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10/19/16

Recreación del retablo mayor de la Iglesia Penitencial de la Cofradía de la Pasión de Valladolid

Ilustración 1. Recreación virtual del retablo mayor de la Iglesia Penitencial de la Pasión.

Antes de comenzar es necesario agradecer a Francisco Javier Juárez Domínguez, autor del blog Cofradías Sacramentales, de Gloria y Devocionales en Valladolid, su colaboración, sin la cual este artículo no hubiera sido posible.

La Iglesia Penitencial de la Cofradía de la Pasión de Valladolid (actualmente sala de exposiciones del Ayuntamiento), contó con un rico patrimonio que desapareció o se dispersó tras el cierre del templo en el año 1926.

El retablo mayor fue concertado en 1657 con los ensambladores Alonso y Antonio de Villota y el escultor Francisco Díaz de Tudanca siguiendo las trazas de Cristóbal Ruiz de Andino[1]. Martín González[2] subraya la importancia de este retablo, el primero documentado en Valladolid, que contaba con columnas salomónicas “conforme a la traza y arte, revestidas de talla menuda, que ha de ser hoja de parra… con sus racimos y pajaritos que piquen en ellos y otras cosas convenientes a el modo de los del Buen Suceso[3]”. En el modelo al que se refieren las condiciones del contrato, el retablo mayor del Buen Suceso de Madrid, encontramos las claves del retablo mayor de la Pasión.

El retablo mayor del Buen Suceso de Madrid, lamentablemente desaparecido, fue trazado por Pedro de la Torre (c. 1596 – 1677), ensamblador activo en Madrid que en la cuarta década del siglo XVII, abre el camino hacia un barroco pleno cada vez más alejado del modelo escurialense instaurado por el retablo mayor del Monasterio del Escorial trazado por Juan de Herrera.

Parece ser que el retablo madrileño estaba ya concluido en 1637, siendo la imagen de la Virgen del Buen Suceso entronizada en el camarín en 1641. Constaba de un cuerpo principal con ocho columnas salomónicas de cinco vueltas, cuatro dispuestas en un primer plano y el resto retranqueadas en un segundo plano. En el centro se situaba el simulacro mariano en un camarín abovedado con ventana-transparente, al que se accedía por una puerta ubicada en el zócalo del retablo. Remataba el conjunto un segundo cuerpo presidido por un lienzo de Santiago Apóstol entre dos machones. La decoración se basaba en tarjas cactiformes propias de este momento[4].

Ilustración 2. Nuestra Señora de la Pasión. Iglesia de San Quirce, Valladolid. Fuente: http://www.sagradapasion.com/Multimedia/Fotos/Virgen/Virgen%20Detalle2.htm

El gran conjunto del Buen Suceso compuesto por retablo y camarín-transparente se instauró como modelo emulado en diversos santuarios marianos de España, gracias al creciente florecimiento del culto mariano, especialmente centrado en la veneración de las imágenes patronales. Pedro de la Torre fue requerido para la construcción del retablo y camarín de Nuestra Señora de Begoña de Bilbao en 1640 y el de la Nuestra Señora de la Fuencisla de Segovia 1645 en colaboración con el jesuita Francisco Bautista y el ensamblador José de Arroyo. El retablo mayor de la iglesia penitencial de la Pasión de Valladolid sigue la estela del modelo creado por Pedro de la Torre; de hecho, se menciona el retablo madrileño como modelo que debía imitar Ruiz de Andino. El esplendor que experimentaba la Cofradía Penitencial y la creciente devoción de la imagen titular de Nuestra Señora de la Pasión (imagen renacentista que formaba parte de un paso junto a los dos ladrones crucificados, san Juan y la Mgdalena), en detrimento de San Juan Bautista, a quien estaba dedicado el antiguo retablo mayor de la Penitencial[5], justifican la elección de este modelo.

Ilustración 3. Retablo mayor del Carmen Extramuros de Valladolid entre 1926 y 1972.

Lamentablemente, tras el cierre de la iglesia penitencial de la Pasión en 1926, todo el rico patrimonio que se encontraba en su interior fue repartido entre diferentes iglesias de la ciudad como el Santuario Nacional de la Gran Promesa, el monasterio de San Quirce y Santa Julita y el Santuario del Carmen Extramuros, donde fue a parar el malogrado retablo mayor de la Pasión que por aquel entonces ya debía encontrarse en mal estado debido a la humedad. Los restos que quedaban del retablo fueron recompuestos junto con otros de diversa procedencia por el escultor Ramón Núñez. Tomando como base el retablo de la Pasión, se creó una composición formada por retablos de diversa procedencia, restos de la caja de un órgano y el tornavoz de la iglesia de la Antigua, que hacía las veces de cupulín del manifestador. Fue inaugurado el 29 de junio de 1928, solemnidad de San Pedro y San Pablo[6]. Este retablo fue nuevamente reformado en el año 1972 para adaptarse a la cabecera de la capilla de San Joaquín, Santa Ana y Nuestra Señora de la Virgen de la Mano del mismo templo, en cuya ubicación todavía se conserva. Tanto en el actual retablo, como en la composición anterior como retablo mayor del Carmen, es muy difícil identificar elementos procedentes del retablo de la Pasión, quizá el marco en arco que cierra la composición, los restos del camarín con cornucopias y algunos relieves que pudieron decorar las entrecalles.

Ilustración 4. Actual retablo de la capilla de San Joaquín, Santa Ana y Nuestra Señora de la Mano. Santuario del Carmen Extramuros. Valladolid. Autor: Zarateman. Fuente: Wikipedia.

Desafortunadamente, no se conserva ninguna fotografía del retablo cuando todavía ocupaba el testero de la penitencial de la Pasión, lo cual resulta llamativo porque sí se conservan del Cristo del Perdón y el del Azotamiento, situados en sendos retablos ubicados en los machones de la embocadura de la capilla mayor.

Para saber cómo era el retablo es necesario recurrir a la información documental que se conserva del mismo, y gracias a ella, recrear de forma virtual cómo pudo ser. Blanca García Vega[7] publicó en 1995 un artículo proponiendo una reconstrucción basada en un grabado de la Virgen de la Pasión conservado en la Biblioteca Nacional de París, realizado en el último tercio del siglo XVII por el grabador parisino Henri Bonnart. En el grabado aparece la imagen de la Virgen de la Pasión y parte del retablo con elementos mencionados en el contrato de 1657, como son el serafín con festones en la clave del arco, las columnas salomónicas con talla menuda, las contrapilastras y los florones de las enjutas.

Recapitulemos todos los datos de que disponemos para proponer una reconstrucción virtual del retablo:

1.- En el contrato de 1657 se describen elementos concretos del retablo. Debía tener seis columnas salomónicas “conforme a la traza y arte, revestidas de talla menuda, que ha de ser hoja de parra… con sus racimos y pajaritos que piquen en ellos y otras cosas convenientes a el modo de los del Buen Suceso”.  Las columnas debían asentar sobre pedestales con “bichas”. Las entrecalles debían estar decoradas con festones con frutas. El intradós del arco debía estar decorado con artesas y florones. En la clave del arco debía situarse una cartela con un serafín con festones de frutas. Sendos florones debían decorar las enjutas del arco. El venerado simulacro mariano debía entronizarse sobre una peana ochavada de plata portada por cuatro ángeles mancebos. En el contrato se especifica que deben ser cuatro ángeles, dejando una mano libre para portar una vela. Debía haber también dos ángeles con sus peanas situados en la parte alta del retablo, sobre las columnas laterales[8].

2.- García Vega publica una serie de datos hasta entonces inéditos en los que se realiza el seguimiento de las obras de tallado, acondicionamiento del presbiterio, colocación del retablo y dorado del mismo. Resumiendo su publicación obtenemos lo siguiente:

En el contrato de hechura se especificaba que en noviembre de ese año (1657) se debía romper la pared de la cabecera para abrir el camarín. Al finalizar 1658 el camarín ya estaba terminado. A lo largo de 1659 la cofradía paga a Díaz de Tudanca por la talla y a Villota por su labor de ensamblaje. Ese mismo año se paga al albañil Tomás García por las obras del camarín. Alonso de Villota recibe una cantidad de dinero por el marco de la reja que hizo para el camarín. Imaginamos que se trata a la ventana del transparente, para la cual el herrero Crispín Santos había forjado la reja y las varillas del enrejado de la vidriera. Alonso de Villota recibió también el pago por la puerta primera del camarín. A mediados de marzo de 1659 se colocan los pedestales de piedra para el altar mayor, con piedra traída el año anterior, parte de la carga eran piedras de río que sirvieron para solar el interior del templo. Una vez colocadas estas piedras sobre las que se asentaría la obra del retablo, se colocaron las puertas de los dos nichos a los lados del altar mayor. Las obras se interrumpen en Semana Santa. El retablo, ya colocado inicia su fase final de dorado el 6 de junio por José Díaz de Aragón. Las obras se prolongan hasta finales de agosto, dándose por finalizados el 29, coincidiendo con la festividad de la Degollación de San Juan Bautista, patrono de la Cofradía.

Uno de los elementos que más protagonismo adquirieron en el retablo fue la peana sobre la que se asentaba la imagen mariana. En el contrato de hechura se especifica cómo debía componerse la pieza. Esta peana servía además como andas procesionales. Entre los descargos de la cofradía aparecen los 20 reales pagados al hijo de Villota por los banzos de la peana efectuados el 22 de junio de 1659.

Sin embargo, el retablo experimento reformas que alteraron su aspecto. En 1740-41 se pagó por un “arco de cornucopia” para el retablo mayor. ¿Puede ser ese arco de cornucopia el que todavía se conserva en el retablo de la capilla de la Virgen de la Mano del Carmen Extramuros?

3.- Gracias a las numerosas representaciones de la venerada imagen titular conocemos de una forma aproximada la peana. En el Monasterio de San Quirce se conserva un cuadro del siglo XVII a modo de verdadero retrato de Nuestra Señora de la Pasión. Parece ser que este retrato, junto al Cristo de la Elevación y un cuadro de San Juan Bautista, presidían la Sala de Cabildos de la penitencial. El grabado de Henri Bonnart (último tercio del siglo XVII) representa la imagen con su peana y la embocadura del retablo. En el Libro 3º, folio 2 de la Cofradía de la Pasión aparece una sencilla e ingenua ilustración fechada entre 1675 y 1715.  Finalmente, el grabado de Diego Pérez de 1772 y retocado por Julián Hugano en 1826.

Ilustración 5. Nuestra Señora de la Pasión. Anónimo siglo XVII. Monasterio de San Quirce y Santa Julita Valladolid. Fuente: http://www.sagradapasion.com/Multimedia/Fotos/Otras.htm
Ilustración 6. Nuestra Señora de la Pasión. Henri Bonnart, último tercio siglo XVII. Gabinete de Estampas, Biblioteca Nacional, París.


En todas estas representaciones aparece la peana. En las tres primeras aparecen los cuatro ángeles de los ángulos que se especificaban en el contrato y un angelito tenante en la parte baja. En el de Diego Pérez, el más actual, no aparece este angelito, e introduce un fondo arquitectónico que parece corresponderse con el camarín.

Ilustración 7. Ilustraión del Libro 3º, folio 2 de la Cofradía de la Pasión.
Ilustración 8. Nuestra Señora de la Pasión, Diego Pérez 1772. Retocado por Julián Hugano en 1826.

4.- En el artículo que Álvarez Terán[9] dedica a la Iglesia de la Pasión, aparece una fotografía del testero de la nave en ruinas y sin el retablo. La instantánea fue tomada entre 1926 y 1933. En ella puede verse al fondo del testero un arco con una ventana horadada y cegada y un hueco lateral que parece el acceso a un posible camarín. Según García Vega esta instantánea evidencia las transformaciones sufridas por el camarín en un primer momento como camarín-transparente y una segunda ampliación arquitectónica: “Primero el camarín debió ser bastante sencillo, con vidriera y reja, posteriormente se amplió el camarín en ábside, tal como se aprecia en la estampa de 1772, y en el momento de la foto ese espacio debió desaparecer de nuevo. Actualmente lo que fue camarín absidial se ha perdido para la iglesia y lo ha ganado el solar del edificio contiguo”[10].

Ilustración 9. Fotografía presbiterio iglesia de la Pasión entre 1926 y 1932. Fuente: artevalladolid.blogspot.com

En la mentada fotografía de Álvarez Terán se aprecia, detrás del montón de escombros bajo la cúpula, lo que parece el basamento del retablo. Éste además parece estar unido al arco fajón de la cúpula, de modo que el retablo no estaba del todo pegado al testero y aprovechaba el último tramo y los huecos laterales para el camarín.

Ilustración 10. Recreación virtual de la planta de la capilla mayor de la Iglesia Penitencial de la Pasión con el retablo y el camarín con sus puertas, acceso y transparente en el siglo XVII.
Ilustración 11. Recreación virtual de la capilla mayor de la Iglesia Penitencial de la Pasión con el camarín absidial del siglo XVIII (en color verde).


García Vega realiza una propuesta gráfica del retablo, tomando como base el grabado de Bonnart, añadiendo las seis columnas y recreando un ático inspirado en el retablo mayor de la iglesia de San Martín de Valladolid, contratado en 1672 por el ensamblador Pedro de Cea pero completado en 1681 por Cristóbal Ruiz de Andino[11]. Recordemos que éste último trazó el retablo. Este retablo presenta elementos que recuerdan al malogrado retablo del Buen Suceso de Madrid, como las grandes columnas salomónicas con talla menuda dispuestas en dos planos y el ático superior presidido por un relieve (en el madrileño era un lienzo) entre machones.

Ilustración 12. Recreación retablo mayor de la Pasión de Blanca García Vega.
Ilustración 13. Retablo mayor de San Martín, Valladolid. Autor: Luis Fernández García. Fuente: wikipedia.

Basándonos en todos estos datos y premisas hemos elaborado una reconstrucción virtual de cómo debió ser el retablo mayor de la Penitencial de la Pasión. Tomando como referencia las medidas de la cabecera del templo hemos realizado una propuesta de cómo debió estar dispuesto el retablo, el primer camarín transparente, que aprovechaba el espacio del último tramo y la posible ampliación del camarín absidial que plantea García Vega. Hemos incluido dos obras en el retablo. El primero el relieve de la Degollación de San Juan Bautista conservado en San Quirce. Esta pieza datada en el siglo XVII bien puede tratarse del relieve que coronaba el retablo. Recordemos que el retablo anterior estaba dedicado al martirio del Santo Precursor del Señor. Como frontal de altar hemos incluido uno del siglo XVIII conservado en el Santuario Nacional que muestra en su escena central la Degollación de San Juan Bautista. Bien pudo recalar, al igual que la imagen de Nuestra Señora de la Pasión, en el citado templo tras el cierre de la Penitencial.

Ilustración 14. Relieve Degollación San Juan Bautista. s. XVII. Iglesia de San Quirce, Valladolid.
Ilustración 15. Frontal de altar del siglo XVIII con la Degollación de San Juan Bautista. Fuente: http://lapiedad1578.blogspot.com.es/

A.R.

Bibliografía

BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier: Cinco siglos de Cofradías y Procesiones. Historia de la Semana Santa en Valladolid. Valladolid, 2004.

GARCÍA VEGA, Blanca: “Nuestra Señora de la Pasión de Valladolid”, Homenaje al profesor Martín González. Valladolid, 1995. pp. 615-623.

MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: El retablo barroco en España. Madrid, 1993.

MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José; URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Tomo XIV. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid (Catedral, Parroquias, Cofradías y Santuarios). Valladolid, 2001.

REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (3ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 8 (2012), pp. 36-46





[1]  El contrato se encuentra publicado en GARCÍA CHICO, Esteban: Documentos para el estudio del Arte en Castilla. Escultores. Valladolid, 1941. pp. 300-301.
[2]  Juan José Martín González ha sido uno de los mayores especialistas sobre escultura barroca castellana. Esta valoración es recogida en MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: El retablo barroco en España. Madrid, 1993. p. 92
[3] Ver nota 1.
[4] MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: El retablo barroco en España. Madrid, 1993. p. 39. El retablo fue primorosamente descrito en RUIZ DE ALTABLE: Historia de la milagrosa imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso. Madrid, 1641.
[5] REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (3ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 8 (2012), p. 37.
[6]  En la ermita del Carmen, (Domingo 27 de junio de 1928). El Norte de Castilla.
[7] GARCÍA VEGA, Blanca: “Nuestra Señora de la Pasión de Valladolid”, Homenaje al profesor Martín González. Valladolid, 1995. pp. 615-623.
[8] Ver nota 1.
[9] ÁLVAREZ TERÁN, Concepción, “La Iglesia Penitencial de la Pasión” Boletín del Seminario de Arte y Arqueología de Valladolid, 1932-1933, Tomo I, fasc. II, pp. 111-127.
[10] GARCÍA VEGA, Blanca: Op. Cit. p. 619, nota 16.
[11] MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José; URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Tomo XIV. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid (Catedral, Parroquias, Cofradías y Santuarios). Valladolid, 2001. p. 101. MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: El retablo barroco … p. 100.