11/20/16

Cofradías de la Vera Cruz en la Alta Alcarria (Guadalajara). 1ª parte


Introducción

En la comarca de la Alta Alcarria, en el entorno de Cifuentes y Brihuega (antiguas Cabezas de Partido) existió una destacable concentración de Cofradías de la Vera Cruz. Esto es debido a la suma de dos factores: la gran aceptación popular de este tipo de hermandades y el gran número de localidades, las cuales en extrañas ocasiones han superado en su momento de mayor expansión demográfica los 500-600 habitantes. Pocas eran las poblaciones que no contaron con una cofradía de la Vera Cruz que organizara las procesiones de Semana Santa. Prueba de ello son la gran cantidad de ermitas levantadas por estas hermandades que saludan o despiden al caminante en la entrada de los pueblos. Estos recoletos templos, rudos joyeros de pasos e imágenes de devoción, despiertan de su letargo en Semana Santa, convirtiéndose en Calvario de las procesiones del Jueves y Viernes Santo. Son también depositarias de la fe, la devoción y la tradición de la gente sencilla que vive los Misterios de Dios con poca teoría y mucha práctica, que levanta su mirada para dar gracias y para pedir el pan y el vino en la tierra y en el cielo.

Carta de Hermandad de la Vera Cruz de Valdesaz, 2014.


Las Cofradías de la Vera Cruz en la Alta Alcarria

Las Cofradías de la Vera Cruz han sido ampliamente estudiadas en toda España[1]. Bajo esta advocación existieron cofradías penitenciales en todo el territorio de la antigua Corona de Castilla, siendo en la mayoría de los casos las más antigua de carácter penitencial fundadas en cada localidad.
Su gestación es debida a una suma de elementos que convergen a finales del siglo XV. En el otoño de la Edad Media (siglo XIV), los misterios de la Pasión y Muerte de Cristo adquieren un creciente protagonismo. Aunque podemos buscar varias causas, podríamos decir que la Orden Francisca, que tras la desaparición de la Orden del Temple custodiaba los Santos Lugares de Tierra Santa, fueron grandes propagadores de esta devoción. A ello hay que sumar otros factores como la creciente veneración de las reliquias, especialmente aquellas relacionadas con la Pasión, en concreto el Lignum Crucis de la Vera Cruz de Cristo. En la difusión de esta devoción, jugó un papel clave un personaje trascedente en la historia de España, Pedro González de Mendoza, Cardenal de la Santa Cruz, bajo cuya advocación construyó dos edificios claves del primer renacimiento en España, el Colegio Mayor de Valladolid (hoy Rectorado de la Universidad de Valladolid) y el Hospital de la Santa Cruz de Toledo. Es apropiado recordar que la familia Mendoza tenía como epicentro de su poderío la ciudad de Guadalajara, amén de las posesiones dispersas entre la provincia y la de Madrid.

Falta un elemento para configurar lo que fueron las primeras Cofradías de la Vera Cruz: los flagelantes. En el siglo XIV emergieron en Florencia numerosos grupos de flagelantes al amparo de las órdenes mendicantes. En España este movimiento penitencial arraigó con fuerza gracias a las predicaciones de San Vicente Ferrer en las primeras décadas del siglo XV. Sin embargo, tenemos que esperar a finales de este siglo para encontrar las primeras cofradías penitenciales bajo la advocación de la Vera Cruz.

En el siglo XVI asistimos a la consolidación de las cofradías penitenciales de la Vera Cruz que servirán de modelo para el resto de corporaciones pasionarias que van surgiendo años después. Debemos subrayar dos hechos trascendentes. El primero fue la promulgación por Pablo III el 7 de enero de 1536 del documento pontificio Vivae vocis oráculo en el que concedía una serie de indulgencias y gracias a los hombre y mujeres de las Cofradías de la Vera Cruz que en estado de gracia participaran en la procesión del Viernes Santo, disciplinándose o alumbrando. Este documento pontificio zanjaba una controversia sobre la conveniencia o no de los flagelantes en los desfiles procesionales de Semana Santa. El 5 de febrero de 1536 don Francisco de Quiñones, a la sazón Cardenal de la Santa Cruz, remite a la Cofradía de la Vera Cruz de Toledo el documento pontificio junto con unas recomendaciones del doctor Pedro Ortiz. Aunque la cofradía toledana fuera la destinataria de este documento, rápidamente empezaron a remitirse a otras cofradías homónimas como la de Sevilla, Coria, etc. Podemos rastrear la difusión de este documento pontificio en la propia provincia: el mismo año de su publicación (1536), la Vera Cruz de Sigüenza obtiene un ejemplar “fielmente sacado, vuelto de latín[2]del original conservado en Roma que en 1561 es copiada ante notario para la cofradía de Palazuelos[3] .

Ermita de la Soledad de Palazuelos, levantada por la Cofradía de la Vera Cruz. Fuente: https://trapatroles.wordpress.com/2015/02/

La aplicación en 1575 de los decretos del Concilio de Trento (1545-1563) no hacen más que reafirmar una tendencia que existía desde años antes: la regularización y aprobación de las ordenanzas de las Cofradías por la autoridad eclesiástica. En 1554 son sancionadas en Toledo las ordenanzas de la Vera Cruz de Tendilla, las más antiguas documentadas por ahora en la provincia de Guadalajara[4]. En el último tercio del XVI se inicia una fase de regularización que se continua en los siglos siguientes hasta el XVIII. Lo cierto es que no se puede tomar la fecha de aprobación de las ordenanzas como la de fundación de la corporación, puesto que la mayoría ya existían. La aprobación de las ordenanzas, por un lado, otorga un corpus jurídico a los cofrades, y por otro, los sujeta a la autoridad eclesiástica y evita que en ocurrencia de hambrunas y calamidades el pueblo temeroso se disciplinase de forma incontrolada[5].

Ermita de la Soledad de Tendilla.

Según han señalado varios estudios, en la comarca de la Alcarria las cofradías penitenciales de la Vera Cruz tuvieron una amplia difusión. Esto es debido a varias causas. Por un lado, el fomento de procesiones de Semana Santa y el culto a la Pasión de Cristo defendido por el Concilio de Trento. Por otro, el hondo calado popular de la disciplina pública desde las famosas prédicas de San Vicente Ferrer, que ofrecía una práctica religiosa ritualizada que tuvo gran aceptación en zonas rurales[6]. Se ha planteado también su rápida difusión y la temprana aparición de los pasos procesionales como una herramienta para atajar los brotes heréticos detectados en conventos franciscanos como el desaparecido de la Salceda (Tendilla)[7]. Lo cierto es que, según señala García López, la implantación de cofradías de la Vera Cruz en la comarca siguió diferentes ritmos según su integración eclesiástica en el arzobispado de Toledo o en los obispados de Cuenca y Sigüenza[8]: en los pueblos de Toledo la implantación de las Cofradías de la Vera Cruz fue mucho más temprana que en los pertenecientes a la mitra de Cuenca[9].

Soledad de Balconete, (s. XVI). Una de las pocas imágenes pasionistas que sobrevivió a los destrozos de la guerra civil en la comarca.

Aunque de forma genérica se hable de cofradías de la Vera Cruz, en la documentación también aparecen tituladas con el añadido “de la Sangre de Cristo”. Muchas cofradías fundadas como cofradías de la Vera Cruz, mutaron su nombre e incuso su carácter, sobreponiéndose al espíritu cristocéntrico que alentó su fundación la devoción a la imagen titular de la Soledad (una imagen vestidera de la Virgen, sentada con una cruz con sudario a su espalda y sosteniendo a Cristo muerto en su regazo), que presidía el altar mayor de las diferentes ermitas. Podemos comprobar este hecho en el caso concreto de la Vera Cruz de Valdesaz, que en el siglo XVIII comenzó a denominarse como “de la Soledad”[10]. Convivieron ambas advocaciones durante esta centuria hasta que finalmente se impuso la segunda sobre la primera, sobreviviendo hasta la década de los sesenta del siglo XX como Cofradía de la Soledad y sin recuerdo alguno de su original título. Junto a la advocación mariana de la Soledad, tuvo también mucha importancia la de Nuestra Señora del Rosario, que en algunas localidades ejerció las veces de cofradía penitencial, como es el caso de Pastrana, cuyas constituciones fueron aprobadas por el arzobispo Gaspar de Quiroga en 1574[11]. En la ciudad de Guadalajara existió una cofradía penitencial del Rosario y otra bajo la advocación de la Soledad cuya fundación se remonta al siglo XV[12]. La devoción mariana bajo la advocación de la Soledad y del Rosario estaba ya muy extendida en la Guadalajara del XVI, asimilando las Cofradías de la Vera Cruz este bagaje espiritual. Desde San Vicente Ferrer, la Orden Dominicana había difundido entre el pueblo la penitencia pública y la devoción mariana al Santo Rosario. El establecimiento de cofradías de la Vera Cruz fue el marco legal que pretendiera evitar desmanes y abusos de grupos de disciplinantes que no tenían una organización clara y podían suponer un peligro para la autoridad eclesiástica. Sirva como ejemplo la fundación de la Cofradía de la Vera Cruz de Romancos en torno a 1580. En sus ordenanzas fija su sede en la ermita de Nuestra Señora del Rosario que debía ser de reciente construcción, pues aparece mencionada en las Relaciones Topográficas de Felipe II (fechadas el 8 de diciembre de 1580) como una de las dos ermitas modernas (junto a la de Nuestra Señora de las Carreras) que había en la localidad[13]. La relación con las Cofradías del Rosario y la devoción a la Soledad, tuvo además especial interés en la configuración del programa iconográfico de los pasos, como veremos más adelante. En resumen, como dice García López: “donde se implantó (la Vera Cruz) necesitó de la ayuda de otras cofradías como Nuestra Señora del Rosario. El rosario no tiene entidad como cuerpo para festejar, solo su fiesta. Entonces se tiene que arrimar a otras cofradías y funcionales a lo largo del año”[14].

Desaparecida ermita de la Soledad de Guadalajara, sede de la cofradía homónima. Fuente: http://www.vsoledadguada.es/historia.html

A día de hoy todavía son apreciables las conexiones entre las cofradías de la Vera Cruz y la devoción mariana de la Soledad y del Rosario. Volviendo al ejemplo de Romancos, las dos imágenes marianas que suscitan más devoción en los vecinos de la localidad son la Soledad y la Virgen del Rosario, patrona del pueblo. Aunque la cofradía de la Vera Cruz se debió extinguir en la guerra civil, hace pocos años se refundó bajo la advocación de la Soledad, cuya imagen preside las procesiones de Semana Santa y el altar mayor de la antigua ermita del Rosario, hoy bajo la advocación de la Soledad. Si hacemos un repaso a todas las ermitas de la comarca, en casi todos los pueblos existe o existió una ermita de la Soledad. Sólo una se encuentra bajo la advocación de la Vera Cruz[15]: la capilla de la Vera Cruz de Brihuega heredera de la desaparecida ermita.

Ermita de la Soledad de Romancos (3/4 s. XVI. Fachada s. XVII)

Merecen mención especial aquellas localidades grandes que en su tiempo fueron cabeza de partido y que contaron con varias cofradías penitenciales. Antes mencionábamos el caso de Pastrana donde existió una Cofradía penitencial del Rosario, pero junto a ésta debieron existir otras[16] de similar carácter. Brihuega, antigua cabeza de partido, contó con varias Cofradías Penitenciales. En 1630 la autoridad eclesiástica de Toledo aprueba las ordenanzas de dos cofradías: la Cofradía de la Santa Vera Cruz, Preciosa Sangre de Cristo y Nuestra Señora del Rosario[17] y la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Entierro de Cristo[18]. La primera radicaba en la ermita de la Vera Cruz situada a las afueras de la Villa, cerca de la puerta de la Cadena. La otra se establecía en la parroquia de Santa María de la Peña. Aquella renovó sus ordenanzas pocos años después, en 1645[19], mientras que ésta lo hizo en 1733, bajo la siguiente denominación: Cofradía de los Misterios del Descendimiento de la Cruz de Cristo Nuestro Señor, nuestro Bien y Redentor, y Soledad de Nuestra Señora, la siempre Virgen María, su Bendita y Bienaventurada Madre[20].

A.R.








[1] Son numerosos los estudios sobre cofradías de Semana Santa. De base para los estudios sobre cofradías de la Vera Cruz, el clásico de MESEGUER FERNÁNDEZ, Juan O.F.M.: “Las Cofradías de la Vera Cruz. Documentos y notas para su historia”, Archivo Iberoamericano. Estudios históricos sobre la Orden franciscana en España y sus misiones, 109-110 (1968), pp. 199-213. Son destacados los estudios publicados en diferentes Congresos internacionales dedicados al estudio de Cofradías de Semana Santa, especialmente los de la Vera Cruz como: SÁNCHEZ HERRERO, José (dir.): Las Cofradías de la Santa Vera Cruz. Actas del I Congreso internacional de cofradías de la Santa Vera Cruz. Sevilla, 1995. Aparte de este congreso se han celebrado otros posteriores cuya documentación es de gran interés. A nivel nacional abundan las publicaciones locales y regionales. De Guadalajara son numerosas las realizadas de diferentes municipios publicadas en Wad-Al-Hayara, los Cuadernos de etnología de Guadalajara y las Actas de los Encuentros de Historiadores del Valle del Henares. Destacan dos libros monográficos: ORTEGO GIL, Pedro: Historia de la Cofradía de la Vera Cruz de Sigüenza. Guadalajara, 2009; SANZ MARTÍNEZ, Diego: La Cofradía del Santo Cristo y de la Vera Cruz de Alustante. Espiritualidad y sociedad en el Señorío de Molina (siglos XVI-XX). Guadalajara, 2010. Como síntesis a nivel comarcal del fenómeno de las Cofradías de la Vera Cruz en la Alta Alcarria es obligado citar el extenso capítulo que dedica al tema GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Yebes, de los orígenes a la modernidad. Guadalajara, 2012, pp.136-165. 
[2] ORTEGO GIL, Pedro: Historia de la Cofradía de la Vera Cruz de Sigüenza. Guadalajara, 2009, p. 293.
[3] BLÁZQUEZ GARBAJOSA, Adrián: “Las cofradías de Palazuelos y su organización”, Palazuelos. Historia, gentes y costumbres. Guadalajara, 1999, p. 174.
[4] FERNÁNDEZ SERRANO, Tomás: “Transcripción de la autorización por la que se crea en la Villa de Tendilla la Cofradía y Hermandad de la Vera Cruz. Año de 1554”, Cuadernos de Etnología de Guadalajara, 2 (1987), pp. 69-84.
[5] GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. p, 145.
[6] MUÑOZ FERNÁNDEZ, A: “Las Cofradías de la Vera Cruz en Castilla la Nueva. S. XVI-XVIII”, SÁNCHEZ HERRERO, José (dir.), Las Cofradías de la Santa Vera Cruz. Actas del I Congreso Internacional de Cofradías de la Santa Vera Cruz. Sevilla, 1995, p. 193.
[7] PRADILLO ESTEBAN, Pedro José: “Primeras noticias documentadas de pasos de Semana Santa en Guadalajara (1551-1621), Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 62 (1996), pp. 340-341.
[8] En 1955 se reorganiza la estructuración eclesiástica de Guadalajara, hasta entonces repartida entre el arzobispado de Toledo, y los obispados de Cuenca y Sigüenza, siendo la comarca de la Alcarria el punto de unión de las tres entidades. GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit. p. 141.
[9] IBÍDEM, p. 144.
[10] ROMERA SOTILLO, Álvaro: “La Cofradía de la Santa Vera Cruz de Valdesaz”, Cuadernos de Etnología de Guadalajara, 43-44 (2011-2012), p. 308. En el acta de la visita de 1664 se titula a la cofradía por primera vez como “de la Soledad”. El segundo libro de cuentas, (Archivo Histórico Diocesano de Sigüenza (=AHDS), Valdesaz, Cofradías 1600-1846, Libro de cuentas de la Cofradía de la Soledad 1734-1818) ya aparece bajo esta denominiación.
[11] SANTAOLALLA LLAMAS, Manuel: Pastrana. Apuntes de su historia. Arte y tradiciones. Guadalajara, 1990, p. 170.
[12] CASTELBÓN FERNÁNDEZ, Eva; GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: “La cofradía de Nuestra Señora de la Soledad de Guadalajara: Funcionamiento y actividades artísticas”, Cuadernos de etnología de Guadalajara, 26 (1994), pp. 125-155.
[13] Relaciones topográficas de Felipe II en la provincia de Guadalajara http://www.uclm.es/ceclm/b_virtual/libros/Relaciones_GU/ROMANCOS.htm (última consulta 18-11-2016).
[14] GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit, p. 164.
[15] JUAN-GARCÍA, Ángel de: Ermitas de Guadalajara (un paseo por la historia), Guadalajara, 1997.
[16] GARCÍA LÓPEZ, Aurelio: Op. Cit, p. 143.
[17] Archivo Diocesano de Toledo (=ADT), Cofradías y Hermandades, Gu 4, expediente 22, Cofradía de la Santa Vera Cruz, Preciosa Sangre de Cristo y Nuestra Señora del Rosario. 1630.
[18] ADT, Cofradías y Hermandades, Gu 4, expediente 32, Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Entierro de Cristo. 1630.
[19] ADT, Cofradías y Hermandades, Gu 4, expediente 22, Cofradía de la Santa Vera Cruz, Preciosa Sangre de Cristo y Nuestra Señora del Rosario. 1645.
[20] ADT, Cofradías y Hermandades, Gu 4, expediente 32, Cofradía de los Misterios del Descendimiento de la Cruz de Cristo Nuestro Señor, nuestro Bien y Redentor, y Soledad de Nuestra Señora, la siempre Virgen María, su Bendita y Bienaventurada Madre. 1733.

11/15/16

Recreación de la Iglesia Penitencial de la Pasión de Valladolid (2ª parte)


Una de las estancias que nunca faltaba en las iglesias penitenciales de Valladolid era la Sala de Cabildos. Esta pieza solía ser de gran tamaño, para poder acoger al gran número de hermanos que asistían a los cabildos. En la iglesia de la Pasión esta estancia se encontraba sobre la nave del templo, siguiendo el eje longitudinal. Ambos espacios, nave y piso superior, formaban una unidad compacta, a la que se adosaba en su testero la capilla mayor, que ocupaba las dos alturas y se cubría con una media naranja. La escalera de subida se ubicaba junto a la Sacristía. Se accedía a la sala a través de una puerta lateral.  Estaba cubierta por un techo de madera con casetones, sustentada por grandes vigas calzadas con zapatas en S que, a su vez, ejercían como tirantes manteniendo la estabilidad de los muros laterales. La nave de la iglesia contó con similar cubrición, oculta a partir de 1666 por la bóveda encamonada construida por Felipe Berrojo. Dos portones a los pies de la sala daban acceso al balcón corrido de la fachada.
Ilustración 1. Sala superior de la Sala Municipal de Exposiciones Iglesia de la Pasión, antiguamente sala de Cabildos de la Cofradía Penitencial de la Pasión. Foto: http://www.info.valladolid.es/blog/de-paris-a-valladolid-galeria-lelong-parte-1/

La longitud actual del piso superior se corresponde con la de la nave de la Iglesia más el zaguán de la entrada, unos 23 metros aproximadamente. Así aparece representada la en el alzado publicado por Álvarez Terán en el año 1933. Sin embargo, existen ciertos indicios que nos hacen suponer la compartimentación del piso superior de la nave del templo en dos espacios: la Sala de Cabildos y un desván situado al fondo.

Ilustración 2. Alzado publicado por Álvarez Terán en 1933.

En el inventario de reconocimiento que en 1803 redactaron los pintores Pérez y Araujo (comisionados por la Academia para supervisar el estado de conservación del historiado de los “pasos”), encontraron en la “Sala de Juntas” el Cristo de la Elevación de la cruz. En “un salón alto encima del cuerpo de la Yglesia están los dos ladrones de pie en acto de hirlos a crucificar, y onze figuras para historiar los quatro pasos de los Azotes, Jesús Nazareno, la Elevación en la Cruz, y el titulado de las Siete Palabras[1]. En la visita a la Penitencial de 1815 se “encuentran perfectamente conservadas todas las Ymagenes de la Yglesia y sacristía; […] Los Ladrones, soldados, y demás figuras que componen la Ystoria de los Pasos se hallan muy mal tratadas; en un desván y miradas con un total avandono. El Cristo de la sala de Juntas (el de la Elevación) está muy bien cuidado[2]. Finalmente, en 1828, encontramos el historiado fuera del desván: “El Historiado que consiste en quince sayones lo encontramos en la sala de Juntas, efecto de la prevención o aviso que se les había dado, más a primera vista se manifiesta que habían salido de alguna Zuarda[3]. Aunque estos dos últimos inventarios (de 1828 y 1815) hablan de un desván sin especificar su ubicación, el primero, fechado en 1803, explicita la existencia de un desván sobre el cuerpo de la Iglesia, del cual fueron sacadas por prevención a la contigua sala de Cabildos.

A esta sospecha hay que sumar la posible existencia de una elevación o solana sobre el centro de la sala, que iluminaría el altar presidido por el Cristo de la Elevación. Álvarez Terán, que conoció la Iglesia antes del hundimiento de todo el forjado, fundamenta esta hipótesis en un entramado de viguería y maderos de gran tamaño a la altura de la espadaña[4]. En el alzado del templo publicado en su artículo se puede apreciar una especie de cimborrio trazado en línea discontinua en el centro del piso superior.

Lo cierto es que la sala de Cabildos en el sigo XX ya se encontraba muy alterada. Después del traslado del historiado en 1842 al Museo Provincial, la Cofradía rentabilizó el uso de la antigua sala de Cabildos para otros usos ajenos a la actividad religiosa de la Cofradía como funciones de teatro de títeres y muestras de figuras de cera durante las ferias. También alquiló el espacio para otros menesteres como pintar en él las escenografías del teatro[5]. Suponemos que fue en este momento, cuando se trasladó el Cristo de la Elevación al crucero de la Iglesia, donde fue erróneamente identificado como un San Dimas[6].

Todos estos elementos nos permiten visualizar en nuestras mentes un espacio que poco tiene que ver con la actual planta superior de la Sala Municipal de la Pasión.

¿Cómo pudo ser la antigua sala de Cabildos? Atendiendo a todos estos datos, podemos imaginarnos un piso dividido en dos estancias. Un pequeño desván en la cabecera, y una gran sala de Cabildos, presidida por el Cristo de la Elevación en un sencillo altar, habitual en las salas de instituciones civiles hasta el siglo XVIII[7]. Pudo ser similar al que aparece en el retrato de Don Antonio de Aguilar (Francisco Martínez, 1614) conservado en el Museo Diocesano. A los lados sendos cuadros de los titulares de la Cofradía, un verdadero retrato de la Virgen de la Pasión (conservado en la Iglesia de San Quirce y Santa Julita) y otros en paradero desconocido de la Degollación de San Juan Bautista. Junto a todos estos elementos, no podían faltar otros propios de este tipo de salas como una mesa vestida desde donde presidían los cabildos los oficiales de la Cofradía. Junto a esta mesa posiblemente existiera alguna insignia institucional de la Cofradía, por ejemplo, el pendón negro que identificaba a la penitencial. En las paredes y el centro de la sala debían existir bancos para los hermanos reunidos en Cabildo. Muy posiblemente existieron otros objetos como arcones de madera para guardar diferentes enseres.

Ilustración 3. Fotografía antigua de la sala de Cabildos de la cofradía de las Angustias. Fuente: MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José; URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo Monumental … 2001.

Ilustración 4. Martínez, Francisco, Retrato de don Antonio de Aguilar, 1714. Museo Diocesano, Valladolid. Fuente: MARTÍN GONZÁLEZ ... 2001.


Ilustración 5. Virgen de la Pasión. Iglesia del Monasterio de San Quirce y Santa Julita. Valladolid.

Ilustración 6. Recreación del frente de la sala de Cabildos con el Cristo de la Elevación y los cuadros de la Virgen de la Pasión y la Degollación del Bautista.


Ilustración 7. Recreación de la sala de Cabildos de la Pasión.

A.R.

BIBLIOGRAFÍA

AGAPITO Y REVILLA, Juan y BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (estudio introductorio): Las cofradías, las procesiones y los pasos de la Semana Santa de Valladolid. Valladolid, 2007 (Edición facsímil de original publicado en Valladolid, 1925.

MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José; URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Tomo XIV. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid (Catedral, Parroquias, Cofradías y Santuarios). Valladolid, 2001.

REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (3ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 8 (2012), pp. 36-46.

REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (2ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 7 (2011), pp. 24-35.

REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 6 (2010), pp. 22-32.

URREA, Jesús: “Paso del Camino del Calvario”, Pasos restaurados. Valladolid, 2000. pp. 53-64.




[1] AGAPITO Y REVILLA, Juan y BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (estudio introductorio): Las cofradías, las procesiones y los pasos de la Semana Santa de Valladolid, Valladolid, 2007 (Edición facsímil de original publicado en Valladolid, 1925). pp. 105-106.
[2] IBÍDEM, p. 112.
[3] IBÍDEM, p. 113.
[4] Visto en REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (1ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 6 (2010), p. 29
[5] URREA, Jesús: “Paso del Camino del Calvario”, Pasos restaurados. Valladolid, 2000. p. 55
[6] En la descripción del interior de la Iglesia de la Pasión, Agapito y Revilla dice: “en el altar mayor, otra Piedad; a los lados de este altar, fuera, en lo que viene a ser el crucero, un San Dimas crucificado y el Cristo titulado de los Arrepentidos”. AGAPITO Y REVILLA, Juan y BURRIEZA SÁNCHEZ, Javier (estudio introductorio) … Op. Cit.p. 77.
[7] REBOLLO MATÍAS, Alejandro: Op. Cit. … , 2010, p. 29.

11/08/16

Recreación de la Iglesia Penitencial de la Pasión de Valladolid (1ª parte)

Siguiendo la estela del anterior artículo, en el que recreábamos el desaparecido retablo mayor de la Iglesia Penitencial de la Cofradía de la Pasión, en éste hacemos lo propio con la nave del templo.
Ilustración 1. Recreación de la nave de la Iglesia de la Pasión.

Al igual que el parcialmente desaparecido retablo mayor, buena parte de su patrimonio se perdió con la ruina del edificio tras el cierre de 1926. Los cuadros, imágenes y otros bienes muebles fueron repartidos entre diversas iglesias y conventos de la ciudad, donde todavía se conservan. La iglesia, completamente arruinada, fue restaurada en los años sesenta como Museo de Pintura. Desde los años noventa es una de las Salas Municipales de exposición.

Ilustración 2. Recreación del frente de la nave.


La Iglesia de la Pasión fue construida por los arquitectos Juan de Mazarredonda, Juan de Nates y Pedro del Río. Fue inaugurada en 1581. La Cofradía de la Pasión fue la primera Cofradía Penitencial de la ciudad en poseer un templo propio donde albergar sus imágenes. Contaba además con una serie de estancias anejas como un hospital, sacristía y sala de cabildos. Esta primitiva iglesia era muy sencilla y práctica, acorde con los nuevos planteamientos arquitectónicos del Concilio de Trento (1545-1563). El techo se cubría con un sencillo artesonado de madera.

Ilustración 3. Nave de la iglesia de la Pasión actualmente como Sala Municipal de exposiciones. Foto: http://www.info.valladolid.es/
En la segunda mitad del siglo XVII y principios del XVIII las Cofradías Penitenciales de la ciudad emprenden obras arquitectónicas muy importantes, bien de renovación o reconstrucción (como la Vera Cruz y las Angustias) o bien de construcción de sus propios templos (Jesús Nazareno y Piedad). Al igual que ocurriera en la centuria anterior, la Cofradía de la Pasión también tomó la iniciativa en esta segunda fase.
Ilustración 4. Interior de la iglesia de Santa Cruz de Medina de Rioseco con las bóvedas de Berrojo antes de su hundimiento. Foto: http://www.semanasantaenrioseco.com/origenes.php

A mediados del XVII renueva dos pasos (el paso Nuevo del Azotamiento y el Paso Nuevo de Nuestra Señora con San Juan) y crea uno nuevo, el Cristo del Perdón (llamado antiguamente de la Humildad de Nuestro Señor). Emprende en 1657 la construcción del nuevo retablo mayor, un hito artístico en la ciudad de Valladolid. En 1666 la Cofradía acuerda con Felipe Berrojo (arquitecto y yesero) la realización de una bóveda encamonada de cinco tramos para decorar la nave de la iglesia. Berrojo era el artífice más indicado para realizar esta empresa. Unos años antes llevó a cabo la decoración de las bóvedas “altas y baxas” de la Iglesia de Santa Cruz de Medina de Rioseco[1]. Perdidas totalmente las de la Pasión, y parcialmente conservadas las de Santa Cruz, podemos admirar la calidad de su obra en las bóvedas de la Iglesia de Santiago de Medina de Rioseco[2], concertadas 1667 en colaboración con otros artistas.
Ilustración 5. Interior de la iglesia de la Pasión en ruinas. Fotografía publicada por Concepción Álvarez Terán en 1933.

Las bóvedas, rebajadas por la poca altura de la nave, se apoyaban sobre unas ménsulas de abigarrada decoración, destacando los motivos cactiformes y rameados. El volumen de estas formas se veía reforzado por la policromía y el dorado. A mediados del XVIII las bóvedas fueron nuevamente pintadas[3].
Ilustración 6. Planta de la iglesia de la Pasión publicada por Álvarez Terán en 1933. Obsérvese la nave dividida en cinco tramos, las hornacinas del Cristo y el Nazareno, así como los altares que flanquean el arco de triunfo.


Ilustración 7. Alzado de la iglesia de la Pasión publicado en el artículo de Álvarez Terán en 1933.

La nave de la iglesia contaba con cuatro altares: dos situados en la embocadura del presbiterio, y otros dos en el centro de la nave, bajo el tercer tramo de la bóveda. En el lado del evangelio se situaban: el altar del Cristo de la Agonía (imagen titular del paso Nuevo de Nuestra Señora y San Juan) en el centro de la nave, y el Cristo del Azotamiento en el machón del arco de triunfo que separaba la nave con la capilla mayor. En el centro del muro de la Epístola se encontraba el altar presidido por la imagen de Jesús con la cruz a cuestas, titular del paso antiguamente conocido como “de Jesús Nazareno” y hoy conservado en el Museo Nacional de Escultura bajo la denominación Paso del Camino del Calvario. El altar de la embocadura del presbiterio estaba presidido por el Cristo del Perdón.

En el plano y fotografías publicados por Álvarez Terán, se puede apreciar cómo el Nazareno y el Cristo de la Agonía se colocaban en sendas hornacinas adaptadas al tamaño de los simulacros: una hornacina en arco para el Nazareno y una rectangular y de mayores dimensiones para el Cristo. Sabemos además que éste contaba con un sencillo retablo arquitectónico. En 1629 la Cofradía de la Pasión concertó con el escultor Juan de Carrión un retablo para el Cristo “a la entrada de la Sacristía”. No podemos identificar esa entrada con la actual, ya que las reformas de la segunda mitad del XVII modificaron sustancialmente los espacios. Este retablo debía tener en el banco un cuadro con gallones y piedras con las palabras de la consagración. Estaba compuesto por una caja cuadrada donde albergar al Cristo flanqueado por sendas columnas y pilastras traseras de orden corintio. Remataba el conjunto un friso corrido y un frontón partido, todo ello “conforme a la buena arquitectura de Vignola”[4].

Dos importantes ciclos pictóricos decoraban los tramos primero, segundo, cuarto y quinto de la nave. Ocho cuadros de gran formato recreaban el ciclo de la vida de San Juan Bautista. Sobre ellos, en el hueco central de los lunetos, la vida de la Virgen. Ambos ciclos están plenamente justificados. San Juan Bautista era patrono de la Cofradía desde que en 1576[5] se agregara a la de San Juan de los Florentinos de Roma, obteniendo los mismos privilegios e indulgencias de ésta. El ciclo de la Virgen muestra el viraje mariano que adquiere la Cofradía en el siglo XVII, entronizando a la pequeña y devota imagen de Nuestra Señora de la Pasión en el altar mayor de la Penitencial.

El ciclo de San Juan Bautista actualmente se conserva en la Iglesia homónima. Estos cuadros vinieron a llenar el vacío de este templo de nueva construcción inaugurada en 1930, pocos años después del cierre de la Iglesia de la Pasión.

Los cuadros se disponían del siguiente modo: En el muro del lado del Evangelio, desde los pies al altar mayor se encontraban El Ángel se aparece a Zacarías (1,78 x 2,41 m.) y el Nacimiento de San Juan Bautista (1,76 x 2,52 m.); a continuación, el altar del Cristo de la Agonía y San Juan Niño (1,72 x 2,80 m.), cuyo formato en U invertida se adaptaba a la puerta que comunicaba la iglesia con las dependencias de la Cofradía. Terminaba este lateral con el Bautismo de Jesús (1,72 x 2,47 m.)

En el muro del lado de la Epístola continuaba el ciclo en sentido inverso, desde el presbiterio a los pies, con la Predicación de San Juan (1,78 x 2,20 m.), San Juan en Prisión (1,72 x 2,76 m.), la imagen de Jesús Nazareno en su altar, Degollación del Bautista (1,78 x 2,53 m.) y Salomé presentando la cabeza (1,70 x 2,32 m.).

Estas pinturas fueron realizadas en torno a 1675. En este año aparecen fechadas algunas ellas.

Ilustración 8. Diego Díez Ferreras, Él Ángel se aparece a Zacarías. 1675. Iglesia de San Juan Bautista, Valladolid. Foto: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 9. Agustín Bara, Nacimiento de San Juan Bautista, 1675. Iglesia de San Juan Bautista, Valladolid. Fuente: http://artevalladolid.blogspot.com.es/

Ilustración 10. Diego Díez Ferreras, San Juan niño, 1675. Iglesia de San Juan Bautista, Valladolid. Fuente: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 11. Agustín Bara, Bautismo de Jesús, 1675. Iglesia de San Juan Bautista, Valladolid. Fuente: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 12.Agustín Bara, Predicación de San Juan, 1675. Iglesia de San Juan Bautista, Valladolid. Fuente: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 13. Amaro Alonso (atrib.), San Juan en prisión, 1675. Iglesia de San Juan Bautista, Valladolid. Fuente: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 13. Amaro Alonso (atrib.), San Juan en prisión, 1675. Iglesia de San Juan Bautista, Valladolid. Fuente: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 15. Amaro Alonso, Degollación del Bautista, 1675. Iglesia de San Juan Bautista, Valladolid. Fuente: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 16. Amaro Alonso, Salomé presentando la cabeza, 1675. Iglesia de San Juan Bautista, Valladolid. Fuente: http://artevalladolid.blogspot.com.es/

La serie fue realizada por diversos pintores. De los pinceles de Diego Díez Ferreras salió El Ángel se aparece a Zacarías y San Juan Niño. El pintor Agustín Bara realizó el Nacimiento de San Juan Bautista, el Bautismo de Jesús y la Predicación de San Juan. Amaro Alonso pintó la Degollación del Bautista, y Salome presentando la cabeza. Es probable que éste último fuera el autor de San Juan en prisión.

Los cuados del ciclo de la Virgen son de menor formato. Se adaptan a la ventana central de los lunetos. De los ocho cuadros, sólo se conservan siete en la clausura del Monasterio de San Quirce y Santa Julita de Valladolid. Se atribuyen a Díez Ferreras. El ciclo de la vida de la Virgen está compuesto por los siguientes cuadros: El abrazo en la puerta dorada, La dedicación de la Virgen en el Templo, la Anunciación, la Visitación, los Desposorios de María y José, la Presentación del Niño en el Templo y la Muerte de la Virgen. Faltaría uno desaparecido sobre la Natividad de la Virgen. Existen dos lunetos vacíos sobre los altares del Cristo de la Agonía y el Nazareno en los que posiblemente también colgaran otros cuadros.

Ilustración 17. Diego Díez Ferreras (Atrb.), Abrazo en la Puerta Dorada, ca1675. Clausura del Monasterio de San Quirce y Santa Julita. Valladolid. Foto: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 18. Diego Díez Ferreras (Atrb.), la Dedicación de la Virgen en el Templo, ca1675. Clausura del Monasterio de San Quirce y Santa Julita. Valladolid. Foto: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 19. Diego Díez Ferreras (Atrb.), La Anunciación, ca1675. Clausura del Monasterio de San Quirce y Santa Julita. Valladolid. Foto: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 20. Diego Díez Ferreras (Atrb.), La Visitación, ca1675. Clausura del Monasterio de San Quirce y Santa Julita. Valladolid. Foto: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 21. Diego Díez Ferreras (Atrb.), Los Desposorios de la María  y Jose, ca1675. Clausura del Monasterio de San Quirce y Santa Julita. Valladolid. Foto: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 22. Diego Díez Ferreras (Atrb.), La Presentación del Niño en el Templo, ca1675. Clausura del Monasterio de San Quirce y Santa Julita. Valladolid. Foto: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 23. Diego Díez Ferreras (Atrb.), La muerte de la Virgen, ca1675. Clausura del Monasterio de San Quirce y Santa Julita. Valladolid. Foto: REBOLLO MATÍAS, Alejandro:…2012.

En el arco de triunfo de la capilla  mayor existió una reja que la separaba de la nave de la iglesia. Ésta fue concertada con el maestro rejero Sebastián Salas en 1658. En la escritura se especifica que cada balaustre debía tener 7 pies de alto (1,90 m. aproximadamente). El maestro rejero se compromete a tomar como modelo la reja de la capilla del Descendimiento del convento de Nuestra Señora de la Trinidad Calzada. Aunque estas rejas hayan desaparecido, nos podemos hacer una idea de cómo eran, puesto que en 1670 el rejero Manuel Ligonde tomó de modelo las de la Pasión para realizar las de las capillas de “el Santo Cristo y Nuestra Señora de los Cuchillos”[6] de la Iglesia de las Angustias.

Ilustración 24. Fiesta de la Virgen de la Alegría, Iglesia de las Angustias. Valladolid. Al fondo reja de la Capilla del Cristo, realizada en 1670 por Manuel de Ligonde. Foto: http://www.elnortedecastilla.es/fotos/valladolid/201605/08/procesion-virgen-alegria-iglesia-

En la recreación hemos tomado de referencia las fotografías y los planos publicados por Álvarez Terán en 1933[7]. En estas fotografías, a pesar de la ruina de las bóvedas, se aprecia el diseño de los plementos así como las molduras y diversos elementos decorativos cactiformes y rameados. Las ménsulas que sostienen los arcos fajones estaban profusamente decorados. En las fotografías es visible una ménsula con unos ángeles sosteniendo una venera, alusiva a san Juan Bautista. Aunque no se aprecian con nitidez, es probable que cada ménsula tuviera un diseño exclusivo.

Ilustración 25. Interior de la Iglesia de Pasión. ÁLVAREZ TERÁN, C:...1933. 

Para recrear los colores de la bóveda nos hemos basado en otras similares conservadas en la provincia de Valladolid, como la capilla de Reliquias de la iglesia de Santiago el Real de Medina del Campo (antiguo Colegio de Jesuitas) o la capilla de los Gaitán de la Iglesia de San Pedro de Tordesillas.

Ilustración 26. Capilla de las Reliquias de la Santiago el Real de Medina del Campo. Foto: http://www.delsolmedina.com/Medina2009/MuseoFerias/MuseoPieza%20del%20mes09-09.htm
Ilustración 27. Yeserías de la capilla de los Gaitán en la iglesia de San Pedro de Tordesillas. Foto: http://artevalladolid.blogspot.com.es/
Ilustración 28. Recreación en plano de las bóvedas de la nave de la Iglesia de la Pasión.

Se ha pensado tradicionalmente que las fotografías antiguas que muestran al Cristo del Azotamiento y el Cristo del Perdón en el interior de la Iglesia de la Pasión, fueron tomadas en sus respectivos altares. Al realizar la recreación hemos advertido que las dimensiones de las imágenes no se corresponden con los fondos donde se ubicaban. En muchas fotografías antiguas de imágenes es muy frecuente que no aparezcan en sus hornacinas y altares sino en otros lugares del templo. Éstas, ubicadas generalmente en retablos y capillas con escasa luminosidad, o con un transparente en su espalda, dificultaban la toma fotográfica. De ahí que en muchas fotografías antiguas las imágenes aparezcan cerca de las puertas. En este caso creemos que el fondo arquitectónico parcialmente tapado  con una cortina negra es una de las hornacinas de la sacristía, en concreto, la que se encuentra frente a la ventana. De esta forma se pudo obtener la iluminación cenital que aparece en ambas fotografías.
Ilustración 29. Fotografía del Cristo del Perdón tomada en la iglesia de la Pasión.
Ilustración 30. Fotografía del Cristo del Azotamiento tomada en el interior de la iglesia de la Pasión.

En la recreación hemos ubicado al Nazareno en un retablo clasicista haciendo pareja con el del Cristo de la Agonía. El único dato fiable sobre este altar es que existía una hornacina de planta semicircular donde se ubicaba la imagen.

La finalidad de esta recreación es hacernos una idea de cómo era el interior de uno de los templos más suntuosos de la ciudad, un joyero que custodiaba una muestra de las mejores esculturas y pinturas del siglo XVII de Valladolid. Todavía nos queda la esperanza de que aparezcan más datos, y quién sabe, a lo mejor una fotografía del interior del templo antes de su cierre y posterior ruina.


 A.R.


BIBIOGRAFÍA

BURRIEZA FERNÁNDEZ, Javier: Cinco siglos de Cofradías y Procesiones. Historia de la Semana Santa en Valladolid. Valladolid, 2004.

GARCÍA VEGA, Blanca: “Nuestra Señora de la Pasión de Valladolid”, Homenaje al profesor Martín González. Valladolid, 1995. pp. 615-623.

MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José; URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Tomo XIV. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid (Catedral, Parroquias, Cofradías y Santuarios). Valladolid, 2001.

REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (3ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 8 (2012), pp. 26-46.

REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (2ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 7 (2011), pp. 24-35.

WATTENBERG GARCÍA, Eloísa: Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Tomo XVII. Medina de Rioseco ciudad. Valladolid, 2003.




[1] WATTENBERG GARCÍA, Eloísa: Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Tomo XVII. Medina de Rioseco ciudad. Valladolid, 2003. p. 56
[2] IBÍDEM, p. 108
[3] REBOLLO MATÍAS, Alejandro: “La iglesia de la Pasión y su patrimonio (2ª parte)”, Pasión Cofrade (2ª época), 7 (2011), p. 25.
[4] GARCÍA CHICO, Esteban: Documentos para el estudio del Arte en Castilla. II Escultores. Valladolid, 1941, pp. 273-274.
[5] BURRIEZA FERNÁNDEZ, Javier: Cinco siglos de Cofradías y Procesiones. Historia de la Semana Santa en Valladolid. Valladolid, 2004. p. 21
[6] GARCÍA VEGA, Blanca: “Nuestra Señora de la Pasión de Valladolid”, Homenaje al profesor Martín González. Valladolid, 1995. p. 616
[7] ÁLVAREZ TERÁN, Concepción, “La Iglesia Penitencial de la Pasión” Boletín del Seminario de Arte y Arqueología de Valladolid, 1932-1933, Tomo I, fasc. II, pp. 111-127.