2/06/17

La carga interior fuera de Andalucía

Existe una gran variedad en la forma de cargar los pasos de Semana Santa en todo el territorio español. Podemos clasificarla en tres categorías: interior, exterior y mixta (la mezcla de ambas). La carga interior presenta tres variantes según se cargue sobre la cerviz, un hombro o sobre los dos. La carga exterior presenta dos variantes: sobre un hombro o sobre los dos. A ésta podríamos añadir una tercera: la carga con correón de cuero, cogido a un brazo de las andas, o bien enganchado a la estructura del paso.

En Andalucía la carga interior, en sus diversas variantes, es exclusiva o mayoritaria salvo en el entorno de Málaga y en algunas localidades de Cádiz, Córdoba, Granada, Jaen y Almería, mientras que en el resto de España la carga externa es la usual, sobre andas, tableros, peanas o tronos.

En la actualidad existen dos ciudades fuera de Andalucía donde los pasos son cargados desde el interior siguiendo una forma autóctona: Zamora y Tarragona.

En Zamora el sistema de carga interna se debió implantar en la segunda mitad del siglo XIX, posiblemente tomando como modelo los pasos sevillanos. La sustitución de las antiguas andas y tableros por las mesas procesionales cargadas desde el interior a dos hombros, responde a la renovación estética que experimentaron las hermandades penitenciales desde mediados del siglo XIX. Las cofradías penitenciales, con el respaldo de la burguesía local, encargaron al imaginero Ramón Álvarez la sustitución de los antiguos pasos y la realización de otros nuevos. De forma paralela se crea un tipo de mesa actualmente desaparecido, compuesto por una estructura de gradas doradas de planta cuadrada u octogonal donde se ubicaban faroles, candelabros o fanales para iluminar la imagen. Frente a la riqueza de estos primeros, los pasos de escena con varias figuras desfilaban sobre sencillas mesas rematadas en su parte superior por unos tablones moldurados con ojos de buey que permitían a los cargadores ver desde el interior. A finales del siglo XIX y principios del XX estas sencillas mesas fueron sustituidas por otras con labores de talla mucho más rica, decoradas en su parte superior con tableros profusamente tallados y sin dorar, a modo de respiraderos.

Antigua Dolorosa de la Vera Cruz de Zamora en una mesa con gradas. Foto: http://www.ebay.es/itm/ANTIGUA-POSTAL-VIRGEN-DE-CALVARIO-O-DOLOROSA-SEMANA-SANTA-ZAMORA-CDCP146-/301377772648

Paso de la Cena de la Vera Cruz, Blas González (1820-1821). Foto: http://www.todocoleccion.net/postales-zamora/antigua-postal-semana-santa-zamora-n-2-santa-cena-col-garcia-hermanos~x52769099#sobre_el_lote

En Tarragona los pasos o misterios son portados en peanas decoradas con molduras talladas, artísticos candelabros y ricas faldillas que ocultan a los cargadores.  El sistema de carga tarraconense presenta además una peculiaridad local: los cargadores exteriores que, con unos correones de cuero enganchados a las patas de las peanas, ayudan a los del interior a cargar el paso.

Tarragona. Ensayo del paso de la Oración en el Huerto. Foto: http://setmanasantatgn.blogspot.com.es/2014_02_01_archive.html

Paso de la Soledad. Tarragona. Foto: http://www.tarragonaradio.cat/categoria_noticia/646

Aparte de estas dos ciudades comentadas, existieron otros casos de carga interna fuera de Andalucía hoy desaparecidos.

La Cofradía del Santo Sepulcro de Sigüenza debió portar el paso de la Urna con cargadores ocultos en el interior. El capítulo primero de las ordenanzas fundacionales aprobadas en 1636 especificaba que el Santo Sepulcro “ha de ir todo de negro hasta el suelo que arrastre y lo han de llevar cuatro o seis hombres o los necesarios que han de ir por la parte de dentro sin que se vean y se les ha de satisfacer su trabajo y se han de gobernar por quien se dirá”[1]. Poco más se sabe de este tipo de carga. A principios del siglo XIX se decía en las actas de la hermandad que desde tiempo inmemorial los armados (ataviados con coleto, armadura, faja roja y casco) tenían el derecho de llevar las andas del Santo Sepulcro, con lo cual se deduce que la primitiva carga interior había sido sustituida por la carga exterior en unas sencillas andas. Es probable que ese “tiempo inmemorial” tuviera lugar en las primeras décadas del siglo XVIII, cuando aparecen los armados en la cofradía de la Vera Cruz de la misma ciudad, encargados de portar algunos pasos[2]. Aunque el colectivo de armados no aparecía reflejado en las ordenanzas del Santo Sepulcro, en el siglo XIX se reconoció su entidad dentro del organigrama de la cofradía[3]. Sea dicho de paso que en este cambio no se perdió en originalidad. La forma de llevar las andas con el conocido “paso de armado” (paso marcial corto y raspando el suelo) es la principal seña de identidad de la Semana Santa de la ciudad.

Sigüenza. Santo Sepulcro. Foto: http://www.guadanews.es/noticia/36134/guadalajara/semana-santa-de-siguenza:-devocion-pasion-y-turismo.html



El sistema de carga interior que actualmente se conserva en Tarragona fue común en otras ciudades de Cataluña. Desconocemos cómo se originó este sistema de carga interior, que debió aparecer por primera vez en Barcelona, desde donde se exportó a otras ciudades catalanas, donde ya lo encontramos al menos en el siglo XIX. Lamentablemente, la carga a la catalanacasi ha desaparecido, sustituida generalmente por carrozas.

Gerona. Misterio de la Flagelación, 1934. Valentín Fargnoli. CRDI. Ayuntamiento Gerona: Foto: http://www.pedresdegirona.com/setmana_santa_primers_segle_xx.htm

En Gerona las estructuras de madera sobre las que se portaban los misterios recibían el nombre de mulassas[4]. Éstas, de unos dos metros de altura, eran cubiertas con telas de terciopelo negro decorado con pasamanería, bordados y cordones. En la parte superior de los faldones unos agujeros, similares a los ojos de buey de las antiguas mesas zamoranas, permitían a los cargadores ver desde el interior. En la parte frontal se acostumbraba poner el escudo del gremio que acompañaba el paso. La decoración escultórica de las mulassas se concentraba en los bordes superiores con molduras caladas. Lamentablemente, esta forma de cargar desapareció en Gerona con la restitución de los pasos perdidos en la guerra civil, que desde entonces desfilan en carrozas. Las mulassas debieron implantarse a finales del siglo XVIII o en la primera mitad del XIX, puesto que existen datos de pasos portados sobre andas cargadas desde el exterior. En el año 1731, con motivo del traslado de la Congregación de los Dolores a su nueva capilla, se organizó una solemne procesión en la que tres capellanes y un diácono portaban la imagen de la Virgen de los Dolores[5] y, aunque no se detalla la información, se deduce que conducida sobre andas. En el año 1744 el paso del Santo Sepulcro de la Archicofradía de la Sangre poseía un “baiard” –parihuela- con brazos, con cuatro almohadillas para ser cargado a un hombro por cuatro portadores. En 1780 se confeccionaron ocho almohadillas de terciopelo para los cargadores[6], lo cual hace suponer que la carga todavía era exterior. Este paso es representado en grabados del siglo XIX sobre mulassa.

Mataró. Misterio del Descendimiento destruido en la guerra civil. MASMM. Foto: http://setmanasantamataro.blogspot.com.es/2015/10/mataro-es-queda-sense-el-misteri-del.html
Terrassa. Paso de la Oración en el Huerto destruido en la guerra civil. Foto: https://recordsdeterrassa.files.wordpress.com/2009/04/oracio-a-lhort.jpg

No obstante, la carga exterior también fue habitual, como evidencian las fotografías antiguas, en Mataró y Terrasa. En esta última la existencia de mesas y cuatro pequeños brazos en las esquinas nos hace sospechar la existencia de una variante mixta similar al sistema de carga gaditano (con cuatro horquilleros en el exterior y el resto en el interior).

¿Tienen relación estos ejemplos comentados con la carga interior en Andalucía? Parece que en unos casos sí puede establecerse esta relación.

Tradicionalmente se ha visto la carga interior zamorana como una interpretación de la carga a costal sevillana, dada la fama que a mediados del siglo XIX tenían las cofradías sevillanas fuera del ámbito andaluz[7]. Es sabido que la recuperación del hábito procesional en la cofradía de la Vera Cruz se debió a un viaje realizado por uno de los oficiales a la Semana Santa de Sevilla. En un acta de 1896 se establece el hábito procesional tal y como se conserva hasta hoy en día, de terciopelo morado con capirote armado inspirados en los de las cofradías de la capital hispalense[8].

Es difícil encontrar una relación entre la carga interior catalana y la andaluza. Cataluña atesora desde la Edad Media un acervo cultural y ritual muy rico y personal, por lo tanto es probable que la aparición de misteris cargados desde el interior se deba a causas locales que, por diferentes motivos, se desarrollaron primero en Barcelona y, por emulación, asimilado en las principales ciudades del principado[9].

Barcelona. Full de rengle de la procesión de la Sangre. s. XIX. Foto: https://ca.wikipedia.org/wiki/Arxiconfraria_de_la_Pur%C3%ADssima_Sang_de_Barcelona#/media/File:FullRengle_2.jpg

El caso del Santo Sepulcro de Sigüenza resulta llamativo porque tuvo lugar de forma paralela a la implantación de la carga a costal de los pasos sevillanos[10]. La escasez de datos nos impide establecer una posible conexión entre la carga interior en Andalucía y el caso seguntino. Sin embargo, existe otra posible interpretación que puede justificar esta forma de carga: esta singularidad (el resto de pasos de Semana Santa eran portados en andas) puede estar en relación con la analogía simbólica que existe entre la imagen de Cristo Yacente en el Santo Sepulcro y el Santo Sacramento guardado en el Sagrario[11]. Además, esta simbología quedaba reforzada con el acompañamiento durante la procesión de sacerdotes con sobrepelliz y estola negra, entre los cuales transitaba el paso, de forma similar a como desfila el Santísimo en las procesiones del Corpus[12]. Aparte de la forma de cargar, son llamativas las coincidencias en la evolución de la carga entre el Santo Sepulcro seguntino y los pasos sevillanos. La sustitución de los cargadores interiores pagados por los armados, que ejercían su labor de forma voluntaria, es similar a la sustitución de los costaleros profesionales sevillanos por los hermanos costaleros, que ejercen su labor sin cobrar nada e incluso pagando.

Actualmente, y desde hace algunos años, la carga a costal ha cobrado un gran auge en todo el territorio español. Este sistema de carga sevillano, se está implantando incluso en localidades andaluzas con carga interna autóctona, ocasionando en ocasiones agrias discusiones entre los defensores de una y otra forma. Fuera de Andalucía este sistema ha ido calando poco a poco, de forma que hoy en día es posible ver pasos a costal en capitales del norte de España como Oviedo, Valladolid o Zaragoza. Al igual que ocurre en Andalucía, este proceso de asimilación ha generado debate, especialmente en localidades cuyas manifestaciones procesionales son un signo de identidad de hondo calado general.

Oviedo. Salida del paso de la Hermandad de los Estudiantes. Foto: http://www.viajablog.com/devocion-en-la-madrugada-la-hermandad-de-estudiantes-de-oviedo/
No siempre la implantación de la carga a costal ha provocado un rechazo generalizado acompañado de polémica. En ciudades como Madrid, la carga a costal va imponiéndose como forma de carga habitual, siendo ya más los pasos que se cargan con este sistema que los “anderos” desde el exterior. 




[1] ORTEGO GIL, Pedro: “La Cofradía del Santo Sepulcro de Sigüenza”, Cuadernos de etnología de Guadalajara, 25 (1993), p. 67.
[2] Cfr. ORTEGO GIL, Pedro: Historia de la Cofradía de la Vera Cruz de Sigüenza. Madrid, 2009, pp. 106-123.
[3] Ibídem. pp. 33-34.
[4] AA.VV.: Girona. La Processó de Setmana Santa, Girona, 2015. p.25
[5] FONT SÁNCHEZ, Joan: “El culte a la Mare de Déu dels Dolors”, Junta de Confraries. Programa Oficial 2005. Girona, 2005, pp. 58-61.
[6] GRAHIT I GRAU, José: “Los Santos Sepulcros y la Cofradía del Santo Sepulcro, de Gerona”, Programa oficial de la Junta de Cofradías de Gerona 1960. Gerona, 1960.
[8] (JARAMILLO GUERREIRA, Miguel Ángel; CASQUERO FERNÁNDEZ, José Andrés: La cofradía de la Santa Vera Cruz de Zamora. Historia y Patrimonio artístico. Zamora, 2009, p. 64). Esta novedad debió resultar llamativa en Zamora, pues por aquel entonces la única cofradía que conservaba el hábito penitencial era la congregación de Jesús Nazareno vulgo “la Congregación”, de holandilla negra, con cordón a la cintura y capirote romo, cuya hechura y calidad distaba mucho del esplendor y magnificencia de los nuevos hábitos.
[9] AMADES, Joan: Costumari catalá. El curs de l´any. Vol. II, Barcelona, 1986, p. 788.
[10] La aparición de la carga interna a costal en Sevilla debió surgir en las primeras décadas del siglo XVII y asentarse en la segunda mitad del siglo XVII con la aparición de las grandes andas procesionales de parihuela y canastilla tallada. En los inventarios de la hermandad del Gran Poder se ha comprobado la desaparición de las horquillas, imprescindibles para posar el paso en las paradas, justo cuando la hermandad adquiere el paso procesional de Ruiz Gijón Cfr. OLLERO TASSARA, Alejandro; LEÓN VÁZQUEZ, Luis: “Capataces y costaleros”, Sevilla Penitente, Tomo III. Sevilla, 1995. pp. 127-132. RODA PEÑA, José: “El paso procesional. Talla, dorado y escultura decorativa”, Sevilla Penitente, Tomo II. Sevilla, 1995. p. 8.
[11] En el siglo XVI se creó una tipología de Cristo Yacente en cuyo costado se aloja un viril sobre la llaga del para recibir el Santo Sacramento, de forma que la imagen, con el Santísimo expuesto recibe culto de adoración. En el convento madrileño de las Descalzas Reales se conserva un Cristo de esta tipología atribuido a Gaspar Becerra que, en la mañana del Viernes Santo es sacado en procesión por el claustro del convento. Los elementos y signos propios de la adoración eucarística se asimilaron a la veneración del simulacro de Cristo yacente en el Santo Sepulcro. Fue usual, y hoy en día es todavía habitual, cubrir con palio la imagen del Santo Sepulcro durante la procesión. En Gerona, hasta la guerra civil, el Santo Sepulcro era recibido de rodillas a su paso por las calles de la ciudad, del mismo modo que se hacía con el Santísimo en la procesión del Corpus. El Santo Sepulcro de la antigua colegiata de San Félix de esta misma ciudad, solo era mostrado a la veneración de los fieles el día que este templo celebraba su procesión del Corpus. Incluso, la forma en que a veces se mostraba a los fieles esta imagen era similar a como se mostraba el Santísimo: el Santo Sepulcro de la Archicofradía de la Sangre de Gerona se mostraba hasta el siglo XVIII en una urna con cortinas de gasa en lugar de los habituales cristales, una forma de evocar el misterio más propia del Santo Sacramento (GRAHIT I GRAU, José: “Los Santos Sepulcros y la Cofradía del Santo Sepulcro, de Gerona”, Programa oficial de la Junta de Cofradías de Gerona. Gerona, 1960). En las procesiones de Semana Santa rurales se aprecia con mayor evidencia la diferencia y excepcionalidad de los pasos del Santo Sepulcro, piezas ricamente talladas, doradas y policromadas en contraste con las andas del resto de imágenes sin decoración y pintadas de negro.
[12] La forma de cargar la custodia en las procesiones del Corpus de algunas ciudades ocasionó algunos problemas, puesto que el Santísimo sólo debe ser portado por sacerdotes o diáconos. El gran peso de algunas custodias de asiento obligó a buscar soluciones que aliviaran la gran carga que suponía para los sacerdotes portar la custodia durante la procesión. En Sevilla un grupo de costaleros ayudaba a cargar a los sacerdotes que lo hacían desde fuera. En Toledo la custodia era portada hasta el siglo XVIII por 12 ó 16 sacerdotes o diáconos (RODRÍGUEZ DE GRACIA, Hilario: “El Corpus de Toledo.Una fiesta religiosa y profana en los siglos XVI y XVII”, Zainak 26(2004), pp. 398-400). Finalmente las carrozas triunfales se acabaron imponiendo en el siglo XVIII como forma más adecuada y segura, sin necesidad de recurrir a cargadores que no eran sacerdotes.

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