toques,
existe el recuerdo de otros, como los de oración al amanecer y al
anochecer, los cuales ya no recuerda el campanero. Así mismo
recuerda que en grande solemnidades las campanas eran volteadas
(girando completamente), para lo cual se requería el concurso de
varios mozos. Este toque, a juzgar por la altura a la que se
encuentran las campanas, debía entrañar bastantes riesgos. Para
ello suponemos que las campanas eran previamente puestas de forma
invertida balanceándolas con una cuerda atada a la palanca. Una vez
paradas boca abajo la cuerda debía ser retirada o atada al yugo.
Parece que los yugos deben pasar próximos a la parte baja del
ventanal, de forma que quedaban a la altura de las cabezas de los
volteadores. No es descartable que recurrieran a algún tipo de
tarima portátil para acceder a la campana como ocurre en otras
torres del antiguo arzobispado. Por el desgaste de los bronces, todo
apunta a que solo eran volteadas las dos campanas grandes, “la
Chica” apenas tiene desgastado el lado exterior de la boca, por lo
que deducimos que solo participaba en toques con badajo. Por
testimonio del propio campanero sabemos que hasta la guerra civil
existió una matraca para la Semana Santa. Es probable que esta se
encontrara en uno de los ventanales del penúltimo cuerpo, pues en
él se conservan restos de un cojinete de madera.
Cuerdas de las campanas en la planta baja de la torre. Todos los toques han sido realizados desde aquí al menos desde los últimos 20 años. |
5. Conservación y
propuesta para una eventual restauración
Para
concluir incluimos una serie de recomendaciones sobre la
conservación de las campanas. En primer lugar planteamos una serie
de consejos sencillos como medidas preventivas para mejorar las
condiciones de las campanas en lo relativo a los badajos y la protección contra aves; en un segundo lugar pasaremos a
cuestiones de mayor complejidad, unas orientaciones básicas sobre
la restauración de las campanas.
- Badajos: La conservación de los badajos es básica no solo para el correcto funcionamiento del bronce, sino para preservarlo. Un badajo mal atado puede romper una campana. La bola debe golpear en el punto de golpe, en la arista del labio, el punto donde se localiza el mayor espesor del bronce. Un badajo demasiado descolgado o demasiado corto puede quebrar la campana. Hemos observado que los badajos presentan serios problemas de conservación: “la Chica” tiene el badajo roto y recompuesto con cuerdas; “la Cascá” tiene el badajo atado con un alambre, que está serrando tanto el enganche del badajo como del asa badajera; y “la Gorda” tiene el badajo un poco bajo y atado con cadenas en sentido transversal al asa. Proponemos una serie de intervenciones que propiciarán el correcto uso y conservación de los bronces: Sustituir el badajo de “la Chica” por uno nuevo, de similares características (caña de hierro); Atar con cuerda o badana los badajos de las otras dos campanas, conservando los badajos originales, evitando así que siga serrando el asa badajera y la anilla del badajo (en “la Cascá”) y el golpeo en el punto exacto.
- Protección contra aves: La torre presenta un serio problema con las palomas, que campan a sus anchas por el interior de la torre ensuciándolo todo con palomina. Hace unos años se procedió a cerrar con red de gallinero todas las ventanas de la torre, de los cuerpos intermedios y del campanario. El resultado es que con el paso de los años, las redes han cedido y no impiden que las palomas entren. Además, en el caso del campanario, las redes han tenido que ser parcialmente desmontadas para poder acceder a las campanas (para atar un badajo o labores de este tipo), con lo cual se encuentran enganchadas a las palancas, convirtiéndose incluso en una trampa mortal para palomas que han quedado atrapadas en ellas. Por otro lado, las redes protegían el interior del campanario, pero no las campanas, que quedaban fuera. Esta es una cuestión que plantea problemas. En algunas torres para proteger las campanas se han retranqueado un poco las campanas para poder colocar una red en el exterior de modo que no obstaculice el movimiento de estas. Esta medida se puede llevar a cabo en torres con gran espesores de muro (como es este caso). Otra alternativa a esta opción son las redes a modo de persiana en el borde exterior de los ventanales, que con un sistema de cuerdas y poleas se suben antes de voltear las campanas. Este sistema se emplea en campanarios donde las campanas son volteadas a mano. Si se mantienen fijas el sistema de redes de bajo impacto en el borde exterior es buena opción, sin necesidad de retranquear los bronces. Si se decidiera recuperar el volteo habría por tanto dos opciones: retranquear los ejes de las campanas y colocar una red fija en el borde exterior o bien dejar las campanas donde están colocar una red a modo de persiana. Posiblemente la segunda opción sea menos agresiva y quizás la más recomendable. El resto de ventanas de la torre debe ser tapado con una red de bajo impacto visual en el borde exterior.
- Criterio para una eventual restauración: El criterio que se debe seguir en futuras intervenciones pivota en torno a dos ejes: conservar los valores tradicionales, tanto materiales (las campanas, los yugos y las instalaciones) como inmateriales (los toques) de la torre. Debemos partir de la premisa de que la campana son también los yugos y la instalación, por tanto, deben conservarse y tratarse con criterio de restauración los yugos, y los badajos, así como tampoco olvidar otros elementos que permiten el toque, como las garruchas que orientan las cuerdas hasta la base de la torre. Nos encontramos ante un conjunto único, que conserva tres bronces de mediana antigüedad, uno de ellos roto. Proponemos para las campanas:
- Limpieza del bronce con chorro de arena húmeda para eliminar la palomina y la suciedad que ahoga el sonido del bronce.
- Soldadura de la campana “rota”. Este bronce presenta un balazo y una grieta vertical (en la parte del interior). Por su antigüedad la campana debe ser soldada. Esta técnica, permite recuperar el sonido original del bronce antes de su rotura.
- Restauración de los yugos: los yugos tradicionales, al igual que las campanas, son piezas únicas, realizadas por carpinteros locales que seguían un patrón conocido y contrastado para poder mover la campana con seguridad. Esta piezas deben ser respetadas. Las partes de madera deben ser evaluadas y si todavía pueden seguir en uso deben ser restauradas reintegrando aquellas zonas donde se han producido pérdidas de material. En caso de que su mal estado desaconseje su uso, deben realizarse copias exactas. Las piezas metálicas deben ser también conservadas, y ser únicamente sustituidas aquellas que no cumplan con un mínimo de seguridad. Debemos tener sumo cuidado con algunas empresas que entre sus catálogos venden yugos “toledanos” cuando en realidad no cumplen las características definitorias de esta tipología. Si no tienen ejes y cabeza estrecha no son yugos toledanos. La instalación de un yugo que no cumple estas características puede ser considerada como una destrucción patrimonial, pues este tipo de yugo genera una sonoridad y unos ritmos propios y muy característicos, diferentes a los que tienen ejes rectos y no empotran la campana el brazo.
Imagen 2. A la izquierda la campana Gorda de
Escalonilla con su yugo original y a la derecha con el yugo que
se le puso tras la restauración (acometida por Rivera)
calificado como “toledano”. Como puede verse no respetó el
diseño tradicional, lo cual se considera una destrucción
patrimonial.
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- Criterio de una eventual mecanización: Si se plantea una posibilidad futura de mecanizar las campanas, ésta debe hacerse teniendo en cuenta que la mecánica no es un sustituto del campanero, sino una herramienta al servicio del campanero. Su colocación debe hacerse de forma que no impida la realización del toque manual. Los martillos se deberán colocar en el lateral exterior contrario a la palanca de balanceo. Los toques mecanizados deben basarse en los tradicionales. Puede existir la posibilidad futura de poder voltear las campanas como antiguamente. A propósito debemos recordar que tradicionalmente en el territorio del arzobispado de Toledo, el volteo se limitaba a cuatro o tres veces al año, para fiestas muy importantes en la localidad (Domingo de Resurrección, Corpus, fiestas patronales,, titular de la parroquia …) y fuera de estas situaciones todos los toques se realizaban mediante toque de badajo y ocasionalmente balanceando las campanas. Por tanto recomendamos que no se instalen motores de volteo, para obligar de cierta forma el volteo manual y evitar que en un futuro se abuse del volteo y le reste solemnidad.