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5/11/21

SEMANA SANTA EN TOLEDO I: Las primeras cofradías penitenciales.

“….Figuradas sus escenas por los grupos de esculturas llamadas pasos, que son llevados en las mismas procesiones, no cediendo en nada las obras de esta clase, que existen en Toledo, a las ponderadas Sevilla, Valencia y Madrid”[1]

 

Con estas palabras del Semanario Pintoresco Español se compara y equiparan los pasos de las cofradías de Semana Santa del siglo XIX con las de otras capitales de acreditada fama.  Esta es una de las muchas reseñas que aparecen en prensa y escritos de viajeros durante el siglo XIX describiendo las antiguas procesiones de Semana Santa, que, ya en ese momento, se encontraban en una situación de evidente decadencia y postración, pero que conservaba cierta autenticidad y esplendor. Posiblemente el artículo “La Semana Santa en Toledo” de Gustavo Adolfo Bécquer[2] sea el que mejor resuma este cierto esplendor de las procesiones de Semana Santa en Toledo, especialmente la del Viernes Santo. Concluye el citado artículo con una aseveración llamativa del literato sevillano, pues llega a aseverar que “bajo este punto de vista la Semana Santa de Toledo, no admite parangón con ninguna otra”[3].

Procesión del Viernes Santo, elogiada por Bécquer por su severidad y solemnidad. 


Resulta chocante que, siendo Toledo una de las ciudades donde mayor peso ha tenido la Iglesia, sus celebraciones procesionales de Semana Santa no han tenido el renombre de otras ciudades con sede Episcopal. En buena medida esto es debido al peso litúrgico que tenía la Catedral Primada, cuyas celebraciones, desarrolladas con una solemnidad y pompa sin parangón, eclipsaban otro tipo de celebración. A nivel parroquial este esplendor se traduce en los Oficios celebrados en las parroquias y las procesiones de traslado al Monumento protagonizadas por las Cofradías Sacramentales de cada parroquia. Sin embargo, las cofradías de Penitencia tuvieron una época de bastante pujanza, organizando procesiones de gran interés, con un abundante número de pasos que discurrían por las estrecheces del callejero toledano.

Los "hitos" de la Semana Santa toledana del siglo XIX: la Procesión del Jueves Santo, la del Viernes Santo, el Miserere del Oficio de Tinieblas, el Monumento y el cordero pascual de la Vigilia Pascual.


En una serie de artículos, analizaremos brevemente la historia, las procesiones y pasos de las principales cofradías de Semana Santa “históricas”, las cuales actualmente se encuentran en su mayoría extintas.

En esta primera entrada, analizamos la historia de las primeras cofradías penitenciales, que tienen momento de apogeo en el siglo XVI, especialmente en aquellas que tuvieron una vida bastante corta que no supero el paso del siglo XVII al XVIII, otras han llegado hasta el siglo XX. Estas últimas merecen diversos artículos monográficos para conocer con mayor detención su dilatada historia.

Una de las fuentes documentales básicas para conocer las primeras cofradías penitenciales es el memorial de toledano Luis Hurtado de Toledo[4], redactado en 1576. Este memorial fue ordenado por Felipe II en las conocidas comúnmente como relaciones topográficas de Felipe II. Estas Cofradías eran cinco:

1. Nuestra Señora de las Angustias

Tenía su sede en el hospital de San Lázaro, extramuros, en la collación de San Isidoro. El hospital estaba dedicado a curar a los tiñosos “y es cosa maravillosa que con no tener alguna renta más de la limosna que allegan los dichos cofrades, se curan en esta casa casi cien niños y aun hombres crecidos tan llenos de sarna y tiña que es horror grandísimo solo vellos, y salen después sanos de aquí en breve término alabando a Dios.”[5] Esta cofradía realizaba dos procesiones: “demás de sacar una notable disciplina de dos mil cofrades el Jueves Santo, y una procesión de los mismos cofrades el domingo de Lázaro con todos los pobres y picaños que pueden ser avidos (sic) confesados, y curan como dicho es en el dicho hospital más de cien pobres grafos, sarnosos y tiñosos, y dan de comer a las cárceles en ciertos días del año. Tienen en su ermita de San Lázaro grandes jubileos, indulgencias y privilegios de los reyes para andar por todo el arzobispado a pedir limosna para el dicho hospital”.[6]

Actual Hotel María Cristina, que originalmente fue Hospital de San Lázaro. Foto: https://www.tripadvisor.es/


Hacía Estación de Penitencia la tarde del Jueves Santo. Se sabe cómo era el orden de la cofradía durante el siglo XVI: “Seis hermanos iban delante del pendón, que era portado por tres cofrades, que se turnaban durante el recorrido. Seguía la insignia, acompañada de seis hermanos, a continuación, un crucificado custodiado por otros seis cofrades y otros ocho portaban la imagen, bajo la advocación de la Quinta Angustia, todos vestidos con túnicas negras. Cerraba el desfile, cuatro hermanos, con hábito negro y bastones, para impedir que durante el itinerario se añadiese algún penitente que no fuese de la misma”[7]. Como era habitual, hacía estación de Penitencia en la Catedral Primada, mientras se celebraba el Oficio de Tinieblas[8].

Virgen de las Angustias en la iglesia de Santa Justa y Rufina preparada para la procesión del Viernes Santo. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha


La vinculación con la Cofradía de la Vera Cruz debió ser bastante estrecha, pues en el inventario de 1713 de esta cofradía se dice que la Virgen de las Angustias ocupaba el altar derecho de la capilla presidida por el Cristo de las Aguas[9], imagen titular de la Vera Cruz, por lo cual se deduce que por aquel entonces la Cofradía debió desaparecer. En 1809 la imagen de las Angustias, y el resto de las imágenes de la capilla de la Vera Cruz (Cristo de las Aguas, Nazareno y Lignum Crucis), fueron trasladadas a la vecina parroquia de la Magdalena[10], donde se instaló definitivamente la Vera Cruz tras quedar arrasado el Convento del Carmen por el incendio de 1812.

En una relación de los pasos de la Cofradía de la Vera Cruz de principios del siglo XVIII no aparece la Virgen de las Angustias[11], tampoco aparece en la relación de pasos de Ramón Parro de 1857[12]. A finales del siglo XIX la imagen de las Angustias empieza a participar en la procesión del Viernes Santo de la Cofradía de la Soledad, haciéndose incluso ésta de la misma imagen una vez se instaló en la parroquia de Santa Justa y Rufina[13]. En 1989 se creó la actual Hermandad de las Angustias encargada de su culto y procesión la noche del Viernes Santo.

Procesión Viernes Santo 1915, Virgen de las Angustias. Foto: https://toledoolvidado.blogspot.com/2015/03/la-semana-santa-en-toledo.html


 2. La Santa Vera Cruz

Aunque se desconoce la fecha de su fundación, debió ser la más antigua de todas las cofradías de penitencia y con una historia bastante intensa que trataremos de forma más detallada en una entrada monográfica. Por ahora, citamos en este apartado la información facilitada por Hurtado de Toledo: “La Santa Vera Cruz que tiene en el monasterio del Carmen su sala e insignias para sus procesiones, fiestas y disciplina, aunque en San Vicente tiene su cruz y cirial andas y cetros para los enterramientos de cofrades o encomendados que son muchos, y por estar en medio de la ciudad se acomoda a estar en San Vicente. Esta cofradía de la Vera Cruz es muy antigua, porque dicen a ciento treinta y ocho años su comienço, y dicen fue començada por un sastre, tiene ahora más de dos mil doscientos cofrades, de la cual sale el Jueves Santo y todas las veces que conviene a la salud de los reyes o príncipes, o victorias o bienes comunes una notable disciplina y muy devota, y bien ordenada, y demás desto (sic) dan las pascuas del año de comer a las cárceles y el domingo de C(u)asimodo a cuarenta viudas ración y limosna, toman el Lignum Crucis para su procesión de la de las cuatro iglesias donde hay esta reliquia”.[14]

Cristo de las Aguas, imagen titular de la Cofradía de la Santa Vera Cruz en sus andas. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha

Cristo de las Aguas, titular de la Cofradía de la Santa Vera Cruz. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha


Como se puede ver, a tenor de la cantidad de información que facilita, es cofradía de penitencia de mayor importancia por aquel entonces en Toledo.

 3.Nuestra Señora de la Soledad

 Tenía su sede en el Convento mercedario de Santa Catalina, en la collación de Santa Leocadia. Anota Hurtado de Toledo que “saca disciplina el Viernes Santo como la de la Vera Cruz y Angustias, y es cosa maravillosa que en ocho años ha subido a tener al pie de mil quinientos cofrades”[15]. Según estas palabras, se deduce que es de reciente fundación. De todas las cofradías “históricas” es la única que todavía existe en nuestros días. Le dedicaremos una entrada monográfica dedicada a esta cofradía.

Nuestra Señora de la Soledad. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha

Nuestra Señora de la Soledad. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha

Nuestra Señora de la Soledad en sus andas. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha


 4.Santa Elena

Era una de las tres cofradías de la parroquia de Santa Eulalia (junto a la del Santísimo y la de Ánimas). La descripción de Hurtado de Toledo es bastante prolija en comparación con otras:

“En Santa Olalla hay tres cofradías, una del Santísimo Sacramento y otra de Ánimas y otra de los cofrades de Santa Elena, que van el Viernes Santo al amanecer en procesión a la Santa Iglesia con túnicas y cruces a los hombros de madera, cada una del tamaño que la puede llevar el penitente, y cierto que es cofradía de mucha devoción y contemplación para todos estados de gentes, porque a alguno le parece que el penitente que va delante del lleva menor cruz que la suya, y sus fuerzas de aquel no son aún capaces de la que lleva, y por el contrario en nuestra consideración a su tolerancia que hay cruces de hierro y cruces de caña, y cada una tiene por Dios su peso limitado.”[16]

Iglesia Mozárabe de Santa Eulalia. Foto: http://ampamaristastoledo.es/

Iglesia Mozárabe de Santa Eulalia. Foto: https://cultura.castillalamancha.es/


Esta información es de bastante importancia, pues menciona la presencia de una cofradía de Nazarenos en la Sede Primada. Recordemos que las cofradías de “nazarenos” nacen como una alternativa a los “hermanos de sangre” de las cofradías penitenciales que hunden sus raíces en las compañías de disciplinantes que recorrían las calles azotándose las espaldas. Los “nazarenos” solían portar hábito morado o negro, con una soga al cuello y portaban a imitación de Cristo una cruz. La celebración de estas procesiones suele tener lugar la mañana del Viernes Santo, momento en que salió Cristo cargando con su cruz camino del Calvario. Este dato es muy interesante y revelador, pues no consta la fundación de cofradías de “nazarenos” en el territorio diocesano toledano[17].

Otro elemento para destacar en esta cofradía es la advocación de Santa Elena, madre del Emperador Constantino, quien en el año 326 descubrió la cruz en la que según la tradición fue crucificado Cristo. Curiosamente, bajo la advocación de Santa Elena, existió también una cofradía de “nazarenos” en Madrid en el Convento de Carmelitas Calzados, fundada en 1573[18].  Otro caso similar encontramos en Ocaña (Toledo), donde se fundó en 1607 la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno[19], que también estaba bajo la advocación de la Reina Santa Elena. De hecho, en el siglo XVIII se fundan diferentes cofradías dentro de la del Nazareno, siendo una de ellas la Hermandad de Pajes de Santa Elena (1719)[20].

Ha de señalarse que este no es el único caso, y nos encontramos con cofradías de “nazarenos” bajo la advocación de Santa Elena fundadas bajo el amparo de los carmelitas en Jaén (fundada entre 1588 y 1594)[21], Granada (fundada en 1582, sus reglas fundacionales se atribuyen a San Juan de la Cruz), Baeza[22] y otras localidades andaluzas.

Volviendo a la Hermandad de Santa Elena de la parroquia de Santa Eulalia, pocas noticias posteriores tenemos sobre esta cofradía de “nazarenos”. Lo que es seguro es que en el siglo XVIII ya no debía existir, pues no aparece en la relación de procesiones.

Cabe la posibilidad que esta cofradía fuera refundada con otros fines, pues en la citada parroquia existió la Cofradía Sacerdotal de Jesús Nazareno, cuya imagen titular era precisamente un Cristo con la Cruz a cuestas. La citada Hermandad Sacerdotal fue fundada en 1668[23] y se ha mantenido vigente hasta el siglo XX[24] y su imagen titular, tras pasar por San Marcos, se estableció en Santo Tomé, donde actualmente puede contemplarse en una repisa de la nave de la Epístola. Esta imagen actualmente participa en la procesión de la Cofradía del Amparo la tarde del Jueves Santo.

Cristo con la Cruz a Cuestas de la Hermandad Sacerdotal de Jesús Nazareno. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha


Cristo con la Cruz a Cuestas de la Hermandad Sacerdotal de Jesús Nazareno. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha

 5.Santísimo Nombre de Jesús

Radicada en el convento de la Santísima Trinidad calzada. Poca información aporta sobre esta cofradía Hurtado de Toledo: “que tiene más de seiscientos cofrades de disciplina”[25].

Llama la atención la advocación de la cofradía y su radicación en un monasterio trinitario, y no dominico. La orden de predicadores tenía una prerrogativa especial reconocida por el Papa San Pío V en 1571 en la Bula Decet Romanum Pontificem sobre la fundación y vinculación de cofradías bajo esta advocación[26].

 

Siglos XVII y XVIII

En los siglos XVII y XVIII se gestan las cofradías penitenciales barrocas, en las que, como principal novedad, aparecen los pasos procesionales que muestran escenas de la Pasión. La Catedral Primada se fija como meta estacional de las cofradías de penitencia. Éstas entraban por la puerta del Perdón, transcurrían por la nave del Sagrario, pasaban entre los dos coros. El Jueves Santo hacían Estación ante el monumento, el Miércoles Santo y Viernes Santo ante un altar colocado delante de la Capilla Mozárabe. Desde aquí salían por la puerta de los Escribanos (recordemos que la puerta Llana no se construye hasta el siglo XVIII).

A principios del siglo XVII se mencionan las diferentes cofradías que hacían Estación de Penitencia a la Iglesia Primada. El Miércoles Santo hacía Estación de Penitencia la Cofradía de Santa Elena desde Santa Eulalia. El Jueves la Vera Cruz desde el Convento del Carmen Calzado y las angustias desde San Pedro Mártir (antes lo hacían desde el Hospital de San Lázaro, extramuros). El Viernes Santo la Soledad desde el Monasterio mercedario de Santa Catalina, El Nombre de Jesús desde el Monasterio de la Santísima Trinidad. Como novedad, este día aparece una nueva cofradía que tendrá bastante proyección e importancia durante el siglo XVIII, la Cofradía de la Humildad, que salía del Monasterio Franciscano de San Juan de los Reyes.

En este siglo se incorporan los pasos procesionales en los cortejos procesionales, de los cuales hablaremos detenidamente en entradas monográficas.

En el siglo XVIII se asiste a una cierta simplificación de los cortejos procesionales. Las Estaciones de penitencia se resumen a tres: La de la Humildad la tarde del Miércoles Santo, la Vera Cruz la tarde del Jueves Santo y la Soledad el Viernes Santo. Las otras tres cofradías parece que desaparecieron[27].

En el siglo XIX solo dos cofradías celebraban su procesión penitencial, la Vera Cruz el Jueves y la Soledad el Viernes. La Humildad desapareció en las primeras décadas del siglo XIX debido a la destrucción que sufrió todo su patrimonio durante la Guerra de Independencia. Finalmente, otra guerra, esta vez la civil (1936-1939), hizo desaparecer la cofradía de la Vera Cruz, siendo la Soledad la única que ha sobrevivido desde su fundación y que, a día de hoy, sigue saliendo a las Calles de Toledo desde el siglo XVI.



[1] - LÓPEZ-GUADALUPE, J.J.: Toledo en el Semanario Pintoresco Español, Toledo, 2008, pp. 101-109.

[2] - BÉCQUER, Gustavo Adolfo: “La Semana Santa En Toledo”, El Museo Universal, año XIII, nº 13, 28 de marzo de 1969.

[3] - Ídem.

[4] - El manuscrito original, conservado en la Biblioteca Real del Escorial se encuentra transcrito en: VIÑAS, C. y PAZ, R.: Relaciones Histórico-Geogrático-Estadísticas de los Pueblos de España, hechas por iniciativa de Felipe II. Reino de Toledo, Tercera parte, t. II, Madrid, pp. 481-576.

[5] - VIÑAS, C. y PAZ, R.: Relaciones Histórico-Geogrático-…Op. Cit, p. 555.

[6] - Ibídem, p. 561

[7]  - Cfr.: http://www.angustiastoledo.org/Historia.html (última consulta 28-04-2021).

[8]  - El Oficio de Tinieblas empezaba a las cinco de la tarde y concluía aproximadamente a las nueve de la noche.

[9] - RAMÍREZ DE ARELLANO, R.: Estudios sobre orfebrería toledana, Toledo, 1915, p. 402.

[10] - Ibídem, p. 410.

[11] - VIZUETE MENDOZA, J.C.: “Cofradías toledanas y Semana Santa. La cofradía de la Vera Cruz y del Cristo de las Aguas (1536-1936)”, en Religiosidad popular: Cofradías de penitencia, San Lorenzo del Escorial, 2017, p. 717.

[12] - RAMÓN PARRO, Sixto: Toledo en la mano, ó descripción histórico-artística de la Magnífica Catedral y de los demás monumentos célebres, Tomo II, Toledo, 1857 (Ed. Facsímil Valladolid 2012), p. 176, nota 1.

[13] - Cfr.: http://www.angustiastoledo.org/Historia.html (última consulta 01-05-2021).

[14] - VIÑAS, C. y PAZ, R.: Relaciones Histórico-Geogrático-…Op. Cit., p. 562

[15] - Ibídem, p. 564

[16] - Ibídem, p. 565.

[17] - Los territorios donde abundaron la fundación de cofradías de “nazarenos”, bajo la advocación de Jesús Nazareno se concentran principalmente en Andalucía y en la zona leonesa y Valladolid. En la actual Castilla-la Mancha solo las hubo en el antiguo obispado de Cuenca y la zona de Ciudad Real y Albacete, lindando con territorios de Andalucía y Murcia.

[18] - GUEVARA PÉREZ, Enrique; RIVERA VÁZQUEZ, Mariano: Historia de la Semana Santa de Madrid, Madrid, 2004, pp. 43-44.

[21] - Cuya denominación pasó a ser unos años después de Nuestro Padre Jesús Nazareno, popularmente conocida como “el Abuelo” cfr. http://www.cofradiaelabuelo.com/cofradia/nuestra-historia/la-historia (última consulta 25-404-2021).

[22] - Cfr. SAN JUAN DE LA CRUZ: Obras completas, Madrid, 1993 (5ª edición). Siendo Vicario Provincial se aprobó la Cofradía de Nazarenos de Baeza, sita en el Colegio de San Basilio. Como señalan los editores, las normas de estas reglas muestran fielmente el espíritu del Santo.

[23] - GARCÍA ZAPATA, Ignacio José: “Imaginería de la Semana Santa de Toledo”, en Arte y Semana Santa. Actas del congreso Nacional celebrado en Mondóvar (Alicante) del 14 al 16 de noviembre de 2014, Mondóvar, 2016, p. 269.

[24] - Desde el siglo XVII son varias las reglas editadas por la Cofradía. Vid. SÁNCHEZ-BEATO ESPIAU, Mª de los Á.; SANTOS MARTÍN M. M.: “Guía bibliográfica sobre Ordenanzas y Reglamentos de Cofradías de la Ciudad de Toledo”, en Archivo Secreto, nº2 (2004), Toledo, pp. 288-314.

[25] - VIÑAS, C. y PAZ, R.: Relaciones Histórico-Geogrático-…Op. Cit, p. 563.

[26] - ROMERO MENASQUE, Carlos Jesús: “Las Cofradías del Dulce Nombre de Jesús de la Archidiócesis de Sevilla durante la época moderna: Análisis de su instituto en las reglas y constituciones”, en Los Dominicos y la advocación del Dulce Nombre de Jesús en Andalucía (Coord. Jesús ARANDA DONCEL), Archidona, 2017, pp. 137-159.

[27] - En referencia a toda esta información Cfr: https://www.humildadtoledo.com/historia (última consulta 10-05-2021).


8/26/16

Carrozas triunfales marianas en el antiguo Arzobispado de Toledo

En el entorno de la Villa y Corte de Madrid y la sede Primada de España, Toledo, se desarrolló una interesante tipología de carroza procesional que por sus características podemos calificar de triunfal, pues pone al servicio de la devoción religiosa, en este caso mariana, un completo aparato escultórico y escenográfico. Es la expresión de mayor exaltación profesada a la imagen que ostenta el patronazgo de la villa, que recorre triunfalmente las calles de la población en su anual procesión, centro de las fiestas patronales.

Hasta el año 1885 la Villa y Corte formaba parte del gran Arzobispado de Toledo. Esta vinculación religiosa y la cercanía entre ambas fue muy fecunda a nivel artístico. En los siglos XVII y XVIII, el asentamiento de la Corte en Madrid generó un centro cultural y artístico que irradió su influencia a la sede Toledana.

Es sentimiento común en todas las hermandades enriquecer su patrimonio y festejar con esplendor las celebraciones, especialmente las procesiones. A diferencia de otros territorios eclesiásticos, como la Archidiócesis de Sevilla, en la toledana las andas llevadas a hombros no adquieren la entidad de “retablo andante”. Esto no impide que se desarrollaran otras tipologías como las carrozas, plataformas rodadas sobre las que sacar en procesión las imágenes como una alternativa a las andas. En el siglo XVII se produce un hecho que pudo influir en el devenir y desarrollo de esta tipología: la carroza ideada por el Maestro Mayor Pedro de Torres en 1600 para la portentosa custodia de Enrique de Arfe en sustitución de las andas[1]. Ésta incorporaba además un sistema mecánico que mantenía la custodia en posición vertical durante el trayecto de la procesión. La carroza evitaba además que los seglares tuvieran que ayudar a los 12 ó 16 clérigos que portaban a hombros las andas de la custodia. Emulando a la sede Primada, diferentes poblaciones del arzobispado asumieron la carroza como un elemento que otorgaba esplendor y brillantez a las procesiones. En Sevilla, de forma paralela, las hermandades penitenciales asimilaron la forma de carga interior por “costaleros” tomando de modelo las andas de carga mixta de la custodia catedralicia, convirtiéndose en la forma de carga característica de los “pasos procesionales” que a modo de retablos andantes sustituyeron a las sencillas andas.

Ilustración 1. Annibale Carraci. Triunfo de Baco y Ariadna. 1597 - 1600. Palacio Farnesio Roma.

En el siglo XVIII se produce la eclosión del modelo triunfal de la carroza procesional. Esta tipología de origen grecolatino está ampliamente justificada en la literatura y en las representaciones plásticas de dioses o generales desfilando en ricos carros tirados por animales. Sin embargo, no existe una fundamentación bíblica que justifique el triunfo o la exaltación mariana. La cultura humanista había asumido la mitología antigua y en contextos profanos era frecuente emplear temática mitológica como podemos ver en el Baco y Ariadna de Tiziano (1520-3) o en los frescos pintados por Annibale Carracci entre 1597 y 1600 para el salón grande del Palacio Farnesio de Roma cuya escena principal es un desfile triunfal de Baco y Ariadna. En el siglo XVII ya encontramos la asimilación del carro triunfal en obras religiosas. En 1625 la Archiduquesa Isabel Clara Eugenia encarga a Rubens la realización de unos cartones para una serie de tapices destinados al Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid. La escena principal de estos cartones muestra el triunfo de la Iglesia como un desfile romano, personificando a la Iglesia en una mujer entronizada en un carro dorado con piedras preciosas en sus ruedas. A través del lenguaje alegórico el genial pintor introduce el carro triunfal dentro de una compleja iconografía.

Ilustración 2. Rubens. Triunfo de la Eucaristía. 1625. Museo del Prado, Madrid. Fuente: http://www.ub.edu/poderirepresentacions/equip-investigador/

Aunque la cultura judeocristiana es ajena a las escenas de triunfo del mundo grecolatino, en la Biblia sí abundan las teofanías, algunas de las cuales podían constituir el fundamento bíblico de estos artefactos de gloria. Pasajes como la visión del trono de Yaveh del capítulo primero de Ezequiel, en el que aparecen los cuatro vivientes identificados con el tetramorfos de los evangelistas: el león de San Marcos, el hombre alado de San Mateo, el toro alado de San Lucas y el águila de San Juan. Una visión similar es descrita por San Juan en el Capítulo cuarto del Apocalipsis, con los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos junto al trono de Dios.

Aunque nosotros nos centremos en mostrar a lo largo de este artículo ejemplares marianos localizados en torno al eje Madrid – Toledo, no hay que olvidar la importancia y arraigo que esta tipología tuvo desde el siglo XVIII como sostén de las custodias de asiento catedralicias en las procesiones del Corpus, ni tampoco excluir la difusión que tuvieron en otras zonas de España, más puntual y menos extendida que la tratada en este artículo.

Los carros de triunfo son piezas realmente excepcionales: conjugan la tradición retablística con la fabricación de carruajes y la ebanistería. Son piezas de vanguardia, realizadas en el entorno de la corte, cuando no fabricadas por artistas que trabajan en ella. Este factor fue decisivo para la rápida asimilación estética de los diferentes estilos: en un primer momento el refinamiento del rococó, seguido del neoclasicismo y terminando con un estilo historicista de progenie romántica. Hasta finales del siglo XVIII la decoración y el lenguaje retórico está más o menos en consonancia con la retórica religiosa de la retablística. Sin embargo, a medida que avanza la centuria y sobre todo el siglo XIX, el carro triunfal asume un lenguaje decorativo y escenográfico mucho más teatral, más cercano la sensibilidad estética burguesa del siglo XIX.

Los carros de triunfo presentan una serie de características formales propias. La imagen mariana se sitúa sobre una peana en la parte trasera, dominando el espacio interior y delantero de la carroza poblada de numerosas figuras de ángeles situados a un nivel inferior. La delantera es ocupada por esculturas de ángeles o alegorías, en ocasiones de gran tamaño y protagonismo. Las ruedas, imitando el diseño de los carros de triunfo romanos, presentan una rica decoración y suelen encontrarse en el exterior y no ocultas en el interior.

Ilustración 3. Juan de Lobera. Carro de triunfo de la Virgen de la Concepción, 1757. Navalcarnero (Madrid). Fuente: http://www.esalgado.es/restauracion-carroza-procesional


Podemos decir que es en Navalcarnero[2] (Madrid) donde mejor se ha documentado la evolución y eclosión de las carrozas de triunfo. La Hermandad de Nuestra Señora de la Concepción, patrona de la villa de forma oficial desde 1658, contó desde el siglo XVII con una carroza procesional para salir en procesión anual el 8 de septiembre. Entre 1630 y 1678 existió una primera carroza cuyas características desconocemos. En 1679 la Hermandad encarga una nueva a Juan de Lobera, arquitecto, escultor y ensamblador. Las condiciones del contrato describen algunos elementos que nos permiten hacernos una idea del mismo. Contaba con una serie de tarjetas, ángeles y pequeños motivos escultóricos que contrastaban con frisos y fondos planos que se muestran en sintonía con las obras retablísticas del momento. Esta carroza fue sustituida por la concertada en 1757 con Juan de Lobera, “adornista” del Palacio Real de Madrid que trabajaba en el taller de carruajes y que además contaba con experiencia en el campo de la retablística.
Ilustración 4. Juan de Lobera. Carro de triunfo de la Virgen de la Concepción, 1757. Navalcarnero (Madrid). Fuente: http://www.esalgado.es/restauracion-carroza-procesional






Ilustración 5. Juan de Lobera. Carro de triunfo de la Virgen de la Concepción, 1757. Navalcarnero (Madrid). Fuente: http://www.esalgado.es/restauracion-carroza-procesional

Ilustración 6. Juan de Lobera. Carro de triunfo de la Virgen de la Concepción, 1757. Navalcarnero (Madrid). Fuente: http://www.esalgado.es/restauracion-carroza-procesional

En el contrato se estipulaba la presencia en el carro de los “animales de Ezequiel”, en referencia a los cuatro vivientes, identificados como el tetramorfos. La carroza está compuesta por una gran masa dorada de roleos y elementos decorativos que, según Blanco Mozo, se inspira en un modelo concreto del Método sucinto y compendioso en cinco simetrías y apropiadas a los cinco órdenes de arquitectura adornada con tres reglas útiles del fraile mínimo Matías de Irala (1680-1753).

En esta gran masa dorada campean numerosas esculturas de ángeles y querubines. La delantera está presidida por un ángel mancebo vestido de peregrino. En la parte inferior se encuentran los cuatro animales del tetramorfos en medio relieve sobre nubes. La parte trasera, curvada, es presidida por un sol.

Ilustración 7. Grabado de la Virgen de los Ángeles de Getafe sobre su carroza triunfal tirada por ángeles. Fuente: http://parroquiadesevillalanueva.blogspot.com.es/

Ilustración 8. Grabado de la procesión de la Virgen de los Ángeles de Getafe. Fuente: http://www.juanmalcala.es/2012/05/procesion-de-la-virgen-de-los-angeles.html

 Nuestra Señora de los Ángeles de Getafe (Madrid) cuenta con otra carroza triunfal del siglo XVIII. Fue ejecutada por Juan de Maurat en 1774. Al igual que la carroza de Navalcarnero, la masa dorada es poblada por pequeños ángeles y una alegoría de la Fe en la parte delantera bajo la que se sitúa el águila de San Juan. Los laterales y la parte trasera se decoran con relieves alusivos a la Letanía Lauretana como el sol, la luna o el pozo. Las ruedas están ocultas en el interior. Consta de una lanza de tiro que dirige las ruedas delanteras. A finales del siglo XVIII se construyó una capilla lateral en la ermita para albergarla todo el año y evitar su deterioro.

Ilustración 9. Estampa de la Virgen de los Ángeles de Getafe entronizada en su carroza triunfal. 1926. Fuente: https://hablemosdegetafe.wordpress.com/category/tradiciones/


Ilustración 10. Juan de Maurat, carroza de la Virgen de los Ángeles 1774. Getafe (Madrid). Fuente: http://www.virgendelosangelesgetafe.org/la-carroza/
La carroza de la Virgen de la Soledad de Parla (Madrid) copia el modelo creado por la de Getafe. Desconocemos si la actual carroza es original o bien una copia realizada después de la guerra civil.

Ilustración 11. Grabado de la Virgen de la Soledad de Parla en su carroza triunfal. 1894. Fuente: http://perso.wanadoo.es/webdeparla/historiadeparla.html

Ilustración 12. Traslado de la Virgen de la Soledad sobre su carroza triunfal. Fuente: http://www.elicebergdemadrid.com/noticia/37954/parla/la-virgen-de-la-soledad-abrio-el-prologo-a-las-fiestas-patronales-de-los-parlenos.html
El carro de la Virgen de la Caridad de Camarena (Toledo) es excepcional en todos los aspectos, primero por su volumen, el más largo de todos (3,5 m. aproximadamente). Su programa iconográfico y su excepcional calidad la relacionan directamente con las obras salidas de la corte. La masa dorada es acompañada por grandes figuras alegóricas, de gran tamaño en la parte delantera y en la trasera un grupo de tamaño natural compuesto por el Arcángel San Miguel matando al diablo. El trono sobre el que se asienta la imagen mariana es una copia del que labró el platero florentino Virgilio Fanelli para la Virgen del Sagrario de la Catedral de Toledo, cuya ejecución culminó en 1674[3].

Ilustración 13. Virgen de la Caridad en la procesión mariana celebrada en Toledo en 1954 en la que participaron las principales imágenes marianas toledanas. Fuente: http://www.ayto-toledo.org/archivo/exposiciones/SemanaMariana/SemanaMariana.asp
Ilustración 14. Parte trasera del carro triunfal de la Virgen de la Caridad de Camarena. Fotografía tomada en la procesión mariana celebrada en Toledo en 1954. http://www.ayto-toledo.org/archivo/exposiciones/SemanaMariana/SemanaMariana.asp

Ilustración 15. Carroza triunfal de la Virgen de la Caridad de Camarena (Toledo). Fuente: http://www.plusesmas.com/fotos-antiguas/galerias/camarena/estatuas-y-esculturas/


Ilustración 16. La Virgen de la Caridad desfilando en procesión sobre la carroza triunfal. Fuente: http://www.encastillalamancha.es/noticia/44981/Camarena+(Toledo)+celebra+por+todo+lo+alto+la+fiesta+de+su+patrona,+la+Virgen+de+la+Caridad
Las dos grandes máquinas de la Virgen de Gracia de Mascaraque (Toledo) y la Virgen de la Natividad de Pinto (Madrid) evidencian la ruptura estilística que se produjo a finales del siglo XVIII. La sobriedad y la simplicidad clasicista sustituye a la dialéctica y abigarramiento estético del barroco, de hondo calado en el sentir popular. Al igual que en las carrozas anteriores, su diseño y hechura nos conducen a la vanguardia artística de la Corte. Las conexiones con el imperante gusto academicista son evidentes. Su diseño, a grandes rasgos, recuerda al carro triunfal del grupo escultórico de Cibeles, realizado entre 1777 y 1782 por Francisco Gutiérrez Arribas, Miguel Jiménez y el francés Robert Michel bajo diseño de Ventura Rodríguez. Lo cierto es que el diseño de ambas máquinas deudor del neoclasicismo del XVIII, resulta más correcto adscribirlo al estilo imperio de los primeros años del XIX.

Ilustración 17. Grabado de la carroza de la Virgen de Gracia de Mascaraque. Publicado en BLANCO MOZO, José Luis: “Exaltación y triunfo. La carroza de Nuestra Señora de la Concepción de Navalcarnero”.
Ilustración 18. Grabado de la carroza de la Virgen de la Natividad de Pinto. Publicado en BLANCO MOZO, José Luis: “Exaltación y triunfo. La carroza de Nuestra Señora de la Concepción de Navalcarnero”.

Ambas carrozas, hoy desaparecidas, retoman la iconografía del trono de Ezequiel con los cuatro vivientes, identificados como el tetramorfos. Estos aparecen repartidos entre las cuatro esquinas. En Mascaraque cada tetramorofos es acompañado de su correspondiente evangelista. La figuración ya no campea por toda la superficie, sino que se concentra en dos puntos, en la delantera y en la trasera elevada en altura. En Mascaraque el arcángel San Miguel lanceando al diablo presidía el frente. Dos evangelistas con sus tetramorofos flanqueaban el simulacro del arcángel. En Pinto la delantera era presidida por un Cordero de Dios acompañado de dos figuras del tetramorfos. En ambos casos la imagen mariana se encontraba entronizada en la parte trasera sobre un plinto con gradas, ubicándose en los flancos los otros dos evangelistas o tetramorfos restantes. Cerraba la composición un gran sol, posiblemente realizado en metal, situado detrás de la imagen.

La carroza triunfal de la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey (Madrid) fue una de las grandes máquinas del siglo XIX. La historia de esta carroza se encuentra íntimamente ligada con los sucesos acaecidos en la Villa durante la guerra de la independencia. En 1808 las tropas francesas asaltaron la ermita de la Soledad y destruyeron la antigua imagen de la Virgen atribuida a Gaspar Becerra.

El sacerdote argandeño Marcelino Sanz Riaza, dolido por tal sacrilegio, encargó una nueva al reputado escultor José Ginés. Esta imagen fue bendecida el 24 de junio de 1810, día de San Juan Bautista, siendo trasladada esa misma tarde en procesión desde la iglesia parroquial a su ermita. Desde este momento la devoción a la Soledad aumentó tanto que desplazó del patronazgo de la villa a San Juan Bautista. Las fiestas patronales se trasladaron del 24 de junio al segundo domingo de septiembre, día en que la hermandad de la Soledad celebraba la fiesta gloriosa de su titular mariana.


Ilustración 19. Grabado del siglo XIX de la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey sobre su carroza. Fuente: http://archivo.ayto-arganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=901

En 1817, cuando estaba ya consolidado el patronazgo de la Soledad, el sacerdote Sanz Riaza encargó la construcción de una carroza de triunfo. Este mismo año también encargó la realización de un nuevo retablo mayor para la ermita y un nuevo manto negro tachonado de estrellas para que fuera lucido por la venerada imagen en su fiesta gloriosa. Dos terceras partes del total (40.000 reales) fueron sufragadas por el citado sacerdote. El encargo de la carroza se decidió por concurso al que se presentaron varios diseños, siendo finalmente el elegido el realizado por el pintor Antonio García y el escultor José Ginés. El primero había participado en la policromía del retablo, mientras que Ginés había tallado la imagen y era uno de los escultores y estuquistas más reputados del momento. Ostentó, entre otros, el cargo de primer escultor de cámara de Fernando VII en 1814 y honores de director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1817. Fue autor, entre otras obras, de la matanza de los inocentes del belén del Príncipe (hoy expuesto en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid) o de la decoración escultórica de la ermita de San Antonio de la Florida de 1795 cuyos frescos corrieron a cargo de Goya. Es uno de los grandes escultores del neoclasicismo español.

Ilustración 20. Grabado del siglo XIX de la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey sobre su carroza. Fuente: http://archivo.ayto-arganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=901

Es muy significativo el encargo de la carroza triunfal en este contexto, pues, podemos entenderlo como una respuesta de desagravio frente a la profanación acaecida en el año 1808 por las tropas francesas. No en vano, la imagen alegórica que dominaba el carro era una representación de la religión, atacada en aquel acto sacrílego. La retórica triunfalista y exaltada de la nueva carroza respalda además el cambio de patronazgo de la villa de Arganda.

Ilustración 21.Grabado del siglo XIX de la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey sobre su carroza. Fuente: http://archivo.ayto-arganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=901
Ilustración 22. Pintura del siglo XIX de la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey sobre su carroza. Fuente: http://archivo.ayto-arganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=901
La carroza, destruida durante la guerra civil, es ampliamente conocida gracias a numerosas representaciones gráficas de los siglos XIX y XX. Así era descrita por Castellano y Carlés en su libro sobre las imágenes Marianas de Arganda publicado en 1879[4]:

“La carroza es de figura oval, y la sirve de guía una estatua que representa la religión con ropaje blanco, signo de pureza de María y con la cruz de la redención en la mano. Detrás sobre una elegante peana va colocada la santa imagen de María, sirviéndola de trono un medio círculo que a decir verdad echa a perder el buen pensamiento del todo de la carroza, y sobre el cual hay dos ángeles sosteniendo una corona que representan y ofrecen a su Reina y Señora. Todo el círculo de la carroza formando una colgadura de hermoso azul celeste con realces de guardamalletas doradas de muy buen gusto que unido al vestido de guirnaldas, jarrones y floreros, hacen un aparato digno de la Señora a quien se dedica.”

La carroza sigue la estela estética marcada por las de Pinto y Mascaraque aunque con una mayor libertad formal, menos sujeta a la normativa rigurosa del academicismo clasicista de las últimas décadas del siglo XVIII. La curvatura de la trasera y el creciente protagonismo que adquiere la decoración nos permite adscribirla a un estilo cercano a la sensibilidad romántica.

Ilustración 23. Fotografía de la carroza con la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey antes de su destrucción en la guerra civil. Fuente: http://archivo.ayto-arganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=901

Ilustración 24. Fotografía actual de la Virgen de la Soledad de Arganda del Rey sobre su carroza. Fuente: http://archivo.ayto-arganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=901

En el año 1940 se encargó una nueva carroza de triunfo imitando a la perdida en la guerra civil que es la que se viene usando en sus anuales fiestas septembrinas. Aunque inspirada en la antigua, suprime algunos elementos como las ruedas exteriores y el trono semicircular, que en opinión de Castellano y Carlés echaba a perder la composición de la carroza. Su ausencia permite vestir a la imagen con un manto de larga cola que cubre la trasera de la carroza. Unos candelabros guardabrisas sustituyen a los jarrones clasicistas que se situaban frente a la imagen.

La exaltación gloriosa de la Soledad de Arganda no tiene cabida en las celebraciones de Semana Santa. En estas fiestas la imagen participa en las procesiones junto a los otros “pasos” portada en andas y vestida de riguroso luto.

En la antigua villa de Vicálvaro (distrito de Madrid desde 1954), la Virgen de la Antigua contó con una interesante y teatral carroza. Suponemos que esta fue construida en el siglo XIX o en las primeras décadas del siglo XX. Fue destruida en la guerra civil y recreada en una nueva fechada en el año 1949. Lamentablemente esta última, bastante fiel a la original, ha sido sustituida hace pocos años por una realizada en los talleres alcarreños de Hermanos Martínez de Horche (Guadalajara) que no reproduce el diseño de la anterior.

Ilustración 25. Estampa de la primitiva carroza de la Virgen de la Antigua de Vicálvaro. Fuente: AA.VV. Historia de Vicálvaro. Madrid, 1987.
Ilustración 26. Fotografía de la primitiva carroza de la Virgen de la Antigua de Vicálvaro. Fuente: AA.VV. Historia de Vicálvaro. Madrid, 1987.
Esta carroza supone un nuevo planteamiento del carro triunfal, fundado en un concepto de mayor teatralidad que los carros triunfales “navegando” sobre un mar de fieles. La carroza estaba compuesta por una estructura principal en forma de nube por la que asomaban pequeñas cabecitas de querubines. En el interior de este primer cuerpo se encontraba el chasis. Sobre esta plataforma, un grupo de angelitos tiraban de un carro donde se entronizaba la imagen como si de un triunfo celestial se tratara. 

Aparte de estas carrozas existen otras de las que no hemos podido reunir tanta información y que son de difícil adscripción cronológica. Hasta la guerra civil la Virgen de la Piedad de Santa Olalla (Toledo) contó con una carroza en forma de barco. La Virgen de los Santos de Móstoles (Madrid) cuenta con una interesante carroza triunfal, la cual no sabemos si es posterior a la guerra o por el contrario es la que entronizaba a la Virgen antes de la contienda. Esta última comparte elementos comunes con la de la Virgen de la Caridad de Illescas (Toledo), como es el orbe situado a los pies de la imagen mariana, coronada en la de Móstoles por un niño Jesús y en Illescas por un ángel. 

Ilustración 27. Fotografía antigua carroza de la Virgen de la Piedad de Santa Olalla (Toledo). Fuente: http://eulaliense.blogspot.com.es/
Ilustración 28. Carroza de la Virgen de los Santos de Móstoles. Fuente: http://patronademostoles.es/
Ilustración 29. Virgen de la Caridad de Illescas en la procesión mariana celebrada en Toledo en 1954. Fuente: http://www.ayto-toledo.org/archivo/exposiciones/SemanaMariana/SemanaMariana.asp

Ilustración 30. Carroza de la Virgen de la Caridad de Illescas. Fuente: www.illescas.es

El carro de triunfo, como tipología de carroza, es una variante dentro de las estructuras de transporte procesional, con una evolución propia y paralela a otros sistemas como las andas o los tronos. No podemos considerarlos un elemento exclusivo de la idiosincrasia y tradición del antiguo arzobispado toledano, puesto que también existen por toda la geografía hispana, bien como soporte a la custodia de Asiento en la procesión del Corpus, o bien como soporte a imágenes marianas. Sin embargo, hay que recalcar la importancia y desarrollo que tuvieron en el eje Madrid-Toledo a juzgar por la cantidad y calidad de piezas que han llegado a nosotros.


A.R.

BIBLIOGRAFÍA

AA.VV.: Historia de Vicálvaro. Madrid, 1987.

AA.VV.: Vicálvaro ayer y hoy. Madrid, 1989.

BLANCO MOZO, José Luis: “Exaltación y triunfo. La carroza de Nuestra Señora de la Concepción de Navalcarnero”, en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte (U.A.M.), Vol. 18, 2015, 115-129.

CASTELLANO Y CARLÉS, Pascual: Noticias de las imágenes de la Santísima Virgen María veneradas en Arganda del Rey. Arganda del Rey, 2002.

NICOLAU CASTRO, Juan: “La maqueta del trono de la Virgen del Sagrario de la catedral de Toledo”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando”, 83, 2º semestre 1996, pp. 271-286.

RODRÍGUEZ DE GRACIA, Hilario: “El Corpus de Toledo. Una fiesta religiosa y profana en los siglos XVI Y XVII”, en Zainak. Cuadernos de Antropología-Etnografía, 26, 2004, pp. 385-410.

TORRE BRICEÑO, Jesús Antonio: “Algunos datos históricos sobre la Virgen de la Soledad patrona de Arganda del Rey”, en Anales complutenses, volumen XIII (2001), pp. 128-154.



[1] RODRÍGUEZ DE GRACIA, Hilario: “El Corpus de Toledo. Una fiesta religiosa y profana en los siglos XVI y XVII”, en Zainak. Cuadernos de Antropología-Etnografía, 26, 2004, p. 398.
[2] Véase BLANCO MOZO, José Luis: “Exaltación y triunfo. La carroza de Nuestra Señora de la Concepción de Navalcarnero”, en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte (U.A.M.), Vol. 18, 2015, 115-129.

[3] Véase: NICOLAU CASTRO, Juan: “La maqueta del trono de la Virgen del Sagrario de la catedral de Toledo”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando”, 83, 2º semestre 1996, pp. 271-286.
[4] CASTELLANO Y CARLÉS, Pascual: Noticias de las imágenes de la Santísima Virgen María veneradas en Arganda del Rey. Arganda del Rey, 2002, pp. 22-23.
[5] AA.VV.: Vicálvaro ayer y hoy. Madrid, 1989. p. 24.