10/09/17

El yugo "toledano" (continuación)*

* Las ilustraciones continúan la numeración del artículo anterior.

6. El yugo “toledano” en la antigua archidiócesis Primada

Las características y proporciones de esta tipología debieron establecerse en los yugos de la catedral Primada, siendo posteriormente copiadas por el resto de iglesias y conventos de su jurisdicción. Su difusión debió tener lugar a través de dos vías. Por un lado, la emulación de la catedral toledana por parte del resto de iglesias de su jurisdicción. Por otro, la vía institucional, bien a través de la figura del Visitador, encargado de la inspección periódica de un partido eclesiástico, o bien a través de diferentes normativas diocesanas (1).

Ilustración 33: Mapa eclesiástico de todas las Diócesis de España y adyacentes (detalle). Madrid (1853). En color amarillo, aparece el amplio territorio de la antigua provincia eclesiástica de Toledo. Fuente: http://bibliotecavirtualdefensa.es
Aunque con el gentilicio “toledano” definimos un tipo de yugo con unas características concretas que se extendió en la antigua archidiócesis toledana, debemos ampliar el campo de estudio a toda la provincia eclesiástica, donde aparecen yugos de la misma tipología o con soluciones similares mezcladas con otras propias de regiones colindantes, donde de forma paralela se desarrollaron otros modelos muy bien definidos. 

La configuración del arzobispado toledano y su provincia eclesiástica ha variado a lo largo de los siglos. Entre el siglo XVI y mediados del siglo XIX abarcaba aproximadamente las actuales provincias de Toledo, parte de Madrid y Ciudad Real y el tercio occidental de Guadalajara, y algunas zonas de Cuenca, de Albacete, de Extremadura oriental y de la zona norte de Andalucía. La provincia eclesiástica toledana estaba compuesta por los obispados de Valladolid, Segovia, Burgo de Osma, Sigüenza, Cuenca, Córdoba, Jaen y Cartagena. Esta división, tan diferente a la actual, debemos tenerla muy presente, pues hasta el siglo XIX la distribución territorial eclesiástica fue un cauce de relación entre territorios muy importante. Desde entonces, las diferentes diócesis y provincias eclesiásticas han ido modificándose hasta alcanzar su configuración actual, que se adapta a la división territorial de comunidades autónomas y provincias. 

Dicho esto, debemos tomar también ciertas reservas. No podemos caer en el error de circunscribir en exclusividad esta tipología a un área geográfica concreta, pues las soluciones constructivas son diversas y en muchos casos coincidentes a pesar de su lejanía geográfica. Del mismo modo, tampoco podemos encorsetar y aplicar a rajatabla las características ya explicadas sobre esta tipología, máxime si tenemos en cuenta que buena parte de los yugos tradicionales eran realizados por carpinteros y herreros locales. 

Las normas generales ya comentadas se materializan de diferentes formas en función del conocimiento de los diferentes artesanos locales y las materias primas.  No obstante, ya en el siglo XVI existe el oficio de “enejador” (2), es decir, de poner en eje las campanas, especializado en la fabricación de yugos. Es posible que este oficio sirviese para sentar unas pautas generales y unas proporciones que posteriormente fueron difundidas e imitadas. En el siglo XIX, o quizás un siglo antes, aparecen talleres semiestables que abastecen las necesidades de los pueblos del entorno, aunque en muchas ocasiones son también requeridos para poblaciones muy distantes. De estos talleres salieron yugos más o menos seriados con unas siluetas perfectamente reconocibles.

Como ya hemos comentado más arriba, los yugos del campanario catedralicio de Toledo marcaron las pautas de esta tipología. El conjunto está compuesto por dos címbalos (de tres asas), uno en el tejado de la nave central (para coordinar los toques con las celebraciones litúrgicas) y otro, que estaba situado en la terraza superior de la torre, empleado para llamar a coro; ocho campanas de movimiento en los ventanales del cuerpo inferior del campanario, y tres fijas, dos de ellas en el cuerpo superior y la grande, la famosa campana “Gorda”, la más grande y pesada de toda España, en el centro del cuerpo inferior junto a las ocho de movimiento. El tamaño y peso total del conjunto es abrumador. La campana más pequeña (sin contar los címbalos), pesa una tonelada y es más grande que muchas campanas mayores de otras catedrales. Todo ello tiene una explicación simbólica para subrayar la importancia de la catedral de la sede Primada. 

Los yugos de las campanas de la catedral de Toledo presentan una serie de peculiaridades que refuerzan la excepcionalidad de este conjunto y que no fueron, en general, imitadas por el resto de iglesias: un único eje que cruza de lado a lado y que en alguna de ellas atraviesa el asa central de la campana; los tirantes de sujeción de las campanas se fijan mediante cuñas de madera (característica propia de los yugos medievales, pero que en ocasiones se ha mantenido hasta nuestros días, especialmente en áreas rurales); las palancas de hierro (desaparecidas a principios del siglo XX) estaban curvadas hacia abajo (su anilla casi caía por debajo de la propia campana), y ancladas en la parte inferior de los brazos y no en el centro del brazo, como suele ser habitual. 

En el eje Toledo-Madrid se encuentran los yugos que mantienen un tipología más “pura” , con las  proporciones y elementos arriba explicados (ver Ilustraciones 1, 5, 14 19, 22, 23, 26, 34, 35, 36, 37). Se repite con frecuencia, sobre todo en ciudades como Madrid, un tipo de yugo con unas formas muy definidas, con perfiles de gola en la parte superior del brazo, el remate del contrapeso y en la pieza superior del cabezal. 

Ilustración 34: Campana "Vieja", iglesia de San Julián, Santa Olalla (Toledo). Fuente: http://cofradiajesusdemedinaceli.blogspot.com.es

Ilustración 35: Campana de la iglesia de Santiago del Arrabal, Toledo. Foto: Pau SARRIÓ ANDRÉS / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 36: Campanas de la Colegiata de Torrijos. Foto: David Miguel Rubio / Fuente: http://realdesanvicentepuebloconencanto.blogspot.com.es/
Ilustración 37: Campana de la iglesia de San Andrés (Madrid). Foto: Luis BALDÓ BLANCO / Fuente: http://campaners.com
En ocasiones, podemos encontrar yugos de esta tipología en poblaciones fuera del área geográfica estudiada. Por ejemplo, encontramos yugos madrileños en la iglesia del Cristo de Jalón de Granja de San Pedro, en el municipio zaragozano de Monreal de Ariza fechados en 1859 y realizados en unos talleres situados en la plaza de las Salesas, que Álvaro Muñoz y Llop i Bayo atribuyen al fundidor Cosme Alonso (3) (ver Ilustración 38). 

Ilustración 38: Campana San Rafael de la Iglesia del Santo Cristo de Jalón de Granja de San Pedro (Zaragoza). Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ; Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Pero como venimos diciendo, no siempre nos encontramos con yugos que mantengan a rajatabla las proporciones ya mencionadas. Existen interesantes conjuntos que varían las medidas y las proporciones, como los yugos de las campanas grandes de Torrelaguna (Madrid) (ver Ilustración 39), o el antiguo yugo de la campana Gorda de la parroquia de Ajalvir (ver Ilustración 19). Los primeros con brazos relativamente bajos y alto contrapeso, el segundo con un alto brazo y un contrapeso muy pequeño.

Ilustración 38: Campana grande, Torrelaguna (Madrid). Foto: Luis BALDÓ BLANCO / Fuente: http://campaners.com
La parte occidental de Guadalajara perteneció hasta 1955 al arzobispado de Toledo. A pesar de la lejanía, el modelo toledano estaba muy implantado en la zona. Hasta el año 2013 la campana “del Montón” de Torija ha conservado el yugo de madera de nogal realizado en 1951 por el carpintero local (ver Ilustración 27). Éste seguía fielmente las proporciones y características del yugo “toledano”. Aunque la destrucción generalizada de la guerra civil hizo desaparecer la gran mayoría de campanas e instalaciones tradicionales, se conservan interesantes yugos que demuestran su filiación toledana (ver Ilustraciones 4, 15, 25 y 40)

Ilustración 40: Campana de la Concatedral de Guadalajara 1923-1936. Foto: Tomás CAMARILLO HIERRO / Fuente: http://www.cefihgu.es/

En la capital de esta provincia conocemos la existencia, al menos desde el siglo XIX (es probable que incluso antes), de un taller de fundición de campanas más o menos estable del que también pudieron salir yugos seriados. Este taller de fundición está asociado, al menos desde las primeras décadas del XIX, a la saga de los “Corral”, fundidores de origen cántabro. A mediados, y sobre todo a finales de esta misma centuria, aparecen dos apellidos asociados a la citada saga, los “Quintana” y los “Colina”. Éstos trabajaron intensamente en esta provincia y en otras vecinas hasta los años sesenta-ochenta del siglo XX. De estos talleres pudieron salir yugos seriados como los de Valfermoso de Tajuña (Ilustración 25) y Romanones (Ilustración 41). Éstos, por su hechura y estado de conservación, debieron ser realizados en el siglo XX. Presentan unas características fácilmente identificables: son extremadamente achatados, de escaso contrapeso; pequeño cajeado para la corona en la parte inferior del brazo; pequeños ejes acodados, y ausencia de palanca.

Ilustración 41: Yugo arrumbado en el campanario de la iglesia parroquial de Romanones (Guadalajara). 

Parece que en el siglo XVIII ya debía haber modelos seriados a juzgar por los yugos conservados en Centenera4 (Ilustración 43) y el pueblo molinés de Tartanedo (a 140 kilómetros de distancia del primero) -Ilustración 42-. 

Ilustración 42: Fotograma del volteo de una campana. Tartanedo (Guadalajara). Fuente: https://www.youtube.com/
Ilustración 43: Campana grande de Centenera (Guadalajara). 
En la zona sur del arzobispado, en Ciudad Real, esta tipología se mantuvo viva hasta bien entrado el siglo XX. La ilustración 44 muestra la subida de una campana a la nueva torre de la iglesia de Campo de Calatrava, inaugurada en 1962. Uno de los presentes en la fotografía es el carretero local -Julián Vela-  autor del yugo. Como podemos ver mantiene las proporciones y los elementos característicos de este tipo de yugos. 

Ilustración 44: Subida de una campana en Campo de Calatrava (1962). Entre los retratados aparece Julián Vela, autor de del yugo. Fuente: http://www.entredosamores.es/


7. El yugo “toledano” en la provincia eclesiástica de Toledo

Las formas toledanas tuvieron también su repercusión en los diferentes obispados que integraban la antigua provincia eclesiástica hasta 1851, aunque combinadas con otros elementos y planteamientos propios de las tradiciones del entorno. 

En una fotografía del libro Las campanas de las catedrales de Castilla y León (5) puede verse el interior del campanario de la catedral de Segovia antes de su última restauración. En ella aparecen tirados por el suelo del campanario los antiguos yugos de madera. Uno de ellos, de pequeño tamaño y situado en primer plano, muestra el perfil característico de los yugos “toledanos” (ilustración 45). En el campanario de la Santísima Trinidad de la misma ciudad, una de sus campanas conservaba hasta hace poco un yugo que mantenía perfectamente las proporciones y características del tipo “toledano”. Contaba además con una pieza de madera suplementaria en su parte superior y otros interesantes elementos propios de la tradición castellano-leonesa como son los pares de listones de sujeción en los extremos de los frentes o las grapas sujetando los tirantes. Es de lamentar que en una reciente intervención el yugo (que en apariencia presentaba un aspecto bastante sólido) haya sido sustituido sin tener en cuenta estos elementos. 

Ilustración 45: Interior del campanario de la Catedral de Segovia antes de su última restauración. En el suelo se conservaban tirados los antiguos yugos de madera. Foto: SÁNCHEZ DEL BARRIO, Antonio; ALONSO PONGA, José Luis: Las campanas de las Catedrales de Castilla y León. Valladolid, 2002, p. 110, también publicada en http://campaners.com
Ilustración 46: Campana de la iglesia de la Trinidad de Segovia (antes de su reparación). Fuente: http://campanasquintana.es

Una situación muy parecida encontramos en Valladolid. En la iglesia de Santiago de la capital pucelana se conserva una campana con un gran yugo trazado según las proporciones toledanas.  

Ilustración 47: Campana grande de la iglesia de Santiago (Valladolid). Foto: Daniel SANZ PLATERO / Fuente: http://campaners.com
En los antiguos obispados de Osma y de Sigüenza, cuya antigua extensión abarcaba aproximadamente la provincia de Soria, parte de Burgos, y el centro y este de Guadalajara, se dio una peculiar tipología de yugo de gran personalidad (6). Ésta consiste en yugos compuestos de un brazo de menor altura que el toledano, de sección más o menos cuadrada y rectos, con una pequeña escotadura en su parte inferior para recibir las asas. Este ahuecado en pocas ocasiones llega a cubrir el hombro. El contrapeso, de mayor altura que el toledano, se compone de tres piezas, siendo la segunda de gran volumen. La tercera pieza es el pequeño cabezal de sujeción de los tirantes. A veces los yugos carecen de esta pieza y la sujeción se realiza con cuñas. Este tipo presenta un sinuoso diseño de siluetas bulbosas acompañadas de labores de talla con motivos decorativos dieciochescos de carácter popular. El esquema general se aproxima más al cuadrado que al piramidal o de cruz griega de los toledanos. Son piezas realmente interesantes, en ocasiones más que las propias campanas, por la cuidada labor de talla y la belleza de sus formas (Ilustraciones 48-51).

Del taller seguntino regentado por la familia Colinas a finales del siglo XIX y primeras décadas del  XX, salieron multitud de yugos seriados que difundieron la tipología característica de esta diócesis más allá del obispado (Ilustraciones 52-54). 

Ilustración 48: Campana mayor de la parroquia del Espino (Soria). Fuente: http://campaners.com
Ilustración 49: Melena de la campana María de San Millán de la Concatedral de Soria. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ; Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 50: Yugo de la campana Asunción y San Pedro de la catedral de Burgo de Osma. Uno de los yugos posiblemente más bellos e interesantes de toda España. Foto: Manuel LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 51: Campanas de Balbacil (Guadalajara)
Ilustración 52: Campana del Reloj (1893), con yugo construido por "los Colinas" de Sigüenza. Ateca (Zaragoza). Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ; Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 53: Publicidad de la casa Colina, establecida en Sigüenza. Fuente: http://campaners.com
Ilustración 54: El Obispo de Madrid bendiciendo las nuevas campanas de la iglesia de Bellas Vistas de Madrid el uno de marzo de 1918. Los yugos son de la casa Colina de Sigüenza. Foto: José ZEGRI / Fuente: http://abcfoto.abc.es

Junto al desarrollo de la tipología seguntina, la estrictamente “toledana” también tuvo su repercusión. En una fotografía de la guerra civil puede verse la silueta de la campana Grande de la catedral de Sigüenza. En la toma puede apreciarse el imponente yugo del bronce, que destaca por el volumen de su alto brazo y el pequeño cabezal rematado en sendas volutas. 

Ilustración 55: Campanario sur de la catedral de Sigüenza después de los bombardeos. En rojo la campana grande con su antiguo yugo de madera. Fuente: http://guadalajara1936-39guerracivil.blogspot.com.es
En el antiguo obispado de Cuenca la tipología toledana debió tener también mucho calado. Las pocas fotografías que se conservan de la desaparecida torre del Giraldo de la catedral nos muestran campanas con yugos muy similares a los de la vecina Toledo (Ilustraciones 56 y 57). En Requena, ciudad que hoy pertenece a la Comunidad Valenciana pero que antiguamente fue conquense en lo religioso y lo político, se conservan algunos yugos “toledanos” (Ilustración 58).

Ilustración 56: Campanas pequeñas de la desaparecida torre "del Giraldo" de la catedral de Cuenca. Los yugos siguen similares patrones que los toledanos. Fuente: http://www.elblogdecuencavila.com/
Ilustración 57: Restos de la torre del Giraldo de la catedral de Cuenca tras su hundimiento en 1902. Las dos campanas romanas montan en yugos similares a los toledanos. Fuente: http://photoinvestigacionchema.blogspot.com.es
Ilustración 58: Campana "Concepta" de la iglesia de Santa María de Requena. El yugo mantiene las propociones y los elementos propios de un yugo toledano. Foto: Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com


Al igual que ocurrió en muchos aspectos culturales, los territorios castellanos sirvieron como referente para la implantación de la nueva cultura cristiana en los antiguos reinos musulmanes del sur. El conjunto de campanas de la catedral de Toledo (campanas grandes fijas, y el resto de movimiento) sirvió de modelo para configurar los conjuntos de las catedrales meridionales de la antigua provincia eclesiástica toledana (Cartagena, Córdoba y Jaén).  Las soluciones empleadas para contrapesar las campanas toman también como referente el modelo toledano.

En la antigua diócesis de Cartagena (abarcaba gran parte de Albacete y Murcia) la tipología toledana debió ser bastante empleada, como muestra el yugo de Alpera -Ilustración 59- o de Cenizate -Ilustración 6-,ambos en la provincia de Albacete. Son frecuentes, sobre todo en Murcia, los yugos con contrapesos más altos con esquema en cruz, semejantes a los empleadas en Andalucía Oriental (Iustraciones 60-63).

Ilustración 59: Campana "Santa Marina" de Alpera (Albacete) con su yugo, del siglo XVIII. Fuente: http://www.alpera.es/
Ilustración 60: Campana "María de las Angustias", Parroquia del Salvador de Caravaca de la Cruz (Murcia). Foto: Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 61: Campana "Gorda" del campanario de la Trinidad de Alcaraz (Albacete). Foto: Eliseo MARTÍNEZ ROIG / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 62: Campana "Santa Bárbara Mayor", Catedral de Murcia. Yugo antes de la restauración. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 63: Campana "Santa Bárbara Mayor", Catedral de Murcia. Yugo antes de la restauración. Detalle del eje acodado y reforzado. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO/ Fuente: http://campaners.com
En los obispados andaluces de Córdoba y Jaen las características y elementos de la tipología toledana (brazos altos, campana empotrada, ejes acodados) se mantienen más o menos vigentes, combinados con elementos propios de Andalucía como son los contrapesos altos, estrechos y de perfil muy decorado. Encontramos yugos con un planteamiento cercano al toledano en la campana San Pedro de la Catedral de Córdoba (Ilustración 64) o en los antiguos yugos del campanario de la parroquia Mayor de Santiago de Montilla (Ilustración 67). Presentan algunas peculiaridades como la ausencia de ejes acodados o los brazos más bien bajos y de sección cuadrada. En la Catedral de Jaen se conservaba hasta el año 2007 una campana del siglo XVIII con su yugo. Éste tenía un brazo de ejes acodados y reforzados con cajeado central que empotraba la campana hasta los hombros. En los frentes sendos herrajes en forma de arco reforzaban el yugo. Su esbelto contrapeso evidenciaba su filiación andaluza (Ilustraciones 65 y 66). 

Ilustración 64: Campana "de Santiago", Parroquia Mayor del Señor Santiago, Montilla (Córdoba). Foto: Ruquer / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 65: Campana "San Pedro", Catedral de Córdoba. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 66: Campana del siglo XVIII, Catedral de Jaén. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 67: Campana del siglo XVIII. Detalle del eje acodado. Catedral de Jaén. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Similar esquema presentan los yugos de las catedrales de la Andalucía Oriental aglutinados en torno a la sede metropolitana de Granada, de la cual dependían las sedes de Guadix y Almería. La sede de Málaga, aunque perteneciente a la provincia eclesiástica sevillana, participa de las mismas características de la antigua provincia granadina.

El campanario de la catedral de Granada, calificado por Álvaro Muñoz y Llop i Bayo (7) como una “cápsula del tiempo” por conservar íntegra su instalación tradicional, es directamente deudor del modelo de yugo “toledano”. Los yugos de los “esquilones” (pequeñas campanas situadas en la parte baja de los ventanales grandes) mantienen los elementos y proporciones del modelo toledano en todos sus aspectos (Ilustración 68). El resto de campanas mantiene ciertos elementos, pero alterando levemente el esquema piramidal y achatado con el contrapeso alto y estrecho habitual en Andalucía (Ilustración 69). La forma de los ejes acodados presentan una peculiaridad local. Éstos no hacen un ángulo recto que nace en el extremo del brazo, sino que salen en diagonal unos centímetros antes de llegar al extremo (Ilustración 72). Una extensión de esta pieza continúa en la acanaladura hasta el extremo del brazo, donde es recogida por una abrazadera. Los yugos de la Catedral de Málaga conservaban una forma similar a la granadina; sin embargo, carecían de palanca en el brazo. La existencia de unas asas en los extremos superiores de los yugos nos hacen sospechar que eran empleadas para balancearlas (con un campanero subido encima) o para agarrar el yugo cuando éste pasaba por abajo (Ilustración 71).

Ilustración 68: Esquilón de los Reyes Católicos, Catedral de Granada. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 69: Campana "Concepción" o "la Espinaquera", Catedral de Granada. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 70: Campana "San Ciricao y Santa Paula", Catedral de Málaga. Yugo original ante de la restauración del año 2005. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 71: Antiguos yugos antes de la restauración de 2005. Catedral de Málaga. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
El modelo toledano aparece también de forma excepcional en la Andalucía occidental, en el antiguo reino de Sevilla. En la ilustración 72 podemos ver el yugo de una campana de la iglesia de Santiago de Jerez de la Frontera (Cádiz) con las proporciones y elementos propios de los yugos toledanos. Resulta interesante la presencia de esta tipología en una ciudad en la que estaba muy extendida la tipología de yugo sevillano, que presenta unas características muy concretas. 

Ilustración 72: Campana de la Iglesia de Santiago de Jerez de la Frontera (Cádiz). Foto: Saulo RUIZ MORENO / Fuente: https://es.pinterest.com/



8. Restauración y protección

Restaurar es devolver un objeto a un estado o estimación que antes tenía; por tanto, el primer paso para poder restaurar es conocer la situación previa que se pretende recuperar. Aquellas intervenciones que no se plantean esta meta no pueden ser llamadas restauraciones sino reparaciones (aunque en ocasiones podría hablarse de destrucciones, más que de reparaciones).

El yugo no es un objeto accesorio o secundario, al contrario, es un elemento imprescindible para la operatividad de la campana. Por tanto, empleando las palabras de Llop i Bayo, la restauración de campanas se debe basar “en un concepto amplio del patrimonio: la campana por sí sola no es nada, ya que, como sabemos, sus accesorios modifican el sonido, el timbre y la potencia de su voz. Y precisamente aquellos accesorios hechos de madera y a veces de piedra, y con los herrajes de hierro forjado, forman parte íntima del bronce: la campana y el yugo deben ser considerados una misma cosa ya que al modificar el segundo, el primero pierde voz y belleza” (8). Debemos entender el campanario, (con sus instalaciones tradicionales, la altura de las campanas, los yugos y el propio bronce) como un gran instrumento musical. Por tanto, la restauración de yugos se inserta dentro de un plan de restauración cuyo objetivo es la recuperación de la sonoridad tradicional de todo el conjunto. Este plan comprendería: la restauración o reposición de los yugos, la recuperación de la forma y elementos tradicionales de las salas, y el trabajo con las empresas instaladoras o fabricantes de mecanismos de toque para que las instalaciones mecánicas gestionadas por microprocesadores actúen del mismo modo que lo hace un campanero y sin impedir además el toque manual (9). Como podemos imaginar, nos enfrentamos a una labor de recuperación muy compleja con una vertiente material (campanas, yugos, instalaciones) y otra inmaterial (el toque de campanas) íntimamente ligadas. El primer paso que se debe realizar para poder llevar a cabo la restauración es la documentación de campanas, yugos e instalaciones. Pero por delante de éstos, resulta más apremiante la documentación en vídeo de los toques manuales tradicionales, pues los ejecutantes y receptores son cada vez menos.

La recuperación de la sonoridad tradicional, propia de un mundo antiguo ya desaparecido que era amante de la diferencia, es una labor complicada. Los campaneros tradicionales y los oficios artesanales vinculados a la fabricación de campanas y yugos prácticamente han desaparecido. Desde los años sesenta las empresas instaladoras sustituyeron los antiguos yugos de madera por otros seriados de hierro. Cada empresa imponía la forma de toque que mejor le parecía. Algunas optaron por el volteo como única forma, otras se limitaron a colocar martillos eléctricos cuyas intervenciones resultaban más económicas. Esto supuso una destrucción patrimonial de proporciones asombrosas, llevándose por delante formas y tradiciones ancestrales. 

Concretando este fenómeno en el área geográfica correspondiente al presente trabajo (Castilla- la Mancha principalmente), la implantación de mecanismos automáticos pasó como una apisonadora por lo mucho o poco que quedaba de la tradición local, convirtiendo el volteo (cuyo uso, no generalizado, era bastante restringido) en la única forma de toque y olvidando en muchos casos otras formas como el balanceo o el repique. De hecho, actualmente, cuando surgen iniciativas para recuperar el toque de campana, se suele tomar como referencia lo más conocido y espectacular, el volteo, sin prestar atención a la tradición de la localidad, que seguramente contenía toques mucho más variados, ricos y expresivos. Resulta lamentablemente elocuente la noticia de la sustitución del yugo de la campana grande de Alpera (Albacete) (10), intervención que tuvo lugar en un templo catalogado como BIC (11). En esta “reparación” se sustituyó un impresionante yugo “toledano” -Iustración 59- labrado primorosamente en una sola pieza en madera de carrasca en perfecto estado de conservación y con cerca de trescientos años, por otro de hierro. En las noticias publicadas sobre esta intervención, se anunciaba que el cambio del yugo iba a permitir el volteo, forma de toque ajena a la localidad, pues hasta entonces las campanas solo balanceaban, como era normal en la gran mayoría de localidades “toledanas”. Esta noticia da prueba del nivel de olvido y desconocimiento de la tradición local al que se ha llegado en los territorios antiguamente “toledanos”, donde el balanceo alto, por su armoniosidad y gravedad, era el específico de las fiestas. Éste, además, se combinaba con el repique de una o varias campanas, tomando como base rítmica el movimiento armonioso del balanceo. 

La solución para garantizar la conservación de este patrimonio pasa por varias vías de actuación, vigentes desde hace años en algunos territorios como la Comunidad Valenciana. 

Una de ellas es la aplicación de criterios propios de la restauración, así como la normalización de este tipo de intervenciones. Antes de empezar a trabajar, el primer paso de una restauración debe ser  determinar qué es lo que se debe hacer y qué valores son los que se han de recuperar. Las líneas de actuación deben estar fijadas en un informe de restauración previo, redactado por profesionales que conozcan este campo patrimonial. Por desgracia, todavía queda mucho que trabajar en este aspecto. A nivel general se entiende que antes de intervenir en un retablo o un tapiz es imprescindible un informe de restauración, pero no ocurre lo mismo con las campanas.   

Gracias a la labor que desde los años noventa se ha llevado a cabo en la Comunidad Valenciana, la instalación de yugos de madera se ha extendido por todo el territorio nacional. El hecho de que la mayoría de las empresas de este sector sean valencianas y de que alguna de ellas solo instalen yugos de madera, ha favorecido la difusión de esta opción frente a los yugos de hierro; no obstante, a día de hoy se siguen instalando estos últimos, incluso en campanas históricas, lo cual hace peligrar seriamente su conservación. 

Con frecuencia, la estrategia empleada en muchas intervenciones que se realizan sobre conjuntos que cuentan con yugos de madera es sustituir directamente el antiguo por otro nuevo y en el mejor de los casos “museaizar” el antiguo. Esta estrategia es empleada con frecuencia en la mayoría de los bienes patrimoniales de carácter etnológico; sin embargo, siempre que el estado de conservación del yugo no lo desaconseje, la opción óptima pasaría por mantener “vivo” el yugo y restaurarlo aplicando los mismos criterios y técnicas que si se tratara de un bien mueble de madera como puede ser un retablo, insertando piezas de madera o resina sintéticas en las partes dañadas. En el caso de que el yugo fuera irrecuperable, debería ser sustituido por otro nuevo que mantuviera el mismo diseño y perfil del antiguo. El nuevo yugo debería conservar los herrajes del anterior poniendo como límite la integridad y seguridad del bronce. La conservación de yugos toledanos va más allá de la conservación patrimonial, etnológica o estética, pues la mayoría están realizados en grandes piezas madera de olmo (en ocasiones de más de medio metro de altura), especie desgraciadamente extinta por la grafiosis.

Por desgracia la cadena entre los antiguos artesanos (carpinteros y herreros) y los actuales constructores de yugos se ha roto. Esta ruptura supone la pérdida de todos los conocimientos prácticos acumulados a lo largo de los siglos. Varias generaciones median entre los últimos constructores artesanos y los actuales instaladores, que desde la ingeniería tratan de solucionar desde cero problemas que se habían resuelto satisfactoriamente con técnicas tradicionales. Un hito en la recuperación de los yugos tradicionales (valencianos) fue la restauración de los conjuntos de Cheste y Vilafamés, cuya intervención fue precedida de un interesante estudio sobre las proporciones y características formales de los yugos valencianos (12). Es en este punto donde radica uno de los principales problemas: por lo general, el diseño de los nuevos yugos de madera poco tiene que ver con la tipología local. En el caso “toledano”, se suele recurrir a perfiles que se parecen a los originales pero suprimiendo los ejes acodados, haciendo los brazos rectos por la parte inferior o aumentando el contrapeso para que el motor pueda voltear la campana con mayor facilidad. En otros casos directamente se recurre a tipologías ya conocidas, como la valenciana, cuya operatividad es ampliamente satisfactoria. Estas restauraciones no pueden ser consideradas como tales, puesto que no están recuperando las características propias del yugo que sustituyen (Ilustraciones 73-75). 

Ilustración 73: El "Campanón" de Tarazona de la Mancha (Albacete) con su yugo antiguo. Fuente: http://campaners.com
Ilustración 74: El "Campanón" de Tarazona de la Mancha. En 2012 se sustituyó su primitivo yugo por uno de tipo valenciano que permite voltear el bronce. Foto: Francisco GÓMEZ JIMÉNEZ / Fuente: http://campaners.com

En estos últimos años se han realizado intervenciones bastante más afortunadas que las anteriores, las cuales han planteado la recuperación de yugos de tipología, basándose en el diseño de los yugos antiguos o tomando como referencia otros conservados en pueblos del entorno. Sirvan de ejemplo las restauraciones que se levaron a cabo en Orgaz (Toledo) en 2009 -Ilustración 76- o en Valdesaz (Guadalajara) en 2013 -Ilustración 77-, en las que se planteó la recuperación de la tipología original tomando como referencia yugos de localidades vecinas. Por desgracia estos dos ejemplos, y algunos pocos más, son iniciativas aisladas y minoritarias. 

Ilustración 75: Campanario de Berninches (Guadalajara). A la izquierda campana original, romana con yugo toledano. En torno a 2009 se fundió la campana de la derecha, que fue dotada de un yugo que se asemeja al valenciano.
Ilustración 76: Una de las nuevas campanas de Orgaz con su nuevo yugo inspirado en el perfil tradicional toledano. Fuente: https://www.ayto-orgaz.es
Ilustración 77: Campana "Grande", Valdesaz (Guadalajara). En la restauración llevada a cabo entre 2012 y 2013 se repusieron los yugos de madera siguiendo el diseño tradicional. 
Las empresas instaladoras son en ocasiones reticentes a construir yugos de tipo toledano porque podrían presentar una serie de inconvenientes que pueden generar problemas de conservación. Uno de ellos, ya lo hemos comentado, la posibilidad de que la madera se hienda cuando los brazos están muy recortados y no hay continuidad en la fibra. Otro problema son los ejes acodados, que requieren un mantenimiento constante para evitar que se desequilibre la campana, y además, pueden llegar a causar la rotura de los badajos cuando se abusa del volteo. Sin embargo, estos argumentos no son escusa para no seguir realizando esta tipología, puesto que parten de la premisa de que todo yugo debe tener una configuración y disposición apta para volteo, obviando que esta forma de toque no se daba necesariamente en todas partes y, cuando se daba, se limitaba a ocasiones puntuales. 

La mejor manera de normalizar y proteger este patrimonio debe implicar también a las instituciones. En este aspecto la Comunidad Valenciana ha sido modélica: promoviendo e incluso financiando el inventario de las campanas de la región. Desde el año 1987 se han propuesto nuevos modelos de restauración basados en la recuperación sonora y de los toques y, en la medida de lo posible, la recuperación manual. Asimismo, se veló por garantizar que se cumplieran criterios de restauración en las intervenciones de campanas, recuperando los yugos de estilo valenciano. Esta Comunidad ha sido también pionera en la protección del patrimonio inmaterial. En 2010 fue declarado Bien de Interés Cultural de carácter Inmaterial y Religioso la procesión del Corpus Christi de Valencia, incluyendo como uno de los actores secundarios a los campaneros de la Catedral (13). En 2013 un nuevo decreto declaró Bien de Interés Cultural Inmaterial los toques manuales de campanas de la Iglesia de la Asunción de Albaida, el campanar de la Vila de Castellón de la Plana, la Catedral de Segorbe y la Catedral de Valencia (14). Los pasos seguidos en esta Comunidad son un ejemplo que debería ser imitado en el resto de autonomías. En el caso del área geográfica tratada en este artículo, todavía queda mucho por hacer en este aspecto. Es aún muy necesario seguir inventariando: a día de hoy son muy pocos los campanarios documentados. 

Aparte de la vía institucional, existe otra vía de actuación, que es la de la divulgación, orientada a la puesta en valor de las campanas y sus toques, de forma que la comunidad vuelva a hacerlas suyas y a reconocerlas como parte de su cultura e identidad. Debe también incentivarse la recuperación manual de las campanas e integrarse como un hecho social y patrimonial más. Los medios para la recuperación pasan también por fomentar las asociaciones culturales con estos fines. En 2013 se fundó la Asociación de de Campaneros de Castilla-la Mancha (15) cuyo objetivo es velar, potenciar y defender el patrimonio campanero de esta comunidad autónoma. Existen también algunos grupos de personas reunidos con fines similares a nivel local, que han promovido la recuperación de conjuntos y la recuperación de toques, como es el caso antes citado de Orgaz (Toledo). 


NOTAS

- En el caso toledano esta vía no ha sido estudiada, sin embargo son conocidas algunas normas dictadas en otras diócesis, como la de Valencia, que en un apéndice de las Constituciones Sinodales de 1631, da indicaciones sobre las torres campanario, las campanas e incluso sobre los yugos. Sobre el yugo se dice que “ha de ser bien proporcionado, de manera que por demasiado grande y pesado, no tenga decantada la canpana, ni la haga bolver demasiadamente aprisa, quando se tañere a buelo, porque con la velocidad de las vueltas la lengua no asienta, sino que el golpe hiere muy de paso en la canpana y asi suena muy poco. Tanpoco ha de ser el yugo tan pequeño y ligero, que aun con gran fuerza sea trabajoso, y dificultoso el bandearla y boltearla. […] Los encaxes y asientos de los exes de las canpanas no esten corno en el ayre salidas de los maderos, o pilares, que tuvieren en medio las dichas canpanas, corno se ve en algunas partes; porque con su peso y continuo movimiento sera facil saltar, y caer la canpana, ronperse ella, y si fuere grande hundir alguno, o algunos de los suelos de la torre. Por esto han de ser los dichos asientos y encaxes, encorportados, o cavados en los maderos, o pilares dichos.” BENLLOCH POVEDA, Antonio (Ed.): "Advertencias para los edificios y fabricas de los Tenplos y para las diversas cosas que en ellos sirven al culto divino y otros ministerios". Apéndice del Sínodo Diocesano del arzobispo ALIAGA, València (1631). Universidad Politécnica de Valencia, Facultad de Teología de San Vicente Ferrer. Valencia, 1995. Disponible en http://campaners.com/php/textos.php?text=1361 (consulta 01/08/ 2017).

- Existen referencias documentales de la catedral de Toledo datadas en el siglo XVI del pago al enejador Melchor de la Plaza por diversas reparaciones en los yugos de las campanas. En 1573 la Obra y Fábrica de la catedral de Toledo creó el oficio de “enejador”, el cual mensualmente debía revisar las instalaciones y efectuar todas las reparaciones que fueran precisas para el correcto funcionamiento de las campanas. Cobraba un sueldo anual de 24.000 maravedís. Cfr. ALONSO MORALES, Mercedes, Campanas de la catedral de Toledo. Campana gorda, Aranjuez, 2005, pp.129-130. Este oficio aparece también en estos mismos años en otras zonas de Castilla. Cfr. ALONSO PONGA, José Luis; SÁNCHEZ DEL BARRIO, Antonio, La campana. Patrimonio sonoro y lenguaje tradicional, Madrid, 1997, p. 48.

- ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc: “Iglesia del Cristo del Jalón de Granja de San Pedro. Monreal de Ariza (Aragón)”, en http://campaners.com/php/campanar.php?numer=7118 (consultado 02/08/2017).

4 - Aunque es un tema pendiente de estudio, todo apunta a que en Guadalajara existió un taller estable de campanas que abastecía a pueblos de la actual provincia. Todavía es conocido el emplazamiento de este antiguo “corral de campanas”. Hay datos fehacientes que demuestran la existencia de un taller más o menos estable regentado por los Corrales en el siglo XIX, pero su existencia posiblemente sea anterior. Según la tradición oral de Centenera, sus campanas, (del siglo XVIII) fueron fundidas en Guadalajara y dada su proximidad con la ciudad trasladadas en carros. 

5 - SÁNCHEZ DEL BARRIO, Antonio; ALONSO PONGA, José Luis: Las campanas de las Catedrales de Castilla y León. Valladolid, 2002, p. 110.

6 - En la zona de Soria, al igual que en buena parte de Castilla y León, los yugos son llamados “melenas”.

7 - ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc: “Catedral de la Encarnación. Granada (Andalucía)”. En http://campaners.com/php/campanar.php?numer=223 (consulta 02/08/2017).

8 - LLOP i BAYO, Francesc: “Nuestras campanas (8). Contrapesos de madera (2)”, Iglesia de Valencia, Valencia, 1991. Disponible en http://campaners.com/php/textos.php?text=1023 (consulta 28/07/2017).

9 - LLOP i BAYO, Francesc: "Un patrimonio para una comunidad: estrategia para la protección social del Patrimonio Inmaterial", Patrimonio Cultural de España, 0 (2009), pp. 133-144.

10 - Descuelgan dos de las campanas de Santa María de Alpera para restaurarlas. (7 de noviembre de 2014). La tribuna de Albacete. Disponible en http://campaners.com/php/textos.php?text=6644 (consulta 03/08/2017).

11 - Cfr. LLOP i BAYO, Francesc: “La “restauración” de las campanas de Alpera: una triple destrucción patrimonial” (16 de diciembre de 2014). En http://campaners.com/php/textos.php?text=6685 (consulta 03/08/2017).

12 - BARRERA, Albert: “Jous de fusta per a campanes manuals i motoritzades. Problemàtica i solucions tècniques de les instal·lacions de Cheste i Vilafamés”, Campaners,1993 (6). Disponible en http://campaners.com/php/textos.php?text=1478 (consulta 17/08/ 2017).

13 - Decreto 92/2010, de 28 de mayo, del Consell, por el que se declara bien de interés cultural inmaterial la Solemnidad del Corpus Christi en la ciudad de Valencia. Disponible en http://www.campaners.com/pdf/pdf154.pdf (consulta 18/08/2017).

14 - Decreto 111/2013, de 2 de agosto, del Consell, por el que se declara bien de interés cultural inmaterial los toques manuales de campanas en la Iglesia Parroquial de la Asunción de Ntra. Sra. de Albaida, en el campanar de la Vila de Castellón de la Plana, en la Santa Iglesia Catedral Basílica de Santa María de la Asunción de Segorbe y en la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María de Valencia. Disponible en http://www.campaners.com/php/textos.php?text=5942 (consulta 18/08/2017).

15 - http://campanerosclm.com/  

9/26/17

El yugo "toledano"


1. Introducción


En el antiguo Arzobispado de Toledo se desarrolló un tipo de yugo de campana que en el presente artículo vamos a apellidar como “toledano”, de gran arraigo y difusión. Aplicaremos esta misma
denominación a los yugos de las otras sedes episcopales que formaban parte de la provincia
eclesiástica de Toledo. Esta tipología se caracteriza por su aspecto achatado, ejes acodados y
campana empotrada en el brazo. Es un tipo de yugo apropiado para el balanceo de campanas. En la
primera parte de este trabajo analizaremos sus características formales. Continuaremos viendo la
difusión de esta tipología. Al final trataremos algunos aspectos de la compleja problemática que
entraña su conservación

2. El yugo como contrapeso de la campana

Desde el siglo XVI, o posiblemente antes, los yugos de las campanas de los diferentes territorios
peninsulares, comenzaron a pertrecharse de piezas madera (o piedra) en su parte superior que
contrapesaban el bronce y permitían al campanero tener un mayor dominio del balanceo. Esta
innovación técnica redundaba en una mayor capacidad expresiva de la campana. Existen dos formas
generales de contrapesar las campanas en España:

a/ Hacer a la campana partícipe de su propio contrapeso levantándola por encima del eje de rotación
(ver Ilustración 1).

b/ Situar a la campana por debajo del eje de rotación y compensarla con un voluminoso contrapeso
(ver Ilustración 2).

Ilustración 1: Campana María, Catedral de
Valencia. Foto: Francesc LLOP i
BAYO/Fuente: http://campaners.com
Ilustración 2: Campana de la iglesia de Valdemoro, Comunidad de Madrid (1950).

Cada solución presenta una serie de características técnicas y físicas que determinan el sonido y el
ritmo e intensidad del golpeo del badajo.

Estas dos formas de contrapesar tuvieron diferente aceptación y desarrollo. En el centro y sur de la
antigua corona de Castilla se tendió a emplear la primera opción, mientras que en los territorios de
la antigua Corona de Aragón, y la zona norte de Castilla, se optó por la segunda. No obstante, en
muchas ocasiones la elección de una u otra forma no radica en la tendencia o preferencia
generalizada de un modelo, sino en una necesidad física, como por ejemplo ocurre en la campana
grande de Mondoñedo, la Paula (ver Ilustración 3), cuyo tamaño y la poca altura del ventanal
obligan a levantarla por encima del eje más de lo habitual en una región donde los yugos suelen ser
rectos en su parte inferior y la colocación de la campana por debajo del eje es la tendencia habitual.
Frente a los yugos realizados en la antigua corona Aragonesa, altos y robustos, el toledano presenta
un aspecto más bien achatado, de poca altura, ideado para contrapesar la campana hasta llegar a la
vertical, y no para voltearla de forma continuada, de tal forma que suele ser imprescindible la
presencia de una palanca metálica y curvada desde donde impulsarla.

Ilustración 3: Campana "Paula de la Asunción", Mondoñedo (Galicia). Foto: ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen y LLOP i BAYO, Francesc/Fuente: http://campaners.com



3. Madera de los yugos

La madera de encina era una de las más empleadas para la fabricación de yugos en toda España. Presenta unas características excepcionales (alta densidad, dureza, resistencia al ataque de
xilófagos, hongos y bacterias) que la convirtieron en la más adecuada para la construcción de
yugos. No obstante, en el centro peninsular era muy frecuente (en algunas zonas lo habitual) el uso
de madera de olmo, especie tristemente desaparecida por la grafiosis. Sus cualidades físicas son
inferiores a las de la encina: madera semidura, densidad media y, además, susceptible al ataque de
xilófagos, hongos y bacterias; sin embargo, presentaba otras cualidades adecuadas para la
construcción de este tipo de yugos: el gran diámetro de sus troncos permitía que se pudieran extraer
grandes piezas de madera para elaborar los brazos, que en campanas de gran tamaño podían superar
el medio metro de altura; además, su madera es difícil de hendir (rotura a lo largo de las fibras), lo
cual, como veremos más abajo, beneficia la integridad de la pieza. Por sus características físicas,
esta madera ha sido también muy empleada en la construcción y en la carpintería de carros y navíos.

También se emplearon otros tipos de madera de frondosa, como el álamo negro, el nogal o el roble.
La durabilidad de los yugos dependía en buena medida de las revisiones periódicas, en las cuales,
aparte de reajustar y apretar los herrajes, se preservaba la madera del ataque de hongos y xilófagos
con productos biocidas naturales.

Actualmente se emplean maderas tropicales para la fabricación de yugos. Todas estas maderas
tradicionales están fuera del mercado.


4. Partes del yugo

Analizamos a continuación con detenimiento cada una de las partes del yugo (1).

      4.1. Brazo

El brazo es la pieza de madera donde se sitúa el eje de giro. En el caso toledano, es una
pieza de gran altura. Para levantar la campana por encima del eje es necesario realizar un
cajeado donde van empotradas las asas y la parte superior de la copa, con frecuencia hasta el
tercio. La parte superior del brazo puede ser recta, lo cual ofrece un aspecto de bastante
rudeza, o bien presentar sendos recortes curvilíneos en consonancia con los del contrapeso,
que le aportan mayor elegancia.

Esta pieza es la principal de todo el conjunto y la que determina en buena medida esta
tipología. En el caso de yugos de brazos rectos, como los valencianos o los aragoneses (ver
Ilustración 2), el brazo separa físicamente el bronce y el contrapeso, quedando el primero
por debajo del eje. En el caso toledano esta separación no se produce, puesto que el brazo
está diseñado para levantar la campana por encima del eje y hacerla participe de su propio
contrapeso.

El complejo diseño de esta pieza presenta un problema técnico de conservación, pues las
partes recortadas de la parte superior e inferior, interrumpe la continuidad de fibras que de
extremo a extremo confieren la consistencia y estabilidad necesaria al brazo. En ocasiones
esta continuidad se interrumpe de forma total, lo cual puede provocar que el brazo se hienda,
es decir, que se produzca una rotura en el sentido de las fibras (ver Ilustraciones 5 y 6) .
Desde antiguo, los artesanos locales reforzaban con numerosos herrajes el brazo. Es
frecuente encontrar en este tipo de yugos herrajes semicirculares u oblicuos en los frentes de
los brazos que suelen también recogerse en la parte inferior. Son también muy frecuentes las
abrazaderas en la zona interior del brazo, especialmente coincidiendo con el perno de
sujeción del eje (ver Ilustración 5).

Ilustración 4: Tomellosa (Guadalajara). brazos arrumbados en el campanario.
Ilustración 5: Campana Sagrados Corazones, Getafe (Comunidad de Madrid). Brazo hendido y
reparado con una abrazadera de refuerzo. foto: ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen y LLOP i BAYO,
Francesc/Foto: campaners.com


        4.2. Ejes

Los ejes son dos piezas de hierro insertas en acanaladuras realizadas en la parte inferior de cada lado del brazo, de forma que no entren en contacto con el bronce e impidan la transmisión de la vibración al muro (ver ilustración 7).

Los ejes tradicionales, realizados en forja, tienen forma de doble escuadra. La escuadra inferior eleva el conjunto por encima del eje de rotación. Los ejes acodados son empleados para realzar la campana y aproximar el eje de rotación al centro de gravedad del bronce, que viene a localizarse a 3/8 desde su base. Por lo general, el eje de rotación viene a situarse cerca de la mitad de la altura total de la campana (incluyendo las asas). Las campanas de tres asas de un peso inferior a los 120 kilos (denominadas generalmente esquilas, cimbalillos ocampanillos), a veces carecen de ejes acodados y son sustituidos por ejes rectos.

La escuadra superior ancla la pieza al brazo. El segmento horizontal se embute en una
acanaladura de la parte inferior del brazo. El segmento superior atraviesa el brazo hacia
arriba, donde es atornillado con una gran palomilla o tuerca. Los ejes presentan una serie de
herrajes de refuerzo sin los cuales la estructura podría colapsarse. Unas abrazaderas en los
extremos del brazo suelen envolver también los laterales del codo inferior del eje. En otros
casos solo envuelven el brazo y abrazan por la parte interior el segmento vertical del eje.

Junto a las abrazaderas suelen situarse unos pequeños abarcones que ciñen el segmento
embutido (Ilustración 9). Estos atraviesan el yugo y son atornillados en la parte superior.

Ilustración 6: Campana de Poniente, Cenizate (Albacete). Yugo con brazo hendido. Foto: MARTÍNEZ GARCÍA, Isidro/Fuente: http://elblogdezenizate.blogspot.com.es

Ilustración 7: Esquema del eje acodado y su inserción en el brazo.
Ilustración 8: Antiguos herrajes de campana. Valfermoso de Tajuña (Guadalajara). En el centro puede verse un eje con su forma de doble escuadra.

En ocasiones estos ejes presentan problemas de compatibilidad con el cajeado del centro del yugo, especialmente en campanas romanas de gran anchura de hombros o en campanas de gran tamaño en ventanales con poca luz. En estas circunstancias el cajeado no deja suficiente distancia para embutir el eje en el brazo. Como solución se solía:

1. Rebajar las jambas del ventanal de forma que los extremos del brazo ganen en longitud (ver Ilustración 11).

2. Abrir el ángulo del segmento superior del eje de forma que atraviese oblicuamente el brazo (ver Ilustración 12). Esta última es una solución un tanto arriesgada.

Ilustración 9: Tomellosa (Guadalajara). Eje acodado con abrazadera y abarcón de refuerzo.
Ilustración 10: Iglesia de San Miguel, Brihuega (Guadalajara). Detalle de la palomilla de sujeción del eje y las palomillas de refuerzo.
Ilustración 11: Campana San Joaquín y Santa Leocadia, Catedral Primada (Toledo). Rebaje circular en el muro. Foto: ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen y LLOP i BAYO, Francesc/Fuente: http://campaners.com

Ilustración 12: Yélamos de Arriba (Guadalajara). En rojo la dirección del eje. La parte superior de la pieza atraviesa oblícuamente el brazo.


        4.3. Palanca

Un elemento que no suele faltar en este tipo de yugos es la palanca que permite balancear la
campana gracias a una cuerda atada a su extremo. Suele presentar una curvatura hacia arriba,
aunque también puede ser recta o curvada hacia abajo. La palanca, colocada generalmente
en el lado derecho, atraviesa la mitad superior del brazo, y es anclada por una palomilla o
tuerca en su parte exterior. En pocas ocasiones está situada debajo del brazo.

Ilustración 13: Campanillo, Centenera (Guadalajara). Detalle de la palanza, curvada hacia
arriba.



        4.4. Contrapeso

Sobre el brazo se asienta el contrapeso, compuesto generalmente por dos piezas de madera:
La primera, el contrapeso propiamente dicho, es de gran tamaño y constituye el cuerpo de
esta parte. La segunda pieza es un pequeño cabezal colocado en sentido transversal. Su
función es sujetar los tirantes y los abarcones de sujeción de la campana que son atornillados
en su parte superior con palomillas o tornillos. No obstante, el número de piezas del
contrapeso puede variar; algunos yugos carecen de cabezal, especialmente aquellos sujetos
con cuñas. Es frecuente encontrar, generalmente en campanas de gran tamaño, contrapesos
con con más piezas, pues la fabricación tradicional está sujeta al saber hacer del artesano
local y otras circunstancias inmediatas.

Al igual que ocurre en otras regiones, puede suceder que el interior de los yugos albergue
piezas metálicas que aumenten el contrapeso (ver Ilustración 15).

En puntuales ocasiones los yugos aparecen decorados con tallas a bisel o molduras, aunque
no son muy frecuentes (ver Ilustración 4).

Ilustración 14: Campana Vieja de San Julián, Santa Olalla (Toledo). En esta imagen se aprecian perfectamente las diferentes partes del yugo: brazo, contrapeso y cabezal superior. Foto: LÓPEZ MUÑOZ, Josué/ Fuente: http://eulaliense.blogspot.com.es/

Ilustración 15: Yugo, Iglesia de San Miguel, Brihuega (Guadalajara). Rodeado por el círculo rojo aparece un tapa claveteada que debe ocultar alguna pieza de metal que ayuda a contrapesar el yugo.

Ilustración 16: Campana San Joaquín y Santa Leocadia, Catedral Primada, Toledo. Contrapeso y sujeción con cuñas. Foto: ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen y LLOP i BAYO, Francesc/ Fuente:
http://campaners.com
Ilustración 17: Romanones (Guadalajara). Detalle del cabezal del yugo.


5. Proporciones y distribución de pesos

Los yugos toledanos suelen guardar unas normas y proporciones que se repiten con mucha frecuencia, lo cual nos hace entender que debían ser más o menos conocidas por los carpinteros
locales. La altura de la campana sirve de módulo para calcular las dimensiones del yugo.

Ilustración 18: Esquema con las proporciones aproximadas de un yugo de tipo toledano.

La altura total del yugo viene a corresponderse con la altura de la campana. La altura del brazo
suele ser la mitad del módulo. En torno a una línea imaginaria trazada en la mitad del brazo (a ¼ del
módulo), llega el cajeado de la corona de la campana. Las perfiles recortados de las esquinas
superiores suelen llegan a la mitad del brazo, es decir, a la misma altura que la parte superior del
cajeado central (más arriba hemos comentado los problemas que generan estos recortes). El perfil
superior y el cajeado inferior crean un perfil armonioso que se asemeja al de una V invertida.

Sobre el centro del brazo se asienta el contrapeso, cuya altura se corresponde aproximadamente con
la mitad del módulo. La anchura del contrapeso está determinada por la de los hombros del bronce.
Su parte superior suele rematar en un perfil moldurado, que en algunas ocasiones puede igualar el
diámetro de la boca del bronce. Todas estas proporciones nos deben servir para entender la lógica
constructiva de los yugos, lógica que luego se adaptaba a las necesidades, las materias primas y la
habilidad del artesano local. No obstante, las variaciones de estas proporciones eran generalmente
compensadas con una redistribución de los elementos, aumentando la altura del contrapeso,
empotrando más la campana en el brazo (ver Ilustraciones 1 y 19) o variando la altura de los ejes
acodados (ver Ilustración 20).

La relación de pesos justifica la velocidad de caída de la campana. Si presenta poco contrapeso la
campana va más rápida y el badajo apenas pica el bronce. En cambio si apenas existe diferencia
entre campana y yugo, el volteo es más lento y el badajo golpea con fuerza sobre el bronce. En
estos casos suelen emplearse badajos ligeros con caña de madera; de lo contrario la fuerza de caída
podría ocasionar la rotura del bronce o del badajo.

Ilustración 19: Antigua Campana Gorda, Ajalvir (Comunidad de Madrid). Esta campana, de unos
720 kilos, contaba con un yugo con un potente brazo que permite realzar más de lo normal la
campana. Fotograma del NO-DO del 17 de noviembre de 1958. Disponible en:
http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not-828/1486232/

En este sentido, si comparamos los conjuntos toledanos con los valencianos, en cuanto a proporción
de peso entre campana y yugo, podríamos deducir que los toledanos permiten un movimiento más
rápido de la campana. El valenciano, aparte de presentar una mayor altura, concentra una gran
masa en el cabezal. El espesor del yugo se duplica en esta zona, con el fin de contrarrestar el pie de
la campana, lugar donde se concentra la mayor parte de la masa del bronce (ver Ilustración 21). No
obstante, habría que emprender estudios técnicos más detallados sobre la tipología toledana.

Ilustración 20: El Manuel, torre del Micalet,Valencia. Campana descendida para su restauración. Puede verse el perfil del yugo que aumenta su espesor hasta duplicarlo en su parte superior. Foto: CORRESA i MARÍN, Ignasi /Fuente: http://campaners.com

Ilustración 21: Campana de los Sagrados Corazones, Catedral de Getafe (Comunidad de Madrid). La gran altura de los ejes compensa el pequeño tamaño del yugo. Foto: ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc/ Fuente: http://campaners.com/


6. Sobre la forma de tocar el yugo “toledano”

El yugo de tipo toledano presenta un diseño apto para el balanceo, no tanto para el volteo, forma de
toque que se introdujo tardíamente (a mediados o incluso finales del siglo XIX). Por tanto, el
balanceo bajo (hasta ponerla en horizontal) o alto (hasta la vertical) eran las únicas formas de tañer
las campanas de forma dinámica. Cuando la campana iba hacia afuera el campanero podía hacer
tope con la cuerda en la parte superior del yugo y pararla “en pino” (como se decía en algunos
documentos antiguos) -ver Ilustraciones 22 y 23-. En un antiguo yugo de Brihuega (Guadalajara) se
conserva un suplemento en el extremo derecho del contrapeso que facilitaba esta maniobra de
parada (ver Ilustración 15).

Existen formas locales de tocar con cuerda que posiblemente estén relacionadas con la que acabamos de comentar. En algunos pueblos de Guadalajara (Centenera, Valdesaz y El Sotillo -los
dos primeros pertenecían al arzobispado de Toledo, el último a Sigüenza) las campanas eran
volteadas con una cuerda que era pasada por el brazo y, recogidos ambos cabos, se tiraba y aflojaba
de ellos como si fuera un cigüeñal (ver Ilustración 24). Este sistema permite un gran control sobre la
campana, y facilita con un sencillo movimiento dejarla “en pino”; por tanto, no es descartable que
este sistema sea anterior al volteo, una forma local del balanceo.

Ilustración 22: Yepes, 1983 (Toledo), David Juárez y su hijo José-David Juárez, volteando (forma
local de llamar al balanceo) la "Gorda" y la "Sorda" en el toque de doble de difuntos. ÁLVARO
MUÑOZ Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc/ Fuente: http://campaners.com
Ilustración 23: David Juárez repicando la campana del "reloj" mientra voltea (balancea) la "Gorda" hasta dejarla parada con la copa hacia arriba. Yepes, 1983 (Toledo). MUÑOZ ÁLVARO, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc/ Fuente: http://campaners.com

Ilustración 24: Valdesaz (Guadalajara). Volteo con cuerda como "falso cigüeñal".

Desde mediados del siglo XIX el volteo a mano fue asimilándose en algunos campanarios del
antiguo arzobispado de Toledo, pero no de forma generalizada. Su introducción supuso la irrupción
de un nuevo esquema sonoro y rítmico (el ritmo del volteo es ternario y no binario como el
balanceo). El volteo vino a sustituir al balanceo alto, forma de toque generalmente asociado a las
fiestas (el balanceo bajo suele tener connotaciones fúnebres). Hasta entonces, el balanceo alto era
considerada la más adecuada, expresiva y potente. Al poder controlar de forma absoluta el
movimiento de la campana, pues esta es dejada invertida, podían acompasarse varias campanas o
combinar el balanceo de una o varias con el repique de otras. Estas combinaciones aparecen en
algunos de los toques registrados en Yepes, especialmente en el toque de “Solem” (ver Ilustración
23). Este esquema debió ser también el empleado en la catedral Primada en los conocidos como
“Claustros”(2): toques de coro en los que se empleaban mayor o menor número de campanas según la
clase del día. El volteo en principio no hizo desaparecer el balanceo, sino que se conservó para
determinados toques, pero sin los matices entre alto y bajo que antaño se buscaban. El volteo vino a
asemejarse a los antiguos balanceos altos.

La asimilación del giro completo en algunos casos vino acompañada de ligeras modificaciones en
los yugos. En ocasiones se decidió prescindir de las palancas (ver Ilustración 25). Suponemos que
algunos yugos alcanzaban con dificultad la inercia de giro, lo cual se solucionó aumentando el
contrapeso (ver Ilustración 26) La progresiva asimilación del volteo no se acompañó de un cambio
sustancial en su diseño más allá de estas puntuales modificaciones. Hasta mediados del siglo XX se
han seguido construyendo yugos de madera siguiendo los patrones toledanos (ver Ilustración 27).

Ilustración 25: "Campanillo", Valfermoso de Tajuña (Guadalajara). Yugo sin palanca de volteo. Su escaso contrapeso y su altura no impidieron el volteo a mano del bronce hasta los años setenta.
Ilustración 26: Campanario de la parroquia de San Juan Bautista, Arganda del Rey (Madrid). La campana del centro presenta un suplemento en el contrapeso que bien pudo ser colocado para poder voltearla a mano. Foto: Ayuntamiento de Arganda del Rey/ Fuente: http://archivo.aytoarganda.es/patrimonio/fp.aspx?id=0001
Ilustración 27: Campana del "Montón", Torija (Guadalajara). Este yugo fue realizado en 1951 por el carpintero de la localidad. Fue sustituido en 2013 por otro que mantiene el mismo diseño.

Las diferencias formales de un yugo diseñado para el volteo y el toledano resultan todavía más
evidentes si establecemos una comparación con los yugos diseñados para el volteo con cuerda,
como son los de tipo sevillano (Ilustración 28), valenciano (Ilustración 29) y aragonés (Ilustración
30). Estas tres tipologías comparten una serie de características:

1. Los brazos son de sección más o menos cuadrada para facilitar el enrollamiento y desenrollamiento progresivo de la cuerda. La parte inferior del brazo es recta.

2. Los ejes son rectos y si son acodados no suelen ser de mucha altura.

3. Los cojinetes de las campanas de volteo se componen de dos piezas: un taco de madera y
una pieza de bronce insertada en éste. La de bronce presenta una acanaladura donde
descansa el eje de hierro. El cojinete de bronce resiste bien la fricción del eje, especialmente
intensa en el volteo. En cambio, los yugos toledanos no suelen asentarse sobre cojinetes de
bronce, sino sobre una acanaladura efectuada en el taco de madera. El primer tipo de
instalación resiste muy bien la fricción del volteo de campanas, mientras que el segundo se
desgasta mucho con el volteo. Puede ocurrir incluso que el desgaste de las acanaladuras sea
desigual y la campana quede desequilibrada hasta el punto de imposibilitar cualquier
movimiento.

4. Cuentan además con un contrapeso mucho mayor, que alcanza mayor inercia y permite
varios giros continuados.

Ilustración 28: Iglesia de Santiago, Utrera (Sevilla). Volteo con cuerda de campana. Fuente:
http://campaners.com/php/textos.php?text=1034
Ilustración 29: Volteo de campanas en la torre del Micalet (Valencia). Foto: Manolo GUALLART/ Fuente: http://valenciafiestaytradicion.com

Ilustración 30: Campana "Pilara", Basílica del Pilar, Zaragoza. Campana volteada con cuerda, parada entre toque y toque. Foto: Francesc LLOP i BAYO/ Fuente: http://campaners.com

Sospechamos que la difusión del volteo en el antiguo arzobispado toledano, debe relacionarse de
alguna forma con la desaparición de los toques tradicionales y de los campaneros, cuyo declive
precisamente se inicia en la segunda mitad del siglo XIX. Este proceso guarda ciertos paralelismos
con la asimilación del volteo en la catedral Primada en torno a 1850. Para ello, fue necesaria la
construcción de un piso a la altura de las campanas (el actual del campanario) a unos dos metros del
original que permite voltear a mano con mayor facilidad. El volteo a mano no requiere tanta
especialización como el balanceo con soga, cuya técnica, que implicaba saber parar campanas de
gran calibre con la cuerda, debía requerir bastante experiencia (3). En algunos campanarios de
Guadalajara hemos encontrado ciertas modificaciones similares a las que tuvieron lugar en el de la
catedral Primada; algunos conservan restos de un antiguo piso por debajo del suelo actual. En un
pueblo de esta provincia incluso se instalaban improvisados tablones que apoyaban en los pretiles y
en la caseta del reloj (situada en el centro de la sala) para que los volteadores quedaran a la misma
altura que la campana, y pudieran voltear con facilidad.

La difusión generalizada del volteo fue propiciada por la electrificación de campanas. Hasta
entonces era una forma no del todo generalizada y que se circunscribía a determinadas fiestas,
mientras que las campanas dotadas de motores pueden ser volteadas en cualquier momento. Este
proceso, unido a la desaparición de los campaneros y sacristanes, contribuyó a entronizar el volteo
como única forma de toque, por encima de las formas tradicionales. Su introducción y asentamiento
transformó la percepción que hasta entonces se tenía del balanceo, considerándose ésta última una
suerte de forma imperfecta. Sirva para ilustrar esto una conversación personal con un párroco
recomendándole la conveniencia de sustituir el volteo de campanas por el balanceo (en esta
parroquia las campanas hasta su electrificación eran balanceadas con cuerdas atadas a las palancas). La respuesta del sacerdote fue: “ya, pero el volteo es el volteo”, dando a entender que el volteo es la
forma más festiva y expresiva de tocar las campanas.

Ilustración 31: Interior del campanario de la catedral del Toledo a principios del siglo XX. Foto:
José LACOSTE / Fuente: IPCE-http://toledoolvidado.blogspot.com.es/

Sospechamos que actualmente esta percepción es también extensible en otros territorios que antiguamente formaban parte del antiguo arzobispado. Conviene recordar al respecto, aunque
geográficamente resulte ajena al área que tratamos, una interesante recomendación estética que
aparece en las instrucciones del toque de campanas de la Catedral de Calahorra (editadas en 1882),
y que nos da una idea de la variedad y el grado de sutileza de los toques manuales tradicionales:
“Estas se tocan siempre (las campanas grandes) tirando de la soga del yugo, ya sea a media vuelta floja, esto es, pegando la lengua en un solo lado como en los funerales de Papas, Reyes y Obispos, ya poniéndolas derechas, como en los signos de siete a ocho de la mañana y de dos a tres de la tarde y mientras se repica en las primeras Clases, o ya volteándolas, lo que puede hacerse en dichas primeras Clases, pero que no se debe si no se sabe, o no se pueden voltear alternativamente y a riguroso compás. Más fácil y acaso más grave es tocarlas a compás alternativamente poniéndolas tan solo derechas”(4).
 A finales del siglo XIX todavía eran conscientes de que el volteo era una forma de tocar las campanas, pero no la única, y en ocasiones no la más adecuada.

Ilustración 32: Campanario de la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción de Colmenar Viejo
(Madrid). A la izquierda campana romana con yugo toledano, que por su altura solo puede ser
balanceada con cuerda desde el piso del campanario. El resto de campanas con yugos de hierro y
motores de volteo. Fuente: https://www.verpueblos.com


NOTAS

(1) - La terminología es genérica, no hemos encontrado una denominación local para definir cada una de las partes. Empleamos la terminología empleada en BARRERA, Albert: “Jous de fusta per a campanes manuals i motoritzades. Problemàtica i solucions tècniques de les instal·lacions de Cheste i Vilafamés”, Campaners,1993 (6). Disponible en http://campaners.com/php/textos.php?text=1478 (consulta 01/08/ 2017).
(2) - ALONSO MORALES, Mercedes: “El tañer de las campanas de la Catedral de Toledo”, en Toletum. Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, 56 (2009), pp. 209-219. Disponible en http://realacademiatoledo.es/wp-content/uploads/2013/12/files_toletum_0056_12.pdf (Consulta 23/08/2017).
(3) - ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc: “Catedral Primada. Toledo (Castilla-la Mancha)”, en http://campaners.com/php/campanar.php?numer=421 (consultado 04/08/2017).
(4)- FORMA o modo de tocar las campanas de esta Santa Iglesia Catedral de Calahorra. Calahorra, 1882, p. 14. Disponible en: http://campaners.com/php/textos.php?text=6749 (Consulta 02/08/2017).