Las
procesiones de Semana Santa tienen su origen en la recreación de itinerarios
piadosos, que, tomando como modelo la calle de la Amargura de Jerusalén, se
difundieron en Europa en el siglo XV. Este proceso tuvo lugar primero en los
países del norte de Europa y luego en los del sur, donde arraigaron con mucha
fuerza. No obstante, las procesiones penitenciales de Semana Santa con
disciplinantes y pasos no aparecen hasta la segunda mitad del siglo XVI.
1. 1. Las
procesiones de la Vera Cruz
La Vera Cruz
crea el tipo de cofradía penitencial de Semana Santa. Según definió el profesor
Sánchez Herrero, “venerando y
contemplando el Misterio de la Pasión y Muerte del Hijo de Dios, Jesucristo, al
que se le asocia su Santísima Madre, María, le rinde culto e imitación, principalmente
con una austera y penitente salida procesional en la que algunos o la mayor
parte de sus cofrades, se disciplinan en los días de Jueves o Viernes Santo”[1]. Decisivas
para su expansión fueron las medidas puestas en marcha por las autoridades
eclesiásticas toledanas que trataron de reconducir la devoción popular a la
ortodoxia después de haberse localizado varios focos heréticos de alumbrados, especialmente en la comarca
alcarreña. Las Constituciones Sinodales de Toledo, sancionadas por el arzobispo
Juan de Tavera en 1536, impulsan de forma decidida las procesiones para
promover la devoción de los fieles cristianos[2].
Ese mismo año la Vera Cruz de Toledo obtuvo del Papa Pablo III el famoso
documento pontificio Vivae vocis oráculo que
fue ampliamente difundido y copiado por toda la Corona.
Recreación ideal de la procesión del Jueves Santo de la Vera Cruz de Romancos haciendo estación en la ermita de la Soledad |
La veneración
a la Pasión y Muerte de Cristo y al dolor asociado de la Virgen por parte de
las cofradías de la Vera Cruz, requería la concretización tangible de un
misterio abstracto de difícil comprensión para el pueblo llano. En la corona de
Castilla este proceso se materializó en Crucifijos[3],
que en origen eran portados por una persona, y en Nazarenos. En la Alta
Alcarria, posiblemente por la vinculación mariana con las cofradías del Rosario[4],
se concretó en los conjuntos procesionales de la Soledad o las Angustias,
primer y principal paso de sus cofradías.
2. 2. Nuevas
procesiones: Santo Entierro y Soledad, Jesús Nazareno y Procesión “del
Encuentro”
En la segunda
mitad del siglo XVI aparecen nuevos tipos de cofradías de Semana Santa que
vienen a completar el ciclo procesional de la pasión con sendos desfiles en la
mañana y en la tarde noche del Viernes Santo. Destacan dos nuevos tipos de
cofradías, las del Santo Entierro o Soledad y las de Jesús Nazareno[5].
Las primeras hacen memoria de la Muerte de Cristo y la Soledad de María. Las
segundas, a Jesús camino del Calvario cargado con su cruz. Las primeras solían
tener pasos relativos al Calvario, en concreto el Santo Sepulcro y un simulacro
de la Soledad de María tras la muerte de Cristo. Las segundas tienen como
imagen principal a Jesús con la cruz a cuestas. Aportan como novedad la
presencia de “nazarenos” que, vestidos con túnica negra o morada, hacen
penitencia imitando a Cristo Camino del Calvario.
Ambos tipos de
cofradías nacen con un espíritu decididamente barroco que se superpone al
carácter disciplinario de las de Vera Cruz. Añaden un componente didáctico y
orientan el cortejo no como un ejercicio piadoso con el que poder experimentar
físicamente los sufrimientos de la Pasión, sino como una recreación. En las
procesiones de las cofradías de Jesús Nazareno se suelen celebrar “encuentros”
entre la imagen del Nazareno y la Virgen, o bien con otras imágenes (San Juan,
la Verónica, la Magdalena) que en ocasiones concluyen con la bendición del
Nazareno gracias a un artilugio mecánico que permite el movimiento del brazo
derecho. Las procesiones del Santo Entierro solían estar precedidas del acto
del Descendimiento de Cristo con una imagen articulada que era depositada en el
Santo Sepulcro.
No podemos
tampoco olvidar las procesiones del encuentro en la mañana de Pascua entre
Jesús Resucitado y la Virgen a la que se le retira el velo negro de luto, las
cuales, abren las puertas de la Pascua y de las procesiones de Gloria,
especialmente las de bendición de campos que tanto arraigo tienen en el ámbito
rural.
Estos tres
tipos de cofradías tienen un orden de aparición cronológico que se repite en
toda Andalucía y Castilla, de forma que la Vera Cruz siempre es la más antigua,
seguida del Santo Entierro-Soledad y finalizando con las de Jesús Nazareno, de
forma que en una población con una sola cofradía penitencial su advocación es
la Vera Cruz; si se funda una segunda es del Santo Entierro-Soledad y realiza
la procesión del Viernes Santo por la tarde-noche, y si aparece una tercera es
la del Nazareno, que organiza el desfile de la mañana del Viernes. En resumen,
tres tipos de cofradías que se encargan de realizar sus respectivas procesiones
de la noche del Jueves, mañana del Viernes y tarde-noche del Viernes.
2.1.
Implantación en la Alta Alcarria
Este modelo de
implantación sucesiva se dio también en la comarca de la Alta Alcarria, adaptándose
a las circunstancias locales. Al igual que en otras comarcas rurales
castellanas con gran número de localidades de poca población, la Vera Cruz
asumió el nuevo modelo barroco. La fundación de la procesión del Viernes en
Auñón por el franciscano fray Miguel de Yela en 1666 es una buena prueba
documental de la implantación de la procesión del Santo Entierro y su asunción
por la Vera Cruz. En la Memoria de la Fundación también se especifica que no
pueden participar disciplinantes el Viernes, “porque es descomponerla y desbaratarla”[6].
Fray Miguel menciona además la procesión del Domingo de Pascua: “acompañando la mitad al Santísimo
Sacramento, y la otra mitad a Nuestra Señora, vestidos con capa de luto, las
cuales se quitan, cuando Nuestra Señora le quitan el manto negro”[7]. No
se conoce la fundación de cofradías de Jesús Nazareno en la Alta Alcarria. En
su lugar, en el amanecer del Viernes se rezaba el Vía Crucis en procesión por
las calles.
Este nuevo
modelo de procesión barroca, que se venía esbozando desde la segunda mitad del
siglo XVI con la inclusión de nuevos pasos en la del Jueves, adquiere carta de
naturaleza cuando los hermanos de luz y de sangre son sustituidos en la
procesión del Viernes por una “soldadesca” y niños vestidos de ángeles que
portan las arma Christi flanqueados
por alumbrantes, en la línea de lo que ocurre en el proceso de barroquización
de la liturgia en general, que da mucha importancia a la dramatización teatral.
La procesión del Viernes se implanta, además, como una nueva forma de celebrar
la Semana Santa que voluntariamente pretende solucionar los abusos de los
disciplinantes, abiertamente criticados en el siglo XVII.
En localidades
de mayor población como Brihuega, encontramos cofradías del Santo Entierro. En
esta localidad aparece bajo la denominación “del Descendimiento y Soledad”, y
sus ordenanzas fueron aprobadas por la autoridad eclesiástica toledana en 1630
(curiosamente el mismo año en que son aprobadas las reglas de la Vera Cruz en
este municipio). Las cofradías de Nazarenos no llegaron a arraigar en la Alta
Alcarria, sin embargo, tuvieron amplia difusión en la zona de Cuenca, la
Mancha, Andalucía, el antiguo reino leonés y parte de Castilla la vieja.
2.2.
Implantación
en otros lugares de la provincia de Guadalajara
En otras
poblaciones de la provincia de Guadalajara se observa una tendencia similar a
la de la Alta Alcarria. En Sigüenza se fundó en 1636 la Cofradía del Santo
Entierro encargada de realizar la ceremonia del Descendimiento de la Cruz y la
posterior procesión hasta la ermita de San Lázaro[8].
En Cogolludo la primitiva Cofradía de la Vera Cruz, cuyas reglas fueron
aprobadas en 1567, fue reconvertida en 1704 en Cofradía del Descendimiento. En
1778, tras la prohibición en el arzobispado de Toledo del acto del Descendimiento,
pasó a denominarse Cofradía de la Soledad hasta 1951, año de su desaparición[9].
Un proceso similar al de Cogolludo experimentaron algunas cofradías que, bien
por la devoción a la imagen principal, bien por la popularidad de estas nuevas
procesiones del Viernes, poco a poco fueron olvidando su primitiva denominación
de Vera Cruz por Soledad.
3. 3. Esquema
procesional en la Alta Alcarria
Según lo
anteriormente explicado, el esquema de procesiones que se establece es el
siguiente:
-
Jueves Santo Noche – Procesión “de Regla” de la
Vera Cruz
-
Viernes Santo madrugada-mañana – Vía Crucis
-
Viernes Santo Tarde o noche – Procesión del
Santo Entierro o de la Soledad
-
Domingo de Resurrección - Procesión del
Encuentro
A
continuación, profundizamos en la forma en que se desarrollan:
3.1. Traslado de
pasos
La aparición
de los pasos en las procesiones de la Vera Cruz trajo consigo algunas
novedades. Aquellas cofradías que los custodiaban en ermitas debían celebrar un
traslado de los mismos a la iglesia parroquial, desde donde partía y donde concluía
la procesión penitencial del Jueves Santo. A pesar de tratarse de un acto
meramente funcional, es probable que la presencia de los pasos por las calles
se revistiera del boato y ceremonia propio de una procesión. Al ser una procesión
de traslado, no tiene fecha fija, siendo la tarde del Domingo de Ramos la jornada
más comúnmente elegida para este fin, como ocurre actualmente en Balconete,
Tomellosa y Tendilla. En otras localidades, como Torija, Fuentes de la Alcarria
y Valdesaz, se hace coincidir el traslado con la procesión litúrgica de Ramos.
Otra opción es efectuarlo el Jueves Santo antes de la Misa, como es el caso de
Romancos.
Balconete. Procesión de traslado. |
3.2. Procesión
de Jueves Santo
Recreación procesión del Jueves Santo de la Vera Cruz de Valdesaz. |
El principal
acto religioso que celebraban las antiguas cofradías de la Vera Cruz era la
procesión penitencial del Jueves Santo. A él tenían la obligación de acudir
todos los hermanos varones con sus túnicas de lino blanco, con cordón, y
capirote[10] echado
sobre la cara para ocultar el rostro. En algunos casos se especifica que la
túnica debía llevar en el pecho un escudo con las Cinco Llagas[11].
Los hermanos de sangre debían ir flagelándose durante todo el recorrido,
mientras que los hermanos de luz debían portar una vela o un hacha alumbrando
la comitiva. En algunas cofradías, como es el caso de Tendilla[12],
se especifica que los hermanos de luz debían vestir túnicas teñidas de negro
para diferenciarlos de los de sangre. Era indispensable realizar la procesión
penitencial en estado de gracia, es decir, previa confesión y comunión. Esta
condición aparece recogida en el Vivae
vocis oráculo (1536). Las mujeres, que tenían vetada la participación
vistiendo túnica, podían llevar un escudo con las cinco llagas sobre el manto[13].
La procesión
se realizaba de noche, después del Oficio de Tinieblas[14]
y por lo general precedida de un Sermón en la iglesia. En algunas ordenanzas se
especifica la hora. En Tendilla los hermanos debían congregarse a las nueve de
la noche en la iglesia, desde donde iniciaban la procesión[15].
Fuera de la comarca, las ordenanzas de la Vera Cruz de Cogolludo (1567)
especifican que debía salir a las once[16].
En otras
localidades los hermanos no se congregaban en la iglesia, sino en un lugar
determinado por el Abad y el Prioste, desde dónde organizaban el cortejo y se
dirigían a la iglesia parroquial para dar inicio a la procesión[17].
En la iglesia parroquial se iniciaba el acto. Después el Sermón los hermanos de
sangre comenzaban a azotarse. Antes de salir, la cofradía hacía estación ante
el Santísimo en el Monumento. Inmediatamente salía la procesión de la iglesia e
iniciaba su recorrido jalonado de una o varias estaciones en cruces, calvarios
o ermitas. Al igual que en el resto de Castilla y Andalucía, existe una
tendencia por realizar cinco estaciones, en memoria de las Cinco Llagas[18].
Estos recorridos se alejaban del casco urbano y transitaban en buena medida por
caminos, en ocasiones con subidas y bajadas a algún cerro cercano donde hacer
estación. Finalmente, la comitiva volvía a la iglesia parroquial. Una vez
concluido el acto los hermanos de sangre eran curados de sus heridas.
Estos
cortejos, en su forma, espíritu y entorno, debían ser muy parecidos a los que
todavía se celebran en Bercianos de Aliste (Zamora). Las procesiones del Jueves
y Viernes Santo de esta localidad parten de la iglesia parroquial y vuelven a
ella, tomando como meta estacional el calvario situado a las afueras del
pueblo. Al llegar a él, la comitiva lo circunda y cada hermano se humilla al
pasar frente a la cruz del calvario. Con este sentido de tránsito estacional las
cofradías de la Vera Cruz levantaron entre los siglos XVI y XVII ermitas con
puertas geminadas o dos puertas. Es probable que la gran anchura de la puerta
de algunas se deba a tal propósito, facilitando en este caso el tránsito de los
pasos. Las puertas geminadas no son exclusivas de las ermitas de Pasión,
existen otras bajo advocaciones de santos que también las poseen, como la de
San Isidro de Jadraque, o las de San Roque de Gualda, Torronteras y Mantiel. En
esta última hacía estación la Vera Cruz[19].
Ésta última advocación se encuentra estrechamente vinculada a las cofradías
penitenciales[20].
Procesión del Santo Entierro, Bercianos de Aliste. Fuente: http://www.diputaciondezamora.es/index.asp?MP=8&MS=22&MN=2&TR=A&IDR=18&id=1060 |
Procesión de la Carrera, Villarín de Campos, (Zamora) |
En relación
con la función estacional de las ermitas se encuentran los anditos que permiten
circundarlas. Este elemento, que suele pasar desapercibido, debió existir en
aquellas construidas en terreno llano. Hoy en día solo Atanzón y Romancos los
conservan en buenas condiciones y en uso. Otras ermitas, como Valdeavellano o
Balconete, poseen estructuras perimetrales que posiblemente fueran empleadas
para tal fin.
Los cortejos
debían ser bastante sencillos. En la documentación aparecen con frecuencia las
trompetas al inicio de la procesión[21].
Aunque desconocemos el uso concreto de estos instrumentos, pudieron cumplir un
fin práctico, avisando de las paradas, especialmente en las estaciones. Su
sonido “lastimero” y la salmodia cantada por los sacerdotes creaba una
atmósfera sonora sobrecogedora que avivaba la piedad de los cofrades.
En la cabecera
de la procesión, junto a los “trompeteros”, desfilaba el pendón, generalmente
de color negro. Los oficiales, que dirigían la comitiva, distinguían su rango
portando varas con cetros de plata[22].
Detrás del pendón, el Santo Cristo de mano era portado por un hermano
flanqueado por otros iluminando con hachas. A continuación, en uno o varios
tramos separados por pasos marcharían los hermanos de luz y de sangre. Aunque
no se especifica en las ordenanzas el orden y disposición de los hermanos de
luz y de sangre, es probable que transitaran en una fila, al igual que ocurre
hoy día en Bercianos de Aliste y en otros pueblos zamoranos, para poder
realizar las estaciones sin descomponer la comitiva.
Siguiendo la
tendencia habitual de la mayoría de los pueblos de la Corona castellana, los
pasos de la procesión del Jueves mantienen la coherencia narrativa de los
hechos de la Pasión: Oración en el Huerto, Cristo atado a la columna, Cristo
coronado de Espinas, Jesús con la Cruz a cuestas y la imagen de la Soledad,
reservándose el Santo Sepulcro para el Viernes Santo.
El esquema
mantenido actualmente en Balconete debió ser el común: la procesión se inicia
en la iglesia con los pasos del “trompetero”, la Oración en el Huerto, Cristo
de la Columna, Cristo coronado de espinas, Jesús caído y la Soledad. El cortejo
se dirige a la ermita, donde son depositados todos menos la Soledad, que junto
con el Santo Sepulcro tornan a la iglesia donde da por finalizada la procesión[23].
Se da también el caso de pueblos que repiten los mismos pasos el Jueves y
Viernes Santo.
En algunas
ordenanzas se especifica el recorrido y las estaciones. En Tendilla (1554)
indicaban que “desde allí -la antigua
iglesia parroquial- vayan todos en
procesión y disciplinándose cada uno con la mayor devoción que pudiere en
reverencia dela pasión de nuestro Redentor Cristo y derramamiento de su siempre
gloriosísima y reverentisima sangre vayan a dar por la calle dela ropa vieja a
la puerta de la villa de abajo y allí se haga una cruz que se ponga donde se
haga una estación y después vayan la plaza arriba al humilladero y hermita de
la madre de Dios y allí se haga otra estación y se vuelvan a la iglesia de
donde salieron”[24].En
Yebes (Baja Alcarria) las ordenanzas también especificaban el recorrido:
partiendo de la iglesia parroquial hacían estación en la “Cruz de las Eras”, en el Calvario y en la ermita de la Soledad[25].
Desde aquí la comitiva volvía a la iglesia parroquial. En su recorrido
transitaba por la calle del Perdón, cuyo nombre posiblemente aludiera al acto
penitencial[26]. No es
el único caso de calle cuya denominación pudo estar relacionada con el tránsito
de itinerarios penitenciales. En Romancos la calle de Belén nace en el entorno
de la iglesia parroquial y termina en la entrada del pueblo, cerca de donde
inicia el camino del Calvario que
conduce al calvario situado en la era contigua a la ermita de la Soledad.
En algunos
pueblos podemos hablar de un “urbanismo procesional”: Trijueque experimentó en
el siglo XVI un crecimiento urbano hacia el sur articulado por una plaza
porticada desde donde partía una gran avenida recta de gran anchura
(actualmente Avenida Callejuela) que conduce a la ermita de la Soledad.
Lamentablemente, la Autovía A-2, levantada sobre el antiguo Camino Real de
Aragón que atravesaba esta avenida, ha roto esta perspectiva.
Trijueque, vista aérea tomada en 1946. Fuente: http://guadalajaraenguerra.blogspot.com.es/2015/08/santiago-trijueque-y-los-cuatro-jinetes.html |
Las
procesiones de disciplinantes fueron con el tiempo acortando sus recorridos. El
mayor protagonismo de los pasos, unido a un descenso de participación pudieron
ser la causa. Poco a poco fueron suprimiéndose estaciones, primero las más
alejadas, luego el resto, hasta perderse el sentido estacional, convirtiéndose
la procesión en un sencillo recorrido circular. Es posiblemente Cifuentes el
único pueblo que no ha perdido el sentido estacional de sus procesiones, incluyendo
la de Resurrección: las procesiones, partiendo de la parroquia del Salvador, se
dirigen hacia la Soledad. En ella los pasos entran por una puerta, se dejan
algunos, y salen por la otra para continuar la comitiva hasta la parroquia. Otros
pueblos conservan como meta procesional la ermita de la Soledad, donde son
depositados los pasos de la Pasión y se recoge el Santo Sepulcro que es
conducido en el retorno de la procesión a la iglesia parroquial. La pérdida del
sentido estacional de las ermitas en ocasiones llevó aparejada la reforma de su
portada. En la ermita de la Soledad de Miralrío se materializó este cambio
conceptual tapiándose una de las dos puertas geminadas.
Cifuentes. Procesión del Jueves Santo dirigiéndose hacia la ermita de la Soledad. |
Cifuentes. Procesión de Resurrección haciendo estación en la ermita de la Soledad. |
Miralrío, ermita de la Soledad. Puertas geminadas, una de ellas tapiada. |
No disponemos
de datos que esclarezcan la evolución y cambio de los recorridos en las
cofradías de la Alcarria, sin embargo, éstos debieron ser similares a los que
experimentó la Vera Cruz de Sigüenza[27].
Gracias a las ordenanzas aprobadas en 1562, 1658 y 1726, conocemos la evolución
del recorrido de la procesión del Jueves. El primitivo recorrido, de varias
horas de duración, transcurría por la parte baja y alta de la Villa, haciendo
estación en diversos templos. La procesión se iniciaba y terminaba en la
parroquia de San Pedro de la Catedral. Las ordenanzas de 1658 recortan el
recorrido debido al descenso de participación. La procesión se iniciaba en la
parroquia de San Pedro de la Catedral; después de dar una vuelta por las naves
del primer templo del obispado, iniciaba su recorrido callejero por la parte
alta para concluir en la ermita del Humilladero, donde quedaban depositados los
pasos. Finalmente, las ordenanzas de 1726 prescriben un recorrido directo hacia
el Humilladero, sin ninguna estación, que es el que más o menos se ha
conservado hasta nuestros días.
La disciplina
física, cuya práctica ya había sido cuestionada en el siglo XVII, empieza a ser
mal vista en la centuria siguiente, y es finalmente prohibida por Carlos III en
1777. En un acta de 1780 la Vera Cruz de Henche se hizo eco de esta prohibición[28].
Es probable que, parejo al abandono de la disciplina, se abandonara también la
tradicional túnica y capirote blanco, siendo sustituidos en el mejor de los
casos por capas de paño[29].
Al recortarse
los recorridos, suprimirse las estaciones y desaparecer la disciplina y las
túnicas, las procesiones del Jueves se simplifican, perdiendo poco a poco sus
elementos definitorios, a la vez que las cofradías iniciaban una fase de
extinción. Con su desaparición se va perdiendo el recuerdo y el sentido de la
procesión del Jueves en muchos pueblos. En un segundo momento las procesiones
del Jueves son suprimidas por considerarse redundantes, puesto que ya se
celebraba otra el Viernes, que además concluía en la ermita donde se
depositaban los pasos hasta el siguiente año.
En el programa
de actos de la Semana Santa de Auñón de 1866 ya observamos que ha desaparecido
la procesión del Jueves y no aparece ninguna mención a la antigua cofradía de
la Vera Cruz[30]. Este
proceso llega a su culminación entre las décadas de los sesenta y los ochenta
del siglo XX, coincidiendo con el éxodo de la población rural a las ciudades, y
su desestructuración social y religiosa.
3.3. Procesiones
Viernes Santo
Viernes por la mañana
En la mañana
del Viernes Santo tiene lugar el rezo del Vía Crucis o “las Cruces” como popularmente se conoce. Este rezo es celebrado
por las calles, meditando las 14 estaciones en diferentes puntos del recorrido.
Antiguamente eran señalizadas las estaciones con cruces.
En esta
procesión participan diferentes imágenes. En Valdesaz una persona porta el Santo
Cristo. En Budia participan los pasos del Cristo atado a la columna y Jesús con
la Cruz a cuestas, que, junto a la “cruz grande” integraban la procesión del
Jueves. En Brihuega el Vía Crucis es rezado en la “procesión del Silencio”, la
noche del Jueves; esto es debido a que el Viernes por la mañana tiene lugar la
“procesión de los pasos”, antigua de la Vera Cruz que en un momento
indeterminado se trasladó a la mañana de esta jornada.
Brihuega, procesión "de los Pasos". Fuente: http://www.guadaque.com/semana-santa-2011/la-banda-de-brihuega-acompana-la-procesion-del-silencio-en-la-localidad |
Como ya hemos
comentado antes, las cofradías de “nazarenos” no tuvieron difusión en la
comarca. Sin embargo, existe una procesión
del Calvario en Pastrana (Baja Alcarria) en la que participa una imagen de
Jesús Nazareno: a las 4:30 del Viernes tiene lugar el Sermón de la Pasión en la
antigua Colegiata y terminado éste se inicia la procesión que asciende a la
ermita del Monte Calvario con los pasos de Jesús Nazareno y Nuestra Señora del
Regazo (Virgen de las Angustias). Encontramos otros dos ejemplos de procesiones
de Nazarenos en el Señorío de Molina: Milmarcos y Alustante. En Milmarcos se
celebra la Procesión de Jesús Nazareno, imagen que ostenta el patronazgo de la
localidad, el Viernes por la mañana. La Cofradía del Cristo de las Lluvias de
Alustante (antiguamente conocida como de la Vera Cruz), organizó en 1681 una
nueva procesión hacia el Calvario con la imagen de Jesús Nazareno que acababa
de ser donada por el doctor de la Corte don Joseph Rezusta Otaduy. En ella
participaban los hermanos de la cofradía como “nazarenos”, con cruces al hombro
y no alumbrando o flagelándose como hacían el día anterior[31].
Pastrana, Nazareno. Fuente: http://contactecofradiacristodelacolumna.blogspot.com.es/2011_03_01_archive.html |
Milmarcos, procesión de Jesús Nazareno. Fuente: http://www.verpueblos.com/castilla+la+mancha/guadalajara/milmarcos/foto/1044019/ |
Oficios del Viernes Santo
En los Oficios
del Viernes Santo se celebra la veneración de la Cruz. Antiguamente las
rúbricas especificaban que el crucificado a venerar debía colocarse tumbado
sobre las gradas del presbiterio, de forma que los fieles debían humillarse
para besarlo. En Valdesaz se disponía el Santo Cristo sobre las gradas del
presbiterio, y para tal ocasión era recreado un Calvario con sendos ramajes de
encina u olivo atados en los laterales de la puerta de la reja.
Viernes por la noche
Por la tarde
tiene lugar la procesión que conmemora el Entierro de Cristo, popularmente
conocida como procesión del Santo Entierro, de la Soledad o del Silencio. Los
antiguos hermanos de sangre no tienen cabida en estos cortejos de alto
contenido pedagógico integrados por niños vestidos de ángeles que portaban los
atributos de la pasión y grupos de soldados gobernados por oficiales.
Antes de esta
procesión se celebraba el acto del Descendimiento. Este acto, muy extendido en
el siglo XVII por toda España, solía celebrarse en las iglesias principales,
preparando al efecto un escenario iluminado con velas que revestía al acto de
gran teatralidad. En Auñón el Descendimiento se llevaba a cabo en la ermita de
la Soledad[32].
Recreación de la procesión del Santo Entierro de Auñón siguiendo la descripción dada por Fray Miguel de Yela Rebollo en 1666. |
Este acto
seguía un patrón bastante general: un predicador desde el púlpito guiaba la
celebración, mientras el diácono y el subdiácono, subidos en escaleras,
quitaban la corona de espinas, los clavos y bajaban de la cruz la imagen
articulada de Cristo, que era depositada en unas andas con su urna ricamente
decorada. La imagen salía en procesión bajo palio negro[33].
Al terminar ésta tenía lugar un tercer momento a modo de escenificación del
Santo Entierro de Cristo, en que la imagen yacente era depositada en su
hornacina, donde permanecerá durante el resto del año, como aparece descrito en
la fundación de Auñón[34].
Es probable que las hornacinas a modo de sepulcros que se conservan en las
ermitas de Berninches y Romancos cumplieran esa función (recordemos que en éste
último había unas esculturas llorosas conocidas como “las Magdalenas”).
Este tipo de
procesiones “barrocas” ha llegado a nuestros días de forma simplificada. Sin
embargo, perviven algunas de sus tradiciones y elementos, como los Soldados de
Cristo de Budia, actualmente agrupados como cofradía. Su vestimenta (traje
negro, lanza y banda roja al pecho) es una reminiscencia de aquellos soldados
descritos por fray Miguel de Yela Rebollo[35].
Esta cofradía se encarga de acompañar al Abad (el párroco) a celebrar los
oficios, así como de participar en el lavatorio, velar el Santísimo y portar la
Cruz grande en las procesiones. Especial protagonismo cobran en la procesión
del Santo Entierro en la que, portando las andas con el brazo en alto, sacan el
Santo Sepulcro de la iglesia. Hasta la procesión de la Soledad montan guardia a
las puertas de la ermita.
Budia, Soldados de Cristo portando y flanqueando el paso del Santo Sepulcro. Fuente: http://www.dimedondeir.com/2010/08/los-soldados-de-cristo-en-budia-guadalajara/ |
En otras
comarcas de la provincia de Guadalajara conocemos procesiones “barrocas” del
Santo Entierro, como la que celebraba la cofradía del Descendimiento de Cogolludo,
en la que también participaban niños vestidos de angelitos y soldados. En
Atienza (comarca de la serranía) se celebraba el Descendimiento en un escenario
montado a los pies de la iglesia de San Juan del Mercado. A este acto y a la
procesión acudían niños vestidos de ángeles, como muestran varias fotografías
de mediados del siglo XX[36].
No podemos tampoco olvidar a los armados de Sigüenza, el elemento más
característico de sus procesiones; Ortego Gil sugiere que el origen de este
colectivo está en la sustitución de los hermanos de sangre, cuya primitiva función
se transformó en otra actividad que implicara esfuerzo físico como es portar
los pasos[37]. Su
responsabilidad como cargadores de pasos es también compartida con la otra
cofradía penitencial seguntina, la del Santo Sepulcro[38].
Atienza, dos niños vestidos de angelitos junto a dos hermanos de la Vera Cruz preparados para la procesión del Silencio, año 1961. Foto: GISMERA VELASCO, Tomás: "Semana Santa en Atienza..." |
Atienza, procesión del Silencio. Niños vestidos de angelitos entre el Santo Sepulcro y la Virgen de los Dolores Foto: GISMERA VELASCO, Tomás: "Semana Santa en Atienza..." |
3.4. Domingo
de Resurrección
Como colofón de
la Semana Santa se celebran con gran regocijo las procesiones del Encuentro en
la mañana del Domingo de Resurrección. Esta procesión, tradicional en muchas
poblaciones españolas, consiste en la concurrencia de dos comitivas: una
compuesta por mujeres que portan una imagen de la Virgen, y otra formada por
los hombres portando una imagen de Cristo, o bien acompañando a Jesús
Sacramentado bajo palio. Ambas comitivas parten de la iglesia y se encuentran
en un lugar señalado para representar el encuentro de Jesús Resucitado con la
Virgen María.
Es muy
tradicional emplear imágenes del Niño Jesús, conocido en muchas poblaciones
como “Niño de la Bola” para representar a Jesús Resucitado. En otras ocasiones
se representa con una imagen de Jesús Resucitado y más recientemente,
posiblemente después de la guerra civil, con imágenes del Corazón de Jesús, al
amparo del auge de la devoción. La Virgen suele ser de Gloria vestida con un
manto negro de luto que es retirado en el momento del encuentro.
Hontanares. Niño de la Bola |
El encuentro
se reviste de ceremonia. Los portadores de las andas suelen hacer al unísono
tres genuflexiones mientras avanzan hasta juntar los palos delanteros. En
algunas localidades esta ceremonia se puede celebrar con ligeras variantes. En
Romancos la cruz parroquial toca los palos de las andas antes de que éstas se
junten. Una vez realizado el encuentro se suele cantar el Regina Coeli y se le
quita el luto a la Virgen. Las campanas voltean o repican con especial viveza.
La procesión prosigue hasta la iglesia.
Romancos, procesión "del encuentro" |
Hay que
señalar la importancia que tienen en estas procesiones los cantos que,
interpretados por un coro de mujeres, van marcando cada momento de la
procesión. A día de hoy todavía son interpretados en Romancos y Budia.
Al terminar
la Misa Mayor tienen lugar otras celebraciones que señalan el inicio de la
Pascua, como la quema del Judas (Cifuentes) o la sentencia que precede a su
destrucción (Berninches)[39].
Especial mención merece el acto que celebran en Budia los Soldados de Cristo
junto al Abad en el atrio de la iglesia a la salida de Misa. El Abad, colocado
en el centro de los soldados levanta la cruz mientras los soldados hacen lo
propio con las lanzas, apuntando hacia ella mientras dice aquél: “Este es el
triunfo de Cristo resucitado”[40].
Budia, soldados de Cristo. |
Aunque la Procesión
de Pascua no suele aparecer reflejada en las ordenanzas de las cofradías de la
Vera Cruz, con el tiempo asumieron su organización de forma más o menos
directa. En la fundación del Descendimiento y procesión del Santo Entierro de
Auñón, los soldados “en la mañana de
pascua salen los dichos vestidos de galán acompañando la mitad al Santísimo
Sacramento y la otra mitad acompañando a Nuestra señora le quitan el manto
negro”[41].
Poco a poco
las cofradías fueron desapareciendo, perviviendo por inercia sus celebraciones,
como la Cruz de Mayo o el acompañamiento del Crucificado, pendón y varas de
oficiales a los entierros. En una segunda fase se olvida por completo la
vinculación de todas estas celebraciones con la extinta Cofradía.
Valdesaz, procesión de la Cruz de Mayo |
4. 4.Conclusión
Desde finales
del siglo XVIII las cofradías de la Vera Cruz entraron en una fase de
decaimiento que acabó con su casi total desaparición. A pesar de ello han
perdurado muchas de las celebraciones vinculadas a ellas. Aparte de las
procesiones de Semana Santa, también son muy celebradas las fiestas de la Cruz
de Mayo, como ocurre en pueblos como Valdesaz o Fuentes de la Alcarria, donde la
cruz que procesiona es vestida con cintas, colchas, mantones, colgantes y
escapularios.
En el mejor de
los casos se han intentado refundar cofradías de Semana Santa, pero
completamente desvinculadas de su pasado. En la primera década del siglo XXI se
ha refundado la desaparecida cofradía de la Vera Cruz de Cifuentes, y en
Valdesaz, inactiva desde la década de los setenta del siglo XX, se trató de
recuperar en el año 2014.
[1] SÁNCHEZ
HERRERO, José: “Las cofradías de Semana Santa de Sevilla durante la modernidad.
Siglos XV a XVII”, Las cofradías de
Sevilla en la modernidad. Sevilla, 1999, p. 75.
[2]
PRADILLO ESTEBAN, Pedro José: “La Vera Cruz de Torrecuadradilla. Cofradías de
Disciplinantes y “buena muerte” en Guadalajara”, Cuadernos de etnología de Guadalajara, 26 (1994), pp. 201-219.
[3]
En Andalucía las Cofradías de la Vera Cruz rinden culto a Crucificados. Cfr. SÁNCHEZ
HERRERO, José y otros: “Los cuatro tipos diferentes de cofradías de Semana
Santa desde su fundación hasta la crisis de finales del siglo XVIII en
Andalucía Bética y Castilla”, Primer Congreso Nacional de cofradías de Semana
Santa. Zamora, 1987, pp. 259-304.
[4]
PRADILLO ESTEBAN, Pedro José: “Lepanto y el Rosario. La eclosión de un culto
mariano en la provincia de Guadalajara durante la modernidad”, Cuadernos de
etnología de Guadalajara, 20 (1997), pp. 271-294.
[5] Ídem.
[6]
CÓZAR DEL AMO, Juan Manuel del; GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: “Institución y
organización de una procesión de Semana Santa por don fray Miguel de Yela
Rebollo para los cofrades de la Vera Cruz de Auñón en 1666”, Cuadernos de etnología de Guadalajara,
25 (1993), p. 387
[7]
Ibídem p. 384.
[8]
ORTEGO GIL, Pedro: “La Cofradía del Santo Sepulcro de Sigüenza”, Cuadernos de
etnología de Guadalajara, 25 (1993), pp. 9-82.
[9]
PÉREZ ARRIBAS, José Luis: “La Cofradía de la Santa Vera Cruz y Sangre de
Jesucristo de Cogolludo”, Cuadernos de Etnología de Guadalajara, 28 (1996), pp.
205-228.
[10]
Aunque por capirote hoy se entiende un antifaz o capillo armado con un cartón
cónico, en realidad era una suerte de capucha, cosida a la túnica o
independiente con dos agujeros a la altura de los ojos para poder ver.
[11] En la
ordenanza 2 de la Vera Cruz de Valdesaz (1625) se especifica que cada hermano ha
de “sustentar una túnica de lienço con un
escudo pequeño en el donde estén figuradas las cinco llagas de nuestro señor
Jesuxpo”. Archivo Diocesano de Toledo(=ADT), Cofradías y Hermandades, Gu 2, expediente 3, Cabildo de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, 1625.
[12]
FERNÁNDEZ SERRANO, Tomás: “Transcripción de la autorización por la que se crea
en la Villa de Tendilla la Cofradía y Hermandad de la Vera Cruz. Año de 1554”,
Cuadernos de Etnología de Guadalajara, 2 (1987), pp. 69-84.
[13] PÉREZ
ARRIBAS, José Luis: Op. Cit. p. 210
[14] La
ordenanza 3 de la Vera Cruz de Valdesaz (1625) señala que la noche del Jueves
Santo, “después de aberse echo y acavado
el divino oficio de las tinieblas en la dha. iglesia parroquial de el lugar se
aya de haçer y se haga una procesión general”. ADT, Cofradías y Hermandades, Gu 2, expediente 3, Cabildo de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, 1625.
[15]
FERNÁNDEZ SERRANO, Tomás: Op. Cit., p. 77.
[16]
PÉREZ ARRIBAS, José Luis: Op. Cit. pp. 205-228. No es casual esa hora, pues se
especifica que la procesión debe entrar pasadas las doce para obtener las
indulgencias del Vivae vocis oráculo
de Pablo III prescritas para el Viernes Santo. Fuera de la provincia también
existe similar especificación. Las ordenanzas de La Peraleja (Cuenca) en el
capítulo correspondiente a la disciplina dice: “ Y a la hora que el cabildo hordenare, salga la proçesión por manera
que se goçe del Biernes Santo para ganar la yndulgençia”. Cfr. IBÁÑEZ
MARTÍNEZ, Pedro Miguel: Orígenes de la
Semana Santa de Cuenca (siglos XVI-XVII), Cuenca, 2007, p. 203
[17]
ADT, Cofradías y Hermandades, Gu 2,
expediente 3, Cabildo de la Hermandad de
la Santa Vera Cruz, 1625. La ordenanza cuatro de la Vera Cruz de Valdesaz
especifica que “siendo munidos y
aperçibidos para ello por orden del peostre se aian de juntar y junten en su
casa o donde por el se ordenare con sus túnicas de disciplinas para que desde allí
baian juntos […] a la iglesia y
parroquia”
[18]
Cfr. SÁNCHEZ HERRERO, José y otros: “Los cuatro tipos diferentes de cofradías
de Semana Santa desde su fundación hasta la crisis de finales del siglo XVIII
en Andalucía Bética y Castilla”, Primer
Congreso Nacional de cofradías de Semana Santa. pp. 278. La devoción a las
Cinco Llagas y a la Sangre de Cristo estaba muy arraigada en las cofradías de
la Vera Cruz. Era frecuente que las cinco estaciones se efectuaran de forma que
la primera y la quinta se hicieran en la iglesia de salida ante el monumento
antes de salir y después de entrar. La segunda, tercera y cuarta se hacían ante
otros Monumentos y si no se podía en cruces, calvarios y ermitas. La Vera Cruz
de Zamora fijaba en sus ordenanzas de 1545 estación ante el Santísimo en las
iglesias de San Juan de Puerta Nueva, la Magdalena y San Ildefonso (Cfr. JARAMILLO
GUERREIRA, Miguel Ángel; CASQUERO FERNÁNDEZ, José Andrés: La cofradía de la
Santa Vera Cruz de Zamora. Historia y patrimonio artístico. Zamora, 2009, pp.
61-63). El capítulo V de 1562 de Sigüenza ordenaba que los cofrades se juntasen
en la parroquia de San Pedro de la catedral, donde oían el sermón. Una vez
concluido, hacían estación en el monumento de la catedral. En su recorrido
callejero realizaban estación en Santa María de los Huertos, la ermita de San
Lázaro y el Convento de Santiago. En la primera y en la última hacían
humillación ante el Santísimo. Al llegar a la catedral volvían a hacer estación
ante el Monumento donde además besaban la cruz (Cfr. ORTEGO GIL, Pedro: Historia de la Cofradía de la Vera Cruz de
Sigüenza. Guadalajara, 2009, pp. 297-298.). En pequeñas localidades con una
sola iglesia se hacía estación ante el Santísimo antes de salir y al llegar, el
resto se realizaba en ermitas, calvarios y cruces. Las ordenanzas de Vera Cruz
de Altarejos (1568, Cuenca) ordenaban hacer estación en la ermita de San
Sebastián, Santa Ana y el Calvario. En la Alcarria encontramos similar
combinación: Las ordenanzas de la Vera Cruz de Yebes establecían tres
estaciones, en la Cruz de la Callejuela, el Calvario y la ermita de la Soledad,
desde donde volvía a la iglesia (Cfr. LÓPEZ GARCÍA, Aurelio: Op. Cit. p. 160).
No siempre se efectuaban cinco estaciones: En Illana y Mantiel sólo se
efectuaba una estación, en el Calvario y en la ermita de San Roque respectivamente
(Ibídem, p. 162), mientras que en la Peraleja (Cuenca) efectuaban siete (IBÁÑEZ
MARTÍNEZ, Pedro Miguel: Op. Cit. p.
203)
[19] GARCÍA
LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. p. 162.
[20]
El profesor Sánchez Herrero advirtió la relación de las cofradías de la Vera
Cruz y los santos abogados de los apestados San Sebastián y San Roque. En
Andalucía era frecuente que los tuvieran de titulares o se asentaran en ermitas
originalmente bajo la advocación de éstos (Cfr. SÁNCHEZ HERRERO, José y otros: Op.
Cit. p. 273). Pradillo Esteban plantea una interesante reflexión sobre la
evolución desde el culto a San Roque y San Sebastián -abogados de las pestes- a
la devoción a la Pasión de Cristo de las cofradías de la Vera Cruz. Esta
evolución se advierte en las advocaciones de las ermitas que, consagradas
mayoritariamente a estos santos en el siglo XVI, son paulatinamente sustituidas
por la advocación de la Soledad de María (Cfr. PRADILLO ESTEBAN, Pedro José:
“La Vera Cruz de Torrecuadradilla. Cofradías de Disciplinantes y “buena muerte”
en Guadalajara”, Cuadernos de etnología
de Guadalajara, 26 (1994), pp. 201-219). Esta conexión también se advierte
en la provincia de Cuenca, a cuyo obispado pertenecieron Torronteras y Mantiel.
La antigua cofradía de la Vera Cruz de Cuenca radicaba en la desaparecida
ermita de San Roque, próxima al también desaparecido convento de San Francisco.
Cfr. IBÁÑEZ MARTÍNEZ, Pedro Miguel: Orígenes
de la Semana Santa de Cuenca (siglos XVI-XVII), Cuenca, 2007.
[21]
En la ordenanza 4 de la Vera Cruz de Valdesaz (1625) muñidos los hermanos la
noche del Jueves Santo en casa del Prioste o donde ordene, vayan juntos, con
sus túnicas, llevando “delante el pendon
del cabildo y trompetas y los oficiales
con cetros” ADT), Cofradías y Hermandades, Gu 2, expediente 3, Cabildo de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, 1625. También hay
constancia documental de trompetas en Yebes, Escariche, Henche, Tórtola de
Henares y Alocén. Cfr. GARCÍA LÓPEZ, Aurelio. Op. Cit. p. 159
[22]
En Valdesaz la ordenanza 8 especifica que el número de cetros eran dos y que
eran portadas por los oficiales junto al pendón en la cabecera
de la procesión. Muy probablemente éstos flanqueasen el pendón, del mismo modo
que las imágenes son flanqueadas por blandones. ADT), Cofradías y Hermandades, Gu 2, expediente 3, Cabildo de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, 1625.
[23]
En Sigüenza los pasos de la Vera Cruz eran trasladados el Domingo de Ramos a
San Pedro, la parroquia de la catedral. La procesión del Jueves Santo concluía
en la ermita del Humilladero, donde eran depositados hasta el año siguiente. La
cofradía del Santo Sepulcro, que organizaba la procesión del Santo Entierro la
noche del Viernes Santo, trasladaba sus pasos a la catedral el Jueves Santo.
Este esquema, habitual en Castilla, es el que, de manera condensada, todavía se
realiza en Balconete.
[24]
FERNÁNDEZ SERRANO, Tomás: Op. Cit., p. 77.
[25] GARCÍA
LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. pp. 160-161.
[26] Ibídem,
p. 161.
[27] Cfr. ORTEGO
GIL, Pedro: Historia de la Cofradía de la Vera Cruz de Sigüenza. Guadalajara,
2009, pp. 178-218.
[28] GARCÍA
LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. 158.
[29] La
Cofradía de la Vera Cruz de Romancos desapareció en la guerra civil. La gente
mayor recuerda que sus integrantes acudían a los actos religiosos ataviados con
capa de paño.
[30]
Desconocemos en qué momento se establece esta única procesión de Semana Santa,
que dos siglos antes celebraba dos organizadas por la Vera Cruz: el Jueves “de
disciplina” con los pasos de la Pasión y el Viernes el acto del Descendimiento
y procesión de Entierro instituido en 1666 por fray Miguel de Yela Rebollo. Cfr. LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón; CÓZAR DEL
AMO, Juan Manuel de: “La Pangorda de Semana Santa de Auñón”, Revista de
Folklore, 393 (noviembre 2014), pp. 35-42.
[31] SANZ
MARTÍNEZ, Diego: Op. Cit. p. 150.
[32] CÓZAR
DEL AMO, Juan Manuel del; GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. p. 387
[33]
Una de las peculiaridades de la liturgia hispana, hoy desaparecida, era la
suntuosa procesión eucarísticas del Viernes Santo desde el Monumento al altar
mayor. Para el efecto era normal que las parroquias poseyeran un palio de color
negro, el color litúrgico de este día, que era empleado posteriormente para
cubrir el paso del Santo Sepulcro en la procesión.
[34]
En la ermita de la Soledad se amortajaba la imagen de Cristo y “después de
arrevuelto en ella se coloca en el sepulcro, y sin cerradelo tres veces presto
se cierre y se vuelve en silencio la procesión a la iglesia”. Cfr. CÓZAR DEL
AMO, Juan Manuel del; GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. p. 387
[35] Cfr.
Ibídem. p. 384.
[36]
Cfr. GISMERA VELASCO, Tomás: “Semana Santa en Atienza, tradiciones y
costumbres”, Cuadernos de etnología de Guadalajara, 42 (2010), pp. 219-244.
[37] ORTEGO
GIL, Pedro: Op. Cit., p. 108
[38] Ibídem, pp. 109-110.
[39]
LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón: “La sentencia del ahorcado (Berninches)”,
Cuadernos de etnología de Guadalajara, 17 (1991), pp. 103-106.
[40] “La
Hermandad de los Soldados de Cristo de Budia”, Cuadernos de etnología de
Guadalajara, 34 (2002), pp. 179-192.
[41] CÓZAR
DEL AMO, Juan Manuel del; GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. p. 384.
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