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3/01/19

EL PASO DEL AZOTAMIENTO DE GREGORIO FERNÁNDEZ








        Con motivo del cuarto centenario de los primer dato documental del Cristo Atado a la Columna de Gregorio Fernández, propiedad de la Cofradía de la Vera Cruz de Valladolid, retomamos el hilo de anteriores entradas sobre recreación de los pasos procesionales de la ciudad del Pisuerga. Así mismo reiteramos nuestro agradecimiento a Francisco Javier Juárez Domínguez por su ayuda y sabio consejo.



1. El encargo del paso del Azotamiento de la Vera Cruz

       En las primeras décadas del siglo XVII la Cofradía de laVera Cruz de Valladolid inicia un proceso de renovación de los antiguos pasos de “papelón”1. Según la descripción del viajero portugués Pinheiro da Veiga, presente en Valladolid el Jueves “de la Cena” de 16052, la cofradía sacaba en procesión los pasos de la Cena, la Oración en el Huerto (que incluía el desorejamiento de Malco), la Santa Verónica (imaginamos que se trataba de una escena de Jesús camino del Calvario con la cruz al hombro), el paso de “cómo fue crucificado” (suponemos que el momento previo a la Elevación de Cristo en la Cruz), la lanzada de Longinos, el Descendimiento y Cristo en brazos de la Virgen. Entre estos pasos citados no aparece el Azotamiento, por lo cual éste no vino a sustituir a uno anterior, sino que añadía una nueva escena hasta entonces inédita en la cofradía, lo cual nos hace suponer que durante un periodo de tiempo convivieron los pasos de papelón con los nuevos de madera, hasta desaparecer definitivamente los primeros. El único paso de “papelón” conservado es el de la Entrada en Jerusalén , propiedad de la Vera Cruz, posiblemente debido a que era sacado en procesión el Domingo de Ramos y no participaba en la procesión penitencial del Jueves Santo.

      El primer paso procesional realizado íntegramente en madera fue la Elevación de la Cruz, encargado en 1604 por la Cofradía de la Pasión al imaginero Francisco de Rincón, en cuyo taller por aquellos años trabajaba Gregorio Fernández. Tras el fallecimiento de Rincón en 1608, Fernández toma el testigo realizando diferentes pasos: en 1612 talla las primeras figuras del conocido como “Paso grande de los Pasamaneros” (hoy conocido por el nombre de Sed tengo) para la cofradía de Jesús Nazareno, concluido en 1616; entre 1614 y 1615 realiza el paso del Camino del Calvario de la Cofradía de Pasión; en 1616 ejecuta el paso del Descendimiento (o de la Piedad) de la cofradía de las Angustias. Después de este paso tradicionalmente se sitúa la realización del Azotamiento de la Vera Cruz, inicio de una fructífera relación con la cofradía para la cual tallaría la Coronación de Espinas y el del Descendimiento (1623). Por desgracia la pérdida de gran parte del archivo de la Vera Cruz en el incendio acaecido en su iglesia en el año 1806 nos impide conocer datos certeros sobre la realización de los diferentes pasos de la penitencial. Ante la falta de documentos que certifiquen una fecha concreta de encargo, suele emplearse como fecha aproximada el año 1619; en este año la cofradía eleva una petición a Papa para la concesión de indulgencias por la santa efigie del Cristo atado a la Columna que tenía la Vera Cruz en su iglesia. No obstante, esta referencia indica que ya estaba hecha ese año y que era una imagen venerada y que despertaba devoción, por tanto no es descartable que fuera tallada unos años antes.

Imagen 1. Cristo Atado a la Columna. Gregorio Fernández, 1619 ca.
Imagen 2. Cristo Atado a la Columna. Gregorio Fernánez, 1619 ca.


       El paso del Azotamiento contaba con varias figuras. La inexistencia de documentos referentes a la composición del paso nos impide conocer con exactitud su número. Se supone que junto al Cristo atado a la Columna había otras figuras. Sobre su composición nos podemos hacer una idea de cómo debió ser si nos remitimos a otros pasos y relieves de Valladolid y su entorno con similares escenas. Antes de seguir con este particular, conviene hacer una breve introducción histórica.



2. El siglo XVIII, la crisis de las penitenciales y traslado del “historiado” al Museo

      En el siglo XVIII las cofradías penitenciales entran en crisis. Cada año resultaba más complicado sacar los pasos procesionales, por lo cual la Vera Cruz determinó suprimir el “historiado” (todas las figuras secundarias) de los pasos y montar los pasos solo con las imágenes titulares. Los sayones quedaron arrumbados en las galerías que hay sobre las naves laterales perdiéndose con el tiempo el recuerdo de la composición de los pasos. Entre 1803 y 1828 una comisión creada al efecto por la Academia de Bellas Artes de Valladolid supervisó la correcta conservación de los sayones y figuras del historiado, almacenadas de forma incorrecta en buena parte de los casos. Finalmente entre 1828 y 1842 el historiado de todas las penitenciales fue trasladado, primero a las dependencias de la Academia de Bellas Artes y después a las instalaciones del primer Museo de Escultura para nutrir los fondos de la institución recién creada.

Imagen 3. Los sayones expuestos en el Museo de Escultura de Santa Cruz hacia 1920. Fotografía publicada en AA.VV.: Pasos Restaurados, Valladolid, 2000, p. 12.




3. La recuperación de la Semana Santa de Valladolid y la recuperación de los pasos procesionales

       Con el resurgir de las cofradías penitenciales y procesiones durante la década de los años veinte del siglo pasado, Juan Agapito y Revilla, a la sazón director del Museo de Escultura, emprendió la ardua tarea de intentar recomponer los pasos procesionales. Desde que fueron trasladados al Museo se había olvidado a qué cofradía y paso pertenecían, exponiéndose desde entonces como figuras aisladas en las salas del Museo. En 1922 Agapito y Revilla llevó a cabo un primer intento de recomponer el paso del Azotamiento, tomando como titular el Cristo de la Columna de la Vera Cruz y añadiendo sayones de diferentes pasos. En 1924 esta primera composición fue desechada y trató de recomponer el paso del Azotamiento de la Cofradía de la Pasión (fechado en torno a 16503) tomando como referencia las instrucciones de montar pasos de 16614. Para ello Agapito y Revilla tomó como imagen titular el Cristo conservado en la Iglesia de la Cofradía de la Pasión y diferentes sayones que encajaban con la descripción de las instrucciones. En esta composición descarta dos sayones azotadores y establece su pertenencia al paso del Azotamiento de la Vera Cruz5. Federico Wattenberg señaló un error en la composición del Azotamiento de la Pasión al haberse incluido un sayón azotador que pertenecía a la Vera Cruz6. Finalmente, en 1992 Luis Luna llevó a cabo una revisión documental del paso y colocó la imagen del sayón azotador señalado anteriormente por Wattenberg. Una prueba que demostraba la pertenencia a este conjunto (aparte de encajar con la descripción que del mismo se hace en la instrucción de montar pasos de 16617) es la P incisa en el hombro con la que se señaló la pertenencia de imágenes y sayones a la Cofradía de la Pasión (las de la Vera Cruz tienen una +).

Imagen 4. Paso del Azotamiento en su primera reconstrucción (1922-1923). Fotografía publiada en BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier: Cinco siglos de cofradías y procesiones. Historia de la Semana Santa en Valladolid, Valladolid, 2004, p. 145.
Imagen 5. Paso del Azotamiento de la Cofradía de la Pasión en torno a 1966. El sayón azotador del fondo a la derecha es el erróneamente ubicado en este paso por Agapito y Revilla. Fotografía publicada en AA. VV.: Pasos Restaurados, Valladolid, 2000, p. 21
Imagen 6. Azotamiento en una postal del año 1967. Fotografía: www.todocoleccion.net

Imagen 7. Composición del paso desde el año 1992 con el sayón que tira del cabello del Cristo. Foto: http://ceres.mcu.es

      Es indudable que ante la inexistencia de documentos que esclarecieran la composición original del paso del Azotamiento de la Vera Cruz, la recomposición resultaba una tarea difícil, pues se desconocía incluso el número de figuras que lo componían. Martín González llegó incluso a sugerir que no se conservaban más piezas del paso aparte del Cristo8.
      Habría que esperar unos años para intentar recomponer el Azotamiento de la Vera Cruz pues sus sayones estaban integrados erróneamente en otros pasos. Después de un periodo de reajuste en los “historiados” de los pasos del Museo, Luis Luna9 llevó a cabo una primera composición, incorporando el sayón azotador con el torso descubierto (nº de inventario CE0535), que erróneamente había incluido Agapito y Revilla en el Azotamiento de la Pasión, y otro sayón tocado con sombrero y portando una lanza (nº de inventario CE0508), que había sido incorporado erróneamente al “Paso Nuevo de la Virgen con San Juan” de la Pasión. En un segundo momento incorporó otro sayón, tocado con un gorro ceñido (que hasta entonces formaba parte del “Camino del Calvario”) en actitud de azotar (nº de inventario CE0524), que era uno de los asignados por Agapito y Revilla al Azotamiento de la Vera Cruz10. Estos tres sayones presentan una cruz incisa en en hombro realizada cuando fueron trasladados al Museo para indicar que procedían de la Vera Cruz.

Imagen 8. Composición del Paso nuevo de la Virgen y San Juan hasta el año 1992. Al fondo a la derecha el sayón azotador que ese mismo año fue incorporado al paso del Azotamiento. Al fondo el sayón de la lanza que Luis Luna asignó al paso del Azotamiento de la Vera Cruz. Fotografía publicada en: AA.VV.: Pasos Restaurados, Valladolid, 2000, p. 15.

Imagen 9. Composición del Azotamiento de la Vera Cruz con los dos primeros sayones asignados por Luis Luna. Fotografía: www.artevalladolid.blogspot.com

Imagen 10. Composición del Azotamiento de la Vera Cruz incluyendo el sayón del gorro ceñido. Fotografía: www.artevalladolid.blogspot.com
Imagen 11. Composición del Azotamiento de la Vera Cruz incluyendo el sayón del gorro ceñido. Fotografía: www.artevalladolid.blogspot.com
Imagen 12. Sayón de la lanza. Fotografía: http://ceres.mcu.es

       En una última propuesta sobre la composición de este paso, Hernández Redondo11 descarta que el soldado del sombrero y la lanza formara parte del Azotamiento, pues el canon, la hechura y la policromía soncompartidas con los sayones del paso de la Oración en el Huerto de Andrés de Solanes, paso también perteneciente a la Vera Cruz. Si bien es cierto que no desentona iconográficamente su presencia en este paso (en el paso homónimo de la Pasión aparece un sayón similar), lo más propio es que apareciera una figura de Pilatos, como ocurre la maqueta conservada en el Museo de San Francisco de Medina de Rioseco, proveniente del Convento de Carmelitas12. Este personaje, solo o en compañía de otros, aparece como testigo de la flagelación, como puede contemplarse en el relieve del banco de la catedral de Plasencia, tallado por Gregorio Fernández entre 1624 y 1634. No sabemos a ciencia cierta cuántos eran los sayones que componían la escena. Aparte de los dos que con certeza pertenecían a este paso, podía haber uno o dos más. Hernández Redondo basándose en la maqueta de Medina de Rioseco propone que sólo debe faltar una figura, posiblemente un Pilatos presidiendo el suplicio desde la parte trasera. Es probable que esta figura fuera uno de las dos trasladadas a Madrid en 1797 a petición de don Bernardo Yzarate, protector de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y que no fueron devueltas13.

Imagen 13. Maqueta del Azotamiento. Museo de San Francisco de Medina de Rioseco.




4. Recreación del paso del Azotamiento

     Como ya hemos comentado, en 1986 se realizó una recomposición del paso llevada a cabo por Luis Luna. En ella aparecían los dos sayones azotadores y el soldado que según hemos comentado parece que formaba parte de la soldadesca de la escena secundaria de la Oración en el Huerto. La composición resultó bastante equilibrada, siguiendo el esquema habitual de composición de pasos, repartiendo el peso por igual en toda la superficie del tablero. En primer plano el Cristo de la Columna, en un segundo plano lo sayones azotadores, en el centro del paso y al fondo el sayón de la lanza. En planta el esquema compositivo es el de un rombo, en cuyos vértices se encuentra cada una de las esculturas. Esta disposición de figuras guarda así mismo cierto paralelismo con el paso homónimo de la Pasión.
14. Planta de la composición realizada por Luis Luna.

      La composición que proponemos en esta entrada toma como base la realizada por Luis Luna y las consideraciones de Hernández Redondo sobre su posible relación compositiva con algunos pasos del entorno artístico de Valladolid.

      La imagen del Cristo, una de las más importantes de Gregorio Fernández, muestra todavía ciertos resabios clasicistas del último manierismo. Es una imagen que, aunque tiene un punto de vista principal, la torsión del cuerpo y la cabeza permiten que pueda ser contemplada desde todos los puntos de vista. La espalda ensangrentada cobra especial protagonismo (de hecho en su retablo la imagen se asienta sobre un torno que permite girarla y poder contemplar la espalda llagada), de forma que la disposición que tenía en el paso debía ser contemplada sin obstáculos visuales. Quizás la posición de la imagen de Cristo de la maqueta del Azotamiento de Medina de Rioseco (Anónimo del segundo cuarto del siglo XVII) y del paso homónimo de la Vera Cruz de Salamanca (Alejandro Carnicero 1724 ca.) puedan arrojar luz a esta cuestión. En ambos casos la imagen titular está girada hacia el lateral, de forma que el punto de vista principal del paso no es frontal como cabría esperar. Esta peculiaridad genera una composición mucho más global de la escena, de un vistazo pueden verse a los sayones azotadores en acción y no detrás de la imagen de Cristo. Esta genial disposición parece remitirnos a los modelos vallisoletanos, de los que bebieron las principales villas de Castilla la Vieja, y por tanto nos remite inevitablemente a las geniales composiciones de escenas de Gregorio Fernández14.

Imagen 15. Espalda llagada del Cristo Atado a la Columna. Foto: http://apuntes.santanderlasalle.es
Imagen 16. Paso del Azotamiento de la Cofradía de la Vera Cruz de Salamanca. Alejandro Carnicero, 1724. Foto: www.wikipedia.org

      Un elemento que no es original de la imagen del Cristo es la Columna. La original debía mantener la forma troncocónica de la conservada en la Basílica de Santa Práxedes de Roma, modelo ampliamente seguido por Gregorio Fernández en otras imágenes de similar iconografía como el del Convento del Sacramento de Boadilla del Monte (1609) o el del Convento de Santa Teresa, de Ávila (1633).

Imagen 17. Columna de de la Basílica de Santa Práxedes (Roma), en la que según la tradición fue flagelado el Señor. Foto: https://www.diariosur.es

Imagen 18. Cristo de la Columna del convento de Santa Teresa de Ávila, Gregorio Fernández 1633. Foto: http://apuntes.santanderlasalle.es


       De los dos sayones conservados, posiblemente el de torso desnudo (con número de inventario CE0535) sea el más interesante de los dos. Al igual que el Cristo, presenta ciertos resabios manieristas en la torsión del torso y los brazos, echados hacia atrás para tomar impulso para lanzar un golpe contra la espalda del Señor. Esta interesante torsión permite contemplar la escultura desde todos los puntos de vista, creando una pieza de interesantes perfiles llena de energía y fuerza. Por la forma en que azota, este sayón debía estar colocado a la izquierda de la imagen titular. En la composición que proponemos la situamos en la esquina delantera derecha del tablero (mirando de frente), dando la espalda al espectador, y clavando su mirada en la imagen de Cristo, situado en el centro del tablero.

Imagen 19. Sayón del torso desnudo (Inventario CE0535). Foto: http://ceres.mcu.es
Imagen 20. Sayón del torso desnudo (Inventario CE0535), detalle del rostro. Foto: http://ceres.mcu.es
Imagen 21. Sayón del torso desnudo (Inventario CE0535). Foto: http://ceres.mcu.es
Imagen 22. Sayón del torso desnudo (Inventario CE0535), detalle del rostro. Foto: http://ceres.mcu.es 
Imagen 23. Sayón del torso desnudo (Inventario CE0535). Foto: http://ceres.mcu.es
Imagen 24. Sayón del torso desnudo (Inventario CE0535). Foto: http://ceres.mcu.es

    El sayón del gorro ceñido (con número inventario CE0524) fue integrado en la primera reconstrucción del Azotamiento llevada a cabo por Agapito y Revilla en 1922. Posteriormente fue incorporado al paso del Camino del Calvario de la Pasión como sayón que hiere a Cristo con una lanza. Las manos, al ser piezas independientes, han sido colocadas en función de la acción de cada uno de los pasos en los que ha sido incorporado. En las fotografías de la primera reconstrucción del Azotamiento la mano derecha aparece con la palma hacia abajo, mientras que cuando estuvo integrado en el del Camino del Calvario portaba una lanza con la palma hacia arriba. Aparte de estas sencillas modificaciones hacemos notar un posible cambio estructural de mayor importancia: el brazo izquierdo presenta un estiramiento poco natural, con un giro completamente antinatural en el antebrazo. Este hecho apunta a que debió sufrir una intervención que trató de recomponer el brazo original15. Esperemos que en una futura restauración se resuelva la postura de este brazo que produce cierta extrañeza. La acción que desarrollaba este sayón en el paso es evidente que es la de flagelar, portando, al menos, con la mano derecha un flagelo, palo o manojo de abrojos. No es descartable que el brazo derecho realizase otra acción, como tirar de una soga atada al cuello del Señor (como el sayón conocido con el sobrenombre de “el Chato” del paso homónimo de la Cofradía de la Pasión) o bien portase otro objeto lacerante. Es evidente que por su postura, este sayón debía herir a la imagen del Señor por su lado derecho, por tanto, su colocación sobre el tablero debía ser la esquina trasera izquierda. De esta forma la imagen del Señor gira su torso y su cabeza a su derecha, fijando su mirada en él. Es por ello que no descartamos que el sayón tirase de una cuerda atada al cuello de la imagen titular. Curiosamente, la disposición alineada que proponemos de estos dos sayones y del Cristo de la Columna es similar a la que llevó a cabo Agapito y Revilla para la Procesión General de 1922 (frustrada por la lluvia).

Imagen 25. Sayón del gorro ceñido (Inventario CE0524). Foto: http://ceres.mcu.es


Imagen 26. Sayón del gorro ceñido en el “Camino del Calvario”. Años setenta. Foto: www.artevalladolid.blogspot.com
Imagen 27. Sayón del gorro ceñido en el “Camino del Calvario”, puede verse la antinatural postura del antebrazo izquierdo. Años setenta. Foto: www.artevalladolid.blogspot.com

     Siguiendo la propuesta de Hernández Redondo, incluiremos una figura de Pilatos en la parte trasera del paso, observando la escena en un plano secundario16. Tomaremos como modelo el Pilatos de la Coronación de Espinas de la Vera Cruz y el de la maqueta de Medina de Rioseco.

Imagen 28. Detalle del Pilatos de la maqueta del Museo de San Francisco de Medina de Rioseco.
Imagen 29. Pilatos del paso de la Coronación de Espinas de la Vera Cruz 1620ca. Foto: http://ceres.mcu.es

       Esta composición, aunque no tiene un reparto equilibrado de los pesos (dos figuras atrás, una en el centro y otra en la delantera) presenta una acción que puede ser próxima al original. Este paso, en comparación con otros de la cofradía de la Vera Cruz como el Descendimiento y sobre todo con la Oración en el Huerto, es relativamente pequeño y manejable. Su número de portadores debía oscilar entre los 12 y los 16, pocos cargadores si lo comparamos con los 20 del Descendimiento (compuesto por siete figuras) o los 6017 que requería la Oración en el Huerto (compuesto aproximadamente por nueve figuras más todos los elementos y ramajes que evocaban el Huerto de los olivos).

30. Planta de la recreación propuesta


      A pesar de las recomposiciones llevadas a cabo por Luis Luna en el año 1986, la imagen del Cristo Atado a la Columna ha salido de forma aislada sobre su carroza. A propósito de este cuarto centenario sería una buena ocasión para intentar recomponer el paso original, cuya composición debía estar a la altura de otros renombrados conjuntos de Gregorio Fernández.

31. Cristo Atado a la Columna en su carroza procesional. Foto: www.wikipedia.org
32. Composición propuesta





NOTAS

1- Con el nombre de “papelón” no se hace referencia a que las imágenes fueran de cartón piedra, sino que eran imágenes ligeras, óptimas para ser llevadas en procesión. Por ello sólo tenían talladas la cabeza, los pies y las manos, siendo el resto un armazón de madera que insinuaba la anatomía, ocultado por telas encoladas y convenientemente policromadas.
2- PINHEIRO DA VEIGA, Tomás: Fastiginia o Fastos geniales, Traducción y notas de ALONSO CORTÉS, Narciso, Valladolid, 1916, reedición 1989, p. 46
3- FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Rosario: “Paso del Azotamiento”, Pasos Restaurados, Valladolid, 2000, pp. 45-52
4- AGAPITO Y REVILLA, Juan: Las cofradías, las procesiones y los pasos de Semana Santa en Valladolid, Valladolid, 1925, reedición 2007, pp. 42-43.
5- IBÍDEM, p. 43.
6- WATTENBERG SAMPERE, Federico: Museo Nacional de Escultura, Madrid, 1966, p. 98
7- En las instrucciones de 1661 se dice que después de colocar la imagen del Señor, “ se pone el Sayón que va asido a los cabellos del Señor. Se le pasa un tornillo por la mano izquierda del Sayón el que entra en el hombro izquierdo del Señor”. AGAPITO Y REVILLA, Juan: “Las cofradías, las procesiones y los pasos de la Samana Santa en Valladolid. 2ª adición y corrección”, en Las cofradías... Op. Cit, p. 12
8- MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: El Escultor Gregorio Fernández, nota 18, Madrid, 1980, p. 169
9- LUNA MORENO, Luis: Gregorio Fernández y la Semana Santa de Valladolid, Valladolid, 1986, pp. 35-39.
10- Ver nota 5.
11- HERNÁNDEZ REDONDO, José-Ignacio: “La escultura procesional de la Cofradía de la Vera Cruz de Valladolid”, en Actas IV Confreso Internacional de Cofradías de la Santa Vera Cruz 2008, Zamora, 2009, pp. 159-160
12- Hernádez Redondo sugiere la relación de esta maqueta con el modelo vallisoletano de Gregorio Fernández Ibídem, p. 159.
13- AGAPITO Y REVILLA, Juan: Op. Cit. pp. 134-136.
14. Ver nota 12
15- Uno de los colaboradores en la reconstrucción de los pasos de Semana Santa fue el tallista y profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando Claudio Tordera Antolín, quien intervino en las esculturas para poder ser montadas sobre las carrozas. URREA, Jesús: “Conservación y exposición de los Pasos en el Museo”, Pasos Restaurados, Valladolid, 2000, nota 19, p. 20
16- Ver nota 12.
17- LORENZO PINAR, Francisco Javier y VASALLO TORANZO, Luis: Diario de Antonio Moreno de la Torre (1673-1679), Zamora, 2001, p. 93.

11/15/16

Recreación de la Iglesia Penitencial de la Pasión de Valladolid (2ª parte)


Una de las estancias que nunca faltaba en las iglesias penitenciales de Valladolid era la Sala de Cabildos. Esta pieza solía ser de gran tamaño, para poder acoger al gran número de hermanos que asistían a los cabildos. En la iglesia de la Pasión esta estancia se encontraba sobre la nave del templo, siguiendo el eje longitudinal. Ambos espacios, nave y piso superior, formaban una unidad compacta, a la que se adosaba en su testero la capilla mayor, que ocupaba las dos alturas y se cubría con una media naranja. La escalera de subida se ubicaba junto a la Sacristía. Se accedía a la sala a través de una puerta lateral.  Estaba cubierta por un techo de madera con casetones, sustentada por grandes vigas calzadas con zapatas en S que, a su vez, ejercían como tirantes manteniendo la estabilidad de los muros laterales. La nave de la iglesia contó con similar cubrición, oculta a partir de 1666 por la bóveda encamonada construida por Felipe Berrojo. Dos portones a los pies de la sala daban acceso al balcón corrido de la fachada.
Ilustración 1. Sala superior de la Sala Municipal de Exposiciones Iglesia de la Pasión, antiguamente sala de Cabildos de la Cofradía Penitencial de la Pasión. Foto: http://www.info.valladolid.es/blog/de-paris-a-valladolid-galeria-lelong-parte-1/

La longitud actual del piso superior se corresponde con la de la nave de la Iglesia más el zaguán de la entrada, unos 23 metros aproximadamente. Así aparece representada la en el alzado publicado por Álvarez Terán en el año 1933. Sin embargo, existen ciertos indicios que nos hacen suponer la compartimentación del piso superior de la nave del templo en dos espacios: la Sala de Cabildos y un desván situado al fondo.

Ilustración 2. Alzado publicado por Álvarez Terán en 1933.

En el inventario de reconocimiento que en 1803 redactaron los pintores Pérez y Araujo (comisionados por la Academia para supervisar el estado de conservación del historiado de los “pasos”), encontraron en la “Sala de Juntas” el Cristo de la Elevación de la cruz. En “un salón alto encima del cuerpo de la Yglesia están los dos ladrones de pie en acto de hirlos a crucificar, y onze figuras para historiar los quatro pasos de los Azotes, Jesús Nazareno, la Elevación en la Cruz, y el titulado de las Siete Palabras[1]. En la visita a la Penitencial de 1815 se “encuentran perfectamente conservadas todas las Ymagenes de la Yglesia y sacristía; […] Los Ladrones, soldados, y demás figuras que componen la Ystoria de los Pasos se hallan muy mal tratadas; en un desván y miradas con un total avandono. El Cristo de la sala de Juntas (el de la Elevación) está muy bien cuidado[2]. Finalmente, en 1828, encontramos el historiado fuera del desván: “El Historiado que consiste en quince sayones lo encontramos en la sala de Juntas, efecto de la prevención o aviso que se les había dado, más a primera vista se manifiesta que habían salido de alguna Zuarda[3]. Aunque estos dos últimos inventarios (de 1828 y 1815) hablan de un desván sin especificar su ubicación, el primero, fechado en 1803, explicita la existencia de un desván sobre el cuerpo de la Iglesia, del cual fueron sacadas por prevención a la contigua sala de Cabildos.

A esta sospecha hay que sumar la posible existencia de una elevación o solana sobre el centro de la sala, que iluminaría el altar presidido por el Cristo de la Elevación. Álvarez Terán, que conoció la Iglesia antes del hundimiento de todo el forjado, fundamenta esta hipótesis en un entramado de viguería y maderos de gran tamaño a la altura de la espadaña[4]. En el alzado del templo publicado en su artículo se puede apreciar una especie de cimborrio trazado en línea discontinua en el centro del piso superior.

Lo cierto es que la sala de Cabildos en el sigo XX ya se encontraba muy alterada. Después del traslado del historiado en 1842 al Museo Provincial, la Cofradía rentabilizó el uso de la antigua sala de Cabildos para otros usos ajenos a la actividad religiosa de la Cofradía como funciones de teatro de títeres y muestras de figuras de cera durante las ferias. También alquiló el espacio para otros menesteres como pintar en él las escenografías del teatro[5]. Suponemos que fue en este momento, cuando se trasladó el Cristo de la Elevación al crucero de la Iglesia, donde fue erróneamente identificado como un San Dimas[6].

Todos estos elementos nos permiten visualizar en nuestras mentes un espacio que poco tiene que ver con la actual planta superior de la Sala Municipal de la Pasión.

¿Cómo pudo ser la antigua sala de Cabildos? Atendiendo a todos estos datos, podemos imaginarnos un piso dividido en dos estancias. Un pequeño desván en la cabecera, y una gran sala de Cabildos, presidida por el Cristo de la Elevación en un sencillo altar, habitual en las salas de instituciones civiles hasta el siglo XVIII[7]. Pudo ser similar al que aparece en el retrato de Don Antonio de Aguilar (Francisco Martínez, 1614) conservado en el Museo Diocesano. A los lados sendos cuadros de los titulares de la Cofradía, un verdadero retrato de la Virgen de la Pasión (conservado en la Iglesia de San Quirce y Santa Julita) y otros en paradero desconocido de la Degollación de San Juan Bautista. Junto a todos estos elementos, no podían faltar otros propios de este tipo de salas como una mesa vestida desde donde presidían los cabildos los oficiales de la Cofradía. Junto a esta mesa posiblemente existiera alguna insignia institucional de la Cofradía, por ejemplo, el pendón negro que identificaba a la penitencial. En las paredes y el centro de la sala debían existir bancos para los hermanos reunidos en Cabildo. Muy posiblemente existieron otros objetos como arcones de madera para guardar diferentes enseres.

Ilustración 3. Fotografía antigua de la sala de Cabildos de la cofradía de las Angustias. Fuente: MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José; URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo Monumental … 2001.

Ilustración 4. Martínez, Francisco, Retrato de don Antonio de Aguilar, 1714. Museo Diocesano, Valladolid. Fuente: MARTÍN GONZÁLEZ ... 2001.


Ilustración 5. Virgen de la Pasión. Iglesia del Monasterio de San Quirce y Santa Julita. Valladolid.

Ilustración 6. Recreación del frente de la sala de Cabildos con el Cristo de la Elevación y los cuadros de la Virgen de la Pasión y la Degollación del Bautista.


Ilustración 7. Recreación de la sala de Cabildos de la Pasión.

A.R.

BIBLIOGRAFÍA

AGAPITO Y REVILLA, Juan y BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (estudio introductorio): Las cofradías, las procesiones y los pasos de la Semana Santa de Valladolid. Valladolid, 2007 (Edición facsímil de original publicado en Valladolid, 1925.

MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José; URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Tomo XIV. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid (Catedral, Parroquias, Cofradías y Santuarios). Valladolid, 2001.

REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (3ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 8 (2012), pp. 36-46.

REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (2ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 7 (2011), pp. 24-35.

REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 6 (2010), pp. 22-32.

URREA, Jesús: “Paso del Camino del Calvario”, Pasos restaurados. Valladolid, 2000. pp. 53-64.




[1] AGAPITO Y REVILLA, Juan y BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (estudio introductorio): Las cofradías, las procesiones y los pasos de la Semana Santa de Valladolid, Valladolid, 2007 (Edición facsímil de original publicado en Valladolid, 1925). pp. 105-106.
[2] IBÍDEM, p. 112.
[3] IBÍDEM, p. 113.
[4] Visto en REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 6 (2010), p. 29
[5] URREA, Jesús: “Paso del Camino del Calvario”, Pasos restaurados. Valladolid, 2000. p. 55
[6] En la descripción del interior de la Iglesia de la Pasión, Agapito y Revilla dice: “en el altar mayor, otra Piedad; a los lados de este altar, fuera, en lo que viene a ser el crucero, un San Dimas crucificado y el Cristo titulado de los Arrepentidos”. AGAPITO Y REVILLA, Juan y BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (estudio introductorio) … Op. Cit.p. 77.
[7] REBOLLO MATÍAS, Alejandro: Op. Cit. … , 2010, p. 29.

10/19/16

Recreación del retablo mayor de la Iglesia Penitencial de la Cofradía de la Pasión de Valladolid

Ilustración 1. Recreación virtual del retablo mayor de la Iglesia Penitencial de la Pasión.

Antes de comenzar es necesario agradecer a Francisco Javier Juárez Domínguez, autor del blog Cofradías Sacramentales, de Gloria y Devocionales en Valladolid, su colaboración, sin la cual este artículo no hubiera sido posible.

La Iglesia Penitencial de la Cofradía de la Pasión de Valladolid (actualmente sala de exposiciones del Ayuntamiento), contó con un rico patrimonio que desapareció o se dispersó tras el cierre del templo en el año 1926.

El retablo mayor fue concertado en 1657 con los ensambladores Alonso y Antonio de Villota y el escultor Francisco Díaz de Tudanca siguiendo las trazas de Cristóbal Ruiz de Andino[1]. Martín González[2] subraya la importancia de este retablo, el primero documentado en Valladolid, que contaba con columnas salomónicas “conforme a la traza y arte, revestidas de talla menuda, que ha de ser hoja de parra… con sus racimos y pajaritos que piquen en ellos y otras cosas convenientes a el modo de los del Buen Suceso[3]”. En el modelo al que se refieren las condiciones del contrato, el retablo mayor del Buen Suceso de Madrid, encontramos las claves del retablo mayor de la Pasión.

El retablo mayor del Buen Suceso de Madrid, lamentablemente desaparecido, fue trazado por Pedro de la Torre (c. 1596 – 1677), ensamblador activo en Madrid que en la cuarta década del siglo XVII, abre el camino hacia un barroco pleno cada vez más alejado del modelo escurialense instaurado por el retablo mayor del Monasterio del Escorial trazado por Juan de Herrera.

Parece ser que el retablo madrileño estaba ya concluido en 1637, siendo la imagen de la Virgen del Buen Suceso entronizada en el camarín en 1641. Constaba de un cuerpo principal con ocho columnas salomónicas de cinco vueltas, cuatro dispuestas en un primer plano y el resto retranqueadas en un segundo plano. En el centro se situaba el simulacro mariano en un camarín abovedado con ventana-transparente, al que se accedía por una puerta ubicada en el zócalo del retablo. Remataba el conjunto un segundo cuerpo presidido por un lienzo de Santiago Apóstol entre dos machones. La decoración se basaba en tarjas cactiformes propias de este momento[4].

Ilustración 2. Nuestra Señora de la Pasión. Iglesia de San Quirce, Valladolid. Fuente: http://www.sagradapasion.com/Multimedia/Fotos/Virgen/Virgen%20Detalle2.htm

El gran conjunto del Buen Suceso compuesto por retablo y camarín-transparente se instauró como modelo emulado en diversos santuarios marianos de España, gracias al creciente florecimiento del culto mariano, especialmente centrado en la veneración de las imágenes patronales. Pedro de la Torre fue requerido para la construcción del retablo y camarín de Nuestra Señora de Begoña de Bilbao en 1640 y el de la Nuestra Señora de la Fuencisla de Segovia 1645 en colaboración con el jesuita Francisco Bautista y el ensamblador José de Arroyo. El retablo mayor de la iglesia penitencial de la Pasión de Valladolid sigue la estela del modelo creado por Pedro de la Torre; de hecho, se menciona el retablo madrileño como modelo que debía imitar Ruiz de Andino. El esplendor que experimentaba la Cofradía Penitencial y la creciente devoción de la imagen titular de Nuestra Señora de la Pasión (imagen renacentista que formaba parte de un paso junto a los dos ladrones crucificados, san Juan y la Mgdalena), en detrimento de San Juan Bautista, a quien estaba dedicado el antiguo retablo mayor de la Penitencial[5], justifican la elección de este modelo.

Ilustración 3. Retablo mayor del Carmen Extramuros de Valladolid entre 1926 y 1972.

Lamentablemente, tras el cierre de la iglesia penitencial de la Pasión en 1926, todo el rico patrimonio que se encontraba en su interior fue repartido entre diferentes iglesias de la ciudad como el Santuario Nacional de la Gran Promesa, el monasterio de San Quirce y Santa Julita y el Santuario del Carmen Extramuros, donde fue a parar el malogrado retablo mayor de la Pasión que por aquel entonces ya debía encontrarse en mal estado debido a la humedad. Los restos que quedaban del retablo fueron recompuestos junto con otros de diversa procedencia por el escultor Ramón Núñez. Tomando como base el retablo de la Pasión, se creó una composición formada por retablos de diversa procedencia, restos de la caja de un órgano y el tornavoz de la iglesia de la Antigua, que hacía las veces de cupulín del manifestador. Fue inaugurado el 29 de junio de 1928, solemnidad de San Pedro y San Pablo[6]. Este retablo fue nuevamente reformado en el año 1972 para adaptarse a la cabecera de la capilla de San Joaquín, Santa Ana y Nuestra Señora de la Virgen de la Mano del mismo templo, en cuya ubicación todavía se conserva. Tanto en el actual retablo, como en la composición anterior como retablo mayor del Carmen, es muy difícil identificar elementos procedentes del retablo de la Pasión, quizá el marco en arco que cierra la composición, los restos del camarín con cornucopias y algunos relieves que pudieron decorar las entrecalles.

Ilustración 4. Actual retablo de la capilla de San Joaquín, Santa Ana y Nuestra Señora de la Mano. Santuario del Carmen Extramuros. Valladolid. Autor: Zarateman. Fuente: Wikipedia.

Desafortunadamente, no se conserva ninguna fotografía del retablo cuando todavía ocupaba el testero de la penitencial de la Pasión, lo cual resulta llamativo porque sí se conservan del Cristo del Perdón y el del Azotamiento, situados en sendos retablos ubicados en los machones de la embocadura de la capilla mayor.

Para saber cómo era el retablo es necesario recurrir a la información documental que se conserva del mismo, y gracias a ella, recrear de forma virtual cómo pudo ser. Blanca García Vega[7] publicó en 1995 un artículo proponiendo una reconstrucción basada en un grabado de la Virgen de la Pasión conservado en la Biblioteca Nacional de París, realizado en el último tercio del siglo XVII por el grabador parisino Henri Bonnart. En el grabado aparece la imagen de la Virgen de la Pasión y parte del retablo con elementos mencionados en el contrato de 1657, como son el serafín con festones en la clave del arco, las columnas salomónicas con talla menuda, las contrapilastras y los florones de las enjutas.

Recapitulemos todos los datos de que disponemos para proponer una reconstrucción virtual del retablo:

1.- En el contrato de 1657 se describen elementos concretos del retablo. Debía tener seis columnas salomónicas “conforme a la traza y arte, revestidas de talla menuda, que ha de ser hoja de parra… con sus racimos y pajaritos que piquen en ellos y otras cosas convenientes a el modo de los del Buen Suceso”.  Las columnas debían asentar sobre pedestales con “bichas”. Las entrecalles debían estar decoradas con festones con frutas. El intradós del arco debía estar decorado con artesas y florones. En la clave del arco debía situarse una cartela con un serafín con festones de frutas. Sendos florones debían decorar las enjutas del arco. El venerado simulacro mariano debía entronizarse sobre una peana ochavada de plata portada por cuatro ángeles mancebos. En el contrato se especifica que deben ser cuatro ángeles, dejando una mano libre para portar una vela. Debía haber también dos ángeles con sus peanas situados en la parte alta del retablo, sobre las columnas laterales[8].

2.- García Vega publica una serie de datos hasta entonces inéditos en los que se realiza el seguimiento de las obras de tallado, acondicionamiento del presbiterio, colocación del retablo y dorado del mismo. Resumiendo su publicación obtenemos lo siguiente:

En el contrato de hechura se especificaba que en noviembre de ese año (1657) se debía romper la pared de la cabecera para abrir el camarín. Al finalizar 1658 el camarín ya estaba terminado. A lo largo de 1659 la cofradía paga a Díaz de Tudanca por la talla y a Villota por su labor de ensamblaje. Ese mismo año se paga al albañil Tomás García por las obras del camarín. Alonso de Villota recibe una cantidad de dinero por el marco de la reja que hizo para el camarín. Imaginamos que se trata a la ventana del transparente, para la cual el herrero Crispín Santos había forjado la reja y las varillas del enrejado de la vidriera. Alonso de Villota recibió también el pago por la puerta primera del camarín. A mediados de marzo de 1659 se colocan los pedestales de piedra para el altar mayor, con piedra traída el año anterior, parte de la carga eran piedras de río que sirvieron para solar el interior del templo. Una vez colocadas estas piedras sobre las que se asentaría la obra del retablo, se colocaron las puertas de los dos nichos a los lados del altar mayor. Las obras se interrumpen en Semana Santa. El retablo, ya colocado inicia su fase final de dorado el 6 de junio por José Díaz de Aragón. Las obras se prolongan hasta finales de agosto, dándose por finalizados el 29, coincidiendo con la festividad de la Degollación de San Juan Bautista, patrono de la Cofradía.

Uno de los elementos que más protagonismo adquirieron en el retablo fue la peana sobre la que se asentaba la imagen mariana. En el contrato de hechura se especifica cómo debía componerse la pieza. Esta peana servía además como andas procesionales. Entre los descargos de la cofradía aparecen los 20 reales pagados al hijo de Villota por los banzos de la peana efectuados el 22 de junio de 1659.

Sin embargo, el retablo experimento reformas que alteraron su aspecto. En 1740-41 se pagó por un “arco de cornucopia” para el retablo mayor. ¿Puede ser ese arco de cornucopia el que todavía se conserva en el retablo de la capilla de la Virgen de la Mano del Carmen Extramuros?

3.- Gracias a las numerosas representaciones de la venerada imagen titular conocemos de una forma aproximada la peana. En el Monasterio de San Quirce se conserva un cuadro del siglo XVII a modo de verdadero retrato de Nuestra Señora de la Pasión. Parece ser que este retrato, junto al Cristo de la Elevación y un cuadro de San Juan Bautista, presidían la Sala de Cabildos de la penitencial. El grabado de Henri Bonnart (último tercio del siglo XVII) representa la imagen con su peana y la embocadura del retablo. En el Libro 3º, folio 2 de la Cofradía de la Pasión aparece una sencilla e ingenua ilustración fechada entre 1675 y 1715.  Finalmente, el grabado de Diego Pérez de 1772 y retocado por Julián Hugano en 1826.

Ilustración 5. Nuestra Señora de la Pasión. Anónimo siglo XVII. Monasterio de San Quirce y Santa Julita Valladolid. Fuente: http://www.sagradapasion.com/Multimedia/Fotos/Otras.htm
Ilustración 6. Nuestra Señora de la Pasión. Henri Bonnart, último tercio siglo XVII. Gabinete de Estampas, Biblioteca Nacional, París.


En todas estas representaciones aparece la peana. En las tres primeras aparecen los cuatro ángeles de los ángulos que se especificaban en el contrato y un angelito tenante en la parte baja. En el de Diego Pérez, el más actual, no aparece este angelito, e introduce un fondo arquitectónico que parece corresponderse con el camarín.

Ilustración 7. Ilustraión del Libro 3º, folio 2 de la Cofradía de la Pasión.
Ilustración 8. Nuestra Señora de la Pasión, Diego Pérez 1772. Retocado por Julián Hugano en 1826.

4.- En el artículo que Álvarez Terán[9] dedica a la Iglesia de la Pasión, aparece una fotografía del testero de la nave en ruinas y sin el retablo. La instantánea fue tomada entre 1926 y 1933. En ella puede verse al fondo del testero un arco con una ventana horadada y cegada y un hueco lateral que parece el acceso a un posible camarín. Según García Vega esta instantánea evidencia las transformaciones sufridas por el camarín en un primer momento como camarín-transparente y una segunda ampliación arquitectónica: “Primero el camarín debió ser bastante sencillo, con vidriera y reja, posteriormente se amplió el camarín en ábside, tal como se aprecia en la estampa de 1772, y en el momento de la foto ese espacio debió desaparecer de nuevo. Actualmente lo que fue camarín absidial se ha perdido para la iglesia y lo ha ganado el solar del edificio contiguo”[10].

Ilustración 9. Fotografía presbiterio iglesia de la Pasión entre 1926 y 1932. Fuente: artevalladolid.blogspot.com

En la mentada fotografía de Álvarez Terán se aprecia, detrás del montón de escombros bajo la cúpula, lo que parece el basamento del retablo. Éste además parece estar unido al arco fajón de la cúpula, de modo que el retablo no estaba del todo pegado al testero y aprovechaba el último tramo y los huecos laterales para el camarín.

Ilustración 10. Recreación virtual de la planta de la capilla mayor de la Iglesia Penitencial de la Pasión con el retablo y el camarín con sus puertas, acceso y transparente en el siglo XVII.
Ilustración 11. Recreación virtual de la capilla mayor de la Iglesia Penitencial de la Pasión con el camarín absidial del siglo XVIII (en color verde).


García Vega realiza una propuesta gráfica del retablo, tomando como base el grabado de Bonnart, añadiendo las seis columnas y recreando un ático inspirado en el retablo mayor de la iglesia de San Martín de Valladolid, contratado en 1672 por el ensamblador Pedro de Cea pero completado en 1681 por Cristóbal Ruiz de Andino[11]. Recordemos que éste último trazó el retablo. Este retablo presenta elementos que recuerdan al malogrado retablo del Buen Suceso de Madrid, como las grandes columnas salomónicas con talla menuda dispuestas en dos planos y el ático superior presidido por un relieve (en el madrileño era un lienzo) entre machones.

Ilustración 12. Recreación retablo mayor de la Pasión de Blanca García Vega.
Ilustración 13. Retablo mayor de San Martín, Valladolid. Autor: Luis Fernández García. Fuente: wikipedia.

Basándonos en todos estos datos y premisas hemos elaborado una reconstrucción virtual de cómo debió ser el retablo mayor de la Penitencial de la Pasión. Tomando como referencia las medidas de la cabecera del templo hemos realizado una propuesta de cómo debió estar dispuesto el retablo, el primer camarín transparente, que aprovechaba el espacio del último tramo y la posible ampliación del camarín absidial que plantea García Vega. Hemos incluido dos obras en el retablo. El primero el relieve de la Degollación de San Juan Bautista conservado en San Quirce. Esta pieza datada en el siglo XVII bien puede tratarse del relieve que coronaba el retablo. Recordemos que el retablo anterior estaba dedicado al martirio del Santo Precursor del Señor. Como frontal de altar hemos incluido uno del siglo XVIII conservado en el Santuario Nacional que muestra en su escena central la Degollación de San Juan Bautista. Bien pudo recalar, al igual que la imagen de Nuestra Señora de la Pasión, en el citado templo tras el cierre de la Penitencial.

Ilustración 14. Relieve Degollación San Juan Bautista. s. XVII. Iglesia de San Quirce, Valladolid.
Ilustración 15. Frontal de altar del siglo XVIII con la Degollación de San Juan Bautista. Fuente: http://lapiedad1578.blogspot.com.es/

A.R.

Bibliografía

BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier: Cinco siglos de Cofradías y Procesiones. Historia de la Semana Santa en Valladolid. Valladolid, 2004.

GARCÍA VEGA, Blanca: “Nuestra Señora de la Pasión de Valladolid”, Homenaje al profesor Martín González. Valladolid, 1995. pp. 615-623.

MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: El retablo barroco en España. Madrid, 1993.

MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José; URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Tomo XIV. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid (Catedral, Parroquias, Cofradías y Santuarios). Valladolid, 2001.

REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (3ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 8 (2012), pp. 36-46





[1]  El contrato se encuentra publicado en GARCÍA CHICO, Esteban: Documentos para el estudio del Arte en Castilla. Escultores. Valladolid, 1941. pp. 300-301.
[2]  Juan José Martín González ha sido uno de los mayores especialistas sobre escultura barroca castellana. Esta valoración es recogida en MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: El retablo barroco en España. Madrid, 1993. p. 92
[3] Ver nota 1.
[4] MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: El retablo barroco en España. Madrid, 1993. p. 39. El retablo fue primorosamente descrito en RUIZ DE ALTABLE: Historia de la milagrosa imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso. Madrid, 1641.
[5] REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (3ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 8 (2012), p. 37.
[6]  En la ermita del Carmen, (Domingo 27 de junio de 1928). El Norte de Castilla.
[7] GARCÍA VEGA, Blanca: “Nuestra Señora de la Pasión de Valladolid”, Homenaje al profesor Martín González. Valladolid, 1995. pp. 615-623.
[8] Ver nota 1.
[9] ÁLVAREZ TERÁN, Concepción, “La Iglesia Penitencial de la Pasión” Boletín del Seminario de Arte y Arqueología de Valladolid, 1932-1933, Tomo I, fasc. II, pp. 111-127.
[10] GARCÍA VEGA, Blanca: Op. Cit. p. 619, nota 16.
[11] MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José; URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Tomo XIV. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid (Catedral, Parroquias, Cofradías y Santuarios). Valladolid, 2001. p. 101. MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: El retablo barroco … p. 100.