5/11/21

SEMANA SANTA EN TOLEDO I: Las primeras cofradías penitenciales.

“….Figuradas sus escenas por los grupos de esculturas llamadas pasos, que son llevados en las mismas procesiones, no cediendo en nada las obras de esta clase, que existen en Toledo, a las ponderadas Sevilla, Valencia y Madrid”[1]

 

Con estas palabras del Semanario Pintoresco Español se compara y equiparan los pasos de las cofradías de Semana Santa del siglo XIX con las de otras capitales de acreditada fama.  Esta es una de las muchas reseñas que aparecen en prensa y escritos de viajeros durante el siglo XIX describiendo las antiguas procesiones de Semana Santa, que, ya en ese momento, se encontraban en una situación de evidente decadencia y postración, pero que conservaba cierta autenticidad y esplendor. Posiblemente el artículo “La Semana Santa en Toledo” de Gustavo Adolfo Bécquer[2] sea el que mejor resuma este cierto esplendor de las procesiones de Semana Santa en Toledo, especialmente la del Viernes Santo. Concluye el citado artículo con una aseveración llamativa del literato sevillano, pues llega a aseverar que “bajo este punto de vista la Semana Santa de Toledo, no admite parangón con ninguna otra”[3].

Procesión del Viernes Santo, elogiada por Bécquer por su severidad y solemnidad. 


Resulta chocante que, siendo Toledo una de las ciudades donde mayor peso ha tenido la Iglesia, sus celebraciones procesionales de Semana Santa no han tenido el renombre de otras ciudades con sede Episcopal. En buena medida esto es debido al peso litúrgico que tenía la Catedral Primada, cuyas celebraciones, desarrolladas con una solemnidad y pompa sin parangón, eclipsaban otro tipo de celebración. A nivel parroquial este esplendor se traduce en los Oficios celebrados en las parroquias y las procesiones de traslado al Monumento protagonizadas por las Cofradías Sacramentales de cada parroquia. Sin embargo, las cofradías de Penitencia tuvieron una época de bastante pujanza, organizando procesiones de gran interés, con un abundante número de pasos que discurrían por las estrecheces del callejero toledano.

Los "hitos" de la Semana Santa toledana del siglo XIX: la Procesión del Jueves Santo, la del Viernes Santo, el Miserere del Oficio de Tinieblas, el Monumento y el cordero pascual de la Vigilia Pascual.


En una serie de artículos, analizaremos brevemente la historia, las procesiones y pasos de las principales cofradías de Semana Santa “históricas”, las cuales actualmente se encuentran en su mayoría extintas.

En esta primera entrada, analizamos la historia de las primeras cofradías penitenciales, que tienen momento de apogeo en el siglo XVI, especialmente en aquellas que tuvieron una vida bastante corta que no supero el paso del siglo XVII al XVIII, otras han llegado hasta el siglo XX. Estas últimas merecen diversos artículos monográficos para conocer con mayor detención su dilatada historia.

Una de las fuentes documentales básicas para conocer las primeras cofradías penitenciales es el memorial de toledano Luis Hurtado de Toledo[4], redactado en 1576. Este memorial fue ordenado por Felipe II en las conocidas comúnmente como relaciones topográficas de Felipe II. Estas Cofradías eran cinco:

1. Nuestra Señora de las Angustias

Tenía su sede en el hospital de San Lázaro, extramuros, en la collación de San Isidoro. El hospital estaba dedicado a curar a los tiñosos “y es cosa maravillosa que con no tener alguna renta más de la limosna que allegan los dichos cofrades, se curan en esta casa casi cien niños y aun hombres crecidos tan llenos de sarna y tiña que es horror grandísimo solo vellos, y salen después sanos de aquí en breve término alabando a Dios.”[5] Esta cofradía realizaba dos procesiones: “demás de sacar una notable disciplina de dos mil cofrades el Jueves Santo, y una procesión de los mismos cofrades el domingo de Lázaro con todos los pobres y picaños que pueden ser avidos (sic) confesados, y curan como dicho es en el dicho hospital más de cien pobres grafos, sarnosos y tiñosos, y dan de comer a las cárceles en ciertos días del año. Tienen en su ermita de San Lázaro grandes jubileos, indulgencias y privilegios de los reyes para andar por todo el arzobispado a pedir limosna para el dicho hospital”.[6]

Actual Hotel María Cristina, que originalmente fue Hospital de San Lázaro. Foto: https://www.tripadvisor.es/


Hacía Estación de Penitencia la tarde del Jueves Santo. Se sabe cómo era el orden de la cofradía durante el siglo XVI: “Seis hermanos iban delante del pendón, que era portado por tres cofrades, que se turnaban durante el recorrido. Seguía la insignia, acompañada de seis hermanos, a continuación, un crucificado custodiado por otros seis cofrades y otros ocho portaban la imagen, bajo la advocación de la Quinta Angustia, todos vestidos con túnicas negras. Cerraba el desfile, cuatro hermanos, con hábito negro y bastones, para impedir que durante el itinerario se añadiese algún penitente que no fuese de la misma”[7]. Como era habitual, hacía estación de Penitencia en la Catedral Primada, mientras se celebraba el Oficio de Tinieblas[8].

Virgen de las Angustias en la iglesia de Santa Justa y Rufina preparada para la procesión del Viernes Santo. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha


La vinculación con la Cofradía de la Vera Cruz debió ser bastante estrecha, pues en el inventario de 1713 de esta cofradía se dice que la Virgen de las Angustias ocupaba el altar derecho de la capilla presidida por el Cristo de las Aguas[9], imagen titular de la Vera Cruz, por lo cual se deduce que por aquel entonces la Cofradía debió desaparecer. En 1809 la imagen de las Angustias, y el resto de las imágenes de la capilla de la Vera Cruz (Cristo de las Aguas, Nazareno y Lignum Crucis), fueron trasladadas a la vecina parroquia de la Magdalena[10], donde se instaló definitivamente la Vera Cruz tras quedar arrasado el Convento del Carmen por el incendio de 1812.

En una relación de los pasos de la Cofradía de la Vera Cruz de principios del siglo XVIII no aparece la Virgen de las Angustias[11], tampoco aparece en la relación de pasos de Ramón Parro de 1857[12]. A finales del siglo XIX la imagen de las Angustias empieza a participar en la procesión del Viernes Santo de la Cofradía de la Soledad, haciéndose incluso ésta de la misma imagen una vez se instaló en la parroquia de Santa Justa y Rufina[13]. En 1989 se creó la actual Hermandad de las Angustias encargada de su culto y procesión la noche del Viernes Santo.

Procesión Viernes Santo 1915, Virgen de las Angustias. Foto: https://toledoolvidado.blogspot.com/2015/03/la-semana-santa-en-toledo.html


 2. La Santa Vera Cruz

Aunque se desconoce la fecha de su fundación, debió ser la más antigua de todas las cofradías de penitencia y con una historia bastante intensa que trataremos de forma más detallada en una entrada monográfica. Por ahora, citamos en este apartado la información facilitada por Hurtado de Toledo: “La Santa Vera Cruz que tiene en el monasterio del Carmen su sala e insignias para sus procesiones, fiestas y disciplina, aunque en San Vicente tiene su cruz y cirial andas y cetros para los enterramientos de cofrades o encomendados que son muchos, y por estar en medio de la ciudad se acomoda a estar en San Vicente. Esta cofradía de la Vera Cruz es muy antigua, porque dicen a ciento treinta y ocho años su comienço, y dicen fue començada por un sastre, tiene ahora más de dos mil doscientos cofrades, de la cual sale el Jueves Santo y todas las veces que conviene a la salud de los reyes o príncipes, o victorias o bienes comunes una notable disciplina y muy devota, y bien ordenada, y demás desto (sic) dan las pascuas del año de comer a las cárceles y el domingo de C(u)asimodo a cuarenta viudas ración y limosna, toman el Lignum Crucis para su procesión de la de las cuatro iglesias donde hay esta reliquia”.[14]

Cristo de las Aguas, imagen titular de la Cofradía de la Santa Vera Cruz en sus andas. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha

Cristo de las Aguas, titular de la Cofradía de la Santa Vera Cruz. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha


Como se puede ver, a tenor de la cantidad de información que facilita, es cofradía de penitencia de mayor importancia por aquel entonces en Toledo.

 3.Nuestra Señora de la Soledad

 Tenía su sede en el Convento mercedario de Santa Catalina, en la collación de Santa Leocadia. Anota Hurtado de Toledo que “saca disciplina el Viernes Santo como la de la Vera Cruz y Angustias, y es cosa maravillosa que en ocho años ha subido a tener al pie de mil quinientos cofrades”[15]. Según estas palabras, se deduce que es de reciente fundación. De todas las cofradías “históricas” es la única que todavía existe en nuestros días. Le dedicaremos una entrada monográfica dedicada a esta cofradía.

Nuestra Señora de la Soledad. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha

Nuestra Señora de la Soledad. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha

Nuestra Señora de la Soledad en sus andas. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha


 4.Santa Elena

Era una de las tres cofradías de la parroquia de Santa Eulalia (junto a la del Santísimo y la de Ánimas). La descripción de Hurtado de Toledo es bastante prolija en comparación con otras:

“En Santa Olalla hay tres cofradías, una del Santísimo Sacramento y otra de Ánimas y otra de los cofrades de Santa Elena, que van el Viernes Santo al amanecer en procesión a la Santa Iglesia con túnicas y cruces a los hombros de madera, cada una del tamaño que la puede llevar el penitente, y cierto que es cofradía de mucha devoción y contemplación para todos estados de gentes, porque a alguno le parece que el penitente que va delante del lleva menor cruz que la suya, y sus fuerzas de aquel no son aún capaces de la que lleva, y por el contrario en nuestra consideración a su tolerancia que hay cruces de hierro y cruces de caña, y cada una tiene por Dios su peso limitado.”[16]

Iglesia Mozárabe de Santa Eulalia. Foto: http://ampamaristastoledo.es/

Iglesia Mozárabe de Santa Eulalia. Foto: https://cultura.castillalamancha.es/


Esta información es de bastante importancia, pues menciona la presencia de una cofradía de Nazarenos en la Sede Primada. Recordemos que las cofradías de “nazarenos” nacen como una alternativa a los “hermanos de sangre” de las cofradías penitenciales que hunden sus raíces en las compañías de disciplinantes que recorrían las calles azotándose las espaldas. Los “nazarenos” solían portar hábito morado o negro, con una soga al cuello y portaban a imitación de Cristo una cruz. La celebración de estas procesiones suele tener lugar la mañana del Viernes Santo, momento en que salió Cristo cargando con su cruz camino del Calvario. Este dato es muy interesante y revelador, pues no consta la fundación de cofradías de “nazarenos” en el territorio diocesano toledano[17].

Otro elemento para destacar en esta cofradía es la advocación de Santa Elena, madre del Emperador Constantino, quien en el año 326 descubrió la cruz en la que según la tradición fue crucificado Cristo. Curiosamente, bajo la advocación de Santa Elena, existió también una cofradía de “nazarenos” en Madrid en el Convento de Carmelitas Calzados, fundada en 1573[18].  Otro caso similar encontramos en Ocaña (Toledo), donde se fundó en 1607 la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno[19], que también estaba bajo la advocación de la Reina Santa Elena. De hecho, en el siglo XVIII se fundan diferentes cofradías dentro de la del Nazareno, siendo una de ellas la Hermandad de Pajes de Santa Elena (1719)[20].

Ha de señalarse que este no es el único caso, y nos encontramos con cofradías de “nazarenos” bajo la advocación de Santa Elena fundadas bajo el amparo de los carmelitas en Jaén (fundada entre 1588 y 1594)[21], Granada (fundada en 1582, sus reglas fundacionales se atribuyen a San Juan de la Cruz), Baeza[22] y otras localidades andaluzas.

Volviendo a la Hermandad de Santa Elena de la parroquia de Santa Eulalia, pocas noticias posteriores tenemos sobre esta cofradía de “nazarenos”. Lo que es seguro es que en el siglo XVIII ya no debía existir, pues no aparece en la relación de procesiones.

Cabe la posibilidad que esta cofradía fuera refundada con otros fines, pues en la citada parroquia existió la Cofradía Sacerdotal de Jesús Nazareno, cuya imagen titular era precisamente un Cristo con la Cruz a cuestas. La citada Hermandad Sacerdotal fue fundada en 1668[23] y se ha mantenido vigente hasta el siglo XX[24] y su imagen titular, tras pasar por San Marcos, se estableció en Santo Tomé, donde actualmente puede contemplarse en una repisa de la nave de la Epístola. Esta imagen actualmente participa en la procesión de la Cofradía del Amparo la tarde del Jueves Santo.

Cristo con la Cruz a Cuestas de la Hermandad Sacerdotal de Jesús Nazareno. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha


Cristo con la Cruz a Cuestas de la Hermandad Sacerdotal de Jesús Nazareno. Foto: Colección Casa Rodríguez / Archivo de la Imagen de Castilla-la Mancha

 5.Santísimo Nombre de Jesús

Radicada en el convento de la Santísima Trinidad calzada. Poca información aporta sobre esta cofradía Hurtado de Toledo: “que tiene más de seiscientos cofrades de disciplina”[25].

Llama la atención la advocación de la cofradía y su radicación en un monasterio trinitario, y no dominico. La orden de predicadores tenía una prerrogativa especial reconocida por el Papa San Pío V en 1571 en la Bula Decet Romanum Pontificem sobre la fundación y vinculación de cofradías bajo esta advocación[26].

 

Siglos XVII y XVIII

En los siglos XVII y XVIII se gestan las cofradías penitenciales barrocas, en las que, como principal novedad, aparecen los pasos procesionales que muestran escenas de la Pasión. La Catedral Primada se fija como meta estacional de las cofradías de penitencia. Éstas entraban por la puerta del Perdón, transcurrían por la nave del Sagrario, pasaban entre los dos coros. El Jueves Santo hacían Estación ante el monumento, el Miércoles Santo y Viernes Santo ante un altar colocado delante de la Capilla Mozárabe. Desde aquí salían por la puerta de los Escribanos (recordemos que la puerta Llana no se construye hasta el siglo XVIII).

A principios del siglo XVII se mencionan las diferentes cofradías que hacían Estación de Penitencia a la Iglesia Primada. El Miércoles Santo hacía Estación de Penitencia la Cofradía de Santa Elena desde Santa Eulalia. El Jueves la Vera Cruz desde el Convento del Carmen Calzado y las angustias desde San Pedro Mártir (antes lo hacían desde el Hospital de San Lázaro, extramuros). El Viernes Santo la Soledad desde el Monasterio mercedario de Santa Catalina, El Nombre de Jesús desde el Monasterio de la Santísima Trinidad. Como novedad, este día aparece una nueva cofradía que tendrá bastante proyección e importancia durante el siglo XVIII, la Cofradía de la Humildad, que salía del Monasterio Franciscano de San Juan de los Reyes.

En este siglo se incorporan los pasos procesionales en los cortejos procesionales, de los cuales hablaremos detenidamente en entradas monográficas.

En el siglo XVIII se asiste a una cierta simplificación de los cortejos procesionales. Las Estaciones de penitencia se resumen a tres: La de la Humildad la tarde del Miércoles Santo, la Vera Cruz la tarde del Jueves Santo y la Soledad el Viernes Santo. Las otras tres cofradías parece que desaparecieron[27].

En el siglo XIX solo dos cofradías celebraban su procesión penitencial, la Vera Cruz el Jueves y la Soledad el Viernes. La Humildad desapareció en las primeras décadas del siglo XIX debido a la destrucción que sufrió todo su patrimonio durante la Guerra de Independencia. Finalmente, otra guerra, esta vez la civil (1936-1939), hizo desaparecer la cofradía de la Vera Cruz, siendo la Soledad la única que ha sobrevivido desde su fundación y que, a día de hoy, sigue saliendo a las Calles de Toledo desde el siglo XVI.



[1] - LÓPEZ-GUADALUPE, J.J.: Toledo en el Semanario Pintoresco Español, Toledo, 2008, pp. 101-109.

[2] - BÉCQUER, Gustavo Adolfo: “La Semana Santa En Toledo”, El Museo Universal, año XIII, nº 13, 28 de marzo de 1969.

[3] - Ídem.

[4] - El manuscrito original, conservado en la Biblioteca Real del Escorial se encuentra transcrito en: VIÑAS, C. y PAZ, R.: Relaciones Histórico-Geogrático-Estadísticas de los Pueblos de España, hechas por iniciativa de Felipe II. Reino de Toledo, Tercera parte, t. II, Madrid, pp. 481-576.

[5] - VIÑAS, C. y PAZ, R.: Relaciones Histórico-Geogrático-…Op. Cit, p. 555.

[6] - Ibídem, p. 561

[7]  - Cfr.: http://www.angustiastoledo.org/Historia.html (última consulta 28-04-2021).

[8]  - El Oficio de Tinieblas empezaba a las cinco de la tarde y concluía aproximadamente a las nueve de la noche.

[9] - RAMÍREZ DE ARELLANO, R.: Estudios sobre orfebrería toledana, Toledo, 1915, p. 402.

[10] - Ibídem, p. 410.

[11] - VIZUETE MENDOZA, J.C.: “Cofradías toledanas y Semana Santa. La cofradía de la Vera Cruz y del Cristo de las Aguas (1536-1936)”, en Religiosidad popular: Cofradías de penitencia, San Lorenzo del Escorial, 2017, p. 717.

[12] - RAMÓN PARRO, Sixto: Toledo en la mano, ó descripción histórico-artística de la Magnífica Catedral y de los demás monumentos célebres, Tomo II, Toledo, 1857 (Ed. Facsímil Valladolid 2012), p. 176, nota 1.

[13] - Cfr.: http://www.angustiastoledo.org/Historia.html (última consulta 01-05-2021).

[14] - VIÑAS, C. y PAZ, R.: Relaciones Histórico-Geogrático-…Op. Cit., p. 562

[15] - Ibídem, p. 564

[16] - Ibídem, p. 565.

[17] - Los territorios donde abundaron la fundación de cofradías de “nazarenos”, bajo la advocación de Jesús Nazareno se concentran principalmente en Andalucía y en la zona leonesa y Valladolid. En la actual Castilla-la Mancha solo las hubo en el antiguo obispado de Cuenca y la zona de Ciudad Real y Albacete, lindando con territorios de Andalucía y Murcia.

[18] - GUEVARA PÉREZ, Enrique; RIVERA VÁZQUEZ, Mariano: Historia de la Semana Santa de Madrid, Madrid, 2004, pp. 43-44.

[21] - Cuya denominación pasó a ser unos años después de Nuestro Padre Jesús Nazareno, popularmente conocida como “el Abuelo” cfr. http://www.cofradiaelabuelo.com/cofradia/nuestra-historia/la-historia (última consulta 25-404-2021).

[22] - Cfr. SAN JUAN DE LA CRUZ: Obras completas, Madrid, 1993 (5ª edición). Siendo Vicario Provincial se aprobó la Cofradía de Nazarenos de Baeza, sita en el Colegio de San Basilio. Como señalan los editores, las normas de estas reglas muestran fielmente el espíritu del Santo.

[23] - GARCÍA ZAPATA, Ignacio José: “Imaginería de la Semana Santa de Toledo”, en Arte y Semana Santa. Actas del congreso Nacional celebrado en Mondóvar (Alicante) del 14 al 16 de noviembre de 2014, Mondóvar, 2016, p. 269.

[24] - Desde el siglo XVII son varias las reglas editadas por la Cofradía. Vid. SÁNCHEZ-BEATO ESPIAU, Mª de los Á.; SANTOS MARTÍN M. M.: “Guía bibliográfica sobre Ordenanzas y Reglamentos de Cofradías de la Ciudad de Toledo”, en Archivo Secreto, nº2 (2004), Toledo, pp. 288-314.

[25] - VIÑAS, C. y PAZ, R.: Relaciones Histórico-Geogrático-…Op. Cit, p. 563.

[26] - ROMERO MENASQUE, Carlos Jesús: “Las Cofradías del Dulce Nombre de Jesús de la Archidiócesis de Sevilla durante la época moderna: Análisis de su instituto en las reglas y constituciones”, en Los Dominicos y la advocación del Dulce Nombre de Jesús en Andalucía (Coord. Jesús ARANDA DONCEL), Archidona, 2017, pp. 137-159.

[27] - En referencia a toda esta información Cfr: https://www.humildadtoledo.com/historia (última consulta 10-05-2021).


3/01/19

EL PASO DEL AZOTAMIENTO DE GREGORIO FERNÁNDEZ








        Con motivo del cuarto centenario de los primer dato documental del Cristo Atado a la Columna de Gregorio Fernández, propiedad de la Cofradía de la Vera Cruz de Valladolid, retomamos el hilo de anteriores entradas sobre recreación de los pasos procesionales de la ciudad del Pisuerga. Así mismo reiteramos nuestro agradecimiento a Francisco Javier Juárez Domínguez por su ayuda y sabio consejo.



1. El encargo del paso del Azotamiento de la Vera Cruz

       En las primeras décadas del siglo XVII la Cofradía de laVera Cruz de Valladolid inicia un proceso de renovación de los antiguos pasos de “papelón”1. Según la descripción del viajero portugués Pinheiro da Veiga, presente en Valladolid el Jueves “de la Cena” de 16052, la cofradía sacaba en procesión los pasos de la Cena, la Oración en el Huerto (que incluía el desorejamiento de Malco), la Santa Verónica (imaginamos que se trataba de una escena de Jesús camino del Calvario con la cruz al hombro), el paso de “cómo fue crucificado” (suponemos que el momento previo a la Elevación de Cristo en la Cruz), la lanzada de Longinos, el Descendimiento y Cristo en brazos de la Virgen. Entre estos pasos citados no aparece el Azotamiento, por lo cual éste no vino a sustituir a uno anterior, sino que añadía una nueva escena hasta entonces inédita en la cofradía, lo cual nos hace suponer que durante un periodo de tiempo convivieron los pasos de papelón con los nuevos de madera, hasta desaparecer definitivamente los primeros. El único paso de “papelón” conservado es el de la Entrada en Jerusalén , propiedad de la Vera Cruz, posiblemente debido a que era sacado en procesión el Domingo de Ramos y no participaba en la procesión penitencial del Jueves Santo.

      El primer paso procesional realizado íntegramente en madera fue la Elevación de la Cruz, encargado en 1604 por la Cofradía de la Pasión al imaginero Francisco de Rincón, en cuyo taller por aquellos años trabajaba Gregorio Fernández. Tras el fallecimiento de Rincón en 1608, Fernández toma el testigo realizando diferentes pasos: en 1612 talla las primeras figuras del conocido como “Paso grande de los Pasamaneros” (hoy conocido por el nombre de Sed tengo) para la cofradía de Jesús Nazareno, concluido en 1616; entre 1614 y 1615 realiza el paso del Camino del Calvario de la Cofradía de Pasión; en 1616 ejecuta el paso del Descendimiento (o de la Piedad) de la cofradía de las Angustias. Después de este paso tradicionalmente se sitúa la realización del Azotamiento de la Vera Cruz, inicio de una fructífera relación con la cofradía para la cual tallaría la Coronación de Espinas y el del Descendimiento (1623). Por desgracia la pérdida de gran parte del archivo de la Vera Cruz en el incendio acaecido en su iglesia en el año 1806 nos impide conocer datos certeros sobre la realización de los diferentes pasos de la penitencial. Ante la falta de documentos que certifiquen una fecha concreta de encargo, suele emplearse como fecha aproximada el año 1619; en este año la cofradía eleva una petición a Papa para la concesión de indulgencias por la santa efigie del Cristo atado a la Columna que tenía la Vera Cruz en su iglesia. No obstante, esta referencia indica que ya estaba hecha ese año y que era una imagen venerada y que despertaba devoción, por tanto no es descartable que fuera tallada unos años antes.

Imagen 1. Cristo Atado a la Columna. Gregorio Fernández, 1619 ca.
Imagen 2. Cristo Atado a la Columna. Gregorio Fernánez, 1619 ca.


       El paso del Azotamiento contaba con varias figuras. La inexistencia de documentos referentes a la composición del paso nos impide conocer con exactitud su número. Se supone que junto al Cristo atado a la Columna había otras figuras. Sobre su composición nos podemos hacer una idea de cómo debió ser si nos remitimos a otros pasos y relieves de Valladolid y su entorno con similares escenas. Antes de seguir con este particular, conviene hacer una breve introducción histórica.



2. El siglo XVIII, la crisis de las penitenciales y traslado del “historiado” al Museo

      En el siglo XVIII las cofradías penitenciales entran en crisis. Cada año resultaba más complicado sacar los pasos procesionales, por lo cual la Vera Cruz determinó suprimir el “historiado” (todas las figuras secundarias) de los pasos y montar los pasos solo con las imágenes titulares. Los sayones quedaron arrumbados en las galerías que hay sobre las naves laterales perdiéndose con el tiempo el recuerdo de la composición de los pasos. Entre 1803 y 1828 una comisión creada al efecto por la Academia de Bellas Artes de Valladolid supervisó la correcta conservación de los sayones y figuras del historiado, almacenadas de forma incorrecta en buena parte de los casos. Finalmente entre 1828 y 1842 el historiado de todas las penitenciales fue trasladado, primero a las dependencias de la Academia de Bellas Artes y después a las instalaciones del primer Museo de Escultura para nutrir los fondos de la institución recién creada.

Imagen 3. Los sayones expuestos en el Museo de Escultura de Santa Cruz hacia 1920. Fotografía publicada en AA.VV.: Pasos Restaurados, Valladolid, 2000, p. 12.




3. La recuperación de la Semana Santa de Valladolid y la recuperación de los pasos procesionales

       Con el resurgir de las cofradías penitenciales y procesiones durante la década de los años veinte del siglo pasado, Juan Agapito y Revilla, a la sazón director del Museo de Escultura, emprendió la ardua tarea de intentar recomponer los pasos procesionales. Desde que fueron trasladados al Museo se había olvidado a qué cofradía y paso pertenecían, exponiéndose desde entonces como figuras aisladas en las salas del Museo. En 1922 Agapito y Revilla llevó a cabo un primer intento de recomponer el paso del Azotamiento, tomando como titular el Cristo de la Columna de la Vera Cruz y añadiendo sayones de diferentes pasos. En 1924 esta primera composición fue desechada y trató de recomponer el paso del Azotamiento de la Cofradía de la Pasión (fechado en torno a 16503) tomando como referencia las instrucciones de montar pasos de 16614. Para ello Agapito y Revilla tomó como imagen titular el Cristo conservado en la Iglesia de la Cofradía de la Pasión y diferentes sayones que encajaban con la descripción de las instrucciones. En esta composición descarta dos sayones azotadores y establece su pertenencia al paso del Azotamiento de la Vera Cruz5. Federico Wattenberg señaló un error en la composición del Azotamiento de la Pasión al haberse incluido un sayón azotador que pertenecía a la Vera Cruz6. Finalmente, en 1992 Luis Luna llevó a cabo una revisión documental del paso y colocó la imagen del sayón azotador señalado anteriormente por Wattenberg. Una prueba que demostraba la pertenencia a este conjunto (aparte de encajar con la descripción que del mismo se hace en la instrucción de montar pasos de 16617) es la P incisa en el hombro con la que se señaló la pertenencia de imágenes y sayones a la Cofradía de la Pasión (las de la Vera Cruz tienen una +).

Imagen 4. Paso del Azotamiento en su primera reconstrucción (1922-1923). Fotografía publiada en BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier: Cinco siglos de cofradías y procesiones. Historia de la Semana Santa en Valladolid, Valladolid, 2004, p. 145.
Imagen 5. Paso del Azotamiento de la Cofradía de la Pasión en torno a 1966. El sayón azotador del fondo a la derecha es el erróneamente ubicado en este paso por Agapito y Revilla. Fotografía publicada en AA. VV.: Pasos Restaurados, Valladolid, 2000, p. 21
Imagen 6. Azotamiento en una postal del año 1967. Fotografía: www.todocoleccion.net

Imagen 7. Composición del paso desde el año 1992 con el sayón que tira del cabello del Cristo. Foto: http://ceres.mcu.es

      Es indudable que ante la inexistencia de documentos que esclarecieran la composición original del paso del Azotamiento de la Vera Cruz, la recomposición resultaba una tarea difícil, pues se desconocía incluso el número de figuras que lo componían. Martín González llegó incluso a sugerir que no se conservaban más piezas del paso aparte del Cristo8.
      Habría que esperar unos años para intentar recomponer el Azotamiento de la Vera Cruz pues sus sayones estaban integrados erróneamente en otros pasos. Después de un periodo de reajuste en los “historiados” de los pasos del Museo, Luis Luna9 llevó a cabo una primera composición, incorporando el sayón azotador con el torso descubierto (nº de inventario CE0535), que erróneamente había incluido Agapito y Revilla en el Azotamiento de la Pasión, y otro sayón tocado con sombrero y portando una lanza (nº de inventario CE0508), que había sido incorporado erróneamente al “Paso Nuevo de la Virgen con San Juan” de la Pasión. En un segundo momento incorporó otro sayón, tocado con un gorro ceñido (que hasta entonces formaba parte del “Camino del Calvario”) en actitud de azotar (nº de inventario CE0524), que era uno de los asignados por Agapito y Revilla al Azotamiento de la Vera Cruz10. Estos tres sayones presentan una cruz incisa en en hombro realizada cuando fueron trasladados al Museo para indicar que procedían de la Vera Cruz.

Imagen 8. Composición del Paso nuevo de la Virgen y San Juan hasta el año 1992. Al fondo a la derecha el sayón azotador que ese mismo año fue incorporado al paso del Azotamiento. Al fondo el sayón de la lanza que Luis Luna asignó al paso del Azotamiento de la Vera Cruz. Fotografía publicada en: AA.VV.: Pasos Restaurados, Valladolid, 2000, p. 15.

Imagen 9. Composición del Azotamiento de la Vera Cruz con los dos primeros sayones asignados por Luis Luna. Fotografía: www.artevalladolid.blogspot.com

Imagen 10. Composición del Azotamiento de la Vera Cruz incluyendo el sayón del gorro ceñido. Fotografía: www.artevalladolid.blogspot.com
Imagen 11. Composición del Azotamiento de la Vera Cruz incluyendo el sayón del gorro ceñido. Fotografía: www.artevalladolid.blogspot.com
Imagen 12. Sayón de la lanza. Fotografía: http://ceres.mcu.es

       En una última propuesta sobre la composición de este paso, Hernández Redondo11 descarta que el soldado del sombrero y la lanza formara parte del Azotamiento, pues el canon, la hechura y la policromía soncompartidas con los sayones del paso de la Oración en el Huerto de Andrés de Solanes, paso también perteneciente a la Vera Cruz. Si bien es cierto que no desentona iconográficamente su presencia en este paso (en el paso homónimo de la Pasión aparece un sayón similar), lo más propio es que apareciera una figura de Pilatos, como ocurre la maqueta conservada en el Museo de San Francisco de Medina de Rioseco, proveniente del Convento de Carmelitas12. Este personaje, solo o en compañía de otros, aparece como testigo de la flagelación, como puede contemplarse en el relieve del banco de la catedral de Plasencia, tallado por Gregorio Fernández entre 1624 y 1634. No sabemos a ciencia cierta cuántos eran los sayones que componían la escena. Aparte de los dos que con certeza pertenecían a este paso, podía haber uno o dos más. Hernández Redondo basándose en la maqueta de Medina de Rioseco propone que sólo debe faltar una figura, posiblemente un Pilatos presidiendo el suplicio desde la parte trasera. Es probable que esta figura fuera uno de las dos trasladadas a Madrid en 1797 a petición de don Bernardo Yzarate, protector de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y que no fueron devueltas13.

Imagen 13. Maqueta del Azotamiento. Museo de San Francisco de Medina de Rioseco.




4. Recreación del paso del Azotamiento

     Como ya hemos comentado, en 1986 se realizó una recomposición del paso llevada a cabo por Luis Luna. En ella aparecían los dos sayones azotadores y el soldado que según hemos comentado parece que formaba parte de la soldadesca de la escena secundaria de la Oración en el Huerto. La composición resultó bastante equilibrada, siguiendo el esquema habitual de composición de pasos, repartiendo el peso por igual en toda la superficie del tablero. En primer plano el Cristo de la Columna, en un segundo plano lo sayones azotadores, en el centro del paso y al fondo el sayón de la lanza. En planta el esquema compositivo es el de un rombo, en cuyos vértices se encuentra cada una de las esculturas. Esta disposición de figuras guarda así mismo cierto paralelismo con el paso homónimo de la Pasión.
14. Planta de la composición realizada por Luis Luna.

      La composición que proponemos en esta entrada toma como base la realizada por Luis Luna y las consideraciones de Hernández Redondo sobre su posible relación compositiva con algunos pasos del entorno artístico de Valladolid.

      La imagen del Cristo, una de las más importantes de Gregorio Fernández, muestra todavía ciertos resabios clasicistas del último manierismo. Es una imagen que, aunque tiene un punto de vista principal, la torsión del cuerpo y la cabeza permiten que pueda ser contemplada desde todos los puntos de vista. La espalda ensangrentada cobra especial protagonismo (de hecho en su retablo la imagen se asienta sobre un torno que permite girarla y poder contemplar la espalda llagada), de forma que la disposición que tenía en el paso debía ser contemplada sin obstáculos visuales. Quizás la posición de la imagen de Cristo de la maqueta del Azotamiento de Medina de Rioseco (Anónimo del segundo cuarto del siglo XVII) y del paso homónimo de la Vera Cruz de Salamanca (Alejandro Carnicero 1724 ca.) puedan arrojar luz a esta cuestión. En ambos casos la imagen titular está girada hacia el lateral, de forma que el punto de vista principal del paso no es frontal como cabría esperar. Esta peculiaridad genera una composición mucho más global de la escena, de un vistazo pueden verse a los sayones azotadores en acción y no detrás de la imagen de Cristo. Esta genial disposición parece remitirnos a los modelos vallisoletanos, de los que bebieron las principales villas de Castilla la Vieja, y por tanto nos remite inevitablemente a las geniales composiciones de escenas de Gregorio Fernández14.

Imagen 15. Espalda llagada del Cristo Atado a la Columna. Foto: http://apuntes.santanderlasalle.es
Imagen 16. Paso del Azotamiento de la Cofradía de la Vera Cruz de Salamanca. Alejandro Carnicero, 1724. Foto: www.wikipedia.org

      Un elemento que no es original de la imagen del Cristo es la Columna. La original debía mantener la forma troncocónica de la conservada en la Basílica de Santa Práxedes de Roma, modelo ampliamente seguido por Gregorio Fernández en otras imágenes de similar iconografía como el del Convento del Sacramento de Boadilla del Monte (1609) o el del Convento de Santa Teresa, de Ávila (1633).

Imagen 17. Columna de de la Basílica de Santa Práxedes (Roma), en la que según la tradición fue flagelado el Señor. Foto: https://www.diariosur.es

Imagen 18. Cristo de la Columna del convento de Santa Teresa de Ávila, Gregorio Fernández 1633. Foto: http://apuntes.santanderlasalle.es


       De los dos sayones conservados, posiblemente el de torso desnudo (con número de inventario CE0535) sea el más interesante de los dos. Al igual que el Cristo, presenta ciertos resabios manieristas en la torsión del torso y los brazos, echados hacia atrás para tomar impulso para lanzar un golpe contra la espalda del Señor. Esta interesante torsión permite contemplar la escultura desde todos los puntos de vista, creando una pieza de interesantes perfiles llena de energía y fuerza. Por la forma en que azota, este sayón debía estar colocado a la izquierda de la imagen titular. En la composición que proponemos la situamos en la esquina delantera derecha del tablero (mirando de frente), dando la espalda al espectador, y clavando su mirada en la imagen de Cristo, situado en el centro del tablero.

Imagen 19. Sayón del torso desnudo (Inventario CE0535). Foto: http://ceres.mcu.es
Imagen 20. Sayón del torso desnudo (Inventario CE0535), detalle del rostro. Foto: http://ceres.mcu.es
Imagen 21. Sayón del torso desnudo (Inventario CE0535). Foto: http://ceres.mcu.es
Imagen 22. Sayón del torso desnudo (Inventario CE0535), detalle del rostro. Foto: http://ceres.mcu.es 
Imagen 23. Sayón del torso desnudo (Inventario CE0535). Foto: http://ceres.mcu.es
Imagen 24. Sayón del torso desnudo (Inventario CE0535). Foto: http://ceres.mcu.es

    El sayón del gorro ceñido (con número inventario CE0524) fue integrado en la primera reconstrucción del Azotamiento llevada a cabo por Agapito y Revilla en 1922. Posteriormente fue incorporado al paso del Camino del Calvario de la Pasión como sayón que hiere a Cristo con una lanza. Las manos, al ser piezas independientes, han sido colocadas en función de la acción de cada uno de los pasos en los que ha sido incorporado. En las fotografías de la primera reconstrucción del Azotamiento la mano derecha aparece con la palma hacia abajo, mientras que cuando estuvo integrado en el del Camino del Calvario portaba una lanza con la palma hacia arriba. Aparte de estas sencillas modificaciones hacemos notar un posible cambio estructural de mayor importancia: el brazo izquierdo presenta un estiramiento poco natural, con un giro completamente antinatural en el antebrazo. Este hecho apunta a que debió sufrir una intervención que trató de recomponer el brazo original15. Esperemos que en una futura restauración se resuelva la postura de este brazo que produce cierta extrañeza. La acción que desarrollaba este sayón en el paso es evidente que es la de flagelar, portando, al menos, con la mano derecha un flagelo, palo o manojo de abrojos. No es descartable que el brazo derecho realizase otra acción, como tirar de una soga atada al cuello del Señor (como el sayón conocido con el sobrenombre de “el Chato” del paso homónimo de la Cofradía de la Pasión) o bien portase otro objeto lacerante. Es evidente que por su postura, este sayón debía herir a la imagen del Señor por su lado derecho, por tanto, su colocación sobre el tablero debía ser la esquina trasera izquierda. De esta forma la imagen del Señor gira su torso y su cabeza a su derecha, fijando su mirada en él. Es por ello que no descartamos que el sayón tirase de una cuerda atada al cuello de la imagen titular. Curiosamente, la disposición alineada que proponemos de estos dos sayones y del Cristo de la Columna es similar a la que llevó a cabo Agapito y Revilla para la Procesión General de 1922 (frustrada por la lluvia).

Imagen 25. Sayón del gorro ceñido (Inventario CE0524). Foto: http://ceres.mcu.es


Imagen 26. Sayón del gorro ceñido en el “Camino del Calvario”. Años setenta. Foto: www.artevalladolid.blogspot.com
Imagen 27. Sayón del gorro ceñido en el “Camino del Calvario”, puede verse la antinatural postura del antebrazo izquierdo. Años setenta. Foto: www.artevalladolid.blogspot.com

     Siguiendo la propuesta de Hernández Redondo, incluiremos una figura de Pilatos en la parte trasera del paso, observando la escena en un plano secundario16. Tomaremos como modelo el Pilatos de la Coronación de Espinas de la Vera Cruz y el de la maqueta de Medina de Rioseco.

Imagen 28. Detalle del Pilatos de la maqueta del Museo de San Francisco de Medina de Rioseco.
Imagen 29. Pilatos del paso de la Coronación de Espinas de la Vera Cruz 1620ca. Foto: http://ceres.mcu.es

       Esta composición, aunque no tiene un reparto equilibrado de los pesos (dos figuras atrás, una en el centro y otra en la delantera) presenta una acción que puede ser próxima al original. Este paso, en comparación con otros de la cofradía de la Vera Cruz como el Descendimiento y sobre todo con la Oración en el Huerto, es relativamente pequeño y manejable. Su número de portadores debía oscilar entre los 12 y los 16, pocos cargadores si lo comparamos con los 20 del Descendimiento (compuesto por siete figuras) o los 6017 que requería la Oración en el Huerto (compuesto aproximadamente por nueve figuras más todos los elementos y ramajes que evocaban el Huerto de los olivos).

30. Planta de la recreación propuesta


      A pesar de las recomposiciones llevadas a cabo por Luis Luna en el año 1986, la imagen del Cristo Atado a la Columna ha salido de forma aislada sobre su carroza. A propósito de este cuarto centenario sería una buena ocasión para intentar recomponer el paso original, cuya composición debía estar a la altura de otros renombrados conjuntos de Gregorio Fernández.

31. Cristo Atado a la Columna en su carroza procesional. Foto: www.wikipedia.org
32. Composición propuesta





NOTAS

1- Con el nombre de “papelón” no se hace referencia a que las imágenes fueran de cartón piedra, sino que eran imágenes ligeras, óptimas para ser llevadas en procesión. Por ello sólo tenían talladas la cabeza, los pies y las manos, siendo el resto un armazón de madera que insinuaba la anatomía, ocultado por telas encoladas y convenientemente policromadas.
2- PINHEIRO DA VEIGA, Tomás: Fastiginia o Fastos geniales, Traducción y notas de ALONSO CORTÉS, Narciso, Valladolid, 1916, reedición 1989, p. 46
3- FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Rosario: “Paso del Azotamiento”, Pasos Restaurados, Valladolid, 2000, pp. 45-52
4- AGAPITO Y REVILLA, Juan: Las cofradías, las procesiones y los pasos de Semana Santa en Valladolid, Valladolid, 1925, reedición 2007, pp. 42-43.
5- IBÍDEM, p. 43.
6- WATTENBERG SAMPERE, Federico: Museo Nacional de Escultura, Madrid, 1966, p. 98
7- En las instrucciones de 1661 se dice que después de colocar la imagen del Señor, “ se pone el Sayón que va asido a los cabellos del Señor. Se le pasa un tornillo por la mano izquierda del Sayón el que entra en el hombro izquierdo del Señor”. AGAPITO Y REVILLA, Juan: “Las cofradías, las procesiones y los pasos de la Samana Santa en Valladolid. 2ª adición y corrección”, en Las cofradías... Op. Cit, p. 12
8- MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: El Escultor Gregorio Fernández, nota 18, Madrid, 1980, p. 169
9- LUNA MORENO, Luis: Gregorio Fernández y la Semana Santa de Valladolid, Valladolid, 1986, pp. 35-39.
10- Ver nota 5.
11- HERNÁNDEZ REDONDO, José-Ignacio: “La escultura procesional de la Cofradía de la Vera Cruz de Valladolid”, en Actas IV Confreso Internacional de Cofradías de la Santa Vera Cruz 2008, Zamora, 2009, pp. 159-160
12- Hernádez Redondo sugiere la relación de esta maqueta con el modelo vallisoletano de Gregorio Fernández Ibídem, p. 159.
13- AGAPITO Y REVILLA, Juan: Op. Cit. pp. 134-136.
14. Ver nota 12
15- Uno de los colaboradores en la reconstrucción de los pasos de Semana Santa fue el tallista y profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando Claudio Tordera Antolín, quien intervino en las esculturas para poder ser montadas sobre las carrozas. URREA, Jesús: “Conservación y exposición de los Pasos en el Museo”, Pasos Restaurados, Valladolid, 2000, nota 19, p. 20
16- Ver nota 12.
17- LORENZO PINAR, Francisco Javier y VASALLO TORANZO, Luis: Diario de Antonio Moreno de la Torre (1673-1679), Zamora, 2001, p. 93.