Recreación del interior de la ermita de la Soledad de Romancos. |
Pasos e imágenes
Un elemento indispensable en las procesiones
de Semana Santa son los pasos. El uso pedagógico de la imagen religiosa como
reafirmación de la ortodoxia católica resultó en un temprano desarrollo del
paso procesional en la ciudad de Guadalajara y su entorno.
Su temprana implantación es
debida a la estrategia seguida por las autoridades eclesiásticas del antiguo Arzobispado
de Toledo (al cual pertenecía hasta 1955 la mitad de la comarca alcarreña) tras
declararse heréticas en 1525 ciertas prácticas piadosas de corte erasmista
conocidas como “movimiento alumbrado”. Los alumbrados
(o iluminados) cuestionaban las celebraciones litúrgicas y defendían una unión
más personal del fiel con Dios, así como la lectura de la Biblia en lengua
vulgar. Este movimiento caló con fuerza en la Guadalajara humanista de los
Mendoza, uno de los focos culturales más importantes del Renacimiento en
Castilla, en las primeras décadas del siglo XVI. Podemos distinguir dos
vertientes de alumbrados: por un
lado, los “recogidos”, que se
localizaban en los conventos
franciscanos de Guadalajara, Pastrana y la Salceda de Tendilla, reformados por
el Cardenal Cisneros; por otro, los “dejados”,
que se desarrollaron al amparo del neoplatonismo humanista de la corte de
los Mendoza, siendo su epicentro el palacio del Infantado de Guadalajara.
Una vez activada la maquinaria
inquisitorial, las autoridades eclesiásticas toledanas trataron de reconducir
los efectos de este movimiento sobre la población, propagando formas de piedad
ortodoxas, centradas principalmente en el culto a la Pasión de Cristo a través
de la difusión de procesiones penitenciales. En este contexto de inestabilidad
religiosa y ante la duda sobre la conveniencia de determinadas prácticas
devocionales como la disciplina, la Cofradía de la Vera Cruz de Toledo obtuvo
del Papa Pablo III el documento pontificio Vivae
vocis oráculo, el cual respaldaba esta práctica y sirvió acicate para la
fundación de numerosas cofradías penitenciales de la Vera Cruz por toda la
Corona castellana.
Restos del desaparecido convento de la Salceda (Tendilla). Al fondo los restos de la capilla de las reliquias. |
No podemos olvidar que al amparo de esta estrategia se fundaron los Sacromontes del Monte Celia del “refundado” Convento franciscano de la Salceda de Tendilla y la ermita “de los Judíos” de Mondéjar, cuyas representaciones de la Pasión están íntimamente ligadas a los pasos procesionales. Ambos Sacromontes fueron creados y patrocinados por miembros de la familia Mendoza: don fray Pedro González de Mendoza (1570-1630), hijo de la princesa de Éboli, reconstruyó el antiguo cenobio franciscano e ideó el Monte Celia con diferentes itinerarios piadosos estacionales en una red de calles y jardines jalonada por 15 ermitas. Fue terminado en 1604, año en que, a tenor de su fama, fue visitado por el propio rey Felipe III. Tras la Desamortización todo el conjunto y el convento se arruinó. Sin embargo, es posible conocerlo gracias a la obra Historia del Monte Celia escrita por su fundador[1]. Por otro lado, el Sacromonte de Mondéjar, se localiza en la ermita de San Sebastián, en un semisótano al que se accede por sendas puertas situadas en el altar mayor. A través de un angosto pasillo circular el fiel recorre escenas de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo compuestas por figuras de yeso de tamaño natural. Su promoción se ha atribuido al don Luis Hurtado de Mendoza, II Marqués de Mondéjar, que, retirado en sus últimos años de vida en esta Villa (muere en 1566) y preparándose para una buena muerte, centró su actividad en la construcción de su sepultura en el desaparecido convento franciscano de San Antonio y probablemente también en la construcción de este Sacromonte, cuya ejecución es datada a mediados del siglo XVI[2].
Escena de Jesús Camino del Calvario del Sacromonte de Mondéjar. |
Las cofradías penitenciales de la ciudad de Guadalajara encargaron a los escultores locales pasos que se establecieron como modelos a seguir por las cofradías de la comarca. Lamentablemente la destrucción del patrimonio religioso durante la guerra civil nos ha privado de contemplar estas obras y evaluar su calidad. No obstante, y como indica Muñoz Jiménez[3] y subraya Pradillo Esteban[4], la escultura salida de los talleres de Guadalajara en la segunda mitad del siglo XVI y en la centuria siguiente cubría las necesidades de parroquias y cofradías de la comarca. Los escultores eran más “artesanos” que artistas, subsidiarios del estilo de grandes centros escultóricos castellanos, principalmente de Valladolid.
Ante la imposibilidad de conocer
los desaparecidos pasos, aparte de consultar documentación, estudios de
investigación y fotografías antiguas, hemos recurrido al testimonio de personas
que en su niñez conocieron los antiguos pasos antes de su destrucción. Durante
la posguerra se restituyeron los pasos desaparecidos con nuevos simulacros,
generalmente seriados.
Virgen de la Soledad de Aranzueque (desaparecida en 1936). Tomás Camarillo. Fuente: http://www.cefihgu.es/foto/cam-0975/ |
Virgen de las Angustias de Lupiana (desaparecida en 1936). Tomás Camarillo. Fuente: http://www.cefihgu.es/foto/cam-0729/ |
¿Con qué pasos contaban las cofradías de la Vera Cruz? Al igual que el resto de cofradías penitenciales castellanas, las de la Alcarria trataron de recrear en sus cortejos una secuencia narrativa de los principales momentos de la Pasión y Muerte de Cristo. El número de pasos dependía del respaldo humano y económico de cada cofradía. Había dos imágenes que nunca solían faltar: la Soledad, denominada también Quinta Angustia o Virgen de las Angustias, y un Cristo Crucificado “a modo de guión”[5], es decir, portado por una persona y no en andas.
Balconete. Virgen de la Soledad. |
Horche. Virgen de la Soledad |
La
ermita del Rosario de Guadalajara (mentada en algunos documentos como de la
Vera Cruz) era presidida por un simulacro de la Soledad (piedad vestida de
viuda a la usanza de los Austrias) que sirvió de modelo para buena parte de las
poblaciones de la comarca[6].
Palazuelos (comarca de la Serranía de Guadalajara). Cristo "a modo de guión". Segunda mitad del siglo XVI. |
Cristo "a modo de guión" de Valdesaz. Sustituye al destruido en la guerra civil. |
Las imágenes de Cristo
Crucificado “a modo de guión” eran de pequeñas dimensiones (una vara -0,83 cm
aproximadamente-). En ocasiones contaban con una cruz larga que permitía posarlo
en el suelo. Su inclusión en los desfiles penitenciales es heredera de las
comitivas de flagelantes medievales que hacían disciplina pública acompañados
de uno o varios crucificados. La imagen de Cristo Crucificado participaba
también en los entierros, junto al pendón, los oficiales con varas y todos los
hermanos que alumbraban con cera el cortejo fúnebre (principal labor asistencial
de estas cofradías) que precedía al difunto. En algunos pueblos, como es el
caso de Valdesaz, se ha mantenido esta costumbre hasta hace pocos años.
Las cofradías que contaban con
mayor respaldo humano y económico fueron sumando nuevos pasos que completasen
la narración secuencial de la Pasión, representando los misterios dolorosos del
Rosario, cuya devoción fue el germen de las cofradías de la Vera Cruz en la
comarca. Siguiendo los cinco misterios, nos encontramos con los siguientes
pasos: Oración en el Huerto, Azotamiento
de Jesús, Coronación de Espinas, Jesús camino del Calvario (Nazareno) y Muerte
de Jesús en la cruz. Estos pasos desfilaban sobre andas de color negro, acorde
con el acto luctuoso que se celebraba.
A estas escenas hay que sumar el
paso del Sepulcro, con la imagen de Jesús Yacente depositado en una urna
ricamente tallada y dorada. Es muy probable que buena parte de estas imágenes
tuvieran articulados los hombros para efectuar la ceremonia del Descendimiento
en la tarde del Viernes Santo, que se popularizó en el siglo XVII en la comarca.
Sólo ha llegado a nosotros el Cristo Yacente de Balconete, cuyas articulaciones
fueron rellenadas de algún tipo de mortero para mantenerlas fijas al cuerpo.
Esta intervención muy probablemente fuera realizada en el último tercio del
siglo XVIII, después de prohibirse en el arzobispado de Toledo la celebración del
Descendimiento de Cristo en la tarde del Viernes Santo. La aprobación
eclesiástica de una Cofradía del Santo Entierro y Soledad en Brihuega en 1630 y
la fundación en 1666 de la ceremonia del Descendimiento por fray Miguel de Yela
Rebollo para la cofradía de la Vera Cruz de Auñón “para la mayor devoción de los fieles de esta villa y de su comarca”[7],
evidencian la popularización de este acto. Sin embargo, la desaparición de casi
todo el patrimonio religioso en la comarca durante la última contienda civil
nos impide conocer el calado de esta ceremonia.
Balconete. Cristo Yacente. |
Para la celebración de esta nueva
procesión del Viernes Santo que conmemoraba el Entierro de Cristo, algunas cofradías
optaron, posiblemente debido a motivos económicos, por emplear la imagen de Cristo
muerto del conjunto de la Soledad como paso del Sepulcro, bien de forma temporal
durante las procesiones, bien de forma permanente. Este último caso llevaba
aparejado la alteración del bastidor de la imagen mariana, pasando de postura
sedente a erguida, amparada por el auge de icono mariano de la Soledad de la
Victoria de Madrid, cuyo prototipo fue copiado profusamente en todo el
territorio de la monarquía hispana durante el siglo XVII.
En la comarca alcarreña solo hemos podido comprobar un caso de segregación en Cifuentes, donde existió un Cristo Yacente en la Cueva del Beato, que, por la postura del cuerpo, los brazos y las piernas, delatan su pertenencia a un antiguo conjunto de la Soledad. Encontramos además casos similares en la Serranía de Guadalajara: la Soledad de Palazuelos, que formaba antiguamente un conjunto escultórico con la imagen de Cristo Yacente, hoy segregado en el paso del Santo Sepulcro, y el Cristo del conjunto de la Soledad Cercadillo, que es sacado en Semana Santa como paso del Santo Sepulcro, integrándose el resto del año en el conjunto de la Soledad.
Cifuentes. Cristo Yacente de la Cueva del Beato. Francisco Layna. Fuente: http://www.cefihgu.es/foto/lay-0245/ |
Palazuelos (comarca de la Serranía de Guadalajara). Soledad, segunda mitad del siglo XVI. |
Palazuelos (comarca de la Serranía de Guadalajara). Cristo yacente, segunda mitad del siglo XVI. |
Cercadillo (comarca de la Serranía de Guadalajara). Conjunto de la Soledad en la ermita. |
Cercadillo (comarca de la Serranía de Guadalajara). Santo Sepulcro y detrás Virgen de la Soledad preparados para la procesión. |
Otro tipo de paso que adquirió
gran popularidad es formado por imágenes de Jesús Nazareno vestido con túnica
de tela morada, cordón al cuello, portando la pesada cruz, caído o de pie, solo
o acompañado por más figuras. En Romancos y Tomellosa de Tajuña[9]
existieron pasos de Jesús con la cruz a cuestas acompañados por un Cirineo. En
Valdesaz[9] y
Trijueque[10], otros Nazarenos
caídos ayudados por el Cirineo y precedidos por un sayón con trompeta. En
Balconete se conserva un paso que muestra esta escena. Sin embargo, sale en
procesión incompleto: el sayón de la trompeta es portado solo en unas andas al
inicio del cortejo. Estos pasos “de misterio” (aquellos que contienen varias
figuras) debieron tener como referente el encargado en 1574 por la Cofradía de
la Soledad de Guadalajara a los escultores Diego y Lucas de Rueda “el joven”
compuesto por un Cristo con la cruz a cuestas ayudado por un Cirineo y
precedido por un sayón “que tira de la soga”[11].
La popularidad de este paso se debe a la devoción que despertó este pasaje de
la Pasión en el siglo XVII, centuria caracterizada por la gran producción de
imágenes de Jesús Nazareno y por la fundación de cofradías homónimas.
Balconete. Imagen de Jesús caído con la cruz a cuestas. |
Balconete. Paso de Jesús caído en procesión. |
Balconete. Sayón trompetero. |
Juntos a estos pasos, las corporaciones
más pudientes fueron añadiendo otros: la Oración en el Huerto, Jesús atado a la
Columna, y el Ecce Homo o Cristo coronado de espinas, completando así las
principales escenas de la Pasión. Sólo las cofradías radicadas en localidades
grandes (más de 700 habitantes) contaron con un ciclo completo de la Pasión. Conocemos,
con seguridad, ciclos compuestos por, la Oración en el Huerto, Jesús atado a la
Columna, Jesús Coronado de Espinas, Jesús con la cruz a cuestas, Santo Sepulcro
y Soledad en Brihuega, Romancos y Balconete. El número de hornacinas y las
imágenes repuestas en la posguerra nos hacen sospechar que Tendilla también
debió poseer un conjunto completo, mientras que otras localidades como
Cifuentes, Berninches y Horche, contaban con conjuntos casi completos[12].
Horche. Paso de la Oración en el Huerto. |
Horche. Cristo atado a la Columna. |
Los pasos en las ermitas
Las imágenes y pasos son colocados de forma similar en las ermitas: La Soledad preside el altar mayor, mientras
que en hornacinas, mesas o repisas laterales se reparten el resto de pasos. En
ocasiones las andas sin brazos sirven de peana, especialmente para los
conjuntos de varias figuras.
Trijueque. Soledad en el altar mayor y diversos pasos dispuestos en los laterales. |
Analicemos detenidamente cada uno
de los casos:
Brihuega
La antigua y maltrecha ermita de la
Cofradía de la Vera Cruz, que había resultado parcialmente destruida en el
asalto del 8 de diciembre de 1710 por el ejército de Felipe V, fue
definitivamente demolida en el siglo XIX, trasladándose sus imágenes y enseres
a una nave de la planta baja del castillo. La gran nave abovedada, antiguas caballerizas
de la fortaleza, fue consagrada entonces como capilla de la Vera Cruz. El
alargado espacio se dividió en dos. Un tabique separaba la capilla de una
pequeña estancia trasera empleada como camarín, sacristía y almacén. El espacio
del presbiterio se delimitó con una verja de madera, colocándose en él todas
las imágenes y pasos. Llama la atención que se concentraran todas en el
presbiterio y no se repartieran por los muros de la nave como se hizo posteriormente
en los años cuarenta del siglo XX cuando se recompusieron los pasos destruidos.
Lo más probable es que la disposición de imágenes mantuviera la de la
desaparecida ermita, asemejando el espacio del presbiterio al de su primitiva
sede. Para ello se horadaron dos hornacinas de gran tamaño a cada lado donde se
ubicaron el paso de la Oración en el huerto y el Cristo Caído con la Cruz a
cuestas, cada uno con sus altares. La hornacina central del altar mayor la ocupó
la imagen de la Dolorosa y junto a ella sendas imágenes de Cristo, atado a la
Columna y Coronado de Espinas. Sobre las puertas de los extremos del
presbiterio, que daban acceso a la estancia trasera, existían dos imágenes de
vestir, de ¿la Magdalena? y San Juan Evangelista sobre sendas repisas. En las
fotografías anteriores a la guerra civil no aparece el paso del Santo Sepulcro,
ya que pertenecía a la Hermandad del Santo Entierro o de la Soledad, que
radicaba en la parroquia de Santa María.
Brihuega. Capilla de la Vera Cruz antes de la guerra civil. Francisco Layna. Fuente: http://www.cefihgu.es/foto/lay-0194/ |
Brihuega. Capilla e la Vera Cruz actualmente. Fuente: http://www.foro-ciudad.com/guadalajara/brihuega/fotos/207050-capilla-de-la-veracruz.html |
Balconete
La ermita de la Soledad de
Balconete es una de las grandes joyas del arte religioso de la comarca, una
pequeña construcción que no se vio afectada por las furias iconoclastas de la
guerra civil. Levantada a finales del siglo XVI, tiene planta rectangular. Su
cubierta es una bóveda esquifada del siglo XVII, decorada con casetones geométricos
de yeso, policromados con vivos colores. Por desgracia, la parte superior ha
perdido la pintura por efecto de las goteras. Es probable que, al igual que
ocurría en la ermita de la Soledad de Romancos, las pinturas se extendieran por
las paredes, o al menos por las pilastras y fondos de las hornacinas laterales,
actualmente pintadas de blanco. No es descartable que los paramentos todavía conserven
policromía bajo las capas superficiales del yeso.
Balconete. Interior de la ermita de la Soledad. |
Balconete. interior de la ermita de la Soledad. |
El altar mayor está decorado con
un retablo barroco de finales del siglo XVII o principios del XVIII. Consta de
banco, cuerpo principal de tres calles y ático. En la hornacina principal
preside la imagen de la Soledad, conjunto posiblemente realizado en el siglo
XVI. Bajo la hornacina, el Cristo Yacente protegido por una cristalera es talla
de carácter popular, completamente repintada, posiblemente realizada entre
finales del siglo XVI y principios del XVII. Originariamente la imagen
protagonizaba el acto del Descendimiento.
A finales del siglo XVIII o principios del XIX las articulaciones fueron
inutilizadas rellenándose los hombros de masilla, de forma que los brazos
quedaran pegados al cuerpo. Esta intervención debió ser consecuencia de la
prohibición de celebrar el acto del Descendimiento decretada en el antiguo
Arzobispado de Toledo en 1778. Sale en procesión en unas andas-sepulcro de
estilo barroco, ricamente talladas, realizadas en la segunda mitad del siglo
XVII.
Balconete. Retablo mayor de la ermita de la Soledad. |
Balconete. Cristo Yacente en la vitrina del banco del retablo. |
En el lado del Evangelio del
altar mayor se sitúa, sobre un podio de madera, la Oración en el Huerto,
compuesto por un Cristo arrodillado de vestir y un olivo con un angelito que
porta un cáliz; al otro lado, también sobre podio, el paso de Jesús caído con
la cruz a cuestas ayudado por el Cirineo. Estas dos imágenes contrastan entre
sí en calidad y proporción.
Balconete. Paso de la Oración en el huerto. |
Balconete. Paso de Jesús con la cruz a cuestas. |
Balconete. Cirineo del paso de Jesús con la cruz a cuestas. |
En los muros laterales de la
ermita, en sendas hornacinas de estuco, se ubican el Cristo Atado a la columna
(en el lado del Evangelio) y el Cristo Coronado de Espinas (lado de la Epístola).
El primero parece obra del último tercio del siglo XVI aunque fue modificado
posteriormente (posiblemente en el siglo XVII), colocándosele ojos de cristal y
repolicromándose totalmente. La segunda imagen sale en procesión representando
el misterio de la Coronación de Espinas, entre el Cristo Atado a la Columna y
Jesús con la Cruz a cuestas. Sin embargo, nos remite por su gesto de melancolía
al Cristo de la Humildad y Paciencia, que, dentro del relato de la Pasión, se
sitúa en el Monte Calvario en el momento previo a la crucifixión.
Balconete. Cristo atado a la Columna. |
Balconete. Cristo Coronado de Espinas. |
En el Sacromonte de Mondéjar, se
omite la Coronación de Espinas, mientras que aparece el Cristo de la humildad y
Paciencia rodeado de sayones, representando el instante previo a la
crucifixión, en el que Cristo, despojado de sus vestiduras, espera a ser
crucificado[13]. Sería
interesante ahondar en la relación iconográfica de estos dos conjuntos,
radicados en dos localidades pertenecientes a la Casa Mendoza: Balconete, al
marquesado de Montesclaros y Mondéjar al marquesado homónimo.
Mondéjar, Sacromonte de la ermita de San Sebastián o "de los Judíos". Escena del Calvario con el Cristo de Humildad y Paciencia. |
En el lado de la Epístola, junto
a la puerta, se ubica el último paso, compuesto por el sayón de la trompeta que
originalmente formaba parte del paso de Jesús con la cruz. Es probable que
debido al excesivo peso del misterio fuera segregado del conjunto y sacado en
procesión en unas pequeñas andas al principio de la misma.
Balconete. Detalle del sayón "trompetero". |
Tendilla
La ermita fue construida en la
segunda mitad del siglo XVI. Cuenta con puerta geminada con pilar central. Su
planta es cuadrada con cabecera poligonal. Se cubre con bóveda de crucería. Las
imágenes actuales son posteriores a la guerra civil. Por el número de
hornacinas y la disposición de imágenes, debió contar en origen con una Soledad:
en las ordenanzas de 1554 se especifica la hechura de una similar a la de la
Cofradía del Rosario de Guadalajara. Bajo ella se depositaba el Santo Sepulcro.
En sendas hornacinas labradas en los paños laterales de la cabecera debieron
ubicarse un Cristo atado a la columna y un Cristo coronado de espinas,
sustituidos en la posguerra por los actuales. En esta reposición una copia
seriada del Cristo de Medinaceli ocupó el lugar del Cristo coronado de espinas,
siguiendo una tendencia propia de estos años de reponer los conjuntos con
imágenes que gozaban de una devoción masiva. En los muros laterales se
conservan grandes nichos rectangulares donde debieron ubicarse la Oración en el
Huerto y un Jesús con la Cruz a cuestas. Este último es hoy sustituido por un
Cristo caído de Olot.
Tendilla. Ermita de la Soledad antes de la última reforma. Fuente: https://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/depaz/mendoza/tsoledad.htm |
Tendilla. Interior de la ermita de la Soledad después de la última intervención. |
En fotografías anteriores a la
última reforma puede apreciarse una estructura de obra por encima del altar,
donde se colocaba el sepulcro. Esta estructura recuerda a otros ejemplos que
veremos a continuación. En estas mismas fotografías se aprecia la existencia de
restos de policromía a los lados de la hornacina de la Virgen. Lamentablemente en
la última reforma se ha picado el muro de la hornacina y los bajos, dejando la
piedra vista y perdiéndose los pocos restos que quedaban de policromía. También
se ha suprimido el podio de piedra sobre el que se depositaba el Santo
Sepulcro.
Romancos
Posiblemente sea la ermita más
compleja e interesante de todas las que estamos comentando. Su ubicación, a la
vera del camino de entrada al pueblo, cimentada sobre una era y con el telón de
fondo del valle del Berral, la convierte en una de las más atractivas de todas
las construcciones pasionistas de la Alcarria. Sabemos que en 1580 ya estaba
construida como ermita del Rosario, y era calificada como una de “las modernas”
junto con la de Nuestra Señora de las Carreras, por lo que deducimos que no
tenía por entonces muchos años de existencia. En esta década son aprobadas las
ordenanzas de la Vera Cruz, cofradía que se instala en la ermita del Rosario,
cambiando con el tiempo su advocación por la de la Soledad, como hoy es
conocida.
Se trata de una construcción de
planta cuadra con cabecera poligonal. Originalmente se cubría con bóveda de
crucería. Por su hechura y dimensiones recuerda mucho a la de Tendilla, y es
probable que, al igual que ésta, contara con una puerta geminada. En el siglo
XVII experimentó una intensa reforma. La antigua fachada fue sustituida por la
actual, compuesta por una gran puerta abocinada flanqueada por pilastras que sostienen
un frontón rematado por un calvario. Corona la fachada un gran frontón curvilíneo
de gran altura horadado en su centro por una tronera en la que, hasta la guerra
civil, había un campanillo. El airoso remate, de líneas rectas y curvas, cuenta
en su base con desagües, hoy inutilizados por la modificación del tejado, que
antiguamente vertía en la fachada. Tres
pares de bolas rematan el alero del gran tímpano, coronado por una estructura
en forma de templete en el que se inserta una veleta. Conserva delante de la
fachada un pequeño atrio de sillar, y en las inmediaciones, un calvario
compuesto por una cruz metálica flanqueada por sendos olivos.
Romancos. Fachada de la ermita de la Soledad. |
En el interior, una hornacina renacentista
decorada con casetones en su intradós cobija la imagen titular de la Soledad.
El resto de pasos e imágenes, los cuales no fueron totalmente restituidos en la
posguerra, se situaban en sendas ménsulas en los paños laterales de la cabecera
y en retablos de estuco en los muros laterales. En el testero se levanta una
especie de meseta de obra con escaleras laterales que permiten ascender y
venerar la imagen de la Virgen a modo de camarín abierto. Aunque fue alterado en los años setenta del siglo XX, conserva más o menos la
estructura original. En la parte baja existe una bóveda de medio cañón oculta
por una cortina, actualmente usada como trastero, que originalmente debió
formar parte de una estructura más compleja abierta bajo la primitiva mesa del
altar, hoy desaparecida.
Romancos. Interior de la ermita de la Soledad. |
Romancos. Hornacina central de la Soledad. |
Romancos. Retablo lateral del lado del evangelio. |
Romancos. Bóveda esquifada de planta ochavada. |
En un principio estaba cubierta
por una bóveda de crucería estrellada que, en las reformas acometidas en el
siglo XVII, fue suprimida y sustituida por la actual esquifada de planta
octogonal, decorada con casetones. La bóveda estaba completamente decorada con
motivos vegetales, veneras y marmoleados en las molduras. Es probable que la
fecha que aparece en el arco de la hornacina de la Soledad -1760- (repintada en
los años 90) datase el año en que se policromaron las bóvedas y el interior de
la ermita.
Lamentablemente, unas goteras desprendieron casi toda la policromía
a mediados del siglo XX. Sin embargo, se conserva la policromía en los muros y
la cabecera bajo la capa de yeso. Otros restos de policromía localizados en
zonas marginales como la bóveda bajo la meseta o la superficie interior de los
portones, nos hacen sospechar que toda la superficie parietal estaba
completamente policromada. Es también probable que los fondos de los retablos
laterales y de la hornacina central (repintada con esmalte acrílico) recrearan
fondos nocturnos de paisajes similares al de la cruz en el calvario del casetón
central de la bóveda. El aspecto original debía resultar deslumbrante: un
espacio lleno de color que envolvía al fiel absorto en la oración y la
contemplación de los Misterios de la Pasión y Muerte de Cristo. En la década de
los años noventa del siglo XX se realizó una intervención poco afortunada
repintándose gran parte de la superficie de retablos, ménsulas, hornacina
central y bóveda.
Romancos. Detalle de una de las ménsulas laterales. En el muro se transparenta la policromía que subyace bajo el yeso. |
Romancos. Interior de los portones decorados con casetones pintados. |
Romancos. Detalle de la bóveda bajo la meseta del altar mayor. |
Romancos. Recreación del interior de la ermita con sus pasos originales y completamente policromada. |
Los pasos se disponían
manteniendo la forma que venimos comentando: el conjunto de la Soledad presidía
el arco principal; en los paños laterales del ochavo, sobre sendas repisas las
imágenes del Cristo de la Columna y el Cristo coronado de espinas, portando
este último una clámide de tela y una caña. En las hornacinas enmarcadas por retablos de estuco se ubicaban los pasos de la Oración en el Huerto y
Jesús con la cruz a cuestas acompañado por el Cirineo. A los pies de la Virgen,
asentado sobre la meseta, se encontraba el Santo Sepulcro con la imagen de
Jesús Yacente. No obstante, creemos que ése no era su emplazamiento original,
sino que se ubicaba bajo la bóveda inferior junto con unas esculturas conocidas
como “las Magdalenas” de cuya existencia dan testimonio las personas de más
edad. Este conjunto formado por el Santo Sepulcro y “las Magdalenas”, y su
ubicación en una especie de gruta bajo el altar, guarda ciertas concomitancias
con del Entierro de Cristo del Sacromonte de Mondéjar, conocido popularmente
como “las Marionas”, en alusión a las tres Marías enlutadas situadas tras la
imagen de Cristo Yacente. Es conveniente recordar que el historiador Juan Catalina
García, que conoció el Sacromonte antes de la destrucción de la guerra civil,
identificó la desaparecida talla del yacente[14]
como la única de madera de todo el conjunto, la cual bien podría ser trasladada
junto a la imagen de la Dolorosa, creando nuevas escenas sobre las que meditar[15].
Encontramos otro ejemplo de esta tipología en el Sacromonte del Monte Celia de
Tendilla, dónde existía una ermita de dos plantas; la inferior recreaba el
Santo Sepulcro como una especie de gruta, y en la superior se levantaba la
ermita del Calvario, compuesta por un Cristo crucificado entre los ladrones. Es
probable que la Vera Cruz de Romancos tratara de imitar estos modelos,
construyendo bajo el altar de la ermita una pequeña gruta a modo del Sepulcro,
donde, como colofón de la procesión del Viernes Santo, depositar la imagen de
Cristo yacente mientras era llorado por unas imágenes llorosas de las Marías: “las
Magdalenas”.
Mondéjar. Sacromonte. Escena del Entierro con "las Marionas" detrás del cuerpo yacente de Cristo. |
Tendilla. Sacromonte del Monte Celia. Detalle de la ermita del Sepulcro y del Calvario. |
Dentro de esta misma tipología, no
podemos olvidar la ermita de la Soledad de Berninches,
construida y decorada en el siglo XVII. Cuenta con una meseta similar a la de
Romancos desarrollada en un presbiterio más ancho y con mayor monumentalidad.
Destacan sus dos escaleras, de gran anchura, que permiten ascender a la meseta.
En el centro del muro del testero se encuentra la hornacina de la Soledad,
cubierta con un medio baldaquino sostenido por sendas columnas corintias
apoyadas sobre plintos. La mesa del altar se sitúa sobre la meseta y bajo la
hornacina central. Al igual que en Romancos, cuenta con una hornacina a modo de
gruta bajo la meseta, que seguramente cobijaba el Santo Sepulcro. Es de
lamentar el estado de semiabandono y deterioro en que se encuentra conjunto tan
excepcional como este.
Berninches. Interior de la ermita de la Soledad. |
Berninches. Interior de la ermita de la Soledad. |
Conclusión
Todos estos ejemplos, localizados
dentro del antiguo Arzobispado de Toledo (salvo Cifuentes que era de Sigüenza) se
sitúan en el entorno del río Tajuña. Berninches es el único pueblo localizado
fuera de la ribera, entre Tendilla y Auñón. Varias de estas poblaciones alojaban
conventos franciscanos (La Salceda de Tendilla, San José de Brihuega, San Francisco
de Cifuentes, así como los pequeños cenobios de Horche y Auñón), o bien se
encontraban vinculadas a la jerarquía eclesiástica del arzobispado (Brihuega
era cabeza de un señorío perteneciente al arzobispo de Toledo, y en Romancos
todavía se conservan los restos de un palacio episcopal). Otras de estas
poblaciones pertenecían al señorío de los Mendoza: Balconete al Marquesado de
Montesclaros y Tendilla al condado homónimo, sujeto al mayorazgo de la casa
Mendoza junto con el marquesado de Mondéjar.
Aunque carecemos de suficiente
documentación como para conocer los detalles sobre cómo se gestaron todas estas
ermitas y conjuntos de pasos, lo cierto es que evidencian, no solo el auge y
esplendor de las cofradías penitenciales en la comarca entre los siglos XVI y
XVII, sino también la forma en que las poblaciones de la comarca asimilaron los
itinerarios piadosos y los recursos arquitectónicos y escultóricos de los
Sacromontes para adaptarlos a sus propias ermitas penitenciales.
[1] MARÍAS, Fernando: “El verdadero Sacro Monte, de
Granada a La Salceda: Don Pedro González de Mendoza, Obispo de Sigüenza y el
Monte Celia”, Anuario del Departamento de
Historia y Teoría del Arte (U.A.M.), Vol. IV (1992), pp. 133-144.
[2]
PRADILLO ESTEBAN, Pedro José: “El “Libro de la
Oración” de Fray Luis de Granada y “Los Judíos” de Mondéjar”, Cuadernos de arte e iconografía, Tomo 8,
15 (1999), pp. 215-246; Del mismo autor: “Circuitos penitenciales: los Vía
Crucis como sendas de perfección”, Indagación:
revista de historia y arte, 2 (1996), pp. 67-90; LÓPEZ Villalba, José
Miguel: “La ermita de San Sebastián y los Judíos de Mondéjar”, Cuaderno de etnología de Guadalajara, 17
(1991), pp.7-32.
[3] MÚÑOZ
JIMÉNEZ, J. M.: “Los escultores y pintores más destacados de la ciudad de
Guadalajara entre 1550 y 1630”, Wad-al-Hayara,
14 (1987), pp. 397-399.
[4]
PRADILLO ESTEBAN, P.J.: “Primeras noticias documentales de pasos de Semana Santa en Guadalajara (1551-1621), Boletín del Seminario de estudios de Arte y Arqueología, 62 (1996), pp. 343-344.
[5]
Esta denominación aparece reflejada en el contrato de hechura de 1613 entre la
Vera Cruz de Valfermoso de las Monjas y el escultor Agustín de la Pena y el
pintor Antonio Calderón. Cfr. PRADILLO ESTEBAN, P.J.: “Primeras noticias
documentales…” Op. Cit. p. 350.
[6] Sabemos que al menos en 1554 existía esta imagen, que sirvió de modelo para la Vera Cruz de Tendilla. Cfr. FERNÁNDEZ SERRANO, Tomás: “Transcripción de la autorización por la que se crea en la Villa de Tendilla la Cofradía y Hermandad de la Vera Cruz. Año de 1554”, Cuadernos de Etnología de Guadalajara, 2 (1987), pp. 69-84. Son numerosas las referencias en contratos que obligan a tomar como modelo la venerada imagen de la ermita de la Vera Cruz de Guadalajara. Cfr. PRADILLO ESTEBAN, Pedro José: “Primeras noticias documentales…” Op. Cit.
[7]
CÓZAR DEL AMO, Juan Manuel del; GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: “Institución y
organización de una procesión de Semana Santa por don fray Miguel de Yela
Rebollo para los cofrades de la Vera Cruz de Auñón en 1666”, Cuadernos de etnología de Guadalajara,
25 (1993), pp. 383-388.
[8]
El 30 de noviembre de 1621, el licenciado Diego Martínez, prioste de la Vera
Cruz, encargó al escultor de Guadalajara Juan de la Fuente un paso de Jesús con
la Cruz a cuestas ayudado por el Cirineo. Cobró 323 Reales. Aparte de este paso
la Cofradía contaba con otros: Cristo atado a la columna, Santo Sepulcro y una
Soledad. ABASCAL COLMENERO, Juan Manuel: Op.
Cit. p. 98.
[9]
Este paso era conocido popularmente como el “Paso de Dios” o “el trompetero”.
Fue adquirido por la Cofradía de la Vera Cruz en 1693 por 505 reales. Archivo
Histórico Diocesano de Sigüenza, Valdesaz,
Cuentas 1626-1864. Libro de Cuentas de la Cofradía de la Vera Cruz
1626-1733, Cuentas, 17 de mayo de 1693, sin foliar.
[10] GARCÍA
LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. p. 163.
[11]
PRADILLO ESTEBAN, Pedro José: Op. Cit.
[12]
En torno a 1630 la Vera Cruz de
Horche adquirió un Cristo en el Sepulcro, un Cristo con la Cruz a Cuestas y
años después un Cristo atado a la Columna y un Cristo Crucificado TALAMANCO,
Juan de (O. de M.): Historia de la
Ilustre y Leal Villa de Horche, señora de sí misma, con todas las prerrogativas
de señorío y vasallaje. Madrid, 1748. pp. 178-179.
[13]
PRADILLO ESTEBAN, Pedro José:
“El “Libro de la Oración” de Fray Luis de Granada y “Los Judíos” de Mondéjar”, Cuadernos de arte e iconografía, Tomo 8,
15 (1999), pp. 215-246.
[14]
CATALINA GARCÍA, Juan: Catálogo
Monumental de la provincia de Guadalajara (manuscrito hacia 1906). Edición
CD-ROM, Guadalajara, 2002.
[15]
PRADILLO ESTEBAN, Pedro José: “El “Libro de la Oración”… Op. Cit. (1999), pp.
215-246.
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