En el último artículo publicado
hablábamos sobre la reconstrucción del paso de la Oración en el Huerto de la
Vera Cruz de Valladolid, recreando un tablero cuya dimensión fuera acorde con el
tamaño de las diferentes figuras y la anchura de la puerta de la Penitencial.
Este tema da pie a tratar la
pervivencia de estas sencillas andas sobre las que se transportan los “pasos”
de Semana Santa. Entendemos por andas la definición dada por la Real Academia
de la Lengua: Tablero que, sostenido por
dos varas paralelas y horizontales, sirve para conducir efigies. Esta
acepción recoge la definición de andas en su estructura más esencial. Con la
aparición de los grandes “pasos” de Semana Santa compuestos por grupos escultóricos,
las andas se convirtieron en grandes tableros a modo de escenario (reciben el
nombre específico de tableros en
Valladolid o tarimas en Murcia).
Se tiene alguna información de
las andas desde finales del XVI. La documentación evidencia la simplicidad de
estos artefactos que por lo general se pintaban de negro, color acorde con las
celebraciones pasionistas. Sirva de ejemplo el contrato fechado en 1577 entre
el pintor establecido en Guadalajara Diego López de la Parra y la Cofradía de
Nuestra Señora del Rosario de Yunquera (Guadalajara) en que se concierta la
realización de los “pasos” de Cristo
atado a la columna y un Cristo con la
cruz a cuestas acompañado de Simón de Cirene y sus respectivas andas “de negro y a contento de los señores
mayordomos”[1].
Esta simplicidad es común en toda España. En 1633 la Hermandad y Esclavitud del
Santo Cristo de la Santísima Trinidad de Málaga concierta con José Micael la
hechura del Cristo, San Juan y las andas “dadas de negro con sus horquillas y
tornillos”[2].
Ilustración 2. Balconete (Guadalajara). Procesión de traslado del Domingo de Ramos, 2010. |
Algunas imágenes titulares de
especial significación podían ser portadas en andas de mayor adorno, incluso
doradas. Son también una excepción los Sepulcros de los Cristos Yacentes; sus
connotaciones eucarísticas admitían elementos propios del culto sacramental.
Ilustración 3. Sahagún (León) Urna con Cristo Yacente s. XVIII. http://www.joseluisluna.com/index.php?option=com_content&view=article&id=534&catid=28 |
Esta tipología de andas y
tableros austeros, funcionales y con escasa decoración, se mantuvo en el tiempo
por lo general en la mitad norte de España. En el sur, sin embargo, se produjo
una evolución. Las imágenes empezaron a cubrirse con palios y asumir cierto
tipo de manifestaciones propias de celebraciones gloriosas, poco acordes con el
rigor y la contracción espiritual de la Semana Santa, motivadas por el deseo de
emulación y esplendor. En las primeras décadas del siglo XVII esta circunstancia
fue criticada por el Abad Alonso Sánchez Gordillo “porque aunque es así que aquella estación que Cristo Nuestro Señor
hizo con la cruz fue el carro en que triunfó del demonio, no es ésta la fiesta
ni el misterio glorioso que se representa allí”[3]. Desde las primeras décadas del siglo
XVII se aprecia un creciente protagonismo de ensambladores, arquitectos y doradores
en la realización de pasos. Este hecho llevó a la configuración a mediados del
siglo XVII del paso de Cristo con canastilla ricamente tallada, policromada y
dorada. Las antiguas andas son sustituidas por un nuevo modelo, el paso
barroco, que, a modo de retablo andante, presenta las imágenes de Cristo, con o
sin historiado, de un modo mucho más exuberante y retórico. Al igual que los
retablos, las canastillas son el soporte material de un discurso iconográfico
que complementa la escena del “paso”. La obra paradigmática de este periodo es
la canastilla del Gran Poder, tallada en 1686 por Antonio Ruiz Gijón. Evolución
similar tuvieron los pasos de la Virgen, con la adición del palio, peana,
faroles, candelería y otros elementos. Tampoco hay que olvidar otros modelos de
“pasos” de vírgenes dolorosas de otras zonas de Andalucía, como Écija y
Antequera, cuya iconografía pasional se solapa con la devoción a la Inmaculada
Concepción de la Virgen. La inclusión de altas peanas doradas, ráfagas de
plata, medias lunas de plata o palios son la materialización del texto
apocalíptico que inspiró la iconografía inmaculista.
Esta evolución formal de las
andas en grandes andas talladas se generaliza en España desde el siglo XIX. En Murcia
las antiguas andas y tarimas son sustituidas por tronos, y en Zamora los
antiguos tableros por las mesas inspiradas en los pasos sevillanos a finales del siglo XIX. En la década
de los veinte del siglo pasado el trono
malagueño adquiere el volumen y los elementos definitorios. Esta fase de
enriquecimiento y sofisticación de tronos y andas continua a día de hoy.
Ilustración 4. Medina de Rioseco. "Paso de la Escalera".
Foto: Carlos González Ximénez. http://carlosgonzalezximenez.blogspot.com.es/2012/04/hermandad-de-la-escalera-semana-santa.html
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Las formas actuales de cargar
poco tienen que ver con la forma primitiva. Para empezar los cargadores eran
hombre pagados, cargadores del puerto o labradores, con buena condición física.
En algunos casos eran los propios hermanos integrados en un colectivo propio
diferente al de hermanos de sangre y de luz los que realizaban esta labor[4].
Los cargadores en ocasiones eran pocos en relación al peso y volumen de los
“pasos”, lo cual les permitía trabajar con mayor comodidad en maniobras
complicadas. Al carecer de patas las andas, estas eran posadas sobre
horquillas. Suponemos que para no cansarse en demasía eran cargados en pequeños
tramos a una velocidad más bien ligera con posos breve y continuados. Especial
esmero requerían las entradas y salidas de los templos. Es conocida la
existencia de ruedas bajo algunos grandes pasos que salvaban la angostura de la
puerta sin recurrir a complejas maniobras. De esta forma primaria nacen todas
las variantes locales de carga.
Ilustración 5. Medina de Rioseco. Salida del "paso de
Longinos". Foto: Eduardo Margareto. http://www.hermandaddelaescalera.org/php/?p=1575
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Vista la evolución formal de las
andas y la forma de carga, analizamos ahora qué pervivencias quedan a día de
hoy en ciudades donde se celebran con especial acento las procesiones de Semana
Santa.
Medina de Rioseco es una de las pocas poblaciones que conservan la
esencia de la antigua Semana Santa castellana urbana, de raigambre barroca, con
pinceladas decimonónicas pero fiel al espíritu original. Los diferentes grupos
escultóricos de pasión desfilan sobre tableros destacando por su volumen los
dos “pasos grandes”, el “Longinos” (que muestra la lanzada de Cristo) y la
“Escalera” (el Descendimiento). Son sencillas obras de carpintería compuestas
por un bastidor de madera con pequeños banzos que sobresalen en la delantera y
en la trasera lo justo para que un cargador meta el hombro y pueda poner la
horquilla. Los tableros pequeños tienen tres pares de banzos, mientras que en
los grandes se incluyen dos más, cinco en total. Un elemento peculiar son las
argollas de los costados, a las que se agarra cada cargador al portar el
tablero. En los posos sirve como asidero para equilibrar el tablero mientras
reposa sobre las horquillas. En algunos pasos de figura única puede haber un
pequeño suplemento que realce la figura. Los tableros admiten algunos elementos
decorativos, como pequeños elementos tallados e incluso calados que ocupan un
papel secundario y no distraen excesivamente de la contemplación de las
imágenes.
Ilustración 6. Medina de Rioseco. "Paso del Longinios"
en el corro de Santa María, recién salido de la Capilla de los "Pasos
Grandes". Foto: Eduardo Margareto. http://www.hermandaddelaescalera.org/php/?p=1575
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Otra peculiaridad de Medina de
Rioseco es que conserva la forma antigua de cargar, con pocos cargadores en
relación al volumen y peso de los pasos, por contraposición con la tendencia
imperante en el resto de España de alargar los banzos para dar cabida a un
mayor número de cargadores. Éstos reciben una denominación según su posición: en
el palo central se sitúa el “cadena”; el situado en la delantera se encarga de
dirigir el paso. En los extremos delanteros y traseros cargan los “palotes”. En
los pasos grandes de cinco banzos los cargadores situados entre los “palotes” y
el “cadena” reciben el nombre de “encerrados”. Solo los “palotes” y los
cargadores de los costados portan horquillas para reposar el tablero en los “posos”.
Los cargadores se distribuyen según su altura. Los palotes, cadenas y encerrados
son los más altos, mientras que el resto cuadra el tallaje con unos tacos de
madera supletorios, quedando el más bajo de todos en el eje del costado.
En Sahagún la Cofradía de Jesús Nazareno todavía conserva tableros
similares a los de Medina para portar sus grandes pasos, copia de los modelos
valllisoletanos. En Zamora los
tableros también fueron empleados por las Hermandades penitenciales históricas
(Vera Cruz, Congregación, Santo Entierro y Angustias) para portar sus pasos antes
de la implantación a finales del siglo XIX de las mesas cargadas desde el
interior a dos hombros.
Ilustración 7. "Paso" del
Descendimiento de Sahagún. http://eldesahagun.blogspot.com.es/?view=classic
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Existen numerosas fotografías de
añejas procesiones de Salamanca, Toro y Tordesillas donde pueden verse los “pasos” llevados sobre
tableros. En esta última contaban además con una barandilla perimetral, un
elemento que antaño era frecuente en las andas procesionales de los siglos XVII
y XVIII y que todavía se conserva en muchas andas de pequeñas iglesias rurales.
Ilustración 8. Salamanca, la Caída
en el año 1921. Autor: Venancio Gombau http://www.salamancacofrade.com/a/FotosAntiguas/Hermandades/00-VeraCruz.html
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Ilustración 9. "Paso" del "Redopelo" de Toro. www.fotos.miarroba.es |
Ilustración 10. "Paso" de
los Azotes de Tordesillas llevado a hombros sobre un tablero. http://www.semanasantatordesillas.es/
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En la ciudad de Murcia los “tronos” son llevados por
estantes vestidos con la tradicional túnica de nazareno con enaguas almidonadas
y medias de repizco. Se entiende también por estante a la horquilla enteramente
de madera que lleva el portador que sostiene el trono en las paradas.
Los tronos murcianos son una evolución
de las antiguas tarimas, peanas compuestas por un sencillo friso jaspeado que
con la inserción de unos listones de madera por unos agujeros del frente y la
trasera se convertían en andas para transportar las diferentes escenas de la
pasión que Salzillo talló para la Cofradía de Jesús Nazareno. Las imágenes
individuales contaban en sus peanas con agujeros para colocar dos listones y ser
cargadas por cuadro personas. Hay que señalar que la asimilación del trono en detrimento
de las antiguas andas y tarimas, causó una agria polémica entre los partidarios
de mantener la esencia tradicional de las andas que permitía al fiel una
contemplación más directa y sin distracción de los pasos y los partidarios de
los nuevos tronos como marco que realzase la calidad estética de la obra
salzillesca[5].
Ilustración 11. Murcia. Oración del
Huerto de Salzillo sobre tarima. www.todocoleccion.net
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La forma tradicional de cargar en
Murcia está muy apegada a las formas antiguas. Los estantes son pocos en
proporción al peso de cada paso, separados unos de otros para maniobrar mejor.
La forma de andar es sencilla, sin marcar el ritmo y avanzando con ligereza en
trayectos cortos.
Ilustración 12. Murcia. Santa cena. http://www.urbemurcia.com/tag/semana-santa/
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En Andalucía encontramos mayor variedad
de formas de carga, interior, exterior y mixta que muchas localidades mantienen
vivas gracias al apego de la tradición heredada por sus padres.
En Jerez de la Frontera tres cofradías mantienen la forma tradicional
de carga, antiguamente común a todas y sustituida progresivamente desde las
primeras décadas del siglo XX por la carga a costal sevillana o con su variante
jerezana, la“molía”. Algunas hermandades se negaron a asimilar este patrón,
manteniendo como señal de identidad la vestimenta de raigambre barroca y la
forma de cargar al hombro.
Los cargadores portan los pasos
sobre un hombro tanto en el exterior como en el interior. Las paradas son
indicadas con un llamador colocado en la delantera. En la delantera y la
trasera los cargadores portan el paso en banzos de pequeña longitud.
Ilustración 13. Jerez de la Frontera. Cristo
de la Expiración. Autor: Alberto Díaz. http://elhachoncofrade.blogspot.com.es/
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En Antequera, uno de los focos artísticos más importante de la
Andalucía barroca, se creó un tipo de trono autóctono, aunque, en lo esencial,
los elementos que lo conforman son compartidos por otras localidades de la
región. Los elementos definitorios del trono antequerano son la peana de
carrete, de diferentes tipologías, y el palio, incluso para imágenes de Cristo, todos ellos colocados sobre un gran tablero donde cargan los "hermanacos". Existe una fotografía antigua de la salida de la Virgen del Socorro en la que
se pueden ver los pequeños banzos que sobresalen en el frente y las horquillas
sobre ellos. Desde entonces el trono antequerano ha evolucionado inspirándose
en la grandilocuencia de los tronos malagueños (sustituyendo el esquema
vertical del palio por el horizontal) y alguna pincelada sevillana (la
inclusión de candelería). Las mesas de los tronos y los varales se han alargado
para acoger mayor número de “hermanacos” que los porten.
Ilustración 14. Antequera. Salida Virgen del
Socorro a principios del siglo XX. http://murciasemanasanta.mforos.com/
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En Cádiz los pasos son cargados a un hombro desde el interior y desde
el exterior. En el interior los cargadores se reparten en cuatro palos
longitudinales. Los dos palos extremos se prolongan exteriormente en maniguetas
desde donde cargan cuatro “horquilleros” (uno por esquina). Estos, como su
nombre indica, portan una horquilla cuya única función es marcar el ritmo.
Ilustración 15. Cádiz. Ecce Homo.
Horquilleros. http://www.cadizcofrade.net/
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En Sevilla, la consolidación del paso barroco es paralela a la
implantación del sistema de carga interior por “costaleros”. Antes de la
implantación de los costaleros, en el siglo XVII, coexistieron tres sistemas de
carga, el exterior, el mixto y exclusivamente interior por costaleros. Las
maniguetas son la reminiscencia de los banzos que antiguamente servían para
cargar a un hombro las andas. En la sala de Cabildos de la Hermandad de la
Soledad de Lima (Perú), se conserva un cuadro fechado en torno a 1670 que
muestra la procesión que efectuaba esta hermandad en la tarde del Viernes
Santo. El cuadro es un documento en sí mismo. Esta Hermandad fue fundada por
sevillanos que pertenecían a la Hermandad homónima de la capital hispalense,
por aquel entonces radicada en la Casa Grande del Carmen. En este cuadro se
muestran cuatro pasos (la Lanzada, el Descendimiento, Cristo Yacente y la
Soledad pajo palio) que responden al patrón sevillano de paso barroco
compuestos por parihuela con canastilla. En las esquinas de las parihuelas
asoman maniguetas en las que cargan portadores ataviados con el hábito de la
hermandad. Se supone que la carga era mixta, portando desde el interior
costaleros o bien cargadores al estilo de Cádiz, a un hombro.
Ilustración 16. Lima. Procesión Viernes
Santo (fragmento), 1670 ca. http://www.imgrum.net/user/jpelsous/317906342/1237090320778591401_317906342
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La pervivencia de las andas y
sistemas esenciales de carga son todavía visibles en zonas que no han
experimentado un cambio tan radical en las celebraciones de Semana Santa como
en España. En Popayán (Colombia) existe una gran tradición de procesiones
penitenciales heredada de la época virreinal. Todos los pasos discurren en
andas portadas por ocho cargadores en cuatro pequeños pares de banzos. En las
paradas posan las andas sobre horquillas. Un elemento que enlaza con la
tradición andaluza es el uso de palios fijos sobre los pasos en los que aparecen
imágenes de Cristo o de la Virgen.
Ilustración 17. Popayán (Colombia).
Procesión Semana Santa. http://lsemana.blogspot.com.es/
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Como podemos observar, elementos
que en principio cumplen una función estructural o secundaria, han adquirido
una importancia clave en el desarrollo artístico y expresivo de la retórica
procesional.
A.R.
[1] PRADILLO
Y ESTEBAN, Pedro José: “Primeras noticias documentales de pasos de Semana Santa
en Guadalajara (1553-1621)”, en Boletín
del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Tomo 62, 1996. pp.
337-354.
[2] PÉREZ
DEL CAMPO, Lorenzo: “El trono procesional malagueño. Aspectos históricos”, Semana Santa en Málaga. Tomo V: Patrimonio
Artístico de las Cofradías. Málaga, 1990. pp. 43-45.
[3] RODA
PEÑA, José; “El paso procesional. Talla, dorado y escultura decorativa”, Sevilla Penitente. Tomo II. Sevilla,
1995. p. 6.
[4]
Entre los siglos XVII y XVIII los pasos de la Vera Cruz zamorana eran cargados
por los hermanos de paso. A su vez el colectivo se dividía en dos: los de
andas, encargados de portar las imágenes titulares de mayor devoción, el
Nazareno, la Soledad y la Cruz; los de paso cargaban los dos conjuntos
escultóricos de la Hermandad, la Oración en el Huerto y la Flagelación.
JARAMILLO GUERREIRA, Miguel Ángel; CASQUERO FERNÁNDEZ, José Andrés: La Cofradía de la Santa Vera Cruz de Zamora.
Historia y patrimonio artístico. Zamora, 2009. p. 46.
[5]
FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, José Alberto: Estética
y Retórica en la Semana Santa Murciana; El Periodo de la Restauración como
Fundamento de las Procesiones Contemporáneas. Tesis Doctoral, Universidad
de Murcia, Murcia, 2014. [última consulta 03/08/2016 www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/277418/TJAFS.pdf?sequence=1 ]
BIBLIOGRAFÍA
AA. VV.: Pasos restaurados. Valladolid, 2000.
AA. VV.: Semana Santa en Málaga. Tomo V: Patrimonio Artístico de las Cofradías.
Málaga, 1990.
AA. VV.: Sevilla Penitente. Sevilla, 1995.
CHECA CREMADES, Fernando; MORÁN
TURINA, José Miguel: El Barroco.
Madrid, 2001.
FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, José Alberto: Estética y Retórica en la Semana Santa
Murciana; El Periodo de la Restauración como Fundamento de las Procesiones
Contemporáneas. Tesis Doctoral, Universidad de Murcia, Murcia, 2014.
[última consulta 03/08/2016 www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/277418/TJAFS.pdf?sequence=1 ]
JARAMILLO GUERREIRA, Miguel Ángel; CASQUERO FERNÁNDEZ, José Andrés: La Cofradía de la Santa Vera Cruz de Zamora.
Historia y patrimonio artístico. Zamora, 2009.
ORDUÑA REBOLLO, Enrique; MILLARUELO APARICIO, José: Cofradías y sociedad urbana. La Ilustre
Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias de Valladolid
(1563-2002). Buenos Aires-Madrid, 2003.
PRADILLO Y ESTEBAN, Pedro José: “Primeras noticias
documentales de pasos de Semana Santa en Guadalajara (1553-1621)”, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y
Arqueología, Tomo 62, 1996. pp. 337-354.
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